Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

Sobre los atentados de Hamas contra civiles israelíes

En esta guerra, “tenemos lado”

La actual situación en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel ha generado múltiples posicionamientos en todo el mundo. No es sorpresivo que los gobiernos de los países imperialistas y de muchos de sus lacayos nacionales apoyen a Israel “contra el terrorismo de Hamas”. Sí es muy preocupante que algunos sectores que reivindican ser “de izquierda” y apoyar la causa palestina hayan salido a poner un signo igual entre ambas partes del conflicto. Una posición que, además de ser equivocada, favorece claramente al ocupante israelí.

Por Alejandro Iturbe

Es el caso de Guillermo Boulos, diputado y principal figura pública del PSOL del Brasil. En una entrevista reciente, Boulos declaró que “su defensa de los derechos del pueblo palestino es pública”. Sin embargo, “Ahora, condeno sin medias palabras ataques violentos a civiles, como los que mataron, en las últimas horas a 250 israelíes y 232 palestinos. Dejo mi solidaridad a las víctimas y sus familiares”[1].

El primer error conceptual de Boulos es “olvidar” el origen de este conflicto y, basado en eso, poner un signo igual entre el pueblo palestino y la población israelí. En 1948, Israel fue fundado sobre la base de la expulsión con métodos violentísimos, por parte del sionismo, de cientos de miles de palestinos de sus tierras y del robo de la mayor parte del territorio histórico de Palestina. Allí, con apoyo del imperialismo estadounidense, de la ONU y de la burocracia estalinista, se instaló una población judía trasplantada (una población de “ocupantes”) que se beneficia de esa situación y, por ello, en su inmensa mayoría la defiende y la apoya. Desde 1948, Israel ha ido aumentando su dominio y la apropiación de territorios palestinos que también son ocupados por inmigrantes judíos[2].

Existen, claro, algunas excepciones a este apoyo sólido y masivo de la población israelí a esta situación. Es el caso del profesor e historiador Ilán Pappé, autor de numerosos libros contra esta, que, por eso, fue despedido de su trabajo en la Universidad de Haifa y obligado a exiliarse en Gran Bretaña. Pero se trata de casos individuales: la mayoría de la población judía de Israel apoya y defiende la “guerra contra los palestinos” y sus acciones, y al gobierno de Benjamín Netanyahu que la lleva adelante en la actualidad. Es la consecuencia política de su carácter de “población ocupante y usurpadora” que es consciente de que sus privilegios provienen de eso.

Recientemente, antes de los últimos hechos, hubo movilizaciones de sectores de la población judía israelí contra el gobierno de Netanyahu, con críticas a su política hacia los palestinos. Por diversas razones, estos sectores quieren una política de “paz y negociación”[3]. Pero esas “aspiraciones” parten de la base de la situación territorial actual: es decir, de mantener el robo y la usurpación que significó la creación del Estado de Israel y que, desde 1948, se ha acrecentado.       

El pueblo palestino, por su lado, ha sufrido la expulsión violenta de sus tierras y parte importante debió partir hacia el exilio forzado. Los palestinos que permanecieron en el territorio histórico quedaron divididos en tres sectores. Aproximadamente, 1,5 millones viven en el actual territorio israelí como “ciudadanos de segunda”. Más de tres millones viven en Cisjordania, bajo condiciones de ocupación y control del ejército israelí (con el apoyo colaboracionista de la Autoridad Nacional Palestina) y permanente agredidos por los colonos judíos de origen ruso, que los han expulsado de sus barrios en Jerusalén y les quitan cada vez más tierras de uso agrícola. Más de dos millones viven hacinados y virtualmente encerrados en la estrecha Franja de Gaza, en condiciones cada vez más difíciles por los permanentes ataques israelíes que destruyen hospitales y servicios públicos. No es casual que este territorio haya sido calificado como “el campo de concentración más grande del mundo”[4].

“Tenemos lado”

A diferencia del “olvido” de Boulos, frente a un conflicto que se expresa militarmente, debemos hacernos una pregunta muy sencilla: ¿quién es el opresor/agresor y quién es el oprimido/agredido? Hay que dar completamente la espalda a la realidad para no ver que, en este conflicto, el opresor/agresor es el Estado de Israel y la población judía que usufructúa esa situación y que el oprimido/agredido es el pueblo palestino que sufre esa realidad desde hace décadas.

A partir de la respuesta a esta pregunta, los socialistas “tenemos lado” en esta lucha: el del pueblo palestino contra Israel y su población ocupante. O, para decirlo con palabras de Lenin: “tenemos patria”, en lo que él llamaba “guerras justas” de los oprimidos contra los opresores[5].

Lenin era totalmente consciente que “toda guerra acarrea, inevitablemente, horrores, ferocidades, calamidades y sufrimientos”. En ese marco, consideraba que había guerras que tenían un “carácter legítimo, progresista y justo de la ‘defensa de la patria’ o de una ‘guerra defensiva’”. Para él, este carácter “justo” era “independiente de quién atacara primero”.

Lo central era la definición de los lados en conflicto. A partir de ahí, “los socialistas tenemos patria”: la de “los oprimidos y menoscabados en sus derechos” contra los “opresores, esclavistas y expoliadores”. Solo a partir de esta definición básica, podemos considerar otras cuestiones tales como el carácter de la dirección de la “guerra justa” y sus acciones en ella.  

Aunque diga “defender la causa palestina”, en esta lucha Boulos ha elegido “no tener patria”: opresor y oprimido son iguales, y las acciones de cada lado en la guerra deben evaluarse con el mismo parámetro. En realidad, Boulos sigue como una sombra la posición del gobierno burgués de Lula-Alckmin, en el Brasil, al que apoya sin condiciones[6].

Una lucha desigual

En el marco de “olvidar” el carácter básico del conflicto entre Israel y los palestinos, Boulos omite otra cuestión fundamental: el carácter totalmente desigual de las fuerzas en lucha. Israel posee uno de los ejércitos más poderosos del mundo, con modernísimo armamento y tecnología, además de recibir el apoyo incondicional del imperialismo estadounidense (a cuyo servicio actúa) y la complicidad de muchos otros gobiernos en el mundo (como es el caso del gobierno brasileño). Los palestinos, con voluntad y heroísmo, luchan y resisten de la forma en que pueden hacerlo: a veces, solo con piedras contra tanques (como en las Intifadas), otras, con atentados realizados con materiales de fabricación casera.

Por eso, solo se refiere a los últimos hechos y no dice una palabra de que, como respuesta a los recientes atentados realizados por Hamas, además de los bombardeos, el gobierno israelí monta un “cerco total” a la Franja de Gaza para dejar “sin agua, electricidad o comida” a su población[7]. Es la misma táctica que usaron los nazis ante el levantamiento de la población judía cercada en el Gueto de Varsovia, en 1943, antes de entrar a arrasarlo.

Algo similar prepara el gobierno israelí: ya ha convocado 300.000 reservistas (que se suman a los 173.000 soldados en servicio activo), como paso previo de una operación militar de gran escala para invadir la Franja de Gaza, masacrar a su población, y tomar control militar absoluto de este territorio[8]. Con la soberbia del opresor que se siente fuerte, Netanyahu declaró: «Estamos en guerra y vamos ganar. Nuestro enemigo pagará un precio que nunca conoció».

Incluso antes de estos últimos hechos, la desigualdad en esta lucha se expresaba en las víctimas de cada lado. En 2021, un trabajo del site statista (The Human Cost of the Israeli-paelstinian conflict”), basado en datos de la ONU, informaba sobre los muertos y heridos de cada lado. La conclusión es que hubo 5.590 víctimas fatales palestinas y 251 israelíes[9].

Un argumento que se reitera 

Boulos “condenó los ataques violentos a civiles [israelíes]realizados por Hamas. Apela a un argumento que siempre utilizaron el imperialismo y los opresores (que realizan esos ataques de modo permanente y en mucha mayor medida contra pueblos oprimidos) cuando una fuerza de resistencia se ve obligada a realizar ese tipo de acciones. Veamos el ejemplo de la guerra por la independencia de Argelia.

Argelia es un país árabe del Norte de África. En el siglo XIX fue colonizado por los franceses. A partir del siglo XX, millares de colonizadores franceses se trasladaron a Argelia para explotar plantaciones en las planicies costeras y vivir en los mejores barrios de las ciudades argelinas, beneficiándose con la confiscación de tierras y propiedades de los argelinos, que realizaron los gobiernos franceses. Estos colonos europeos eran llamados pieds-noirs (pies negros). Seguían siendo ciudadanos franceses, derecho que se les negaba a los argelinos, que vivían cada vez peor. Los pied-noirs eran totalmente conscientes de cuál era la base sobre la que se asentaban sus privilegios y defendían a fondo la situación colonial. Una situación que tiene mucha similitud con la de lo que ocurre en la Palestina ocupada. 

En 1954, se formó el FLNA (Frente para la Liberación Nacional de Argelia) y su brazo militar, el ELN (Ejército de Liberación Nacional), que iniciaron la lucha por la independencia. Francia respondió enviando 500.000 soldados que, además, contaban con aviación y paracaidistas. Con la ayuda de las bandas armadas de los pied noirs, bombardeaban aldeas argelinas y luego entraban para detener, torturar o asesinar a sus habitantes.

Los rebeldes intentaban compensar esta desigualdad con moral combatiente y acciones guerrilleras y atentados sorpresivos. Entre 1957 y 1958, el FLNA y el ELN lanzan la llamada Batalla de Argel, una ofensiva de ataques y atentados a blancos militares y civiles franceses (incluidos cafés, tiendas y escuelas), en un intento de debilitar la moral de los colonos y avanzar en el control de algunas regiones de la capital del país.

Ante esos atentados, el imperialismo francés lanzó una campaña internacional (de la que se hicieron eco los grandes medios) acusando al FLNA-ELN de “terrorismo cruel”. Es el mismo argumento que hoy utilizan los criminales sionistas, el imperialismo y sus agentes. La respuesta de Ahmed Ben Bella (principal dirigente del FLNA) ante esas acusaciones fue la siguiente: expresó que si les daban la misma cantidad de aviones y armas que tenían las fuerzas francesas, su organización se comprometía a dejar de hacer atentados contra civiles.

Por nuestra parte, reivindicamos un concepto expuesto por el fundador de la LIT-CI, Nahuel Moreno, en 1985, al analizar el “terrorismo” palestino (es decir, las acciones contra la población civil israelí): «Lo esencial para nosotros es que ese terrorismo es producto de la desesperación de los jóvenes palestinos que viven en condiciones similares a las de los campos de concentración nazis”[10].

Algunas consideraciones finales

Hemos abordado el debate sobre las acciones de Hamas a partir de la caracterización básica del llamado conflicto palestino-israelí y su raíz (la creación de Israel en 1948). Desde su fundación (1982), la LIT-CI siempre ha tenido una posición muy clara en esta lucha: apoyo a la lucha del pueblo palestino contra Israel. Era la continuación de las elaboraciones de la corriente morenista (y de la mayoría del trotskismo de la época) desde la propia creación del Estado de Israel y las guerras que se sucedieron en países árabes[11]

Este apoyo se concretó en la consigna “Por una Palestina, Laica y No Racista” que era el eje central del programa fundacional de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) en 1964, y que la OLP comenzaba a abandonar para “enterrarla” definitivamente con los acuerdos de Oslo, en 1993[12].  Este objetivo está en el “corazón y las mentes” del pueblo palestino, ahora bajo la forma de “Por una Palestina Libre del río [Jordán] al mar [Mediterráneo]”. Es la consigna por la cual lucha el pueblo palestino. Pero, además, esto lo lleva a enfrentarse con los dirigentes traidores de la OLP y con los pueblos de los países árabes y los gobiernos y regímenes de esos países que también la han abandonado y han firmado la “paz” con Israel, reconociéndolo como “Estado legítimo”[13]

Consideramos que este objetivo solo puede lograrse a partir de la derrota y la destrucción del Estado de Israel, cuya creación es la raíz del conflicto palestino-israelí desde hace décadas. A partir de esta comprensión, hemos debatido fuertemente con muchos sectores de la izquierda que proponen la llamada solución de “los dos Estados” (uno judío y otro palestino) coexistiendo lado a lado. Esta propuesta es, en realidad, una adaptación del criterio utilizado por la ONU y el imperialismo para crear Israel, en 1948[14].

Al mismo tiempo, con un análisis marxista de los procesos políticos y sociales, afirmamos que no existe ninguna posibilidad de transformar a Israel y a su población judaica de ocupantes y usurpadores en “otra cosa” por un “camino pacífico” y de “convencimiento”. La razón es muy profunda: nunca los opresores y usurpadores van a entregar sus privilegios “por las buenas”. Solo lo harán después de una durísima lucha, de los explotados y oprimidos, que los derrote. Quienes, desde la izquierda, proponen este “camino pacífico” no hacen más que repetir el “pacifismo burgués” que Lenin criticó duramente.

Por eso, reivindicamos su criterio (tomado del viejo general alemán Carl von Clausewitz) de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Toda lucha de los oprimidos contra los opresores que se desarrolle lleva, casi inevitablemente a una guerra contra ellos. Y toda guerra, incluso las “guerras justas”, conlleva la utilización de métodos crueles. Más aún si se libran en gran desigualdad de fuerzas. Por eso, no “condenamos” las acciones de Hamas. Las consideramos acciones totalmente válidas de una guerra de resistencia y liberación nacional, que golpean y ayudan a desmoralizar al enemigo, en el camino de derrotarlo.

Excede el objetivo de este artículo realizar una caracterización de Hamas y de las diferencias que la LIT-Ci tiene con esta organización. La esencial es que mientras nuestra propuesta es “Palestina, Laica, Democrática y no Racista”, Hamas propone el objetivo de un Estado Palestino Islámico, similar al que existe en el Irán de los ayatolás. Hemos desarrollado este debate en varias ocasiones.

Sin embargo, lo importante para nuestra posición hoy es que su propuesta programática implica también la destrucción del Estado de Israel. Al mismo tiempo, más allá de algunos intentos de ser “reconocida” para entrar en la negociación de “los dos Estados”, mantiene su lucha contra Israel. Por otro lado, su gobierno en la Franja de Gaza también mantiene a este territorio (aunque con un criterio de “dictadura islámica”) como el único territorio palestino no controlado por Israel, a diferencia de Cisjordania, que ya es de hecho una posesión colonial con la colaboración de la ANP.

Por eso, Israel quiere someter y arrasar Gaza a través de bombardeos y bloqueos. Y lo hace incluso con la colaboración de gobiernos de países árabes como el egipcio[15]. Su ataque a Hamas es parte de este objetivo. En 2007, este site publicó un artículo que analizaba: Hamas está siendo perseguido por el imperialismo, al servicio del Estado de Israel y su política genocida, no por ser ‘terrorista’, como ellos dicen, ni por ser una dirección fundamentalista religiosa. El problema reside en que mantiene en su programa el llamado a la destrucción de Israel y su denuncia de los Acuerdos de Oslo…]”[16].

Un análisis que mantiene toda su validez en la actualidad. Por eso, quienes se revindican de izquierda y critican las acciones de Hamas en su lucha contra Israel no hacen más que favorecer al Estado sionista y al imperialismo que lo apoya.

Las tareas inmediatas para los socialistas son muy claras: apoyo incondicional al pueblo palestino y su lucha contra Israel y defensa de la Franja de Gaza ante el ataque genocida que prepara Israel. Todo lo que vaya contra esas tareas juega para el enemigo.   


[1] https://www.metropoles.com/sao-paulo/boulos-nao-condena-hamas-e-ex-secretario-deixa-sua-pre-campanha (original en portugués, traducción nuestra)

[2] Ver, entre otros artículos publicados en este site: Nakba: los jóvenes no olvidaron – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[3] Ver https://litci.org/es/74690-2/

[4] https://www.eldesconcierto.cl/cartas/2018/04/06/el-estado-de-israel-tiene-en-la-franja-de-gaza-el-campo-de-concentracion-mas-grande-del-mundo.html

[5] Ver V. I. Lenin (1915): El socialismo y la guerra. (marxists.org)

[6] Lula pide intervención internacional en conflicto palestino-israelí – Prensa Latina (prensa-latina.cu)

[7] Israel anuncia «cerco total»: sem água, eletricidade ou comida para Gaza – Revista Fórum (revistaforum.com.br)

[8] Em preparação para invasão de Gaza, Israel convoca 300 mil reservistas e orienta palestinos a saírem de casa | Mundo | G1 (globo.com)

[9] https://www.statista.com/chart/16516/israeli-palestinian-casualties-by-in-gaza-and-the-west-bank/

[10] Tomado de Nahuel Moreno: Conversaciones con Nahuel Moreno (morenopmi.blogspot.com)

[11] Ver, por ejemplo, N. Moreno (1982): Polemica sobre Medio Oriente. (marxists.org)

[12] Oslo, la paz de los cementerios para la continua Nakba – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[13] En este sentido, ver: La “cuestión palestina”: punto central de la revolución árabe – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[14] Palestina | Sobre la falsa solución de los “dos Estados”. – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[15] Egipto articula una negociación para que Hamas retroceda – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[16] Salio el periodico Al Baian Socialista – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

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