Mar Mar 19, 2024
19 marzo, 2024

Portugal | 5 años de Em Luta… venimos de lejos

El próximo 18 de diciembre se cumplirán cinco años de la conferencia de fundación de Em Luta, en 2016. Los meses anteriores a aquella fecha fueron de intenso debate en el interior del MAS y en la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT) y de maduración entre nuestra militancia, con particular destaque para la reunión plenaria del 2 de setiembre de aquel año 2016, que marcó la separación y la conferencia de fundación de una nueva organización en Portugal: Em Luta. Pretendemos en este artículo, aunque de forma reducida, exponer y reflexionar sobre los fundamentos para la necesidad de construcción de una organización marxista revolucionaria en Portugal y en el mundo, y por fin apelar a que nos acompañes en esta tarea impostergable.

Por: Edu Dário, Portugal

Venimos de lejos, de muy lejos

Cuando decimos que venimos de lejos no estamos solo refiriéndonos a los tiempos y acontecimientos por los que pasó nuestra militancia concreta. Generalmente, esa experiencia militante concreta es siempre reducida si se compara con la “experiencia histórica” que es exigida a la militancia revolucionaria y a la tarea q         ue nos proponemos: construir una organización revolucionaria nacional e internacional…

La decisión de fundar una nueva organización revolucionaria asoció no solo la experiencia concreta y política de los militantes del Em Luta en las décadas anteriores en Portugal como incluso su comprensión y balance –aunque limitados y siempre sujetos a nuevas apreciaciones y correcciones…– de la larga trayectoria del marxismo revolucionario, particularmente sintetizado en nuestra organización internacional, la LIT. Es por todo esto que hoy continuamos diciendo que venimos de ‘lejos, de muy lejos…’.

Particular peso –un peso fundacional…– tuvo la Revolución en Portugal del ‘25 de Abril de 1974’, no la victoria de democracia burguesa sobre la dictadura fascista sino la Revolución Obrera y Socialista que irrumpió por entre la crisis económica y política terminales del régimen colonial fascista y de su ejército, en manos de los pueblos de las ex colonias y en clara alternativa y enfrentamiento con las soluciones reformistas y burguesas que acabaron por derrotarla y cuyos protagonistas de entonces y herederos se ponen un clavel en el pecho en los momentos convenientes. De hecho, y tal como la generalidad de las revoluciones, aun más en un país imperialista como Portugal, la Revolución Obrera y Popular de los años 1974-1975 tuvo un impacto internacional y originó un exigente e intenso debate y confrontación político-teórica entre toda la izquierda, la revolucionaria y no solo esta, y en particular entre la militancia ‘trotskista”[1]. Dijimos además que, nuevamente rechazando cualesquiera cristalizaciones eternas, aquel fue un debate y una confrontación fundacionales cuyo estudio y crítica debe proseguir incluso al borde del cincuentenario y atraer a los nuevos militantes y activistas.

El PRT y Revolución y Contrarrevolución en Portugal, de Nahuel Moreno

Ejemplo decisivo de aquel debate y confrontación fundacionales fue el documento publicado en julio de 1975: Revolución y Contrarrevolución en Portugal, de Nahuel Moreno, uno de los principales dirigentes trotskistas latinoamericanos y de la Fracción Bolchevique (FB) que antecedió a la LIT[2] e impulsor de la construcción del partido mundial revolucionario, la IV Internacional.

Reconociendo su carácter fundacional y su actualidad, aquel documento sería editado por primera vez como libro por Em Luta, en abril de 2019[3]. Por las consecuencias políticas se puede decir que, en pleno ‘Verano caliente’, significó una segunda fundación del joven y valioso Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), apoyado por la FB (LIT) y creado en enero de 1975 con algunos jóvenes que habían dado sus primeros pasos en la militancia política en los últimos años de la dictadura marcelista.

Como se refirió, no solo en la introducción en abril de 2019 aquel documento de 1975[4], como se destacaba en el propio documento e incluso en los textos del propio PRT, que entonces daba sus primeros pasos en el marxismo revolucionario, lo que estaba en causa era el avance hacia una revolución obrera y socialista, poniendo en el orden del día de la revolución de 1974-1975 la toma del poder por la clase trabajadora con sus organismos de clase y el socialismo. La alternativa sería la caída del país en la órbita de los países imperialistas más fuertes, la decadencia social y económica, la pauperización de la clase trabajadora que la realidad de los últimos 45 años expuso. Esta decadencia tuvo su expresiva prueba en la ofensiva llevada a cabo en los años de la Troika durante el gobierno de Passos Coelho –la tercera ofensiva desde que la Revolución fue paralizada–, y que aún no fue revertida totalmente hasta hoy por el PS-Geringonça. Bien merecidas fueron pues las extraordinarias movilizaciones populares, juveniles y obreras que ocurrieron en los años 2011 a 2013, algunas de ellas impulsadas por fuera de las organizaciones reformistas y solo comparables, hasta hoy, a las grandes movilizaciones de la Revolución: la de la ‘Geração à Rasca’ en marzo de 2011, la del ’15 de Octubre’ del mismo año, 15 de Setiembre de 2012 (300 a 400.000 personas en las calles, dos huelgas generales, en 2012 y 2013…). El gobierno de Passos Coelho retiraría su propuesta de aumento de la TSU (Tasa Social Única) para los trabajadores (y de reducción para los patrones…).

La lucha por la ‘Revolución Obrera y Socialista’ contra la ‘Revolución Democrática Nacional’ estalinista

La propuesta marxista para el país en 1974-1975 de ‘avance para la revolución obrera y socialista con la toma del poder por la clase trabajadora’ como única estrategia válida, también para los días de hoy, se opone no solo al PCP con todas sus fuerzas y medios –que incluían el boicot frontal a algunas importantes huelgas– como al MFA, el PS, los gobiernos provisorios de “izquierda’ y “derecha”, la izquierda maoísta con la falsa y antimarxista teoría de la “revolución por etapas”, donde la clase trabajadora debería unirse y someterse a la “burguesía democrática” mientras el gobierno de los trabajadores y el socialismo quedaba para las ‘calendas griegas’. La pobre disculpa que el PCP evoca, de que en la revolución de 74-75 ‘no había condiciones para avanzar hacia el socialismo y para el poder de los trabajadores’, no pasa de una tentativa de justificar la participación de su principal dirigente Álvaro Cunhal en los gobiernos burgueses provisorios de entonces, al lado de Mário Soares del PS, Sá Carneiro del PPD-PSD, etc. La participación del PCP de Jerónimo de Sousa en la ‘viabilidad gubernativa’ de los gobiernos burgueses de la Geringonça-PS en los últimos años no deja de ser, pues, una versión menor de la política del PCP en la Revolución, tirando una vez más para las ‘calendas griegas’ la lucha por una sociedad basada en el poder de la clase trabajadora.

Pero, al final, ¿quién, qué organismos debían tomar el poder e iniciar la construcción del socialismo, en la concepción del Revolución y Contrarrevolución en Portugal, de Nahuel Moreno, que retoma, por su parte, la experiencia ‘lejana’ de Lenin y Trotsky de 1917, que el calor de la revolución de 74-75 retomó y que el Em Luta incorpora en su programa estratégico? Eran y serán los organismos de la clase trabajadora: “Por un programa de transición que lleve a la revolución de las comisiones de trabajadores y de los comités de soldados contra el gobierno del MFA-PC-PS’… “El eje debe ser el ya señalado: desarrollar y centralizar los embriones de doble poder para que tomen el poder”… “La gran tarea es ganar a la clase obrera, los soldados y los campesinos para el cumplimiento de esta consigna y para la construcción del organismo que la torne efectiva: el Congreso Nacional de las Comisiones y Comités”[5].

Con la dispersión del poder de la clase trabajadora y el rechazo de la generalidad de la izquierda en luchar por el desarrollo y centralización de los organismos de clase –con el PCP a la cabeza, ya amarrado a los gobiernos burgueses provisorios…–, la burguesía sintió abierto el camino para el golpe del 25 de noviembre de 1975. Con los sucesivos retrocesos en las etapas políticas que siguieron y la imposición y estabilización del poder de la burguesía que nos gobierna hasta hoy, la corriente marxista revolucionaria ‘morenista’ tuvo que proseguir en los últimos 46 años la construcción del partido revolucionario en diversas (y adversas…) situaciones: con la LCI (SU de Ernest Mandel), POUS/OCI, FER, Ruptura-FER, dentro del BE, MAS… Llegamos así a la fundación del Em Luta, en 2019.

El Em Luta y la ‘unidad de izquierda’

Fueron varios los fundamentos más inmediatos que nos llevaron a fundar hacia finales de 2016 un partido revolucionario, algunos de los cuales son bien recurrentes –incluso en los días de hoy– en los viejos debates en el interior del marxismo revolucionario y que, recordemos lo que dijimos en el inicio, solo pretendemos aflorar en este texto.

Desde luego, la oportunista y desmovilizadora lucha por la “unidad de la izquierda”, que hoy es defendida por varias organizaciones y activistas con diversas variantes, entre ellas la “lucha” por la “unidad PC y BE”, abdicando de presentar al conjunto de la clase ‘la necesidad de construir una alternativa revolucionaria diametralmente opuesta a aquellos proyectos’ y en nombre de una supuesta caída de su nivel de conciencia y “condiciones concretas de la situación”, aquella “lucha” termina por impregnar el conjunto de la práctica de la “izquierda alternativa” desperdiciando las oportunidades políticas –como la búsqueda permanente de la estructuración en la clase obrera y en sus luchas– postergando otra vez para las calendas griegas la construcción de un partido revolucionario incluso con carácter fundacional.

Dijimos que ‘venimos de lejos’. Por eso, en 2016, y nuevamente hoy, y a este propósito, retomamos también lo que Nahuel Moreno decía de la ‘unidad de izquierda, del PS y el PC’ en el documento que referimos en el contexto de la Revolución de 1974-1975, como también en la Conferencia de fundación de la LIT, en enero de 1982, como consecuencia del embate con otra organización que también se reivindicaba del trotskismo (la OCI, Organización Comunista Internacionalista, y con quien nuestra corriente estuvo unificada incluso en Portugal).

En el contexto de la revolución portuguesa y en el entonces desarrollo acelerado de sindicatos y comités de base de empresa y barrios, la propuesta expresada en el documento era entonces: “10.5. ¡No al frente único con el PC y los otros partidos reformistas. Sí al trabajo en la Intersindical y, fundamentalmente, en los comités de obreros y soldados!”; “La existencia de estas organizaciones, por sí solo, constituye un progreso histórico inmenso. (…) No es motivo de gran preocupación, en principio, el programa o la dirección de esa forma organizativa”[6]. “Frente al peligro de Spínola, tenía cabida la fórmula de frente único porque respondía a una profunda necesidad y aspiración de las masas y de los partidos que las representaban: enfrentarlo [al general Spínola] y derrotarlo. Pero, una vez derrotado Spínola, esta política debe transformarse en otra: denuncia sistemática del PC y del MFA (…)”[7].

Y sobre el mismo tema del “frente único obrero/unidad de la izquierda’, en la Conferencia de fundación de la LIT, en enero de 1982, y de crítica a la OCI: “Si consideramos el frente único obrero como una táctica permanente y privilegiada, eso significa que la forma permanente de construir el partido es de acuerdo con los partidos obreros traidores. La OCI está siendo coherente cuando plantea, en la práctica, un signo igual entre la construcción del partido y la táctica de frente obrero”[8]. Y recordaba: “Durante la revolución rusa [dirigida por el partido bolchevique de Lenin y Trotsky], esa táctica fue aplicada solo durante 5 días”. E incluso: “Aun cuando entramos en los partidos reformistas no lo hicimos para implementar un frente único con la dirección y sí para denunciarla y hacer que la izquierda socialista rompiese con ella”[9].

Construir la alternativa revolucionaria

Pero, ¿como puede un núcleo fundacional, como es, por ejemplo, el Em Luta, sobrepasar sus modestas capacidades organizativas y teóricas, resistir a los “cantos de sirena” del aparato del Estado y a las mil y una ventajas e ilusiones en el régimen democrático burgués, y contribuir a la construcción de un partido revolucionario independiente, que actúe en la clase trabajadora, que la conduzca a ser una alternativa radical de poder a la burguesía y del socialismo? ¿Cómo podemos rescatar el socialismo y el comunismo del estalinismo criminal que los dirigentes estalinistas y los propagandistas burgueses, con la intención de desacreditarlo, tanto se empeñan en ligar? Sin duda, tenemos que estar con nuestra clase –la clase trabajadora– y apoyarnos en sus pequeñas y grandes luchas, sea cual fuere la etapa y el desarrollo de las mismas. En este sentido, el Em Luta, desde su fundación, ha dado pasos de los que nos enorgullecemos.

Pero queremos estar junto a los trabajadores armados con el máximo de acumulación de la experiencia política y teórica de que somos capaces, a partir de lo cual proponemos constantemente que constituyan “una clase para sí”, es decir, una clase políticamente independiente de la burguesía y de sus partidos de derecha y reformistas. Una clase que, con sus organismos de clase –a ejemplo de lo que sucedió en la Revolución de 1974-1975– supere y libere las fuerzas productivas y sociales de 99% de la sociedad del poder de la burguesía y de sus amarras al lucro, que han arrastrado al conjunto de la sociedad a la miseria y la decadencia.

Pero con nuestras debilidades –conscientes, repetimos– tenemos una ventaja: que buscamos construir, desde el primer minuto, y por eso formamos parte de una organización revolucionaria internacional –la Liga Internacional de los Trabajadores– con camaradas y activistas que en otros países también luchan por la superación de la burguesía y del capitalismo y que procuran hacer la acumulación y la actualización críticas de la larga experiencia del marxismo revolucionario internacional. Al unir la construcción de un partido revolucionario en Portugal con la construcción de una organización revolucionaria internacional también decimos que ‘venimos de lejos’; por lo menos de tan lejos cuanto el Manifiesto Comunista de Marx y Engels de 1847, que frente a la entonces creciente internacionalización de la economía capitalista y de la explotación proclamaba “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.

¡Ven a construir el Em Luta!

[1] Archivo León Trotsky: archivoleontrotsky.org

[2] Un breve esbozo de la historia de la LIT, litci.org

[3] MORENO, Nahuel. Revolución y Contrarrevolución en Portugal. Edições Em Luta, 2019.

[4] Ibídem, Presentación pp. 10-11.

[5] Ídem. Cap. X – “Por una política leninista-trotskista consecuente”.

[6] Ídem.

[7] Ídem.

[8] Correo Internacional, febrero de 1982.

[9] Ídem.

Artículo publicado en emluta.net, 3/11/2021.-
Traducción: Natalia Estrada.

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