Elecciones federales en Alemania: descontento y polarización social

Por Laura R.
Las elecciones federales celebradas en Alemania este 23 de febrero que contaron con una participación altísima cercana al 84% del electorado, confirmaron en lo esencial, lo que los sondeos electorales venían anticipando: Friedrich Merz del bloque conservador CDU/CSU ganó las elecciones con casi un 30% de los votos, seguido de la AFD que es la gran ganadora duplicando sus fuerzas respecto a los últimos comicios de 2021 y que se ha convertido en el primer grupo de oposición pasando del 10,4% al 20,8% de los votos emitidos lo que le da 152 escaños en el Bundestag.
El SPD por su parte se desploma hasta el tercer puesto, con el peor resultado de su historia. Recordemos que estas eran unas elecciones anticipadas, en un momento de fuerte ascenso electoral de la ultraderecha que había ganado las elecciones meses antes en Turingia y Sajonia, después que Scholz se sometiera a una moción de confianza tras colapsar su gobierno semáforo.
Durante la campaña electoral todos hablaron sobre cómo mejorar la maltrecha situación económica del país, en una situación en que la industria ha suprimido 100.000 empleos en un año. También sobre el aumento o no del gasto militar. Pero el tema estrella de estas elecciones ha sido el debate sobre la cuestión migratoria, avivado por dos atentados terroristas .
En ese sentido, no podemos interpretar su resultado únicamente como un voto de castigo al gobierno anterior, sino que como ocurrió en EEUU, refleja la principal preocupación de los alemanes según indican muchas encuestas. A pesar de que Alemania tiene una crisis demográfica que le obliga a reclutar a cientos de miles de trabajadores extranjeros para mantener su modelo productivo, la ultraderecha ha sabido como sacar rédito del malestar social producido por la situación económica, vinculando la inmigracion con los recortes sociales, la criminalidad y la inseguridad.
Pese a que durante su campaña todos insistieron en el cordón sanitario a AFD, en el tema migratorio, prácticamente todas las formaciones defienden endurecer las leyes alemanas asumiendo así los postulados de la ultraderecha. Fue precisamente para ratificar sus planes migratorios que el conservador Merz propuso una moción no vinculante en el parlamento que fue aprobada gracias al apoyo de AfD.
Lo que sí ha sido una sorpresa y una expresión de la polarización social que vive el país, ha sido el resultado de Die Linke, que subió hasta el 8,8% de los votos y ganó 25 escaños. Se trata de un resultado espectacular tras una campaña a pie de calle y por redes sociales, enfocada en elementos que preocupan a la juventud como medidas para abaratar la cesta de la compra o la exigencia de alquiler asequible con la que han conseguido ser primera opción entre los jóvenes de 18 a 24 años y la fuerza más votada en Berlín. Sin embargo, hay que señalar que AFD fue segunda opción en este grupo de edad, con una subida de 14 puntos hasta el 21%
Die Linke que defiende algunas medidas reformistas por dentro del sistema, tiene claramente una estrategia electoral y en un país traumatizado por el holocausto nazi a los judíos, sigue sin apoyar la lucha del pueblo palestino pese a la fuerte represión a la que se enfrenta en Alemania cualquier muestra de solidaridad con Palestina. Pero su ascenso en la juventud y la clase trabajadora, denota que hay una parte de esta que busca una salida a la situación por la izquierda
Esta polarización social que vive el país se expresó durante la campaña electoral cuando miles de personas en unas 60 ciudades de Alemania se manifestaron contra la ultraderecha, que en su campaña con el apoyo directo de Trump, expresado particularmente por Elon Musk, con el que buscan el reforzamiento de la ultraderecha en Europa y la división, debilitamiento y sometimiento de la UE.
Unas movilizaciones que en Berlín sacaron a 160.000 personas en su mayoría jóvenes a las calles. La denuncia de Die Linke por el pacto de Metz con la AfD, de una moción antiinmigración que pretendía restringir severamente las solicitudes de asilo, les benefició enormemente.
Otra expresión de dicha polarización social es justamente la diferencia en los resultados entre el Oeste y el Este del país, donde el mapa se tiñó de azul en los Lander de la antigua RDA, a excepción de Berlín. Estos resultados dejan claro que la frontera que separó la RFA y la RDA entre 1949 y 1990, sigue estando muy viva tras una reunificación que fue un fiasco, puesto que a día de hoy esta región sigue siendo la más castigada de Alemania con salarios más bajos, peores servicios y menos empleo. A destacar el batacazo electoral del BWD de Sarah Wagenknecht y su alianza «rojiparda» y chovinista.
Los resultados de las elecciones permitirán a Mertz- que ya ha dejado claro que no hay tiempo que perder-formar una coalición de gobierno únicamente con los socialdemócratas como socios menores, sin necesidad de sumar a Los Verdes para alcanzar la mayoría de escaños. El próximo canciller alemán ha dicho defender la independencia de Europa frente a EEUU, lo que apunta a un cambio, que es nuevo en su posicionamiento histórico y que puede suponer un giro para el país y para la propia UE.
De lo que no cabe duda es de que vienen tiempos difíciles para la clase trabajadora ante la decadencia de Alemania, los ataques obligados del nuevo gobierno y el ascenso de la ultraderecha, que hacen apremiante la necesidad de levantar una izquierda revolucionaria que sigue siendo el principal déficit de la situación alemana.