Belarús y la situación en torno a Ucrania
La situación en torno a Ucrania se ha vuelto muy tensa recientemente. Putin y el imperialismo (OTAN) están trayendo tropas a la región. Incluyendo, bajo la apariencia de los ejercicios de «Resolución aliada», las tropas rusas se despliegan en Bielorrusia, los escalones militares rusos se extienden por Minsk y todo el país. La situación actual se remonta a 2014, cuando, en respuesta a la revolución en Ucrania, Putin lanzó una intervención contrarrevolucionaria contra ella, anexionándose Crimea y el Donbass.
Por Ivan Razin
El gobierno de Ucrania, debido a su carácter de clase burgués, no puede defender de manera consecuente el país de la agresión de Putin. Por un lado, la burguesía ucraniana quiere seguir haciendo negocios con los oligarcas rusos; el capital del país agresor sigue funcionando en Ucrania. Por otro lado, repeler la agresión de Putin y derrotar la ocupación solo es posible si hay una guerra popular y el armamento general del pueblo, lo que representaría un riesgo para los propios oligarcas ucranianos. Las autoridades burguesas de Ucrania están utilizando la situación en el Donbass, incluida la escalada, para mostrarse ante la población como defensores del país, llamar a su país a las tropas extranjeras de la OTAN y alentar a Occidente a presionar más a Putin.
Los gobiernos occidentales tienen relaciones ventajosas con Putin, principalmente en el área de la explotación de los recursos naturales rusos, y no están dispuestos a arriesgarlos defendiendo a Ucrania, al igual que permitieron silenciosamente que Putin sofocara el levantamiento kazajo. Pero Occidente está usando cínica e hipócritamente la agresión de Putin contra Ucrania para expandir su propio control militar sobre los países de Europa del Este, así como para presionar a Putin, incluso con la posible admisión de Ucrania en la OTAN.
Para Putin, en las condiciones de la situación cada vez más deplorable de los trabajadores en Rusia, los «éxitos de la política exterior», que juegan con el chovinismo de la gran potencia rusa, se han convertido ahora casi en su última justificación a los ojos de su población. Una derrota grave en la política exterior, que sería la devolución del Donbass a Ucrania o la inclusión de esta en la OTAN, podría tener consecuencias graves para el régimen interno de Rusia. Para Putin, esto es en gran medida una cuestión de supervivencia. Caso no sea posible llegar a un acuerdo con el imperialismo y el ejército ucraniano fortalecido inicie una operación para recuperar el Donbass, o las cosas vayan a la adhesión de Ucrania a la OTAN, entonces el único instrumento real de contraataque de Putin sería en realidad solo una invasión y ocupación directa de nuevos y más grandes territorios de Ucrania, mientras se profundiza la confrontación con Occidente, del cual Rusia depende profundamente tanto en lo financiero como tecnológicamente. Para Putin, esta es una opción extremadamente indeseable, pero en su situación no se ve otra salida. Y él se lo deja claro a Occidente, instándolos a no obligarlo a tomar medidas extremas. Por lo tanto, por un lado, los medios occidentales están azuzando la histeria, atribuyendo a Putin planes expansionistas para apoderarse de Ucrania. Por otro lado, las tropas rusas que están siendo traídas a la región son más que una demostración de fuerza, son también preparativos para una invasión directa, aunque indeseable para Putin, pero posible bajo ciertas condiciones.
Lukashenko, cuya dictadura después de la revolución de 2020 se basa principalmente en el apoyo de Putin, no solo está acelerando la entrega de la soberanía del país a los oligarcas rusos, sino que asumió totalmente y con ardor la política exterior de Putin, incluida su política antiucraniana. En la situación actual, abrió vergonzosamente las puertas de Belarús a la escalada del ejército ruso. Lukashenko dijo directamente que «si es necesario», entonces «los ejercicios serán contra Ucrania». Y que, si el ejército ucraniano comienza a recuperar el Donbass, el ejército bielorruso actuará «como el ruso». Fueron respuestas preparadas a unas preguntas también preparadas de uno de los dos principales propagandistas de Putin, Solovyov, es decir, una expresa amenaza directa de Putin contra Ucrania, desde el norte. Y esto es evidencia de que los ejercicios en Belarús tampoco son solo un juego de músculos, sino que el área de maniobras puede convertirse en un trampolín para la invasión. «Trabajando» la ayuda de Putin, Lukashenko está listo para arrojar a Belarús al fuego de una guerra criminal de Putin contra Ucrania. Al mismo tiempo, es posible que las tropas rusas permanezcan en Belarús para reprimir posibles levantamientos en el país. Al mismo tiempo, detrás de la hipócrita retórica antioccidental, Lukashenko sigue pagando religiosamente las deudas que ha acumulado con los banqueros occidentales (así como con Putin), desangrando el país, razón por la cual los bielorrusos viven cada día peor y se degrada la estructura productiva del país. Por todo esto, la dictadura reprime al pueblo. Y esto es facilitado por aquellos “izquierdistas” que se opusieron y continúan oponiéndose a la revolución bielorrusa de 2020, cubriendo así al mismo tiempo la dictadura de Lukashenko, el régimen de Putin y las ganancias de los acreedores imperialistas.
En general, ninguna de partes mencionadas necesita una guerra en la región, y a todos les gustaría evitarla. Pero, en primer lugar, el curso de los acontecimientos puede conducir en la guerra, incluso comenzando con exacerbaciones en el Donbass, donde las hostilidades nunca han cesado y donde los gobiernos (especialmente el ucraniano) no controlan completamente a los grupos armados. En segundo lugar, en esta situación, Europa del Este ya se está llenando de ambos lados con las máquinas militares y con soldados extranjeros, lo que significa una mayor colonización de toda la región. En tercer lugar, por parte del régimen de Putin, que desempeña el papel de bastión internacional de la reacción en el territorio de la antigua URSS e incluso más allá, esto significa expandir y entrenar el aparato para reprimir posibles levantamientos populares. No es de extrañar que el ministro de Defensa ruso, Shoigu, y Lukashenko ligaron la llegada de las tropas rusas a Belarús con la intervención de la OTSC en Kazajistán: «Usted notó correctamente que enero nos obligó a comenzar estos ejercicios, controles y trabajo conjunto mucho antes: era Kazajistán» (palabras de Shoigu dirigidas a Lukashenko).
Al resolver sus propios intereses, los imperialistas occidentales y Putin no solo profundizan la colonización de Europa del Este, sino que también llevan a la región al borde de una guerra en gran escala. El desarrollo nacional de los países de la región, el mejoramiento de la vida es imposible bajo la bota militar de soldados extranjeros. El interés común de sus pueblos es que no haya tropas extranjeras en los territorios de nuestros países, ni la OTAN ni la OTSC, dos aparatos militares de represión de los pueblos al servicio de las grandes potencias. Asimismo, el desarrollo nacional también es imposible bajo el dominio de las finanzas de las grandes potencias, que exportan los frutos del trabajo de los trabajadores y pueblos de nuestros países.
Los países de Europa del Este son víctimas constantes del dominio de las grandes potencias y sus políticas. Esto debe terminar. Pero para obtener la victoria, es importante que nosotros, los trabajadores y el pueblo de Belarús, entendamos claramente qué tipo de enemigo tenemos frente a nosotros. Entender que la lucha va a ser seria, lo que la situación actual demuestra una vez más. En esta lucha, los ucranianos comunes (con su revolución y la lucha por la liberación del país de la ocupación), los kirguises (con sus revoluciones), los kazajos (con su levantamiento), los polacos y lituanos comunes que mostraron tanta solidaridad con nuestra revolución están en la misma línea con los bielorrusos. Y esta lucha seria y de carácter internacional contra enemigos fuertes requiere apropiados enfoques, preparación y organización: un partido revolucionario internacionalista que tenga como objetivo una Belarús libre e independiente, en manos de sus trabajadores y su pueblo. Esta organización nos faltó en nuestra revolución en 2020, nos falta ahora, y debemos ir paso a paso para resolver este problema.
¡Abajo la OTAN y la OTSC! ¡Por una Europa del Este libre de tropas extranjeras!
¡No a la guerra contra Ucrania!
Tropas rusas, ¡fuera de Belarús!
¡Abajo la dictadura capitalista antinacional y antiobrera del secuaz de Putin, Lukashenko!