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Guerra contra Ucrania

Ucrania | Claves para una verdadera contraofensiva

A Ukrainian service member stands next to a tank at a military training ground near a frontline, amid Russia’s attack on Ukraine, in Zaporizhzhia region, Ukraine April 5, 2023. REUTERS/Stringer
diciembre 12, 2023

Por Tarás Schevchuk

Los que apoyamos con todas nuestras fuerzas la resistencia ucraniana contra la invasión y la rapiña1 del régimen de Putin y seguimos de cerca la situación en los frentes de batalla, hemos recibido en las recientes semanas noticias muy alentadoras desde el frente Sur en la región de Jersón. Las fuerzas armadas de Ucrania lograron establecer una pequeña pero sólida cabecera de playa en la margen izquierda del río Dnieper. No debemos exagerar la magnitud de ese avance ni apresurarnos a sacar conclusiones. Pero tampoco podemos ignorar su importancia. Porque este avance fue acompañado por un repliegue de las fuerzas ocupantes rusas hacia el Este de esta región y del desplazamiento de los buques desde la base de Sebastopol en Crimea hacia el puerto de Novorossisk. Por otro lado, sin embargo, las agencias de noticias han difundido ampliamente el rechazo del Congreso de Estados Unidos al envío de ayuda militar por valor de 60 mil millones de dólares. Estos hechos muestran de una manera más aguda los factores clave de la situación y cuáles pueden ser las perspectivas posibles.

Un mes atrás, la temprana llegada del invierno y la ausencia de avances cualitativos en la contraofensiva ucraniana durante el verano-otoño dieron lugar a muchas especulaciones y polémicas en el régimen ucraniano sobre las posibilidades y dificultades para continuar liberando el territorio del país, que fueron amplificadas y distorsionadas por los medios imperialistas. El comandante de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, habló del tema en un artículo a “The Economist”, donde mencionó un “callejón sin salida tecnológico” de la ofensiva, una transición a una “guerra de posiciones, de desgaste” y subrayó la falta de armas y tecnología en Ucrania. Zelensky respondió públicamente, que está muy “confiado en la victoria”, que no hay una “situación de impasse”, que “Occidente le dará aviones a Ucrania” y todo irá bien. Zelensky declaró que los militares deberían “abstenerse de hacer declaraciones políticas”. A partir de ahí se multiplicaron las versiones periodísticas sobre las contradicciones entre ambos y dentro del régimen. Incluso se insinuó el “posible relevo del General”. Aunque esto parece más un “globo de ensayo”, puesto que en las encuentras de opinión Zaluzhny tiene el doble de aceptación que Zelensky.

La causa principal de las contradicciones en el régimen es la sumisión al imperialismo

Es la misma causa que produjo y produce las dificultades y trabas en la contraofensiva. El propio Zaluzhny habló de escasez de armas y enumeró las que se necesitan. Es un hecho evidente que “Occidente” no proporcionó suficientes armas a tiempo. Eso les dio a los ocupantes rusos 9 meses de ventaja para cavar trincheras blindadas, colocar tres barreras antitanques y minar los campos en territorios ocupados a lo largo del frente de más de mil kilómetros.

Es evidente que, a pesar de la hipócrita retórica de Biden y Blinken, EEUU no quiere una contundente victoria de Ucrania. Todos vimos cómo en tres días Israel recibió de Estados Unidos las armas que Ucrania llevaba pidiendo desde hacía año y medio. Todos constatamos la nerviosa aprehensión de las potencias cuando el régimen de Putin tambaleó ante el motín de Prigozhin y sus mercenarios de la Wagner. ¿Por qué? Porque la derrota del régimen de Putin-FSB provocaría su derrumbe y la amenaza de desintegración de la Federación Rusa, que es una inmensa cárcel de pueblos y naciones oprimidas. La caída de ese régimen llevaría también a una inestabilidad en las Repúblicas de Asia Central. Y también temen el descontrol sobre su enorme arsenal nuclear. Por eso prefieren negociar con el carcelero Putin, aunque debilitado.

Con ese objetivo chantajean, combinando el retaceo de las armas necesarias con la campaña mediática del “fracaso de la  contraofensiva” y la presión cada vez mayor sobre el gobierno de Ucrania para que inicie “negociaciones de paz”… ¡Con anexiones! Es decir, la partición de Ucrania, tal como desde el inicio de la invasión y con descaro propuso el decrépito Henry Kissinger –ese viejo imperialista, ahora muerto– cuyo último servicio a la contrarrevolución fue insistir que el chacal Putin se quede con Crimea y Donbass.

Mientras tanto, la política del gobierno de Zelensky se orienta a ilusionar al pueblo con las seductoras promesas de las potencias: ser “candidatos a ingresar a la UE” o con “recibir garantías de seguridad de la OTAN”. Y a cambio condenan al pueblo trabajador a seguir los dictados de los usureros del capital imperialista, como el FMI, que ya endeudó a Ucrania por varias generaciones. Y el parlamento “la Rada” es una “cueva de bandidos” donde dominan los agentes legislativos de las corporaciones transnacionales y los oligarcas locales que votan leyes contra los sindicatos obreros, los estudiantes y el pueblo simple.

Es evidente que durante la guerra creció la desigualdad social. Estadísticas oficiales del Banco Nacional de Ucrania muestran que creció al doble el sector de la población, al que apenas le alcanza para comprar alimentos y que creció más del triple (desde 0,5% al 1,7% de la población) el sector que se permite comprar cualquier objeto de lujo. Así se está polarizando la sociedad ucraniana. El ingreso de 40 mil millones de dólares desde el exterior a las finanzas del estado es controlado por los mismos grupos minoritarios parásitos, que se enriquecen en medio de la pobreza creciente de la mayoría de las masas. Es decir, a la oligarquía formada que acaparó las grandes empresas y capitales en los 1990-2000, se suman los nuevos grupos financieros que controlan los créditos extranjeros.

La conclusión es lapidaria: mientras, el presidente, su régimen político y los comandantes militares ucranianos estén sometidos a las potencias occidentales, dependiendo de sus armas y esperando turno para ser “cobijados” por la OTAN e integrados a la UE, no sólo la contraofensiva está amenazada sino toda Ucrania estará condenada a la capitulación y a una nueva y mayor colonización. Y la independencia nacional será una frase vacía.

Cambiar de raíz la política y la economía: colocarla al servicio de la liberación de Ucrania

Es necesario desplegar el potencial para la producción para la liberación del país, y no para la obtención de ganancias de los grupos capitalistas, como está sucediendo ahora. Es necesario definir una estrategia y tácticas militares que correspondan a las armas disponibles, y no a las prometidas pero no suministradas por Occidente. El propio Zaluzhny considera que los drones son un arma prioritaria indispensable. Es un arma bastante simple, fácil de producir y barata, para cuya creación Ucrania tiene absolutamente todas las condiciones. Sin embargo, la producción actual es realizada por empresas privadas, según las “leyes del mercado”. Esa producción es “limitada y alcanza para no más de 20 días”, según afirmó el experto militar y coronel en reserva, Román Svitán.

Pero esto choca con el carácter del gobierno de Zelensky. Porque en términos de armamento, apuesta a depender de la ayuda de Occidente, cuyo único objetivo es colonizar Ucrania y negociar con Putin su tajada. La economía está funcionando para las ganancias de los oligarcas y sufriendo el robo sistemático de la “ayuda humanitaria” y del presupuesto de defensa por parte de funcionarios y capitalistas.

En función de ese objetivo, los imperialistas de EE.UU., la UE y los grupos oligárquicos ven muy peligroso entrenar a los trabajadores en el uso de armas y armarlos, porque estas habilidades y armas pueden volverse contra su propio poder capitalista. Y desde ese poder, en medio de la invasión rusa, atacan con nuevas leyes contra los trabajadores. Indignan y desmoralizan al pueblo las evidencias de salidas al extranjero de hijos de funcionarios, cuando no están permitidas a los hombres en edades con obligación militar. Mayor indignación popular aún ante los robos a todos los niveles y el desprecio por la gente corriente –como el impago por las lesiones y discapacidad a los soldados y el negocio con el agua en los territorios afectados por la destrucción de la represa de Kajovka.

Como resultado, el gobierno de Zelensky está socavando la defensa desde dentro y apuesta por la dependencia colonial de Estados Unidos y la UE. Esto se debe a su carácter de clase capitalista. Nacionalizar la economía para ponerla en pie de guerra va en contra de las ganancias de los capitalistas. La supuesta lucha contra la corrupción, significa suponer que los oligarcas y sus representantes políticos luchen contra sí mismos, porque la corrupción forma parte de sus negocios.

En resumen, movilizar todas las fuerzas sociales para la liberación nacional no es rentable desde el punto de vista financiero y es políticamente peligroso para las empresas y el gobierno oligárquico de Zelensky. Por eso condena a los trabajadores a mayores penurias y al país a la dependencia colonial absoluta de Estados Unidos y la UE.

Quién puede llevar adelante ese cambio

Conclusión: el “callejón sin salida” no es tecnológico ni militar, sino político y de clase. Y se expresa en la prolongación de la guerra de desgaste y vidas sacrificadas de la clase obrera. El pueblo de Ucrania tiene todo lo que necesita para ganar. Pero, así como la lucha de liberación nacional no puede depender de la ayuda de gobiernos extranjeros, los trabajadores en esta lucha no pueden depender de las empresas y su poder.

Es indispensable orientar toda la producción militar e industrial manos del Estado y controlada por los propios trabajadores. Porque la clase obrera ucraniana es el 99% de los que están en la primera línea en el frente, ofrendando su vida por la soberanía e integridad del país. Y también, haciendo sacrificios en la retaguardia para sostener la economía. ¿Pero a quién pertenecen los frutos de esa economía y el país todo? ¿A quién sirve el poder del estado ucraniano? ¡Los obreros seguiremos combatiendo para que Ucrania sea realmente independiente! ¡Y eso sólo será posible con un gobierno de los trabajadores y no de los oligarcas, asociados con las potencias, que negocian con Putin la partición de Ucrania!

Producir las armas y organizarse el pueblo en armas para la liberación de Ucrania

El problema de las armas más modernas, si bien es de gran importancia, no es un factor absoluto. Incluso si las armas más poderosas no están disponibles, hay muchos ejemplos de grandes ejércitos que han sido derrotados por una resistencia popular mucho menos avanzada tecnológicamente –Estados Unidos en Vietnam, Irak y Afganistán, Rusia en la primera guerra de Chechenia y hasta ahora tuvo que retroceder en la propia Ucrania– gracias a métodos de guerra asimétricos.

Y esto lo demostró en marzo de 2022 la resistencia popular en el aeródromo de Gostomel y en la región de Kiev. La masiva organización voluntaria y el armamento de la población trabajadora fue la fuerza decisiva que logró repeler a los ocupantes. Y eso se logró con armamento rudimentario y no gracias a las supuestas “modernas armas occidentales”. Por otro lado, y a nivel diferente la hábil táctica de los defensores de Avdeevka, como antes fueron los de Bajmut o los que liberaron Jarkov o la región de Jerson y establecen avanzada en la orilla izquierda del Dnieper, o el extendido movimiento partisano en los territorios ocupados, que incluso incursiona y realiza actos de sabotaje en regiones lejanas de la frontera ucraniana en territorio de la Federación Rusa. Tal proceso lo demuestran los atentados que produjeron los estallidos en el túnel ferroviario transiberiano Baykal-Amur en Buriatia.

Soldados ucranianos. Foto: Ethan Swope/Bloomberg via Getty Images

Aunque las actuales reservas humanas de Ucrania no son ilimitadas y se sienten las bajas, tampoco son pequeñas. Y desde el inicio de la invasión y, a pesar de todos los sufrimientos, hasta ahora se mantiene una moral de nuestros combatientes mucho mayor que la de las tropas ocupantes. Pues muchos de ellos son inmigrantes o de pueblos y naciones oprimidas por Rusia, que son acarreados y empujados como “carne de cañón” sin motivación. Justamente en estos momentos, mientras el dictador Putin anunció su postulación a un nuevo mandato presidencial, crecen cada vez más en varias regiones de la Federación Rusa las protestas de las esposas de soldados que, aunque no se atreven a repudiar la guerra del Kremlin, exigen defensivamente “Devuelvan a casa a nuestros maridos”.

Con el objetivo de derrotar la ocupación y liberar a Ucrania es indispensable adiestrar a toda la población a manejar diversos tipos de armas modernas. Entonces no habrá necesidad de hablar de “callejones sin salida” o “impasses”. La contraofensiva ucraniana está siendo trabada no sólo y no tanto por el ejército de Putin desde el exterior, sino por su propio poder capitalista desde el interior.

Medidas vitales para la victoria

Nacionalización de la economía al servicio de la defensa. Organizar la producción de armas y materiales necesarios para la guerra. Control obrero y popular de la distribución de productos. Proporcionar a los trabajadores y a la gente corriente todo lo necesario para el armamento generalizado. El entrenamiento y capacitación sólo puede ser garantizada por los trabajadores. . Para que esto sea posible, para derrotar en el frente externo la ocupación de Putin, es necesario construir una alternativa de la clase obrera, independiente del poder oligárquico.

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