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Colombia

Colombianos LGBTI de paseo en Israel… ¡No en nuestro nombre!

junio 28, 2025

Por Lucía (Partido Socialista de los Trabajadores – Colombia)

urante los días que duró el bombardeo entre Israel e Irán, se conoció de un grupo de colombianos que quedó atrapado en Tel Aviv, entre ellos David Polanía, hijo de los comediantes Polilla y la fallecida Fabiola Posada, y el periodista Camilo Pardo. Pero ¿qué hacían allá?

La prensa cubrió el hecho victimizando a este grupo de personas, por haberse tenido que refugiar de los misiles en sótanos perfectamente equipados con todas las comodidades, debido a los “hechos inesperados” sucedidos en la región. Estos colombianos, se encontraban con un grupo de personas del colectivo LGBTI haciendo turismo rosa, es decir turismo destinado al mercado gay, específicamente habían viajado para asistir al Pride de Tel Aviv.

Según Pardo le comentó a RCN:  “Nos invitaron a más o menos 100 activistas, relacionistas públicos, generadores de contenido, periodistas, como la organización del Pride, la organización de todos estos eventos alrededor de la celebración del orgullo LGBT en Israel, que es bastante reconocida a nivel mundial. Entonces veníamos a reunirnos con organizaciones no gubernamentales de ayuda comunitaria trans, grupos LGBT y como una cantidad de iniciativas, sobre todo sociales, alrededor de esta celebración”.

El Pinkwashing

El turismo gay está perfectamente alineado con la evolución de las marchas del orgullo o Prides de las grandes capitales del mundo, que pasaron de ser escenarios de lucha y reivindicación, a espacios corporativos de fiesta y mercadeo al servicio del gran capital. En muchas partes incluida Bogotá, empezó a celebrarse la contramarcha o actos alternativos en rechazo a esta mercantilización de la agenda gay. Esta “oferta rosa” ha sido una de las maneras en que Israel ha lavado su rostro genocida durante años (fenómeno conocido como pinkwashing), mostrándose como un país democrático, de libertades civiles en contraste con los pueblos árabes supuestamente atrasados, un supuesto paraíso para los LGBTI o “gay friendly”.

Nada más lejos de la realidad, no solo Israel es un Estado judío abiertamente confesional, sino que implementa un régimen de apartheid contra el pueblo palestino. Ni el islam ni el judaísmo aceptan la homosexualidad ni las identidades trans. Es verdad que en los países árabes hay muchas conquistas pendientes por parte de las mujeres y los LGBTI. Así como es verdad que, en Israel las mujeres están sometidas a las leyes religiosas incluso para divorciarse. Ningún país puede ser aliado de los LGBTIs teniendo como principal aliado al homofóbico y misógino presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

No hay orgullo con genocidio y apartheid

Estas personas, mientras que se autodenominan activistas por los derechos humanos, denuncian la discriminación contra las personas LGBTI en Colombia y el mundo, pero no tuvieron problema alguno en irse de fiesta con los perpetradores de la limpieza étnica al pueblo palestino y ayudar a lavar su rostro. Repudiamos a estos activistas que no nos representan, luchar contra la homofobia, pero apoyar al racismo y el colonialismo, es oportunismo.

Pero el rostro de Israel no es rosa, está manchado de sangre para siempre, Polanía, Pardo y sus compañeros no representan a las personas LGBTI colombianas que, como parte de nuestro activismo, hemos denunciado y luchado contra la ocupación sionista, y esta su fase más sangrienta. No es posible defender los derechos humanos, luchar contra la opresión, únicamente viendo la opresión que a mi me toca; no es posible ser consecuentemente defensor de las libertades democráticas y sexuales mientras se avala o se ignora la limpieza étnica del pueblo palestino, mientras se baila literalmente sobre los cuerpos de miles de personas, y bajo el humo y el polvo de las bombas y escombros que están a escasos kilómetros o metros de distancia.

No todos los LGBTIs tenemos los mismos intereses

Que una persona no politizada, en tiempos previos a octubre de 2023, haya caído ingenuamente en la propaganda del pinkwashing sionista podría haber sido comprensible. Pero cuando un verdadero genocidio televisado se comete contra la población palestina, con al menos 30 mil niños asesinados, cuando las redes sociales están inundadas de sus cuerpos despedazados y sus carpas incendiadas, pensar en ir de paseo y de turismo en abierta connivencia con los ejecutores, es como mínimo una actitud cómplice. Las bombas israelíes caen por igual sobre heterosexuales, cisgéneros y LGBTIs.

Al parecer las vidas LGBTI para algunos importan cuando son blancos y con capacidad adquisitiva, que pueden consumir en los grandes cruceros o grandes discotecas gays.  Esto demuestra que la lucha contra las opresiones sea la homofobia, el racismo o cualquier otra, está inseparablemente ligada al problema de la lucha de clases; los LGBTIs de clase trabajadora, tenemos pocos intereses en común con los que son dueños de grandes negocios y corporaciones, incluso de las ONG financiadas por empresas y gobiernos capitalistas. Por eso el prestarse para el pinkwashing, no es solo un problema de oportunismo político sino de intereses sociales y de la defensa de estos, independientemente de su condición de oprimidos.

Mientras algunos se van de fiesta y obtienen ganancias con la bandera arcoíris, los LGBTIs desposeídos como lo era Sara Millerey, y muchos otros anónimos, enfrentan diariamente la violencia, discriminación y marginación laboral.

Los explotados, y todos los oprimidos de la tierra, no tenemos más camino que unirnos, pero no solo para poder vencer a nuestros enemigos comunes. Sino también por mínimos éticos y humanos. Nunca será libre quien oprime a otros, nunca seremos completamente libres en ningún lugar del mundo mientras que Palestina no sea libre.

¡Los LGBTIs propalestinos, al igual que miles de judíos antisionistas del mundo, decimos NO EN NUESTRO NOMBRE!

¡Viva Palestina Libre!

¡Por el fin de toda forma de explotación y opresión!

¡No al Pinkwashing!

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