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Palestina

Cisjordania: el otro frente del ataque israelí a los palestinos

Palestinian demonstrators hurl stones at Israeli forces during a protest over tension in Jerusalem and Israel-Gaza escalation, near Hawara checkpoint near Nablus in the Israeli-occupied West Bank, May 14, 2021. REUTERS/Raneen Sawafta
diciembre 12, 2023

Ante el ataque genocida de Israel a la Franja de Gaza, los medios internacionales han centrado su atención en la situación en ese territorio. En este artículo, intentaremos analizar la situación de Cisjordania, el otro territorio palestino bajo ocupación israelí, que también sufre una agresión permanente por parte del Estado sionista.

Por Alejandro Iturbe

Para ello, nos parece necesario hacer un breve resumen de su historia y cómo se llega a la situación actual. Lo hoy se llama Cisjordania (que significa “de este lado del río Jordán”) formaba parte del Mandato Británico de Palestina, creado por la Sociedad de las Naciones, en 1918, luego de la derrota del Imperio Turco en la I Guerra Mundial y de su desmantelamiento. Es todo el territorio de ese Mandato (“del río [Jordán] al mar [Mediterráneo]”) que el pueblo palestino reivindica con justicia como su país porque lo habitan desde hace siglos, como una parte específica de los pueblos de lengua árabe.

En los mapas de la época no hay ninguna referencia a Cisjordania como un territorio diferenciado. Tampoco figuraba en la Declaración Balfour (1917) del gobierno británico, en la que se respaldaba el proyecto del sionismo de “establecer un ‘hogar nacional judío’ en Palestina”. En ese momento los judíos representaban una muy pequeña minoría de los habitantes de Palestina. Esta declaración se considera el primer apoyo explícito del imperialismo a lo que sería en 1947-1948 la creación del Estado de Israel. Significó, además, la alianza explícita del sionismo con el imperialismo para ponerse a su servicio.

A partir de ella, y del acuerdo franco-británico conocido como Sykes-Picot (1916), varias potencias europeas apoyaron activamente el esfuerzo sionista de trasladar judíos europeos para radicarse en Palestina. Igualmente, seguían siendo una minoría en ese territorio en el que, en 1931, vivían 750.000 palestinos y 175.000 judíos.

Esta inmigración de judíos europeos dio un salto durante la II Guerra Mundial con muchos que huían de la persecución nazi y, luego de terminada la guerra, con muchos sobrevivientes del holocausto. Incluso así, los habitantes judíos continuaban siendo minoritarios en Palestina, donde habitaban 1.300.000 palestinos y 600.000 judíos.

La resolución de la ONU de 1947

Es en esa situación que el 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU vota laResolución 181 que divide el Mandato Británico de Palestina y le otorga al futuro Estado de Israel y a la población judía (como vimos, en su mayoría inmigrantes europeos recién llegados) 52% de ese territorio. Esa resolución fue votada con el respaldo del imperialismo estadounidense, sus aliados imperialistas en la II Guerra Mundial (Inglaterra y Francia) y, también, por la URSS dirigida por el estalinismo (un hecho que después los estalinistas intentaron ocultar). Es importante destacar que incluso en el territorio otorgado a Israel, la población judía era minoritaria: 900.000 habitantes palestinos contra los 600.000 judíos, de los que ya hemos hablado y que, como máximo, eran propietarios de 6% de la tierra y de las casas.

Con esta resolución la ONU legalizaba un terrible robo de territorio palestino (un objetivo que estaba en la raíz del proyecto sionista desde el siglo XIX). EE.UU. y sus aliados impulsaron y respaldaron ese proyecto para crear un enclave imperialista militar y geográfico en el corazón del mundo árabe con sus grandes riquezas petroleras.

Los judíos europeos venían de sufrir una terrible persecución y un atroz genocidio por parte de los nazis, y el mundo estaba horrorizado por ello. ¿Quién podría oponerse a la creación de un territorio donde los judíos pudieran “vivir en paz” y “reponerse de sus heridas”? Pero este justo sentimiento fue utilizado por el imperialismo y los sionistas para ocultar el verdadero contenido de lo que estaba sucediendo: desde hacía siglos, en ese territorio vivía el pueblo palestino y, por lo tanto, era necesario robarle sus tierras y expulsarlo de ellas.

La Nakba

Por eso, el sionismo creó organizaciones armadas, como Ergún, Haganá y Lehi, que actuaban contra los palestinos. Fue el punto de partida de lo que los palestinos llaman la Nakba: una feroz ofensiva de limpieza étnica llevada a cabo por las organizaciones sionistas armadas, con métodos sanguinarios. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido en la aldea de Deir Yassin, ya en 1948 (cerca de Jerusalén): para expulsarlos de sus propiedades, 200 de sus 600 habitantes fueron asesinados (incluyendo ancianos, mujeres y niños).

El 14 de mayo de 1948, fecha establecida por la ONU para la entrada en efecto de la Resolución 181, Gran Bretaña se retira del territorio palestino. Israel aprovechó la nakba y varios meses de “limpieza étnica” para apropiarse de 26% adicional de territorio sobre lo que se había adjudicado a los palestinos por esa resolución.

Esta “limpieza étnica” (bajo la benevolencia del imperialismo y del estalinismo) dieron como resultado que sólo quedaran 138.000 palestinos en el territorio adjudicado a Israel. El resto había sido expulsado. Después de realizar la nakba, Israel votó la “ley de ausentes”: las tierras y casas de los palestinos expulsados eran expropiadas por el Estado y adjudicadas a los habitantes judíos “presentes”, que así pasaron a ser dueños de 90% de las propiedades.

Los palestinos expulsados se vieron obligados a ir hacia distintos destinos como la actual Cisjordania (en algunos casos, hacia campamentos de refugiados como el de Jenin) o hacia la Franja de Gaza. Otros partieron hacia el exilio en países árabes (especialmente Jordania, Líbano y Siria), donde muchos también viven en campamentos de refugiados, o a regiones más alejadas, como EE.UU. y Latinoamérica.

De esta forma, este pueblo quedó dividido en tres sectores: los que viven dentro de las fronteras del territorio apropiado por el estado sionista, los que viven en Gaza y Cisjordania, y los que partieron al exilio. Así nació la tragedia de este pueblo, provocada por la creación del Estado de Israel. Así comenzó también la lucha de este pueblo por recuperar su territorio histórico.

Desde 1948

El territorio del viejo mandato británico adjudicado a los palestinos quedó “cortado en dos” por Israel: una parte oriental (desde el río Jordán hasta Jerusalén Este) y una parte occidental (la franja de Gaza), que vieron cada vez más disminuida su superficie como consecuencia de nuevas “apropiaciones” israelíes.

Entre 1948 y 1949, se desarrolló la primera guerra árabe-israelí, que terminó con el triunfo israelí. El 24 de febrero de 1949, se firmó el armisticio entre ambos bandos. Por ese acuerdo, la Franja de Gaza quedó bajo administración egipcia y Cisjordania bajo administración jordana. El documento le asigna a Cisjordania una superficie de 5.860 km2 que incluía la parte Este de Jerusalén. Actualmente viven en Cisjordania más de 3.000.000 de palestinos.

En 1967, luego de la llamada “Guerra de los Seis Días”, que terminó con una nueva victoria israelí, Israel anexó y ocupó militarmente los territorios de Gaza y Cisjordania (desde ese hecho, se generalizó llamarlos “territorios palestinos ocupados”).

La población palestina resistió de modo permanente esta ocupación, y la expresión más alta de esta resistencia fue la Primera Intifada (revuelta popular, en árabe), que explotó a partir de 1987: miles de jóvenes palestinos de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este (algunos casi niños) enfrentaban los tanques y a los soldados israelíes con hondas y piedras. Sus imágenes recorrieron e impactaron al mundo.

A pesar de la terrible represión israelí (hubo cerca de mil muertos palestinos), la Intifada se mantenía. Esto comenzó a generar una profunda crisis en la moral de los jóvenes soldados israelíes que, en defensa de Israel, manifestaban estar dispuestos a matar a soldados enemigos y “terroristas” pero que ya no soportaban más matar a jóvenes desarmados.

Los acuerdos de Oslo

El imperialismo yanqui y los dirigentes sionistas comprendieron que esta situación abría la posibilidad de una derrota política y militar de Israel. Ante ese peligro, comenzaron a impulsar el camino de “negociación” que llevaría a los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993-1994 entre Yasser Arafat, presidente de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) y el gobierno israelí, con la intervención de Bill Clinton, entonces presidente de EE.UU.[1]

Por esos acuerdos, la OLP reconoció la legitimidad de la existencia del Estado sionista y firmó “la paz” con él. En realidad, fue una verdadera traición a la lucha del pueblo palestino. Una traición que ya había cometido el régimen egipcio con los acuerdos de Camp David, en 1979[2] y el régimen jordano, en 1984.

El ejército israelí, supuestamente se retiraba de los territorios ocupados y los entregaba a un “gobierno palestino”: la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que los administraría. Arafat y Al Fatah (la principal corriente política de la OLP) defendieron estos acuerdos diciendo que este era el primer paso de un camino que, en el futuro, llevaría a la constitución de un pequeño Estado palestino independiente con el criterio de “los dos Estados”. En diversas ocasiones hemos debatido con esta “falsa solución” a la lucha de los palestinos por recuperar todo su territorio histórico[3].  

La ANP es una administración colonial

Pero incluso si se acepta la estrategia de esta falsa solución, la realidad fue completamente distinta: Gaza y Cisjordania nunca tuvieron autonomía de Israel. En primer lugar porque fueron “cercadas” y sus fronteras quedaron bajo control militar israelí, tanto en el paso de palestinos hacia Israel como hacia y desde el exterior (frontera con Jordania). Lo mismo sucede con su comercio exterior.

La Franja de Gaza quedó comprimida y aislada entre Israel y el mar. En tanto, Cisjordania fue “cortada en pedazos”, en tres categorías de áreas: A, bajo control civil y policial de la ANP; B, bajo control conjunto de la ANP y militares israelíes; y C, bajo control militar y civil exclusivo de Israel. Esta última zona es la única con continuidad territorial y rodea y fragmenta las zonas A y B. Esto significa que, incluso para ir de una zona propia a otra, los palestinos deben atravesar controles israelíes. A finales de 2010, había 99 puestos de control israelíes y 505 obstrucciones de varios tipos en carreteras que dificultan la libre circulación de los palestinos en Cisjordania.

Lo mismo pasa con cualquier tipo de desarrollo económico autónomo, que está supeditado y controlado por Israel. Baste decir que la moneda de uso corriente en Cisjordania es el shekel israelí. En 2022, la economía palestina se ubicaba 157 en un ranking de 197 países, con una dinámica de descenso. En ese marco, las condiciones de supervivencia y empleo son muy difíciles. Los índices de desocupación son altos, especialmente entre la juventud[4].

No es casual entonces que, en 2022, 130.000 palestinos de Cisjordania se vieran obligados a ir todos los días a trabajar en construcciones, agricultura e incluso en fábricas en el territorio apropiado por el estado sionista[5]. Para ello, deben obtener permisos de las autoridades israelíes y atravesar los lentos y rigurosos controles fronterizos que a veces demoran horas. Muchas veces es la única alternativa de empleo que tienen y, además, obtienen mejores salarios que en Cisjordania. Una reciente película (A 200 metros), escrita y dirigida por el palestino Ameen Nayfeeh, muestra un poco de esta realidad[6].

Finalmente, Israel ha continuado robando propiedades palestinas, tanto urbanas en Jerusalén Este como tierras de uso agrícola. En ellas se han instalado los nuevos inmigrantes judíos de origen ruso, llegados a partir de 1990, tras la caída de la ex Unión Soviética. Se estima que ya hay 800.000 de estos “colonos” (200.000 de ellos en Jerusalén Este).  

Como si todo esto fuese poco, Israel comenzó a construir una “barrera de separación” entre su territorio y Cisjordania, un alto y grueso muro de cemento en la mayor parte de su extensión, ya construido casi totalmente. La construcción de este muro no solo tuvo efectos de aislación y control de Cisjordania.

Por un lado, dejó “dentro” de Israel a Jerusalén Este y las “colonias” apropiadas. Por el otro, tal como señalan la propia ONU y Amnistía Internacional significó el derribo de viviendas palestinas, la destrucción de olivares y de tierras de cultivo palestinas, mayores dificultades al movimiento entre poblaciones palestinas, aumento de los controles del ejército israelí, y efectos negativos en la demografía y la economía de Cisjordania[7]. Incluso hubo familias palestinas que quedaron divididas y separadas por el muro[8].

Sobre la base de todo lo que hemos analizado, la ANP no significó ningún paso hacia la constitución de un verdadero gobierno palestino en los territorios. Por el contrario, se transformó en un agente del dominio colonial israelí sobre esos territorios, cuyo aparato y fuerzas policiales están al servicio de ese dominio. A partir del triunfo de Hamas en las elecciones de 2006 y su ruptura con la ANP, la situación de la Franja de Gaza pasó a ser totalmente diferente de la de Cisjordania[9].

Surge una nueva burguesía palestina

La cuestión de la ANP no es solo su papel político. Es más profundo que eso, ya que, basada en esta política de “agente colonial”, incluso en las terribles condiciones generales de Cisjordania, ha ido surgiendo una burguesía palestina que encuentra espacios de desarrollo y se “entrelaza” con la ANP y Al Fatah.

Esta nueva burguesía palestina surge por los diversos caminos que permite la “situación colonial”. El primero es la administración de los fondos y las instituciones que maneja la ANP (que le son entregados por Israel) como un “banco palestino”, hospitales, escuelas, universidades, correo, etc. Además de los trabajadores que estas instituciones emplean, se genera un “clientelismo” y una dependencia de una parte de la población hacia la ANP.

En segundo lugar, sectores económicos tradicionales, como el cultivo de olivares y la producción de aceite de oliva, exportan sus productos a Israel o a través de este país y, para ello, se asocian cada vez más al Estado y a empresas israelíes[10].

Algunos de estos “nuevos empresarios” palestinos cruzan barreras sin problemas. La ya citada película A 200 metros muestra a los intermediarios que, en Cisjordania, contratan a trabajadores palestinos que van a trabajar a Israel y les facilitan el conseguir los permisos necesarios.

Pero, sin dudas, el límite más repugnante que cruzaron se hizo público al estallar el escándalo sobre que varios ministros de la ANP y empresarios palestinos intervinieron en operaciones comerciales de venta de 420.000 toneladas de cemento egipcio a Israel, destinadas a la construcción del Muro de Separación. Los presuntos implicados ayudaron a ganar a empresas palestinas sumas millonarias con esas ventas a compañías constructoras de Israel que participan en esas obras”[11].

Un caso único pero emblemático de esta burguesía palestina es el de Munib al Masri, de 79 años, que reconoce tener una fortuna de mil millones de dólares y un holding de 35 empresas, con inversiones en países árabes y otras regiones del mundo. Vive en una lujosísima mansión en Nablus, copia de una villa italiana. Más allá de su carácter excepcional, es interesante saber que fue gran amigo de Yasser Arafat y “se codea con dirigentes de todo el mundo”. Masri impulsa activamente “la paz entre Israel y los palestinos, a través de la política de “los dos Estados”[12].  Por supuesto que hoy Masri apoya a la ANP presidida por Mahmoud Abbas y Al Fatah.

La resistencia continúa y Abbas se debilita políticamente

En el marco de la comprobación del verdadero significado de los Acuerdos de Oslo, la resistencia palestina en Cisjordania, en especial entre la juventud, se mantuvo permanentemente a través de distintas expresiones. Al mismo tiempo, crecieron el desprestigio y los cuestionamientos a la ANP y Abbas. Un proceso parecido se daba en la juventud palestina en el exilio en Jordania, Líbano y otros países.

Ya la Segunda Intifada, desarrollada entre 2000 y 2004, expresaba ese cuestionamiento de la juventud a la política de la ANP: esos jóvenes salieron a enfrentar las fuerzas y a los colonos israelíes con métodos “más duros” que los de la Primera Intifada. Israel respondió con una sangrienta represión: se estima que hubo más de 4.000 palestinos asesinados. Por su parte, la ANP, una vez finalizada la Intifada, buscó cooptar a sus participantes más activos e integrarlos a sus fuerzas policiales.

En 2011, al calor del impacto de la llamada “Primavera Árabe”, se produjo un hecho inédito: jóvenes activistas palestinos en los territorios y en el exilio organizaron una jornada en recuerdo de la nakba y “perforaron” las fronteras israelíes. Lo hicieron de “afuera hacia adentro” porque tenían mejores condiciones para ello. Enfrentaron las trabas y la represión de los gobiernos árabes en Líbano, Siria, Jordania y Egipto. Así, llegaron a las fronteras y las cruzaron, y allí se encontraron con algunos jóvenes de Cisjordania que se movilizaron para recibirlos. En ese momento dijimos que “esta movilización y su resultado fueron una especie de ‘boceto’ de cómo debe y puede desarrollarse la lucha de los palestinos contra Israel”[13].

Luego de iniciarse la actual situación en la Franja de Gaza, se realizaron grandes movilizaciones en varias ciudades de Cisjordania, en apoyo a sus hermanos de Gaza, en repudio a Israel, y con críticas a la ANP por su inacción ante el ataque genocida israelí[14].

El desprestigio de la ANP y de Abbas es muy grande. Una encuesta realizada en 2015 por el investigador palestino Khalil Shikaki concluyó que 57% de los palestinos ya no creía en la “solución de los dos Estados”, que dos tercios querrían la renuncia de Abbas, y que 42% opinaba que “solo una lucha armada haría posible la creación de un Estado palestino independiente”[15]. En 2021, las fuerzas de seguridad de la ANP reprimieron duramente manifestaciones que pedían la renuncia de Abbas[16].

Los procesos políticos de la juventud palestina

Es muy importante acompañar los procesos de la juventud palestina (especialmente la cisjordana) por su impacto en la dinámica de la lucha contra Israel. Hemos intentado hacerlo y, como parte de ello, realizamos investigaciones periodísticas.

Encontramos un extenso e interesante artículo de 2018[17]. En él se informa que 40% de la juventud palestina (de entre 15 y 29 años) participaba de nuevos movimientos como Nabd o Jabal Al Mukabir Local Youth Initiative (de Cisjordania) e incluso de Gaza Youth Breaks Out (GYBO). Todas tenían origen en el proceso de 2011 y eran parte de una permanente formación de “numerosos colectivos, comités y asociaciones”.

Los puntos comunes eran su aspiración de “unidad del pueblo palestino” y una dura crítica a los viejos dirigentes, especialmente a la ANP y Al Fatah. Un estudiante de sociología, de 20 años, dice que “Fatah y la Autoridad Palestina solo le ofrecen a la juventud gesticulaciones simbólicas. Es cualquier cosa menos una actuación política seria. El régimen no pretende impulsar una movilización colectiva que realmente pueda dar fruto. Teme que una politización de la juventud lleve, en primer lugar, a una revuelta en su contra”.

Por eso, además de sufrir la represión israelí también sufren la persecución de parte de la ANP. Por ejemplo, el activista Issa Ambro, responsable del movimiento La Juventud contra las Colonias (con sede en Hebrón) fue arrestado en 2016 por el ejército israelí y liberado en 2017 por la presión de una gran campaña internacional, a la que incluso adhirió Bernie Sanders. Ese mismo año fue arrestado (luego liberado) por la ANP por criticarla en Facebook. En 2018, estaba organizando una charla debate en la Universidad de Hebrón sobre el tema de las colonias israelíes y fue convocado para ser interrogado por los servicios de seguridad palestinos.

Muchos otros activistas han vivido esa doble persecución: la cárcel israelí (algunos todavía están en ellas) y el “apriete” de la ANP. En el marco de esta “pinza de represión”, un analista palestino estima que varios de esos movimientos “se encierran en sí mismos, con el riesgo de que algunos se giren hacia la acción violenta”. Frente a esas acciones, otros activistas “afirman que comprenden estos actos desesperados y se niegan a condenarlos”.

La Guarida del León

Es muy posible entonces que activistas provenientes de estos movimientos se hayan unido con los provenientes de otras vertientes para formar “La Guarida del León”, una “nueva milicia armada de jóvenes que se enfrenta a la ocupación israelí”, formada en 2022[18]. Esta organización ha protagonizado permanentes acciones contra el ocupante israelí. Un analista palestino la describe como «Un grupo de jóvenes palestinos descontentos con las facciones políticas existentes en Cisjordania o Gaza”. El ejército israelí ya ha asesinado a varios de ellos.

Es muy difícil saber cuántos combatientes efectivos la integran, pero es evidente que desde los 10 fundadores de Nablus ha crecido rápidamente. El llamamiento que hicieron desde su canal de Telegram ya tiene 130.000 seguidores. En un marco más amplio, “una encuesta realizada en diciembre por el Centro Palestino para la Investigación de Políticas y Sondeos entre los residentes de Cisjordania y la Franja de Gaza, muestra que más de 70% apoya la formación de grupos armados independientes como la Guarida del León”. Otro centro de autodefensa y resistencia armada palestina está en el campamento de Jenin[19].

Por eso, La Guarida del León ha pasado a ser un objetivo prioritario de la represión israelí. Pero también preocupa y mucho a la ANP y Fatah, porque los miembros y adherentes de esta organización creen que “la ANP está políticamente en quiebra y no puede lograr la independencia política por medios pacíficos”. Por eso, el camino es la lucha a través de la resistencia armada, con simpatía de la mayoría de la población palestina.  

«Los principales líderes de la ANP y de Fatah no están contentos con el grupo por muchas razones». Aparentemente, “han tomado una decisión estratégica para tratar de cooperar con el grupo en lugar de desmantelarlo por la fuerza». En la misma línea de cooptación que tuvieron hacia los líderes de las Intifadas, “la ANP ha tratado de persuadir al grupo para que abandone el militarismo armado y se una a los servicios de seguridad palestinos”. Con esa política “han logrado ganarse a algunos miembros, pero los líderes del grupose negaron a entregar sus armas e insistieron en que continuarán luchando hasta el final”.

Sin embargo, el debate al interior de La Guarida del León sobre qué hacer frente a la ANP sigue abierto. Un analista palestino consideró que por ahora trata de no chocar frontalmente, porque «Ir en contra de la ANP te pone en conflicto directo, si no con todo el público palestino, con una gran parte de él. Creo que están tratando de evitar eso». Recordemos la “dependencia” para su sobrevivencia de toda una parte de la población palestina, a la que ya nos hemos referido.  

Algunas consideraciones finales

¿Cuál es la propuesta de la LIT-CI para el pueblo palestino y su juventud frente a la ANP? Para nosotros, el punto de partida es la necesidad de romper con los Acuerdos de Oslo y la estrategia de “los dos Estados” con los que se quisieron justificar. Debe retomarse el objetivo de la Palestina laica, democrática y no racista de la fundación de la OLP, y la necesidad de destruir el Estado de Israel para recuperar todo el territorio del Mandato Británico de Palestina.

Como “hija” de los Acuerdos de Oslo, la actual ANP de Abbas es un obstáculo en ese camino. Vemos como Abbas actúa como un agente colonial de Israel, Hoy Israel está atacando la Franja de Gaza y quiere expulsar a su población, en un nuevo episodio de la continua nakba que realiza el estado sionista. Los palestinos de Gaza resisten como pueden en esta guerra muy desigual contra el sionismo. Y la ANP de Abbas permanece pasiva sin mover un dedo por ellos. Es intolerable. Los palestinos de Cisjordania también sufren de modo permanente la agresión del sionismo, el Muro de separación, la represión de sus soldados y el robo permanente de tierras, y también resisten como pueden. Y Abbas tampoco mueve un dedo.

Comprendemos que, para su dura supervivencia, muchos palestinos de Cisjordania acepten la ANP como un “mal necesario”. Pero se necesita una nueva dirección palestina, una que no actúe como un administrador colonial de Israel sino que sea una base de apoyo para la lucha contra Israel, para el apoyo a la resistencia de sus hermanos de Gaza y por la recuperación de todo el territorio palestino.

[1] Oslo, la paz de los cementerios para la continua Nakba – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[2] Sobre este tema ver: Egipto: El impacto de la situación en Gaza – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[3] Sobre este tema ver: Palestina | Sobre la falsa solución de los “dos Estados”. – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[4] La situación de los trabajadores en los territorios árabes ocupados (ilo.org)

[5] https://www.europapress.es/internacional/noticia-israel-aumentara-20000-numero-permisos-trabajo-palestinos-cisjordania-20220615172507.html

[6] https://www.monitordooriente.com/20211214-a-200-metros-filme-sobre-familia-separada-pelo-muro-da-cisjordania-esta-na-netflix/

[7] United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs – occupied Palestinian territory | Home Page (ochaopt.org)

[8] La película citada en la referencia 7 muestra esta situación.

[9] Nuestros acuerdos y diferencias con Hamas – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)

[10] Israel concedió 600 permisos adicionales para que empresarios palestinos hagan negocios en el país – Infobae y Un israelí y un palestino hacen negocios en Hebrón pese a las barreras | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)

[11] elmundo.es – La ANP investiga si palestinos venden cemento a Israel para construir el muro de Cisjordania

[12] https://elpais.com/elpais/2013/07/12/gente/1373648973_031212.html

y https://oglobo.globo.com/mundo/noticia/2023/09/01/mansoes-em-area-de-conflito-cisjordania-atrai-empreendimentos-de-luxo-em-meio-a-confrontos.ghtml

[13] Sobre este tema ver: https://litci.org/es/la-cuestion-palestina-punto-central-de-la-revolucion-arabe/?amp=1

[14] https://twitter.com/i/status/1714354218344034471

[15] Los resultados de esta encuesta fueron publicados originariamente en http://www.pcpsr.org/en/node/619 (una página que ahora figura como “no disponible”) y fueron citados en un artículo del periodista británico David Herst (http://www.middleeasteye.net/fr/opinions/une-nouvelle-intifada-pour-une-nouvelle-g-n-ration-2109668319) del que los tomamos.

[16] https://www.swissinfo.ch/spa/palestina-protestas_la-anp-reprime-duramente-en-cuarto-d%C3%ADa-de-protestas-pidiendo-dimisi%C3%B3n-de-ab%C3%A1s/46740552

[17] https://mondiplo.com/la-juventud-palestina-no-se-da-por-vencida

[18] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64916046 [19] Cisjordânia: ‘Havia dezenas de homens armados — agora há centenas’ – BBC News Brasil

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