Victoria de Syriza: no cabe detenerse, sino redoblar la movilización

El pueblo griego ha echado al gobierno de la Troika y ha dado una gran victoria a Syriza. Ahora no cabe detenerse, sino redoblar la movilización. Solidaridad con el pueblo griego.
Syriza ha obtenido una gran victoria electoral, quedándose a un escaño de la mayoría absoluta. Los partidos de la troika han sido severamente derrotados. Este triunfo demuestra que es posible acabar con ellos. Ahora los trabajadores y los pueblos miran a Atenas, esperanzados por la victoria de un partido que se presenta como una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia griega, que ha quedado condenada a la marginalidad por su corresponsabilidad en los planes de saqueo del país.
Grecia es el país que más duramente ha sufrido el ajuste de la Troika. Su situación sólo es comparable a la de un país devastado por una guerra: caída del 25% del PIB; las familias son un 40% más pobres que en 2008; la cuarta parte de su población y la mitad de su juventud está en paro; 200.000 jóvenes se han exiliado por razones económicas. En plena Europa, 2,5 millones de personas (de una población de 10) no tienen Seguridad Social y millones pasan hambre y frío. Y mientras tanto la deuda se ha elevado de 120% al 175% del PIB: una deuda de la que ni un solo euro ha ido a satisfacer las necesidades del pueblo sino a salvar a los bancos alemanes y franceses que eran los grandes acreedores.
La elección de Syriza responde a la voluntad del pueblo trabajador griego de acabar con todo esto y dar un giro radical, recuperar los derechos laborales y sociales frente a la rapiña de la troika al servicio de los bancos alemanes y franceses.
Ahora lo que corresponde es que Syriza se apoye en el pueblo trabajador y comience a dar satisfacción a sus principales exigencias. Tsipras ha anunciado un programa urgente frente a las situaciones más sangrantes de la crisis humanitaria griega (electricidad para 300.000 familias que carecen de ella, ayudas alimentarias y de transporte para los parados que no cobran, asistencia sanitaria, parar los desahucios…), lo que contrasta sin duda con el gobierno anterior. Sin embargo, el resto de medidas, las que pueden comenzar a cambiar las bases del actual calvario griego y evitar situaciones de emergencia humanitaria, quedan supeditadas a la negociación con Bruselas y Berlín.
El gran problema, sin embargo, es que Syriza se ha comprometido a “no violar ninguno de los tratados” de la Unión Europea, a no romper con la Eurozona y a renegociar la deuda ilegítima que ahoga a Grecia para que sea “sostenible”. Pero iniciar una negociación sobre estas bases significa que ya has perdido la batalla de antemano, que las reivindicaciones de pueblo trabajador griego no verán la luz y que, a lo sumo, el gobierno Tsipras recogerá migajas que no modificarán ni la pobreza social ni la sumisión y dependencia del país. La coalición de gobierno de Syriza con el partido ANEL de la derecha nacionalista griega, vinculado a la cúpula militar y a los armadores no es ninguna buena señal.
Nosotros estamos convencidos que sin romper con la Eurozona y la UE y sin repudiar la deuda, sin una lucha conjunta con los otros pueblos de Europa, no habrá solución. Syriza, por supuesto, no piensa así, pero lo que no se justifica es que el límite de su política lo fijen las imposiciones de Berlín y Bruselas y no las reivindicaciones básicas del pueblo griego. ¿No debería ser al revés? ¿No debería haber anunciado Syriza que si estas reivindicaciones no tienen cabida dentro de la Eurozona y la UE, tendrán que romper?
Por supuesto, todo el mundo debe ser consciente de las graves amenazas que gravitan sobre Grecia si rompe con el Euro y la UE, pues el capital financiero y sus gobiernos van a ir a aislarla y a hundirla. Y que una ofensiva de este calibre sólo puede ser detenida adoptando medidas radicales de autodefensa, como nacionalizar la banca y las grandes empresas estratégicas bajo control democrático de los trabajadores y el pueblo, controlar los movimientos de capitales… Unas medidas solo posibles si están apoyadas en la más enérgica movilización popular y recogen el apoyo y la solidaridad de la clase trabajadora y los pueblos de Europa, necesaria para neutralizar la ofensiva.
Es muy importante recordar que los fascistas de Amanecer Dorado han obtenido el tercer puesto en las elecciones. Si Syriza responde a las reivindicaciones populares Amanecer Dorado no tiene nada que hacer, pero si Syriza decepciona al pueblo que tanta confianza le ha depositado, Amanecer Dorado tendrá pista libre para fortalecerse y aparecer como alternativa, con su retórica antideuda y anticorrupción, su nacionalismo y xenofobia y sus métodos de guerra civil contra inmigrantes y la izquierda. Las consecuencias serían fatales, y no solo para Grecia.
Los trabajadores y el pueblo griegos no deben dar ninguna confianza ciega en el nuevo gobierno Tsipras sino mantenerse alerta y redoblar la movilización para la satisfacción de sus reivindicaciones fundamentales. En ese terreno es donde se juega el futuro de los trabajadores griegos. Es en este terreno donde habrá que forjar una dirección revolucionaria.