DeepSeek revoluciona el mercado de la IA y provoca una caída histórica en las acciones de las big techs

Una startup china lanza un modelo de inteligencia artificial eficiente que hace caer las acciones de los gigantes tecnológicos. ¿Qué quiere decir esto?
Por Marcel Wando
DeepSeek, una startup china de inteligencia artificial, lanzó recientemente un modelo de IA de código abierto que rivaliza con los desarrollos de las gigantes tecnológicas estadounidenses, y utiliza significativamente menos recursos. Esta innovación desencadenó una caída histórica en el mercado de acciones, con Nvidia, proveedora líder de chips para IA, sufriendo una pérdida de 589.000 millones de dólares en valor de mercado en un único día, el 27 de enero de 2025. En términos de comparación, esta pérdida supera el Producto Interno Bruto de países como Portugal o Nueva Zelanda.
Además de Nvidia, otras gigantes tecnológicas norteamericanas, como Alphabet (controladora de Google) y Microsoft, también registraron importantes caídas en sus acciones, reflejando las preocupaciones de los inversores sobre la capacidad de las empresas estadounidenses para mantener su hegemonía en el sector de la IA ante el avance chino.
Estas cifras astronómicas son alucinantes, pero ¿qué está sucediendo realmente? En realidad, no es más que una corrección especulativa del mercado ante un avance tecnológico que expone algunas de las contradicciones del capitalismo contemporáneo. Pero para entender esto, primero necesitamos conocer los hechos.
Fluctuación de las acciones de Nvidia
Nvidia cotiza en bolsa bajo el código NVDA, con 24.680 millones de acciones en circulación. Cada acción se vendía a 148 dólares antes del colapso y ahora se vende a 122 dólares. Esta fluctuación es la base para calcular la devaluación de 17%. Sin embargo, 12 meses antes, el valor era de 60 dólares.
La masa total del valor nominal de este capital aumentó de 1,48 billones de dólares a 3,65 billones de dólares y luego cayó a 3,01 billones de dólares. Es decir, subió US$ 2,17 billones en 12 meses y cayó US$ 600.000 millones en un día. Es este último episodio el que todo el mundo está discutiendo.
Dado que las acciones son títulos que representan una fracción del capital social de una empresa, estos datos nos inducen a pensar que el capital de la empresa ha fluctuado en la misma cantidad. Pero este no es exactamente así.
Especulación
El precio de las acciones no corresponde necesariamente al valor de la empresa, sino a cuánto creen los inversores que esta valdrá en el futuro. Si una empresa minera, por ejemplo, agota la reserva mineral que estaba explorando, sus acciones no valen más nada. Como máximo, el precio de venta de sus bienes.
Ahora supongamos que un año antes de que se agoten las reservas, el presidente de la compañía anuncia que ha encontrado una nueva reserva, más pura, que rendirá el doble de ganancias. Pero sólo será posible explotarla en un año. En este caso, las acciones se duplican inmediatamente, porque la gente confía en que la empresa valdrá el doble el próximo año.
Nvidia, a su vez, es proveedora de hardware para entrenar y operar modelos de IA. En diciembre de 2024, la empresa tenía una participación de 90% del mercado de GPU, un producto fundamental para toda la nueva Industria 4.0, pero también opera en la producción de DPU, CPU, software y programación de IA y chips para automoción. Como se especula que este sector crecerá mucho en los próximos años, Nvidia estaría en el corazón de este crecimiento, convirtiéndose en un monopolio casi absoluto en la producción de estas mercaderías.
Capital Real de Nvidia
La diferencia entre el precio de las acciones y su tamaño real es algo conocido en el mercado financiero. Los propios informes económicos hacen este cálculo para nosotros. Este es el valor contable, el book de la empresa. Es el valor de los activos de la empresa (inmuebles, maquinaria, stocks, efectivo, etc.) menos el valor de sus pasivos (préstamos, cuotas, bonds, etc.).
Los activos totales de la empresa en el tercer trimestre de 2024 era de U$S 96,01 mil millones y los pasivos totales fueron de U$S 30,11 mil millones, lo que resultó en un valor contable de U$S 65,9 mil millones. El valor contable por acción es U$S 2,69. Eso es 45 veces más bajo que el precio de las acciones después de la caída del día 27. (Tradingview)
Otra forma de estimar el Capital Real de la empresa es a partir de sus ingresos anuales. En 2022, la empresa tuvo ingresos de US$26.900 millones, mientras en 2023 fueron de US$60.900 millones.
Según Greg Wu, especialista de la industria de semiconductores, el tiempo de fabricación de chips varía conforme la tecnología utilizada. En una entrevista con el Financial Times, explicó: «Normalmente, todo el proceso lleva unos 100 días, en media. Para wafers de 8 pulgadas, entre 10 y 15 semanas. En los nodos de tecnología más avanzados, puede llevar hasta 120 o 150 días». días». (Financial Times)
Esto significa que, en un período de un año, el capital instalado en la fábrica permite realizar entre 2 o 3 ciclos de producción. Es decir, para un ingreso anual de 60.000 millones, el capital en movimiento es la mitad o incluso un tercio de esa cifra. Pero seamos generosos y consideremos que los 60.000 millones son el valor del Capital Real. Esto también está muy lejos del valor que alcanzó la empresa después de la pérdida del día 27.
La BET de la Bolsa de Valores
Se esperaba que los ingresos aumentaran 265% en 2022 y 126% en 2023, por lo que los inversores habían depositado grandes expectativas en Nvidia. Para quienes trabajan, es como si su salario se duplicara o triplicara cada año. El sujeto piensa: si las cosas siguen así ¿cómo voy a estar en 10 años? Es sobre esta especulación que se determina cuántas veces más se venderán las acciones en relación con su valor real. Antes del día 27, se estimaba en 55 veces; después, en 45 veces.
Estos inversores no son más que simples apostadores. Aquellos que creen que la empresa crecerá compran acciones. Los que creen lo contrario realizan otras operaciones que ganan conforme las acciones caen de valor (como las ventas a descubierto). Incluso apuestan sobre cuáles serán las especulaciones de otros especuladores.
Por lo tanto, el valor real de la empresa no cambia en absoluto con esa oscilación del mercado financiero. La producción no aumenta con la suba de los precios de las acciones ni disminuye cuando bajan. Precisamente porque estos precios están hiperinflacionados debido a la especulación financiera. Los que pierden y los que ganan con las fluctuaciones son los especuladores. Y, por supuesto, los pequeños inversores son los más perjudicados, porque no tienen información entre bastidores como los grandes.
La “bomba” de DeepSeek
DeepSeek es una empresa china de inteligencia artificial (IA) fundada en noviembre de 2023. El 20 de enero presentó en el mercado el modelo DeepSeek-R1, que rivaliza con modelos avanzados como el GPT-4 de la OpenAI, pero a un coste significativamente menor.
Mientras empresas como OpenAI, con sede en EE. UU., gastaron alrededor de 100 millones de dólares para entrenar sus modelos en 2023, DeepSeek afirma haber entrenado DeepSeek-R1 por alrededor de 6 millones de dólares, utilizando alrededor de 2000 GPU Nvidia H800, en contraste con las 16 000 GPUs que suelen emplear los competidores occidentales. (Nytimes)
Además del costo de capacitación, también hay una diferencia en el costo operativo de esta IA. Al procesar un mensaje específico, el ChatGPT puede incurrir en costos de aproximadamente $0,0675 por cada respuesta de 500 palabras, mientras el DeepSeek realiza la misma tarea por aproximadamente $0,015, lo que lo hace 4,5 veces más barato. Se estima que el costo operativo será menor debido a una estrategia de seleccionar sólo los parámetros relevantes para cada respuesta, y no todos de una sola vez (Creolestudios).
Además, la empresa mantiene sus códigos abiertos, lo que significa que no son un secreto industrial. Esto no sólo reduce la desconfianza sobre la veracidad de las alegaciones, sino que también obliga a las empresas competidoras a adoptar su modelo. El coste de capacitación significativamente menor permite que haya más competidores, lo que, combinado con el menor coste operativo, induce a una caída en los precios. Esto genera una tendencia a la depreciación del capital de las empresas que operan en este ramo.
Frustración de las expectativas
Los inversores de la bolsa de valores esperaban que en el futuro el capital de la Nvidia fuese 55 veces mayor que el actual. Después de la “bomba”, estas expectativas se vieron un poco frustradas, y ahora se espera que sea “sólo” 45 veces mayor. Fluctuaciones del mercado de acciones como esta son muy comunes. Lo único que llama la atención en este caso es la magnitud de esta fluctuación, no el mecanismo del proceso. Por lo tanto, esto no es sólo un problema de Nvidia o de las grandes tecnológicas (big techs), sino una característica estructural del capitalismo financierizado.
Pero esto también muestra que no se trata de un golpe de los “comunistas chinos” contra el imperialismo estadounidense. O un acto de resistencia de un “movimiento open-source” (de código abierto). Se trata de movimientos típicos del mercado financiero, problemas endógenos al mercado de capitales, no exógenos. Es un efecto intrínseco de la anarquía del mercado capitalista, no viene de afuera de él.
Necesidad de capitales emergentes
Pero si explicamos la caída de las acciones, todavía tenemos que explicar por qué estaban tan altas. ¿Por qué las acciones de las empresas de tecnología tienen un precio mucho más alto que su valor real?
Es normal que sectores nuevos de la economía sean altamente valorados en comparación con los tradicionales que ya se han consolidado en el mercado. Después de todo, los tradicionales ya han ocupado todo su mercado, han desarrollado plenamente su potencial tecnológico y tienen un nivel de lucratividad estabilizado. Sólo en los nuevos sectores de la economía existe una nueva posibilidad de crecimiento.
Los sectores tradicionales pueden incluso hasta recuperar su valor si descubren nuevos mercados, desarrollar una tecnología disruptiva o crear un nuevo producto. Pero la tendencia de estas empresas es que su crecimiento no sea a través de la ampliación de la producción o de la productividad, sino a través de la incorporación de sus competidores, mediante fusiones o llevándolos a la quiebra.
Desde la crisis de 2008, la economía mundial ha estado de lado o hacia atrás. En la última década se ha producido un estancamiento en el crecimiento de las ramas tradicionales del capital. Más que nunca, la burguesía necesita empresas de capital emergente, como Nvidia.
Corrida por la IA
Además de Nvidia, hay decenas, si no centenas, de otras empresas que se consideran de capital emergente. Están en diferentes ramos, como Tecnología, Finanzas, Comercio, Salud, Energía, Movilidad, Infraestructura, Educación, Medios, etc. En general, la llamada industria 4.0. El desarrollo de estas tecnologías es la mayor esperanza de la burguesía imperialista actual para salir de esta recesión. Una de ellas es la Inteligencia Artificial Generativa.
La corrida por la supremacía en inteligencia artificial se ha intensificado en los últimos años, con inversiones masivas de empresas y gobiernos. En Estados Unidos, la administración Trump anunció recientemente el proyecto Stargate, una asociación público-privada que prevé una inversión de hasta 500.000 millones de dólares en infraestructura de IA, en la que participan empresas como OpenAI, SoftBank y Oracle.
Este enorme volumen de inversión no sólo impulsa la investigación y el desarrollo tecnológico, sino que también crea una mistificación en torno a la inteligencia artificial. Presentada como una solución inevitable para crisis económicas y un motor del progreso imparable, la IA a menudo se trata como un fenómeno autónomo, desconectado de las relaciones de producción y del control ejercido por el gran capital. Esta narrativa oscurece el hecho de que su avance está directamente vinculado a la lógica del lucro y de la explotación, consolidando aún más el dominio de las grandes corporaciones sobre los sectores estratégicos de la economía.
Futuro incierto
En este punto, todo el mundo se pregunta si las evaluaciones de mercados futuros aún están muy equivocados o si finalmente se ajustarán al valor que realmente se realizará. ¿Alcanzarán realmente estas empresas un capital de billonario? ¿Nacerá como monopolio o será un mercado amplio? ¿Las empresas que hegemonizarán el sector serán las estadounidenses? Las dudas de hoy son aún mayores que antes del día 27, y el futuro ya no es el mismo.
En el capitalismo, el futuro es siempre incierto y caótico. La falta de planificación económica genera la sumisión de la humanidad a los designios de un mercado impersonal. A los inversores optimistas sólo les queda la esperanza; a los pesimistas les queda la desesperación.
Y para un trabajador ¿qué queda dentro de este sistema? Si está trabajando, apoyará las ganancias de todos estos accionistas con su sudor, sangre y lágrimas. Si logra invertir un poco, o bien obtiene ganancias mediocres cuando todo va bien, o es robado por los grandes inversores cuando ocurren estas crisis. Eso, cuando no queda sin empleo o su país entra en guerra, lo cual es aún peor.
El capitalismo financiero juega el futuro de la humanidad en el casino especulativo. Superarlo no es una opción moral ni una preferencia política, sino una necesidad histórica para hacer posible un futuro más previsible y próspero. El socialismo es la única manera que tenemos hoy para poner la tecnología y la economía bajo un control racional del conjunto de la clase trabajadora, para que las cosas sirvan a la humanidad, y no para que los que trabajan sirvan al casino de los especuladores.
Traducción: Natalia Estrada.