Luchas de los trabajadores y oprimidos en el mundo contra los ataques del imperialismo
Ecuador, Sri Lanka, Panamá y Gran Bretaña…
Cuando escribimos este artículo, los trabajadores y las masas populares en Panamá siguen los pasos de sus hermanos ecuatorianos y cingaleses (Sri Lanka): paralizan el país, exigen la rebaja de los precios de los combustibles y de la canasta básica, y enfrentan una violenta represión. En otra parte del mundo, en el norte imperialista, los trabajadores de los ferrocarriles británicos y de otros sectores laborales protagonizan una dura lucha contra la rebaja de sus sueldos comidos por la inflación, con una ola de huelgas que enfrenta al ya finado gobierno de Boris Johnson.
Por Alejandro Iturbe y Ricardo Ayala
El verdadero robo que supone la inflación sobre los salarios e ingresos de los sectores populares, el desabastecimiento de productos imprescindibles y el aumento descontrolado de los precios de los alimentos están provocando una situación intolerable que genera crecientes respuestas de lucha en diversas partes del mundo, que incluyen verdaderos levantamientos populares.
El más reciente es el producido en Sri Lanka (ex Ceilán) donde una oleada de huelgas y movilizaciones en respuesta a la altísima inflación y la falta de productos básicos (en medio de una grave crisis de la deuda externa) llevó a los trabajadores y las masas populares a tomar la residencia presidencial y forzar la renuncia del presidente Gotabaya Rajapaksa, que huyó del país[1].
Pocas semanas atrás fue Ecuador quien protagonizó un levantamiento popular contra el gobierno del presidente Guillermo Lasso, detonado por el alza del precio de los combustibles. Fue encabezado por las masas indígenas campesinas, que marcharon hacia las ciudades y recibieron el apoyo de los habitantes de los barrios obreros y populares. El gobierno Lasso debió retroceder en el aumento de los combustibles[2].
Una dinámica parecida se está produciendo en Panamá, donde desde hace cerca de dos semanas se desarrolla una oleada de huelgas, manifestaciones y bloqueos de caminos “contra el aumento de la inflación y la corrupción”[3]. En este marco, el gobierno de Laurentino Cortizo busca negociar con los sindicatos. La situación ha sido descrita como “la crisis de mayor magnitud” de las últimas décadas, con el país “al borde de un estallido social”.
La población trabajadora de los países semicoloniales se alza contra el hambre y la degradación social, acentuadas por el alza del dólar, la desvalorización de sus monedas nacionales, el aumento del costo de la importación de combustibles y una deuda externa y una inflación que se disparan.
Pero la ola de movilizaciones afecta ya también a la clase trabajadora de los países imperialistas. En primera fila tenemos las huelgas en Gran Bretaña, expresando la profunda bronca ante la desvalorización de los salarios y la caída del nivel de vida por la inflación, junto con el ataque a los servicios públicos, en medio de una crisis política en la que Boris Johnson ha presentado su renuncia.
De nuestros camaradas británicos nos llega el relato de que las y los trabajadores británicos del ferrocarril y las enfermeras, que habían sido ensalzados como héroes durante lo más duro de la pandemia, ahora son convertidos en parias. A la movilización de los obreros del ferrocarril, con seis días de paralización en lo que va del año, se añaden los conductores de autobuses que se han declarado en huelga en muchas ciudades, como Liverpool, los de tranvías en Londres y los trabajadores portuarios. Al personal de los hospitales (1,5 millones de trabajadores), profesores (624.000), funcionarios y bomberos se les ofrece una combinación de aumentos salariales inferiores a la inflación, fuertes pérdidas de empleo y peores pensiones y condiciones de trabajo.
La vanguardia de lucha la está protagonizando el sector del transporte, con numerosas huelgas y conflictos en el transporte aéreo, en diversos países y compañías europeas. Más allá del transporte, tenemos la huelga en curso de los trabajadores petroleros noruegos[4]. El rechazo por parte del IG Metall del aumento de 4,7% del salario ofrecido por la patronal metalúrgica alemana[5] puede cambiar el ambiente en la región. Los conflictos se comienzan a dar también en otros países como Francia o el Estado español.
En los países europeos pertenecientes a la OTAN, los trabajadores ven cómo, al mismo tiempo que sus salarios se deterioran con la inflación, sus derechos laborales son atacados y se deterioran los servicios públicos, sus gobiernos proyectan gastar fortunas en rearmarse hasta los dientes.
La «tormenta perfecta»
El FMI alerta sobre la tendencia hacia una “una gran tormenta perfecta”[6] en los países semicoloniales, con la combinación de una crisis de pago de sus deudas externas, empujada por el alza de los tipos de interés del dólar y el euro y la devaluación de sus monedas, junto con la alta inflación. Al mismo tiempo, la subida de los precios de los combustibles, acentuada por la guerra en Ucrania, aumenta los costos de producción y drena hacia los monopolios petroleros imperialistas estos mismos dólares.
Incluso algunos medios especializados publican un ranking de “países con mayor riesgo de default” (impago de la deuda) en 2022. En esa lista figuran Ucrania, Turquía y Argentina[7]. La situación de Ucrania, en medio de una guerra de defensa de su soberanía nacional contra Rusia, es muy conocida. Turquía y Argentina son “ollas a presión” con las inflaciones más altas del mundo y un proceso paralelo de licuación de sus monedas nacionales. Un proceso similar vive Sudáfrica, que también figura en esa lista.
Como consecuencia, la tendencia al surgimiento de alzamientos populares en los endeudados países semicoloniales se mantiene. El factor que diferencia estos procesos de los que han ocurrido durante la pandemia es la intervención de la clase obrera, como muestran las huelgas obreras en el Brasil.
Para el FMI, la tormenta perfecta está circunscripta ante todo a nuevas crisis de impago de las deudas externas de los países semicoloniales. El impulso sostenido del aumento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU. aumenta el drenaje hacia los bancos e instituciones imperialistas y empuja al estancamiento de las economías. En los países imperialistas, la subida de los tipos de interés también empuja al estancamiento, sin contener una inflación que corroe gravemente los salarios, pensiones y otras rentas. Al mismo tiempo, pone en riesgo la sostenibilidad de la deuda de los países periféricos del euro, como Italia, el Estado español, Portugal o Grecia. Si la clase obrera de los países europeos acrecienta su resistencia, acompañando a sus hermanos ingleses, se podría formar una tormenta perfecta… de lucha de clases.
Es en este marco que la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, plantea: “una nueva rebaja del crecimiento mundial tanto para 2022 como para 2023… Va a ser un 2022 duro, y posiblemente un 2023 aún más duro, con un mayor riesgo de recesión.” [8]
Con la inflación en los máximos históricos de muchas décadas y ante la guerra energética iniciada con Rusia, con grandes recortes del gas ruso enviado a Europa y la amenaza de un corte completo, las temperaturas del tórrido verano europeo aumentan. Bruselas plantea, al servicio de la industria alemana, reducciones obligatorias del consumo de energía en pleno invierno, que el Estado español y Portugal no aceptan. La caída del “atlantista” Mario Draghi, al frente del gobierno de Italia, expresa los graves problemas que enfrenta la Unión Europea y los grandes riesgos para mantener su cohesión.
Unidad de lucha de la clase trabajadora mundial contra el imperialismo
Ante la eminencia de una crisis generalizada de la deuda pública –externa e interna–, los gobiernos imperialistas y de las naciones semicoloniales orquestan una política de “disciplina fiscal” basada en «políticas de ajuste» contra los trabajadores y sectores populares[9]. Y mientras los salarios son devaluados por la inflación en todo el mundo, los gobiernos imperialistas aumentan en proporciones inauditas los presupuestos militares, mientras acentúan la expoliación de los países semicoloniales mediante la deuda externa y la inflación. Mientras tanto, no entregan a Ucrania las armas necesarias para poder derrotar a Putin, prolongando de esta manera la guerra.
La factura del enorme rearme en marcha la quieren financiar sea por la expropiación salarial o por el pago de la deuda pública que engorda las arcas de los bancos e instituciones prestamistas. Se impone la necesidad imperiosa de unidad del proletariado mundial contra la ofensiva imperialista.
Luchas como las del Ecuador, Sri Lanka y Panamá plantean con claridad la necesidad de derribar los gobiernos entreguistas y, con ello, el tema de la necesidad de la toma del poder por parte de los trabajadores y las masas. Las luchas obreras, como las de Gran Bretaña, ponen a rojo vivo la necesidad de unificarlas en una huelga general y plantean, asimismo, la urgencia de la lucha por la escala móvil de salarios, es decir, su reajuste mensual según la subida de los precios.
Por otra parte, la intervención de la clase trabajadora con sus propios métodos en los recientes estallidos sociales es clave para el avance sostenido de la lucha contra los gobiernos que aplican los dictados del FMI. La consigna del No Pago de la Deuda externa (e interna) es vital para detener la expoliación de los trabajadores y los pueblos. En Europa, por su parte, está planteada la tarea de luchar contra el rearme que realizan los gobiernos imperialistas y que ese dinero sea utilizado para satisfacer las necesidades de los trabajadores y no al servicio de la OTAN imperialista.
Notas:
[1] https://litci.org/es/sri-lanka-una-revolucion-en-curso-derriba-al-presidente-rajapaksa/
[2] https://litci.org/es/ecuador-las-masas-vuelven-a-las-calles-ahora-contra-el-banquero-lasso/
[3] Panamá registra nueva jornada de protestas y bloqueos de vías | Las noticias y análisis más importantes en América Latina | DW | 15.07.2022
[4] La huelga de petroleros noruegos afectará a Europa – Revista Acción (accion.coop)
[5] Sindicato metalúrgico alemán anuncia nuevas huelgas | Europa al día | DW | 12.06.2022
[6] https://www.imf.org/es/Publications/fandd/issues/2022/06/confronting-a-perfect-long-storm-tharman-shanmugaratnam
[7] https://www.visualcapitalist.com/wp-content/uploads/2022/07/sovereign-debt-risk-ranking-1.png
[8] https://www.imf.org/es/News/Articles/2022/07/13/blog-how-g20-can-respond
[9] Ver, entre otros: https://www.youtube.com/watch?v=4Lh00lAByO0