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Países más pobres y subdesarrollados no tienen previsión de plan de vacunación en masa

Mientras muchos países inician el proceso de vacunación en masa contra el Covid-19, las regiones más pobres continúan sin previsión o garantías para el inicio de la inmunización.

Por: CSP-Conlutas, Brasil – 15/1/2021

Según datos recogidos por el grupo de investigación Our World Data, de la Universidad de Oxford, más de 12 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 fueron administradas hasta inicios de 2021 en cerca de 30 países en todo el mundo.

Para países del continente africano, con excepción de Guinea, que inició la vacunación de la Sputnik V para grupos vulnerables, nada fue hecho.

En África del Sur, uno de los países de mejor desarrollo de la región, las vacunas que serán suministradas –principalmente por AstraZeneca y por Johnson & Johnson– tienen previsión de llegada apenas para abril a junio de 2021.

En total, se estima que lleguen a la región 270 millones de dosis, por medio del programa Covax, iniciativa global de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este es el escenario ideal pintado por la organización, pero puede no concretarse.

Para el primer semestre, la previsión es de que el país reciba apenas 50 millones de dosis, el equivalente a 10% de la población. No obstante, de acuerdo con el informe publicado por la agencia de noticia Reuters, millones de personas en el África del Sur y en otros países más pobres pueden quedar sin acceso a las vacunas hasta 2024.

Cuando quebrar patentes no basta

Mientras África busca apoyo para la inmunización, los países más ricos poseen casi todo el stock y encomiendas de vacunas.

Según datos del Centro de Innovación para la Salud, de la Universidad de Duke (EEUU), los países más ricos ya detentan el equivalente a toda la población mundial.

A pesar de que el continente africano tiene, por ejemplo, más del doble de población que los países de la Unión Europea, los europeos son los que más stock tienen garantizado. Vea el gráfico.

Para empeorar el nivel de desigualdad, la Organización Mundial del Comercio (OMC) aún encuentra como principal barrera para promover acceso igualitario a las dosis la ley de la propiedad intelectual.

Lejos del ideal de producción local, la quiebra de patentes no sería suficiente para países muy pobres. Sería, en realidad, una reivindicación vacía.

Eso porque las regiones más pobres y aisladas encuentran dificultades muy básicas, como malas condiciones para el recibo y el almacenamiento de las vacunas.

Países más pobres pueden quedar sin vacunas hasta 2024 | Foto: Picture Alliance.

Muchos lugares no poseen ni siquiera caminos de acceso para transportar vacunas que son muy sensibles a las temperaturas de locales sin electricidad y refrigeración confiables.

La mayor parte de ellas exige refrigeración de hasta -75 grados Celsius. Condición preocupante para la mayoría de los países pobres.

Dentro de este contexto, solamente acabar con la propiedad intelectual de las vacunas no resuelve el dilema de la crisis social y sanitaria. Sería una reivindicación posible caso obtuviesen, históricamente, el acceso al conocimiento, a los datos, al material y a la tecnología utilizados para producir y almacenar localmente las vacunas.

Por lo tanto, con patentes o no, no hay capacidad suficiente en África para producir vacunas contra el Covid-19 y no la habrá tan rápido. La misma previsión vale para la distribución vía iniciativas como la Covax, considerando el sistema capitalista voraz en el proceso de compras y encomiendas de dosis por los países más ricos.

Avance global de la administración de vacunas contra el Covid-19 en la población mundial.

Vacunar es también un decisión política

La Universidad Northeastern divulgó un estudio en el que relaciona el acceso a la vacuna con la mortalidad como consecuencia del Covid-19. Según la investigación, cuanto menos acumulada, más vidas son salvadas, incluso en los países más ricos.

Diseñando dos escenarios, hay posibilidades muy diferentes en el enfrentamiento a la pandemia. En la primera situación, 50 países ricos compran las primeras dos mil millones de dosis, y, en la segunda, la vacuna es distribuida de acuerdo con el número de habitantes y no por su poder adquisitivo.

En el primer ejemplo, las muertes se reducirían 33% en todo el mundo. En el segundo, ese porcentaje ascendería a 61%.

A pesar de tales estudios, lo que los países han decidido va en el sentido contrario de una estrategia más colectiva.

Un ejemplo de gobierno que deliberadamente tomó decisiones políticas desiguales es Israel –el país que está más avanzado en el proceso de vacunación en masa– en la Palestina ocupada.

A pesar de tener números adicionales de dosis que serían más que suficientes para los dos millones y medio de palestinos adultos que viven en Cisjordania y en la Franja de Gaza, Israel no pretende suministrar ninguna de las vacunas a los ciudadanos no judíos.

Organizaciones y la propia ONU denuncian que los palestinos, considerados y tratados como ciudadanos de segunda clase por el Estado israelí, corren serio riesgo de no participar del programa de inmunización. Israel rechazó incluso hasta un pedido de vacuna hecho por la OMS para inmunización de médicos palestinos.

Palestinos son excluidos del plan de vacunación por Israel | Foto: Anadolu Agency.

La distribución sería posible, pues las vacunas excedentes de AstraZeneca no necesitan de refrigeración especial, pudiendo ser transportadas con seguridad para lugares más remotos y aislados como aldeas beduinas y campos de refugiados.

Citando la IV Convención de Ginebra, grupos de derechos humanos, incluyendo Amnistía Internacional, acusaron a Israel de “discriminación institucionalizada” y de ignorar sus obligaciones internacionales de garantizar inmediatamente que las vacunas contra el Covid-19 sean distribuidas de forma igualitaria a los palestinos que viven bajo ocupación.

Según el jefe de la misión de la OMS para palestinos bajo ocupación, Gerald Rockenschaub, casi ocho mil médicos palestinos fueron infectados por el virus.

Para Herbert Claros, dirigente de la CSP-Conlutas y miembro del Sectorial Internacional de la Central, “el sistema capitalista es incapaz de garantizar la salud y la vida de los seres humanos”.

“Estamos asistiendo a escenas de barbarie por cuenta de la pandemia, que agrede con mucha más fuerza a las poblaciones más pobres. Solo el sistema socialista es capaz de garantizar el pleno acceso a la vacunación alrededor del mundo”, concluye el dirigente.

Artículo publicado en el sitio: cspconlutas.org.br
Traducción: Natalia Estrada.

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