ESPECIALES
Un breve esbozo de nuestra historia
mayo 9, 2013
Por Alicia Sagra
Reivindicamos la I y la II Internacionales como parte de nuestro pasado, pero nuestro modelo de partido mundial es la Tercera, conocida como Internacional Comunista. Ella responde a las necesidades de la época imperialista que estamos viviendo, tanto en las propuestas programáticas de sus cuatro primeros congresos, como en su régimen interno, el centralismo democrático.
La III Internacional fue degenerada y luego disuelta por el estalinismo. La oposición de Izquierda y después la IV Internacional, nuclearon a los revolucionarios que más consecuentemente enfrentaron esa degeneración. Hoy, la mayoría de las corrientes que se reivindicaban cuartistas, han ido abandonando su programa. Pero existen otras corrientes que sí se reivindican de la IV, que reivindican su programa, el Programa de Transición, que hacen foros en su nombre, en oportunidades se realizan acciones conjuntas de homenaje a Trotsky. Incluso algunas de esas corrientes, se autoproclaman como IV Internacional. Pero, la trágica realidad es que, a más de 8 décadas de su fundación, la IV como organización centralizada, como Partido de la Revolución Socialista Mundial, no existe. Los reveses de la lucha de clases y las desviaciones de sus dirigentes, después del asesinato de Trotsky, provocaron su dispersión. Su reconstrucción es el objetivo estratégico que se dio la LIT-CI desde su fundación.
Muchos preguntan: “¿por qué reconstruir la IV, si apenas es sinónimo de trotskismo?”. Hoy con toda justicia el trotskismo existe como corriente diferenciada, ya que es sinónimo de la lucha consecuente contra la burocracia y por la democracia obrera. Eso es así, a pesar de que muchos de los que siguen identificándose como trotskistas, traicionan esas banderas. Pero en su momento, Trotsky siempre estuvo en contra de definir a su corriente como trotskista, porque no consideraba ser un sector diferenciado del leninismo. Por eso, cuando utilizaba el término trotskismo, lo ponía entre comillas. En realidad, ese término fue impuesto por el stalinismo, como insulto, para indicar que los que apoyaban a Trotsky durante la batalla contra la degeneración, no eran leninistas. En ese momento, la corriente liderada por Trotsky se autodenominaba “bolchevique leninista” Esa es la corriente que dio origen a la Oposición de Izquierda y después a la IV Internacional.
La Cuarta nació para defender los principios del marxismo y del leninismo, que estaban siendo atacados por Stalin– el internacionalismo, la democracia obrera y el poder obrero – y para dar una política ofensiva en el enfrentamiento al nazismo y a la Segunda Guerra Mundial, después de la capitulación de Stalin.
La IV Internacional es la continuidad de la III dirigida por Lenin y es sinónimo de la lucha consciente contra la contrarrevolución estalinista. Es necesario reconstruirla y no construir una internacional distinta, porque sus principios y bases teórico -programáticas, expresadas en el “Programa de Transición” y en a “Teoría de la Revolución Permanente”, continúan vigentes, independientemente de las obvias actualizaciones que deben hacerse.
El Programa de Transición sistematiza las resoluciones de los cuatro primeros congresos de la III Internacional: la lucha contra sectarismo y el oportunismo, la posición frente al parlamento, frente a las nacionalidades oprimidas, frente a la cuestión negra y de la mujer, el control obrero, el frente único obrero, las milicias, soviets, gobierno obrero y campesino, dictadura del proletariado. Como elemento nuevo, incorpora la necesidad de hacer una nueva revolución en la URSS, la revolución política contra la burocracia. El Programa de Transición, siguiendo la orientación del IV Congreso de la III Internacional, supera la división entre el programa mínimo y el máximo. Da el método para elevar a las masas al programa de la revolución socialista, a través de la elaboración de un sistema de reivindicaciones transitorias que parten de las necesidades y del nivel de consciencia actual y las lleve a la lucha por la conquista del poder por el proletariado.
La Teoría de la Revolución Permanente, afirma que, en la etapa imperialista la burguesía no tiene condiciones de cumplir con sus banderas, por eso la clase obrera es quien debe tomar las reivindicaciones democráticas, que en el proceso de la revolución se combinan con las tareas socialistas; resalta la necesidad de que la clase obrera dirija el proceso y que éste se desarrolle a nivel mundial. Esta teoría elaborada por Trotsky, se concretó magistralmente como política, con las Tesis de Abril elaboradas por Lenin, cuando llegó a Rusia en 1917.
La actualidad de estas premisas hace que hoy sea imposible elaborar un programa revolucionario que no parta del Programa de Transición y de la Teoría de la Revolución Permanente. Por eso, todo revolucionario que quiera luchar por la derrota del imperialismo, de la burocracia y por el triunfo del socialismo a nivel mundial, independientemente de cuál sea su origen, se aproxima, aunque de manera inconsciente, a las posiciones centrales de la IV Internacional.
Frente a los procesos revolucionarios en Latinoamérica, del siglo XXI (Ecuador en el 2000, Argentina 2001, Venezuela 2002, Bolivia 2003 y 2005, Chile 2019), las multitudinarias movilizaciones de las masas europeas contra la guerra en 2003, la heroica resistencia del pueblo iraquí, la permanente resistencia de Palestina, las enormes movilizaciones por el asesinato de George Floyd, sublevaciones como las de Skri Lanka e Irán, el genocidio provocado por la política de la burguesía el imperialismo para enfrentar la pandemia, sentimos la impotencia de no contar con un partido revolucionario mundial que encamine esas luchas hacia un enfrentamiento unificado contra el imperialismo y hacia la pelea por el poder en diferentes países. Algo similar podríamos concluir en relación a los procesos revolucionarios del 89,90, 91, que destruyeron los regímenes del partido único de la ex URSS y del Este europeo, pero que por la falta de una dirección revolucionaria no consiguieron revertir el proceso de restauración capitalista, iniciado varios años antes.
Todo esto es una confirmación palpable de la necesidad de reconstruir la IV Internacional para poder avanzar hacia triunfos duraderos en la lucha contra el imperialismo.
Esa reconstrucción no es tarea sólo de los llamados “trotskistas”, ni de todos los que se reivindican “trotskistas”, sino de todos aquellos que acuerden con sus bases programáticas. Trotsky encaró la construcción de la IV como una tarea no sólo de la Oposición de Izquierda (los “trotskistas” de la época) sino de todos los que acordaban con los principios, el programa y la política leninistas. El avance del nazismo y del estalinismo, en la década del 30, provocó la capitulación de organizaciones y dirigentes con los cuales Trotsky estaba trabajando para construir la nueva Internacional. Por eso y por la necesidad urgente de materializar una organización centralizada que conservase los principios marxistas revolucionarios, la IV Internacional fue fundada apenas por quienes hacían parte de la Oposición de Izquierda Internacional, y no por todos ellos, ya que varios de ellos abandonaron la tarea. A pesar de eso, Trotsky no abandonó su objetivo de luchar por una internacional de masas, donde ,incluso ,los “trotskistas” pudiesen ser minoría.
Nosotros no nos consideramos los únicos revolucionarios del mundo. Tampoco creemos que la solución de la crisis de dirección revolucionaria pase por el crecimiento vegetativo de nuestra corriente. Por el contrario, tuvimos siempre una obsesión por llegar a acuerdos revolucionarios, tanto a nivel nacional como internacional. Por eso, la nuestra es una historia de fusiones, tentativas de fusión y también de rupturas, que los principales hechos de la lucha de clases provocaron.
En esta larga y difícil batalla por construir la Internacional tuvimos algunos aciertos y muchos errores. En enero de 1982, cuando se fundaba la LIT-CI, Nahuel Moreno decía: “… Los dirigentes del movimiento trotskista se consideraban colosos que no se equivocaban nunca. Mientras tanto, el trotskismo dirigido por ellos era lamentable…” “…Esa experiencia de andar siempre entre “genios” nos llevó a hacer indirectamente propaganda sobre nuestra base para convencerla de que nos equivocamos mucho, que deben pensar por su cuenta, ya que nuestra dirección no es garantía de genialidades. Queremos por todos los medios inculcar un espíritu autocrítico, marxista, y no una fe religiosa en una modesta dirección, provinciana por su formación y bárbara por su cultura. Por eso, creemos en la democracia interna y la vemos como una necesidad imprescindible. … Avanzamos a través de errores y golpes y no tenemos vergüenza de decirlo …”
“… El problema es cómo cometer menos errores, cualitativa y cuantitativamente. A mi modo de ver, la tendencia es a cometer cada vez menos errores si estamos en una organización internacional y sobre la base del centralismo democrático. Eso, para mi, es un hecho. Afirmo categóricamente que todo partido nacional que no esté en una organización internacional bolchevique, con una dirección internacional, comete cada vez más errores y uno cualitativo: por ser trotskista nacional termina, inevitablemente, renegando de la IV Internacional y adoptando posiciones oportunistas o sectarias para, en seguida, desaparecer…”.
NUESTROS ORÍGENES
La corriente que hoy se denomina LIT-CI existe, como corriente internacional, con diferentes nombres, desde 1953. A nivel nacional, surgió en Argentina, en 1943 como un pequeño grupo dirigido por Nahuel Moreno, el GOM (Grupo Obrero Marxista). Los hermanos Boris y Rita Galub, Mauricio Czizik y Daniel Pereyra (jóvenes provenientes de familias obreras) y Moreno y “Abrahancito” que provenían de la clase media, fueron los primeros integrantes del grupo. Estos jóvenes venían realizando reuniones de estudio desde un tiempo atrás, cuando Moreno con la ayuda, según él decisiva, de Fidel Ortiz Saavedra (obrero boliviano, semianalfabeto), los captó para el trotskismo. En 1943 se conforman como grupo, con el objetivo central de ir hacia la clase obrera, tratando de superar el carácter marginal, bohemio e intelectual del movimiento trotskista argentino.
Nuestra corriente en Argentina tuvo diferentes nombres. Grupo Obrero Marxista entre 1943 y 1948. Partido Obrero Revolucionario entre 1948 y 1956 (públicamente: Federación Bonaerense del Partido Socialista – Revolución Nacional, entre 1954 y 1955). Movimiento de Organizaciones Obreras en 1956 y 1957. Entre 1957 y 1965, fuimos conocidos por el nombre de nuestro periódico, Palabra Obrera. Partido Revolucionario de los Trabajadores a partir de 1965 y PRT (La verdad) después de la ruptura con Santucho en 1968. Partido Socialista de los Trabajadores entre 1971 y 1982. Movimiento al Socialismo desde 1982 hasta 1997, cuando lo que quedaba de ese partido rompió con la LIT-CI. Después de esa ruptura de 1997, se forma Lucha Socialista y después el FOS (Frente Obrero Socialista) con los militantes del viejo MAS que no siguieron a su dirección y quedaron en la LIT. En 2011 el FOS se fusionó con otro sector de militantes provenientes de rupturas del MAS: COI. Dignidad de Córdoba, FUR de Comodoro Rivadavia, para dar origen al actual PSTU-A.
Durante los primeros años tuvimos una desviación obrerista, sectaria y propagandista. No se hacía trabajo entre los estudiantes y el eje de las actividades era dar cursos sobre el Manifiesto Comunista y otros textos clásicos. Entre 1944 y 1948 tuvimos, además, otra desviación, la nacional trotskista. Es decir, creer que había solución para los problemas del movimiento trotskista y de los trabajadores, dentro del propio país. Sólo en 1948 nuestra corriente comenzó a intervenir en la vida de la Internacional, participando de su Segundo Congreso.
La intervención en las luchas obreras y en la Internacional hizo posible la superación de las desviaciones y el fortalecimiento del grupo. La participación en 1945 en la huelga del frigorífico Anglo- Ciabasa (los frigoríficos de la carne eran el principal sector obrero en ese momento en Argentina) fue muy importante y permitió ganar a la casi totalidad de compañeros del Comité de fábrica. Después de la experiencia en la Huelga de la carne, un grupo de compañeros del GOM, incluido Moreno, se fueron a vivir a Villa Pobladora, un barrio obrero de Avellaneda, en ese momento una de las mayores concentraciones obreras de América Latina. Allí comenzaron a trabajar en el Club Social Corazones Unidos. Al poco tiempo Moreno fue elegido presidente del Club. Desde ese Club daban cursos y charlas al tiempo que realizaban actividades sociales y culturales y se ligaban estrechamente a la vida de los obreros de la zona. A partir de ese trabajo el pequeño grupo se convirtió en un centenar.
Poco a poco el grupo se fue fortaleciendo en otras fábricas. Llegaron a dirigir fábricas de tubos de cemento, del cuero. A pesar de ser sólo 100 militantes muy jóvenes, el grupo se afirmó en la clase y así se fueron construyendo grandes cuadros obreros, el máximo ejemplo fue Elías Rodríguez, que hoy consideramos con orgullo como aspecto central de la tradición de nuestra corriente.
El partido argentino llegó a ser, junto con el SWP construido con la orientación personal de Trotsky, el partido más obrero del movimiento trotskista.
En ese proceso fuimos superando nuestro sectarismo y propagandismo, pero caímos en una desviación sindicalista, que después comenzó a ser superada gracias a nuestra participación en la Internacional.
LA PARTICIPACIÓN EN LA IV INTERNACIONAL
La dirección de la IV Internacional después de la II guerra, integrada por el SWP (EEUU), Pablo (Grecia), Mandel (Bélgica) y Frank (Francia), era muy joven e inexperta y no consiguió superar el debilitamiento cualitativo provocado por el asesinato de Trotsky en 1940. La característica central de la IV Internacional en aquella época era su sectarismo. Un ejemplo de eso fue su II Congreso. Se realizó en 1948 en medio de grandes cambios: en China se desarrollaba la revolución que triunfaría en menos de un año, en Checoslovaquia los ministros burgueses eran apartados del gobierno y se iniciaba la expropiación a la burguesía, proceso que se venía dando en Yugoslavia desde 1947. El Congreso ignoró esos hechos y el centro de la discusión fue el carácter de clase de la URSS y si se la debía o no defenderla de los ataques imperialistas. Polémica que ya había sido resuelta en el partido yanqui en vida de Trotsky, en 1939 -40.
A pesar del carácter sectario y propagandístico de ese congreso, la participación en él fue cualitativa para el GOM. A partir de ese momento comenzó a trabajar con un marco internacional. Se comenzó a dar mucho peso, en los análisis y caracterizaciones, al imperialismo y a sus relaciones con las burguesías nacionales. También, se dio mucha importancia a las definiciones internacionales, como fue el caso de la posición asumida por el GOM, como parte de la IV Internacional, a favor de Corea del Norte en su enfrentamiento con Corea del Sur. Moreno siempre reivindicó como un hecho cualitativo la entrada del GOM a la IV Internacional., a pesar que nuestro grupo nunca fue reconocido como sección oficial. En ese momento la sección oficial era el grupo dirigido por Posadas.
LA DISCUSIÓN SOBRE LOS NUEVOS ESTADOS DEL ESTE EUROPEO
En 1949 comienza en la IV la discusión sobre el carácter de clase de esos estados. Moreno reivindica la forma como se dio esa discusión, como un gran ejemplo del centralismo democrático. Existían dos posiciones: Para Mandel (Bélgica) y Cannon (EEUU), esos estados eran capitalistas. La posición de Pablo (Grecia), apoyada con algunas objeciones por Hansen (EEUU) y Moreno (Argentina), sostenía que habían surgido nuevos estados obreros. La polémica se resolvió relativamente rápido. Mandel y Cannon reconocieron la existencia de un verdadero proceso revolucionario en el este europeo y que nuevos estados obreros deformados habían surgido. Este éxito político aumentó el prestigio de Pablo en las filas de la Internacional. Así se llegó al III Congreso en 1951.
LA LUCHA CONTRA EL PABLISMO
En 1951, en plena guerra fría, todos los comentaristas internacionales afirmaban que era inevitable el choque armado entre EEUU y la URSS. Pablo y Mandel, impresionados por los análisis de la prensa burguesa, llegaron a una conclusión funesta para la internacional: para ellos, la tercera guerra mundial era inevitable. Y sostenían que, ante el ataque imperialista, los partidos comunistas, en su afán de defender la URSS, adoptarían métodos violentos para enfrentar a EE.UU. y que eso los llevaría a luchar por el poder en diferentes partes del mundo Lo mismo ocurriría con los movimientos nacionalistas burgueses en los países dependientes.
Basados en este análisis, Pablo y Mandel a partir de considerar que no había tiempo para construir partidos trotskistas antes de que estallara esa tercera guerra, propusieron el “entrismo sui generis” en los partidos comunistas y nacionalistas burgueses, a los cuales había que acompañar sin críticas, hasta después de la toma del poder. El objetivo de ese “entrismo sui géneris” era orientar a sus direcciones (consideradas por ellos como centristas) hacia posiciones revolucionarias. La mayoría del trotskismo internacional, encabezados por la sección francesa, se negó a implementar esa política. Nuestro grupo, el POR argentino (nuevo nombre adquirido por el GOM) denunció que esa posición, que abandonaba la definición de la burocracia estalinista como contrarrevolucionaria y abandonaba la lucha contra ella, era una revisión completa de puntos esenciales del programa trotskista. Afirmábamos que esas posiciones surgían por el carácter pequeño burgués, impresionista e intelectual de los dirigentes europeos.
LA REVOLUCIÓN BOLIVIANA. LA DIVISIÓN DE LA IV INTERNACIONAL
Esas definiciones de la dirección de la IV tuvieron importantes manifestaciones políticas. Con esa caracterización, Pablo se opuso a exigir el retiro de los tanques rusos que enfrentaron el levantamiento de los trabajadores de Berlín en 1953, apoyando de hecho a la burocracia soviética. Pero, la consecuencia más trágica de esa política fue la traición a la revolución boliviana.
En 1952, en Bolivia se da una típica revolución obrera; los trabajadores organizan milicias, derrotan militarmente a la policía y al ejército y surge la COB (Central Obrera Boliviana) como organismo de poder dual. Se nacionalizan las minas y estalla la revolución campesina, que invade los latifundios y ocupa las tierras. Hasta 1954, la principal fuerza armada de Bolivia eran las milicias obreras dirigidas por la COB.
Desde la década del 40 la organización trotskista boliviana (POR) venía ganado enorme influencia en el movimiento obrero. Tenía en sus filas importantes dirigentes mineros, fabriles y campesinos. Su principal dirigente, Guillermo Lora, fue el redactor de las tesis de Pulacayo, una adaptación del programa de transición a la realidad boliviana, adoptadas por la Federación de Mineros. Lora fue electo senador por un frente dirigido por la Federación de Mineros en las elecciones de 1946. En la revolución del 52, el POR co-dirigió las milicias y fue co-fundador de la COB. Tenía peso de masas en Bolivia.
Infelizmente, el POR, siguiendo la orientación del Secretariado Internacional de la IV, encabezado por Pablo, no levantó la política de que la COB tomase el poder. Por el contrario, dio su apoyo crítico al gobierno burgués del MNR (movimiento nacionalista burgués). Sin una orientación revolucionaria, el movimiento de masas fue siendo desarmado y desmovilizado y la revolución en pocos años fue desmontada. Como consecuencia de esta traición a la revolución se dio un gran deterioro del trotskismo boliviano, que entró en un proceso de sucesivas divisiones.
Junto a esa política, la dirección internacional dirigida por Pablo, aplicó un método nefasto. Intervino al partido francés, destituyó a su dirección que no coincidía con su política y e intentó formar una fracción secreta en el SWP norteamericano.
Repudiando la línea de “entrismo sui generis” y los métodos burocráticos y desleales de Pablo, la mayoría de los trotskistas franceses (dirigidos por Lambert) e ingleses (dirigidos por Healy), el SWP (EEUU) y los trotskistas sudamericanos (con excepción del POR boliviano y del grupo de Posadas en Argentina), rompieron con el Secretariado Internacional (SI) dirigido por Pablo y crearon, en 1953, el Comité Internacional (CI).
EL SLATO: LA REVOLUCIÓN PERUANA
En América del Sur, a partir del POR argentino, junto con trotskistas de Chile y Perú, se venía dando la polémica contra la política para Bolivia. En abril de 1953, Nahuel Moreno escribió el texto “Dos líneas” afirmando que el apoyo crítico al MNR era una traición y que se debía exigir a la COB que tomase el poder.
Al mismo tiempo, exigíamos que el Comité Internacional actuase como una organización centralizada, única forma de derrotar al revisionismo pablista. La negativa de las fuerzas mayoritarias del Comité Internacional, en especial del SWP de EE.UU, a actuar de forma centralizada y con una política ofensiva provocó el avance de las posiciones pablistas, a pesar de que la mayoría de los trotskistas estuviesen contra ellas. Al fracasar los intentos de que el Comité Internacional actuase centralizadamente y a la ofensiva, empezamos a actuar como tendencia a nivel latinoamericano y en 1957 formamos, junto a dirigentes peruanos y chilenos el SLATO (Secretariado Latino Americano del Trotskismo Ortodoxo).El SLATO, fue el intento de agrupar a los trotskistas latinoamericanos que se oponían a la capitulación pablista frente al stalinismo. Luis Vitales, que había sido enviado por el partido argentino para apoyar al grupo chileno, fue uno de los fundadores. El documento aprobado por la Conferencia que dio origen al SLATO, permitió precisar el carácter dominante del imperialismo yaqui en América Latina y preparar los documentos que Nahuel Moreno y Luis Vitales llevaron a la Conferencia de Leeds convocada por el Comité Internacional.
La existencia del SLATO permitió que participásemos de manera centralizada en el proceso de revolución agraria en Perú en 1962. Se envió a Hugo Blanco, estudiante peruano y militante del POR argentino, para participar del proceso de Cuzco. Hugo Blanco, orientado por el SLATO, encabezó el proceso de ocupación de tierras y de organización sindical del campo. El SLATO envió varios cuadros para apoyar ese trabajo. En ese proceso se construyó el FIR (Frente de Izquierda Revolucionaria), orientado por los trotskistas y que dio origen a nuestra actual sección peruana. En 1963, Hugo Blanco fue capturado por el ejército. De 1963 a 1967 quedó incomunicado. En 1967 fue procesado por la justicia militar. Frente al peligro de que fuese condenado a muerte, se realizó una campaña internacional con adhesiones como la de Sartre, Simone de Beaurvoir, Isaac Deustcher, sindicatos de Francia, Inglaterra, India, parlamentarios franceses, ingleses y otros. Esa campaña impidió que fuese condenado a muerte. Lo condenaron a 25 años de prisión. Otra campaña internacional consiguió su libertad en 1970. Durante todo ese período, los campesinos peruanos continuaron eligiendo a Hugo Blanco como su principal dirigente en todos sus congresos.
LA REVOLUCIÓN CUBANA Y LA REUNIFICACIÓN DE 1963
El reconocimiento y apoyo a la revolución cubana fue la base de la reunificación de la IV Internacional en 1963. Así nace el SU (Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional), encabezado por Mandel y por el SWP (Pablo terminó fuera de la IV como asesor del gobierno burgués de Ben Bela en Argelia). En el SU ingresaron todas las fuerzas trotskistas que caracterizaban a Cuba como un nuevo estado obrero. Quedaron afuera, los ingleses y franceses que no reconocieron ese significado de la revolución cubana.
Nosotros tardamos un año en entrar porque pedíamos un balance del proceso anterior, en donde se marcase a fuego el método impresionista que llevó a la traición de la revolución boliviana, para evitar que se volvieran a dar desviaciones parecidas en el futuro. Aunque no se realizó ese balance autocrítico, en 1964, decidimos ingresar, para no quedar aislados y convencidos que, a pesar de las divergencias, una reunificación en torno al apoyo a una revolución era positiva y que eso permitiría participar con más fuerza en el futuro ascenso que preveíamos.
LA LUCHA CONTRA LAS DESVIACIONES GUERRILLERISTAS. EL DESARROLLO DEL PARTIDO ARGENTINO. LA REVOLUCIÓN PORTUGUESA
La revolución cubana tuvo un fuerte impacto en la vanguardia mundial, en especial la latinoamericana. En Argentina, en la década del 60, eso se combinó con un pronunciado retroceso del movimiento obrero. La influencia castrista tuvo consecuencias muy negativas sobre nuestro grupo.
Desde 1957 a 1964, nuestra organización (conocida como Palabra Obrera, nombre del periódico) aplicó la táctica del entrismo en las 62 Organizaciones Peronistas, como medio de construirnos en contacto con lo mejor de la vanguardia obrera que estaba enfrentado a la dictadura militar. En ese período nuestro grupo construye lazos muy estrechos con el movimiento obrero, como nunca consiguió ninguna otra agrupación de izquierda en Argentina, y que marcaron una característica distintiva de nuestra corriente. Nuestra organización avanza mucho a nivel sindical, no así a nivel político por la fuerte desviación sindicalista que tuvimos.
Contradictoriamente, esa desviación sindicalista, “nuestro partido, en esos momentos cruciales de la lucha en Argentina, no descuidó los problemas teóricos y políticos que nos planteaba la situación mundial, no sólo a los trotskistas sino a todos los involucrados en la lucha de clases nacional e internacional. Como parte de esa tarea debemos señalar también la edición de la revista Estrategia de la emancipación nacional, surgida a partir de la necesidad de contar con una publicación teórica marxista. Milcíades Peña, “Hermes Radio”, se consideraba entonces un simpatizante de nuestro partido. Con él y Luis Franco, destacado poeta e intelectual marxista, pudimos publicar tres números entre 1957 y 1958. La derrota del movimiento obrero, con la huelga de enero de 1959, nos golpeó también en este aspecto y tuvimos que suspender su edición”[1]
Ese avance teórico, estaba íntimamente ligado a la comprensión de la necesidad de la Internacional “En ese sentido, el choque frontal de Moreno con las concepciones ‘federalistas’ del Comité Internacional que sostenían los dirigentes del SWP norteamericano, la exigencia de que el CI se convirtiera en una dirección revolucionaria centralizada, apuntaban a un aspecto muy ligado a lo anterior: desarrollar el partido mundial para impulsar mejor el crecimiento de la secciones nacionales, evitando las desviaciones y errores; y aprovechar al máximo la experiencia de las secciones más dinámicas para fortalecer al partido mundial (…) fue una lucha necesaria, que por otra parte permitió avanzar en la comprensión de las relaciones entre la organización mundial y sus partidos nacionales”[2]
Pero esa necesaria batalla fue derrotada y las secciones siguieron sometidas a las presiones nacionales sin tener una fuerte referencia internacional. En el partido argentino se abre una fuerte crisis cuando en 1964, ganado por la dirección cubana rompe Ángel Bengochea (el Vasco), quien fuera junto con Moreno, principal dirigente de nuestra organización. Unos años después (en 1968), se provoca una ruptura que se llevó a los principales cuadros del partido hacia las posiciones foquistas. El principal dirigente de la ruptura fue Roberto Santucho, con el cual nos habíamos unificado en 1965, y quien después fuera el principal dirigente del ERP.
Pero la presión del foquismo no se dio sólo a nivel del grupo argentino, sino que fue absorbida por la dirección de la IV. El método impresionista de Mandel no estaba superado y vino una nueva capitulación hacia el final de la década del 60. Esta vez hacia el castrismo, al aceptar la concepción guerrillerista del foquismo. En el IX Congreso de la IV, (1969) se votó la adopción de la guerra de guerrilla en Latinoamérica Y consecuente con eso, es la organización de Santucho (PRT-El Combatiente) quien es reconocida como sección oficial de la IV. Nuestra organización, (PRT-La Verdad) queda como sección simpatizante.
El SWP de Estados Unidos, el PST argentino (nombre adquirido por nuestro grupo después de la fusión con el sector de Juan Carlos Coral, ruptura del Partido Socialista) y todos los grupos sudamericanos, lideramos una corriente que trabó una gran batalla contra esas posiciones. Decíamos que la teoría del “foco” era una política elitista, aislada del movimiento de masas y que provocaría grandes desastres. Desgraciadamente, los hechos nos dieron la razón. El trotskismo perdió innumerables valiosos militantes que siguieron esa línea equivocada, principalmente en Argentina, pero también en otros países. El SU que nunca llegó a ser una organización democráticamente centralizada, pasó a convertirse en una federación de tendencias. Cada una aplicaba su propia política.
El ascenso que se inició en 1968 había abierto nuevas oportunidades, la existencia de una organización mundial unificada (el SU) permite aprovecharlas. En Francia, por ejemplo, donde el trotskismo había prácticamente desaparecido a raíz del “entrismo sui generis”, surge la LSR, que llega a organizar a 5.000 militantes y llega a tener una publicación diaria. En América Latina se da el gran crecimiento del PST argentino y en EE.UU el fortalecimiento del SWP por su participación contra la guerra de Vietnam.
Pero, sin haber terminado de superar la desviación guerrillerista, se tuvo que enfrentar una nueva capitulación de Mandel en la década del 70. Ahora a la numerosa vanguardia surgida en el Mayo francés, influenciada por el maoísmo. Nuestra polémica con Mandel está desarrollada en “El partido y la revolución” de Nahuel Moreno.
En el transcurso de esa pelea contra el guerrillerismo y el vanguardismo, nuestro partido argentino, el PST (surgido de una fusión con un sector que rompió con la social democracia) se desarrolló como un fuerte partido de vanguardia. Ese fortalecimiento se da con una política opuesta a la de Mandel: interviniendo en el ascenso que tuvo su punto más alto en la semiinsurrección conocida como el “cordobazo” y participando del proceso electoral. En este período organizamos el partido en Uruguay y en Venezuela.
Cuando estalla la revolución portuguesa en 1974 el PST envía cuadros para participar del proceso. Levantamos una política que impulsaba la pelea por el poder centrada en el llamado al desarrollo y centralización de los organismos de doble poder que estaban surgiendo. Ganamos un sector de estudiantes secundarios y organizamos el partido portugués, que forjó importantes cuadros para la Internacional.
Esa revolución mostró una capitulación más de Mandel que, siguiendo al maoísmo, dio apoyo al MFA (Movimiento de las Fuerzas Armadas) que co- gobernaba el imperio portugués. Ese proceso provocó también la ruptura en 1975 de la FLT (fracción que conformamos con el SWP de EE.UU para enfrentar al mandelismo), frente a la imposibilidad de compartir una misma política para la revolución, porque para el SWP , la tarea central era levantar consignas democráticas y editar obras de Trotsky.
La mayoría de las organizaciones y militantes de Colombia, Brasil, México, Uruguay, Portugal, España, Italia y Perú se retiran de la FLT y junto con el PST argentino construyen una tendencia que enseguida se declara fracción del SU, la FB (Fracción Bolchevique), que más tarde daría origen a la LIT-CI.
La participación en la revolución portuguesa y la polémica con el mandelismo y el SWP nos permitió avanzar en la elaboración teórica sobre la construcción de partidos en procesos revolucionarios, expresada en “Revolución y contrarrevolución en Portugal”.
EL PARTIDO EN BRASIL
Un grupo de jóvenes brasileños exiliados en Chile entra en contacto con nuestra corriente. Después del golpe de Pinochet se dirigen a Argentina y comienzan a militar en el PST. En 1974, vuelven a Brasil para construir el partido. Surge la Liga Obrera y después Convergencia Socialista. El grupo comienza a desarrollarse y, en contacto con la dirección de la FB, elabora la política del llamado a un PT.
La joven organización brasileña se desarrolló durante 12 años , haciendo entrismo en el PT, sin disolverse ni capitular a la dirección burocrática. Eso fue posible porque pertenecía a una corriente internacional que orientó ese entrismo , centrando el trabajo en las oposiciones sindicales en la CUT y que dio claridad sobre el carácter burocrático de la dirección lulista.
Con eso, la CS pudo salir del PT, 12 años después, cualitativamente más fuerte a como entró y con una política de Frente Único Revolucionario dirigida a los sectores de vanguardia que rompían con el partido de Lula.
EL PARTIDO COLOMBIANO
En 1976 se da el golpe militar en Argentina, que da origen a la dictadura semi fascista de Videla. El PST tuvo que sacar del país a importantes dirigentes, cuestión que se aprovechó para reforzar el trabajo internacional. En este período construimos nuestras organizaciones en Bolivia, Chile, Ecuador, Costa Rica, Panamá, y reforzamos el trabajo en Portugal y en España. Pero el proceso más importante fue el de Colombia, donde entramos en contacto con un Bloque Socialista, una organización que se venía aproximando a posiciones revolucionarias, con cuadros provenientes del castrismo y la Iglesia. De Allí surge el PST colombiano, que rápidamente se consolida como una organización de vanguardia y pasa a ser uno de los dos pilares de nuestro trabajo internacional.
LA LUCHA CONTRA LA DICTADURA ARGENTINA
Mientras tanto, en Argentina el PST juega un papel heroico en la resistencia a la dictadura genocida. Tuvo aproximadamente 250 militantes presos y más de 100 muertos y desaparecidos. Actuando en la más absoluta clandestinidad, mantuvo su publicación y desarrolló trabajos en el movimiento obrero, en la juventud y en la intelectualidad.
En el comienzo de la guerra en Malvinas, el odio a la dictadura no impidió que se tuviera una política principista de identificar y atacar al imperialismo invasor como el principal enemigo. Desde el primer momento y sin dejar de denunciar a la dictadura, el PST se colocó en el campo militar argentino y militó por la derrota del imperialismo. El PST salió de la dictadura con un gran prestigio en la vanguardia y con 800 cuadros sólidos, que se volcaron a la construcción del MAS, incorporando a la tarea a un grupo de cuadros que venían de otra corriente socialista.
LA REVOLUCIÓN NICARAGÜENSE. LA BRIGADA SIMÓN BOLIVAR
En 1979, cuando estalla la revolución nicaragüense, nuestra corriente, a pesar de las diferencias con el sandinismo, resuelve participar físicamente de la lucha contra Somoza. A través del PST colombiano realiza una gran campaña para construir la Brigada Simón Bolívar. Se forma con militantes de nuestra corriente y revolucionarios independientes, de Colombia, Panamá, Costa rica, EEUU y Argentina. Manteniendo su total independencia política, la Brigada ingresa al ejército sandinista y cumple un heroico papel en la liberación de la región Sur de Nicaragua, que le cuesta muertos y heridos. Con el triunfo de la revolución los brigadistas son recibidos como héroes en Managua. Nosotros veníamos exigiendo que el sandinismo rompiese con la burguesía y tomase el poder conjuntamente con los sindicatos obreros. El sandinismo, siguiendo la política de Castro, estaba en un gobierno de coalición con Violeta Chamorro. La Brigada impulsa la creación de sindicatos y en una semana organiza más de 70. Eso provoca la reacción de la dirección sandinista, que la expulsa de Nicaragua. Varios brigadistas son encarcelados y torturados por la policía panameña, aliada del gobierno sandinista.
El SU envía una delegación a Managua para decir que éramos un grupo ultraizquierdista, con el que no tenían nada que ver y vota una resolución prohibiendo la construcción de partidos por fuera del sandinismo. La negativa a defender a los militantes revolucionarios torturados por la burguesía es la consecuencia de haber votado esa resolución interna que, en la práctica, era un decreto de expulsión de nuestra corriente, obligándonos a romper definitivamente con el SU.
Esos hechos revelan la verdadera polémica dentro del SU. Nosotros defendíamos la necesidad de construir un partido revolucionario en Nicaragua y ellos no. La misma discusión que se dio en relación a Cuba, tanto sobre la construcción del partido como en cuanto a la necesidad de la revolución política. Todo demostraba la creciente capitulación del SU al castrismo y al sandinismo. Y mostraba también el abandono de la moral revolucionaria al haberse negado a defender a militantes trotskistas encarcelados y torturados por la burguesía.
NUESTRA RELACIÓN CON EL LAMBERTISMO
Quien dio su solidaridad a la Brigada fue la corriente dirigida por Pierre Lambert. Así comenzó nuestra relación política con el lambertismo, con quienes no teníamos contacto desde 1963. Se inicia un proceso de discusión, con acuerdos principistas y programáticos expresados en “Tesis para la actualización del programa de transición”, de Nahuel Moreno. En ese trabajo se define al estalinismo y al castrismo como agentes contrarrevolucionarios; se reconocen como revoluciones, parte de la revolución socialista mundial, los procesos de pos guerra (este europeo, China, Cuba) a pesar de no haber sido encabezados por la clase obrera y su partido revolucionario.
Al mismo tiempo, se coloca la necesidad de impulsar la revolución política en los estados obreros degenerados, surgidos en esos procesos; se analiza la guerra de guerrillas y la política oportunista de sus direcciones; se da especial importancia a la defensa del derecho a la autodeterminación de las nacionalidades oprimidas y a las tareas democráticas; se identifica el inicio del proceso de crisis de los aparatos contrarrevolucionarios, en especial el estalinismo, que abre posibilidades de luchar por partidos trotskistas y una IV Internacional con influencia masas.
Se constituye un Comité Paritario que culmina en 1980 con la formación de una organización conjunta, la Cuarta Internacional- Comité Internacional (CI- CI). Como CI-CI realizamos una campaña de apoyo a “Solidaridad” de Polonia. Todo indicaba que se podía dar un gran paso en el camino de la reconstrucción de la IV.
Pero esa tentativa se frustró. Nuestra poca inserción en Europa nos hizo cometer un grave error. No vimos que el lambertismo tenía fuertes lazos con la burocracia sindical, lo que lo llevó a capitular al gobierno de Frente Popular, cuando se produce la victoria de Miterrand en Francia. Lambert se niega a discutir la política para Francia y comienzan las expulsiones de los militantes que se oponen a esa política, lo que provoca la ruptura de la CI- CI.
La polémica con el lambertismo nos obligó a avanzar en la elaboración sobre el Frente Popular, lo que se vio reflejado en el folleto “La traición de la OCI”, de Nahuel Moreno.
LA FUNDACIÓN DE LA LIT- CI
En enero de 1982 se realizó una reunión internacional con los partidos de la FB y dos importantes dirigentes del lambertismo: Ricardo Napurí de Perú y Alberto Franceschi de Venezuela. Uno de los puntos centrales de la reunión era organizar una campaña en defensa de la moral revolucionaria de Napurí, atacado por Lambert por expresar diferencias políticas con éste. Otro punto importante era la discusión sobre cómo avanzar en la construcción de la Internacional.
La reunión, después de aprobar la campaña , resolvió por unanimidad convertirse en Conferencia de Fundación de una nueva organización internacional. Se aprobaron los estatutos de la LIT-CI y las tesis fundacionales, donde se plantea la estrategia de la construcción de la IV Internacional con influencia de masas. Ésta no era solamente la FB con otro nombre, ya que a ella se integró Franceschi con su partido, el MIR obrero, que rompió con el lambertismo. Al tiempo se incorpora Napurí, junto a la mitad del partido peruano, que rompió con Lambert.
En 1985, el partido dominicano se integra a la LIT- CI. Ese grupo no venía del trotskismo, sino de una ruptura con la Iglesia.
En 1985 el Primer Congreso de la LIT-CI vota un manifiesto, donde define a la situación mundial como revolucionaria y hace un llamado a construir un FUR a partir de un programa mínimo revolucionario para enfrentar al frente de la contrarrevolución imperialista mundial, las burguesías nacionales, la iglesia, el estalinismo, el castrismo, el sandinismo y las burocracias sindicales y avanzar en la construcción de partidos revolucionarios nacionales y de una Internacional con influencia de masas .En 1987 se integran el grupo del Bill Hunter de Inglaterra, que no proviene del morenismo y un grupo de jóvenes trotskistas independientes de Paraguay, que dan origen al PT paraguayo, la mayor organización de izquierda en ese país.
LAS PRINCIPALES CAMPAÑAS POLÍTICAS DE LA LIT – CI
La primera es por la victoria de Argentina en la guerra por Malvinas, con la que intervinimos en el proceso antiimperialista que se abrió en América Latina.
La campaña por el “no pago de la deuda externa” nos permitió empalmar con las grandes movilizaciones bolivianas que obligaron al gobierno de Frente Popular, encabezado por Siles Suazo, a suspender el pago de la deuda.
Tuvo gran importancia la campaña contra los acuerdos de Esquípulas y Contadora, impulsados por el imperialismo y apoyados por el castrismo y el sandinismo para frenar el proceso revolucionario de Centroamérica.
En 1991 realizamos una campaña por la derrota del imperialismo en la guerra del Golfo.
LA CONSTRUCCIÓN DEL MAS ARGENTINO
Después de la caída de la dictadura argentina (1982), la dirección de la LIT resuelve priorizar el trabajo en ese país, donde se abrió la posibilidad objetiva y subjetiva de que el MAS se convirtiese en un partido con influencia de masas. En las luchas del movimiento de masas y en la participación electoral, el MAS se transformó en el partido más fuerte de la izquierda argentina. Gana gran inserción en las principales fábricas y barrios obreros, encabeza listas de oposición a la burocracia en los principales sindicatos, realiza actos con 20 a 30 mil personas, obtiene el primer diputado trotskista en la historia argentina, llegando a impulsar y dirigir un acto de oposición al gobierno de 100 mil personas.
En medio de ese proceso, la LIT- CI recibe, en 1987, un terrible golpe con la muerte de su fundador y principal dirigente, Nahuel Moreno. Su ausencia provocó un debilitamiento cualitativo en nuestra dirección internacional y tuvo una incidencia muy grande en el desarrollo y desenlace de la crisis que llevó a la destrucción de la LIT.
LA CRISIS DEL 90
En los primeros años de la década del 90 de desató una gran crisis en nuestra corriente internacional. Grandes cambios se daban en el mundo a partir de la caída del muro de Berlín, que tuvieron repercusiones mundiales. Grandes procesos revolucionarios destruyeron al aparato central del stalinismo, liberando así al movimiento obrero mundial del chaleco de fuerzas que lo tuvo maniatado durante décadas. Pero la falta de una dirección revolucionaria mundial impidió que ese proceso pudiese revertir la restauración capitalista orquestado por la burocracia. Eso posibilitó la ofensiva política, militar e ideológica del imperialismo. Es en ese período que se da la crisis de la LIT-CI que la llevó prácticamente a su destrucción.
En abril de 1992 se produce la ruptura del MAS argentino con métodos reñidos con la moral revolucionaria: ocupación de locales, ataques físicos por parte de la minoría, la Tendencia Morenista Internacional (TMI) y campañas de calumnias por parte de la dirección mayoritaria. Poco después, la TMI organiza la ruptura del partido brasilero por medio de una fracción secreta. Así se abre la peor crisis de nuestra historia. En este proceso salieron de la LIT el 40% del partido argentino, el PST de Panamá, la mitad del PST peruano, un sector del POS mexicano, la mitad de la sección ecuatoriana, un sector del partido brasilero y sectores de Colombia, Chile, Alemania, Portugal.
El V Congreso, realizado en 1994, vota la reconstrucción de la LIT-CI. Formalmente la LIT-CI existía, se realizaban las reuniones internacionales, había una dirección, se editaba la revista internacional. Pero eso era cada vez más una apariencia, una formalidad. La mejor prueba era la dirección con la que se llegó al V Congreso: Un secretariado internacional integrado por cuatro personas respondiendo a cuatro tendencias (FI, TBI, Nuevo Curso, TR)[3], la mayoría de las cuales no defendía la continuidad de la LIT-CI. De hecho, la LIT había dejado de tener un programa único y había perdido el régimen centralista democrático. De contenido la LIT-CI había sido destruida. Por eso era totalmente necesaria la resolución del V Congreso. A partir de ese momento se comienza a construir un nuevo equipo de dirección encabezado por los dirigentes de la ex TR, al cual se integra la dirección del partido peruano y del grupo inglés, que toma en sus manos las tareas de la reconstrucción. Esa tarea llevó mucho esfuerzo y muchos años ya que la destrucción había sido muy grande. Un hecho a destacar es que desde que se resuelve que la gran tarea a encarar es la reconstrucción de la LIT-CI, se lo hace no como un objetivo en si mismo, sino para que sea motor de la reconstrucción de la IV Internacional. En consecuencia, al tiempo que se encaraban las tareas de reconstrucción, se iniciaba un trabajo de relaciones con diferentes organizaciones en diferentes países (Inglaterra, Francia, Irán, Japón, Alemania, Turquía, la ex URSS…) con el objetivo de avanzar en ese objetivo estratégico.
Días antes del Congreso, se había retirado la FI, lo que significó la salida de la mayoría del partido español. Ni bien terminado el V Congreso, rompe la TBI lo que implica la pérdida del PST colombiano, del PRT de Costa Rica, de las secciones de Honduras y Nicaragua, de más de 100 militantes argentinos. Nuevo Curso, dirigido por lo que quedaba del MAS argentino, se queda en la Internacional (y participa de la dirección) pero sin reivindicar sus bases fundacionales. Al poco tiempo comienzan a defender que la LIT-CI debe abandonar el centralismo democrático y dejar de lado la estrategia de reconstruir la IV Internacional. Sus posiciones son derrotadas (por un voto) en el VI Congreso (1997). Nuevo Curso se niega a acatar sus resoluciones y salen de la Internacional, lo que quedaba del MAS argentino, Convergencia Socialista de Uruguay, la LST de Francia, el PST de Venezuela y un sector del partido brasileño.
Tal como dice el Balance de Actividades aprobado por el VIII Congreso “A la hora de contar las bajas y pérdidas podemos constatar que en todo ese proceso la LIT no sólo perdió su programa, su régimen, sus finanzas, sus publicaciones, sino que también perdió el grueso de su patrimonio humano. En total la LIT perdió entre 4 y 5 mil militantes, entre ellos posiblemente el 80% de los cuadros de más experiencia”.
LAS CAUSAS DE LA CRISIS
Una combinación de factores objetivos y subjetivos explica nuestra crisis. En esa combinación los elementos objetivos han sido los determinantes. Esto se hace evidente cuando se ve, que no fue sólo nuestra Internacional la afectada, sino que fue un proceso que se dio sobre la totalidad de las organizaciones izquierda, sin excluir a las revolucionarias.
Después de la derrota militar en Vietnam, a mediados de los 70, el imperialismo yanqui comenzó a enfrentar los procesos revolucionarios apelando preferentemente a las instituciones y mecanismos de la democracia burguesa y a la coptación de dirigentes. Moreno denominó a esa política como “reacción democrática”. Esa política, que tuvo grandes éxitos para canalizar importantes procesos revolucionarios, también hizo estragos en la mayoría de la izquierda a nivel mundial: El abandono por parte de la OLP de la lucha por la destrucción del Estado de Israel, la integración al régimen de los Sandinistas en Nicaragua y del Farabundo Martí en El Salvador; la socialdemocratización de los partidos comunistas; la integración al régimen, a través del PT, de la mayoría de la izquierda brasilera… Pero este proceso de capitulación de la vieja izquierda antiimperialista pega un salto después de la restauración en los estados obreros. Esta vez, también son afectadas las organizaciones trotskistas.
El problema central fue que la restauración no se dio como la había pronosticado Trotsky, de la mano de un golpe contrarrevolucionario, sino en nombre de las libertades democráticas y la utilización de las instituciones burguesas. La falta de una dirección revolucionaria hizo que una parte de la población tuviera expectativas en esas instituciones restauradoras. A partir de eso y de la campaña del imperialismo sobre “la superioridad del capitalismo”, la amplia mayoría de la izquierda abandonó la perspectiva del socialismo y de la lucha por el poder. Gran cantidad de partidos se disolvieron, miles y miles abandonaron la militancia y los que se mantuvieron activos, comenzaron a buscar nuevos rumbos… Como no “se podía” o no se quería tomar el poder, comenzaron a buscar como ganar “espacios de poder”. Se fueron imponiendo “nuevas” ideas: la clase obrera está desapareciendo, hay que buscar otros sujetos sociales; stalinismo es continuidad del leninismo, el centralismo democrático lleva a la burocratización, todo pasa por la horizontalidad; todo poder corrompe, los trabajadores pueden resolver sus problemas sin tomar el poder…. Así se fue construyendo un nuevo reformismo, un reformismo sin reformas.
Este “vendaval oportunista” que golpeó sobre el conjunto de la izquierda incluidas las organizaciones trotskistas, también lo hizo sobre la LIT-CI. Esto se reflejó, centralmente, en las políticas equivocadas con que la dirección argentina respondió a los grandes desafíos que planteaba la realidad.
Siguiendo a Trotsky, Moreno siempre decía que para enfrentar los grandes cambios y las crisis que estos generaban, había que recurrir más que nunca a la clase obrera, más que nunca a la teoría marxista y más que nunca a la Internacional.
La dirección argentina hizo lo contrario, cayó en una desviación electoralista y fue secundarizando la construcción en la clase obrera; en vez de basar su política en la teoría marxista, elaboró nuevas teorías para justificar su política; a partir de éxitos circunstanciales y de un gran crecimiento, se consideró autosuficiente y cayó en una desviación nacionaltrotskista.
La diferencia con otras organizaciones trotskistas fue que en la LIT-CI había reservas y un sector resistió como pudo las embestidas de ese vendaval. Por eso la LIT, a diferencia del SU, no corrió en el sentido que soplaba el viento y no se pudo adaptar a la “modernidad”. Por el contrario, en la LIT-CI el “vendaval oportunista” provocó crisis, rupturas, desgarramientos, hasta que finalmente se pudo volver a retomar el camino correcto.
LA MUERTE DE NAHUEL MORENO Y LA DESTRUCCIÓN DE LA LIT-CI
Si Moreno hubiese estado vivo, probablemente igual hubiéramos entrado en crisis, ya que las causas objetivas eran muy fuertes. Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, enfrentaron las presiones chauvinistas durante la primera Guerra Mundial, pero no consiguieron evitar la bancarrota de la Segunda Internacional. Moreno no consiguió derrotar las presiones guerrilleristas que originaron la ruptura en Argentina con Bengochea y después con Santucho…
Pero sin dudas, si Moreno hubiese estado vivo, el desarrollo de la crisis hubiese sido diferente y las bajas mucho menores. Teniendo en cuenta la trayectoria de Moreno y su prestigio, muy difícilmente, la mayoría de la LIT hubiese caído en semejante desviación, si hubiese contado con su dirección. Con la dirección de Moreno, se hubiera dado la crisis, habría habido rupturas, pérdidas, pero casi con seguridad no habríamos llegado a la destrucción.
Hay corrientes como el Partido Obrero de Argentina que opinan que la crisis y destrucción del MAS y de la LIT es producto de la política de Moreno y que la actual evolución oportunistas del MST[4] argentino, sería la continuidad del morenismo. Esa posición tiene poca consistencia. El MST se construye rompiendo con el morenismo. Nahuel Moreno construyó nuestra corriente enfrentando al oportunismo, a los frentes populares, a la reacción democrática, luchando incansablemente por la construcción de partidos revolucionarios en la clase obrera, por la construcción de la Internacional. Esa lucha de décadas creó raíces, dejó reservas y por eso es que desde el interior de la LIT-CI y del propio viejo MAS, surgió la resistencia que encaró la reconstrucción y consiguió volver a poner en pie a nuestra Internacional.
LA NUEVA REALIDAD DE LA LIT-CI
A partir del V Congreso se comenzó un lento y traumático proceso de reconstrucción. Este proceso fue muy dificultoso por la forma en que se tuvo que dar. No es la primera vez, en la historia de las Internacionales que es necesario enfrentar una ofensiva del revisionismo. Se dio en la Segunda, pero ahí la pelea fue encabezada por una parte de los principales dirigentes: Kautsky, Rosa Luxenburgo, Liebknecht…en un primer momento; Rosa, Lenin, Trotsky, Liebknecht…después de 1914. En la Tercera, la batalla fue encabezada por Trotsky. En el SWP yanqui, Trotsky y Cannon, estuvieron a la cabeza del combate contra los antidefensistas.
En la LIT fue muy diferente, los principales dirigentes, los que habían trabajado más estrechamente con Moreno, los que tenían más experiencia y más prestigio, fueron cayendo uno a uno frente al “vendaval oportunista”, fueron adoptando una u otra posición revisionista o se fueron y no dieron la pelea. Ese combate tuvo que ser encarado por dirigentes de segunda o tercera línea, que no tenían ninguna experiencia en la dirección internacional ni en el combate teórico programático. Por eso es que, con muchas dificultades, y cometiendo muchos errores en el camino, se fueron reconstruyendo los organismos y a partir de ellos se fue avanzando en la comprensión común del mundo.
Así, poco a poco, se fue recuperando la tradición teórica, política metodológica. Se fue dando respuesta política a nuevos hechos: la guerra de Bosnia, la “globalización” capitalista, la reestructuración productiva. Hemos conseguido dar una interpretación teórica a la restauración capitalista en los ex estados obreros degenerados. Los partidos de la LIT-CI intervinieron en los procesos revolucionarios latinoamericanos y hemos dado una política principista, de enfrentamiento a los nuevos gobiernos (de Frente Popular o populistas) originados por esos procesos.
En torno a la participación en estos procesos, la LIT-CI se fue reconstruyendo, no sólo en términos teóricos, programáticos, metodológicos, morales, sino también en términos organizativos. El mayor avance organizativo se dio en Brasil con la construcción del PSTU que se ha convertido en una referencia indiscutida para las luchas y el activismo brasilero.
Pero no fue el único, las secciones profundizaron su inserción en el movimiento de masas, se comenzó la reconstrucción del partido argentino, se constituyeron nuevas secciones en Ecuador, en Costa Rica., el POI de Rusia ingresó a la LIT-CI. El Correo Internacional y la revista Marxismo Vivo han ido mostrando, regularmente, las definiciones políticas ante los principales hechos de la lucha de clase y el avance de las elaboraciones teórico- programáticas.
Estos hechos, sumados a las relaciones establecidas con el CITO con el objetivo de ir a una única organización, hicieron que el VIII Congreso (junio de 2005) constatase que la LIT-CI estaba viviendo una nueva realidad.
Posteriormente nuevos hechos han confirmado esa definición: la unificación con el CITO, que significó la recuperación del PST colombiano y de organizaciones y cuadros en Perú, Costa Rica y Argentina. El continuado desarrollo del PSTU, su correcta ubicación de enfrentamiento al gobierno de Frente Popular de Lula, el éxito de su política de construir la CONLUTAS como central obrera y popular de alternativa; la entrada a la LIT- CI del partido italiano, la fundación de la sección venezolana, el desarrollo del trabajo en Centroamérica, la fundación de la sección belga, la fusión que dio origen al PSTU de Argentina, la apertura de nuestro trabajo en Pakistán, en Senegal, la reapertura del trabajo en Turquía. También hubo algunos hechos de signo opuesto: la salida del POS mexicano, del MST de Bolivia y de la LST de República Dominicana, la ruptura en 2016 de un importante sector del PSTU de Brasil y del PSTU de Argentina. Hechos que siguen marcando la presión del “vendaval oportunista”.
NUESTRO PROYECTO ESTRATÉGICO: LA RECONSTRUCCIÓN DE LA IV INTERNACIONAL
En 2008 afirmábamos:
La nueva realidad de la LIT-CI se combina con una nueva realidad de la lucha de clases a nivel latinoamericano y mundial. La situación revolucionaria mundial y latinoamericana que se comenzó a manifestar con fuerza a partir del inicio del siglo XXI, está pasando por un nuevo momento. La resistencia iraquí está colocando la posibilidad de una nueva derrota militar del imperialismo yanqui. Los planes de EE.UU de estabilizar el Medio Oriente se vienen abajo como lo muestra la derrota del ejército israelí en el Líbano. El prestigio de Bush cayó abruptamente. En los países imperialistas los ajustes por la crisis económica provocan la reacción de los trabajadores, a los que se suman las fuertes luchas de los obreros inmigrantes. En el caso de EE.UU, esto significa que se está construyendo un puente con las luchas latinoamericanas. Pero el ataque imperialista continúa. En América Latina, se incrementa la ofensiva colonizadora del imperialismo, el saqueo de los recursos naturales, las exigencias de ajustes para pagar la deuda externa, ahora todo agudizado por la crisis económica mundial. También continúa la respuesta de las masas ante ese permanente saqueo. La diferencia es que ahora este ascenso obrero y popular se comienza a dirigir contra los que aplican los planes, es decir los nuevos gobiernos que surgieron para canalizar o prevenir el ascenso: Lula, Chávez, Evo, Kirchner, Tabaré….
Esta realidad, sin ninguna duda, pone en evidencia la urgente necesidad de avanzar en la solución de la crisis de dirección revolucionaria, construyendo una dirección revolucionaria mundial. Al mismo tiempo este nuevo momento de la situación mundial provoca importantes cambios en la conciencia del movimiento de masas que facilitan esa tarea. Con el surgimiento de estos gobiernos se vio en su máxima expresión los efectos del “vendaval oportunista”. La mayoría de las corrientes de izquierda, incluidas, la mayoría de las que se reivindican trotskistas, capitularon a ellos. Pero esta nueva realidad, que tuvo su máxima expresión en la derrota electoral de Chávez en el referéndum, está provocando rupturas por la izquierda de esas organizaciones, que buscan nuevas referencias nacionales e internacionales.
Volviendo a lo planteado en la Introducción, ante esta situación la LIT-CI reafirma su proyecto estratégico: la reconstrucción de la IV Internacional y hace un llamado a la unidad en torno a un programa revolucionario, que contemple no sólo las respuestas políticas a los principales hechos de la lucha de clase, que acerquen a los trabajadores a la lucha por el poder, sino también los aspectos de concepción de partido, de método y de moral revolucionaria.
Proponemos aplicar para la reconstrucción de la IV el mismo método que aplicó Trotsky en su construcción. En primer lugar, haciendo el llamado no sólo a los que provienen del trotskismo, sino a todos los revolucionarios con los que coincidamos programáticamente, independientemente de su origen.
En segundo lugar, no dirigiendo el llamado a todos los que se reivindican trotskistas. Por un lado, porque hay organizaciones que así se reivindican y que sin embargo han abandonado el programa revolucionario al apoyar o participar en gobierno burgueses. Y por otro lado, porque existen las sectas autoproclamatorias que recitan el programa pero, por sus métodos fraccionalistas y desleales, cumplen un papel absolutamente destructivo.
En tercer lugar, planteando las unificaciones no través de conferencias abiertas y grandes actos, sino a partir de una paciente discusión programática y de una actividad común en la lucha de clases., que permitan avanzar sobre acuerdos sólidos y relaciones de lealtad revolucionaria.
Dado el deterioro producido por el “vendaval oportunista”, es necesario precisar algunos aspectos que actúan como divisoria de aguas:
La defensa de la independencia de clases frente a todos los gobiernos burgueses, incluidos los de Frente Popular o populistas. No los apoyamos ni tampoco a sus medidas y somos oposición de todos ellos.
Apoyamos las luchas de la clase obrera y de sus aliados.
Enfrentamos a toda burocracia y defendemos la democracia obrera en todas las organizaciones de la clase.
Tenemos como centro ordenador la lucha contra el imperialismo en todas sus variantes.
Nuestro objetivo es la destrucción del Estado burgués y sus FFAA, y la construcción de un estado obrero, basado en organismos democráticos de la clase, que impulse la revolución socialista internacional.
Defendemos la moral revolucionaria y rechazamos los métodos del “vale todo”, agresiones físicas, calumnias, trabajo desleal, incumplimientos de acuerdos.
Reafirmamos el rol de la clase obrera como sujeto social de la revolución.
Defendemos la necesidad de construir partidos revolucionarios democráticamente centralizamos y el carácter obrero que deben tener esos partidos.
Defendemos la necesidad imperiosa de construir una Internacional revolucionaria democráticamente centralizada
Este breve esbozo de nuestra historia, tuvo el objetivo de mostrar los aspectos centrales de esta larga marcha de nuestra construcción. Mostrando nuestros aciertos, nuestros puntos fuertes y también nuestras fallas, nuestras desviaciones, nuestras crisis porque, como decía Moreno “avanzamos a través de errores y golpes y no tenemos vergüenza de decirlo”
Después de muchos años de crisis y desgarramientos, estamos viviendo una nueva realidad. Estamos viviendo un proceso de fortalecimiento que nos pone en mejores condiciones para avanzar en el proyecto estratégico. Tenemos una historia, una experiencia acumulada, un programa que seguimos construyendo, una estructura de secciones, publicaciones, una fuerza militante, que ponemos a disposición para avanzar en la reconstrucción de la IV Internacional.
Hoy, a 40 años de fundación de la LIT-CI.
La pandemia; la crisis económica mundial, el hambre; la crisis de los refugiados; la guerra de liberación nacional en Ucrania; los levantamientos obreros y populares como los de Sri Lanka e Irán, los de EE. UU frente al asesinato de George Floyd; las luchas de las mujeres y demás sectores oprimidos; la vuelta de los llamados “gobiernos progresistas” en Latinoamérica, así como el crecimiento de la extrema derecha a nivel mundial; todo eso nos hace decir que debemos concluir este breve esbozo histórico, reafirmando la definición de las Tesis Fundacionales de la LIT-CI: La necesidad fundamental para resolver los problemas de la humanidad es la revolución socialista mundial y para ello lo central es superar la crisis de dirección revolucionaria, avanzando en la reconstrucción de la IV Internacional, como continuidad política, programática, metodológica y moral de la Tercera Internacional dirigida por Lenin y Trotsky.
Noviembre de 2022.
[1] El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, coordinador Ernesto González, editorial antídoto, pag.293
[2][2] Idem
[3] FI(Fracción Internacional): integrada por la mayoría del PST español y por SR de Italia que era parte de la LIT; TBI (Tendencia Bolchevique Internacional), integrada por la mayoría del PST colombiano, los partidos de Costa Rica, Honduras y Nicaragua y un sector del MAS argentino; Nuevo Curso, integrada por la dirección del MAS argentino, un sector del partido brasileño, el partido venezolano, el partido uruguayo, la LST de Francia; TR (tendência por la Reconstrucción) integrada por la mayoría del partido brasileño, del partido boliviano y del partido chileno, y un sector del partido español.
[4] MST. Movimiento Socialista de los Trabajadores, partido surgido de la TM, la tendencia que rompió con el MAS en 1992