Victoria de la protesta de los médicos
Por Adhiraj – New Wave
Durante 40 días, los médicos residentes han estado en huelga, protestando por sus cinco reivindicaciones:
1) Justicia para la víctima, rapidez en la investigación, descubrimiento de los motivos de la violación y el asesinato, y castigo justo para los perpetradores.
2) Que se identifique a los implicados en la manipulación de pruebas y el encubrimiento del asesinato, y que se garantice un castigo justo.
3) La destitución del comisario de policía, Vineet Goyal.
4) Garantizar la seguridad del personal sanitario en todos los hospitales.
5) Garantizar condiciones de trabajo adecuadas en los hospitales de todo el Estado.
Entre las cinco demandas principales hay otras dieciocho que persiguen la mejora de las instalaciones, la creación de un sistema de derivaciones, el desmantelamiento de los comités de salud dominados políticamente, la habilitación de salas de descanso y la mejora de las instalaciones sanitarias de los hospitales.
Estas reivindicaciones representan los requisitos de infraestructura y políticos más básicos para brindar una mejor atención médica a la población. Toda Bengala, el mundo y el país se manifestaron en solidaridad con ellos, y cientos de miles de personas siguen protestando en apoyo de los médicos. Después de dar muchas largas, el gobierno del Estado, que intentaba evitar entablar conversaciones con los médicos con una excusa endeble tras otra, finalmente ha accedido a dialogar. Y no sólo eso: el Ministro Principal ha accedido a una de las principales reivindicaciones de los manifestantes, la destitución del subsecretario de Salud, el jefe adjunto de la policía de Calcuta Norte y del jefe de policía Vineet Goyal. Ambos estuvieron implicados en el encubrimiento de la violación y el asesinato de «abhaya», la joven doctora del hospital R.G. Kar.
Es una victoria para los manifestantes y una humillación para el arrogante y corrupto gobierno del TMC. Los médicos que protestan han declarado desde entonces que no detendrán sus protestas por meras garantías, y que sólo darán un paso atrás cuando se tomen medidas concretas para satisfacer las principales demandas de los médicos.
Este hecho se produce en un momento en que las protestas de solidaridad se han reavivado en otras partes de India: los médicos de Delhi han vuelto a la huelga en apoyo de los médicos de Bengala Occidental. Al mismo tiempo, las protestas de solidaridad en las ciudades de Bengala Occidental siguen en curso, con cientos de miles de personas protestando en Calcuta y otras ciudades, realizando vigilias nocturnas y ayudando a los manifestantes acampados frente a la sede del departamento de salud.
Las victorias de las protestas no habrían sido posibles sin la solidaridad que recibieron de médicos de todo el país, del mundo y de los ciudadanos de todos los ámbitos de la vida en Calcuta y el Estado de Bengala Occidental.
Por primera vez, una movilización popular se enfrentó a la corrupción y la arrogancia del gobierno del TMC, ¡y ganó! La importancia política no es menor que la de las agitaciones campesinas en Singur y Nandigram, que también suscitaron protestas masivas de solidaridad en Calcuta y un amplio apoyo en el resto del país.
Cronología de los hechos:
El 9 de agosto fue violada y asesinada una médica residente que trabajaba en el prestigioso hospital R.G. Kar de Calcuta. El crimen se produjo mientras trabajaba en un turno de treinta y seis horas. Como es comprensible, la doctora estaba agotada y quiso descansar durante la noche antes de continuar trabajando por la mañana. Sin embargo, el R.G. Kar no disponía de salas de descanso seguras ni de lavabos adecuados para que los médicos usaran, por lo que se vio obligada a buscar un espacio en la sala de seminarios. Fue aquí donde se cometió el crimen.
Una vez cometidos la violación y el asesinato, comenzó el encubrimiento. Se informó el incidente a la familia de la doctora como un acto de suicidio. Se hicieron preparativos para deshacerse del cuerpo a toda prisa, antes de que se pudiera hacer la autopsia. Fue la intervención de los médicos subalternos [jóvenes residentes] en el lugar de los hechos lo que impidió que la ambulancia saliera del hospital antes de que se realizara la autopsia. Durante todo el calvario, a los padres de la doctora asesinada se les impidió ver a su hija por última vez. Tuvieron que esperar tres horas, sin saber nada sobre el destino de su querida hija, antes de enterarse de lo que había ocurrido.
Los esfuerzos de encubrimiento no terminaron ahí. En el transcurso de la investigación de la Oficina Central de Investigaciones, se reveló que las pruebas habían sido manipuladas. A instancias del director Sandip Ghosh, caído en desgracia, se habían realizado esfuerzos para ocultar la verdad sobre la violación y el asesinato de la doctora. El director dio orden de demoler la sala de seminarios con el pretexto de realizar reparaciones, mientras las investigaciones aún estaban en curso. Las autoridades tardaron horas en presentar una denuncia en la comisaría más cercana, ocultando al mismo tiempo la verdad sobre la muerte de la médica. Estas acciones provenían directamente de la administración. Sin confianza en la administración ni en la policía, los médicos residentes del hospital R.G. Kar iniciaron el 9 de agosto una protesta para exigir seguridad en el lugar de trabajo.
Pronto las protestas se extendieron más allá del hospital R.G. Kar, y alcanzaron toda la ciudad y, finalmente, todo el país. El 11 de agosto, las protestas de los médicos se habían vuelto nacionales, con manifestaciones de solidaridad en las lejanas Mumbai y Delhi. Con el paso de los días, una apresurada investigación de la policía de Calcuta atrapó al autor del crimen, un lacayo del director Sandip Ghosh, que había sido descubierto gracias a las imágenes de las cámaras de seguridad (CCTV) y a las pruebas aportadas por testigos oculares. El autor del crimen, Sanjoy Roy, fue capturado y utilizado como chivo expiatorio para sofocar las protestas. Sin embargo, los médicos no dieron marcha atrás en las protestas, al darse cuenta de la estrategia del gobierno. A la huelga de médicos residentes del hospital R.G. Kar le siguieron otras en los 260 hospitales públicos del Estado de Bengala Occidental.
La repentina propagación y la magnitud de las protestas pusieron al gobierno en aprietos. Las medidas policiales no consiguieron limitar las protestas, las amenazas fracasaron, y se recurrió a la violencia. La protesta entró en su quinto día, y se hicieron llamamientos para recuperar la noche. Las protestas de medianoche estallaron en toda la ciudad y, finalmente, en el resto del Estado, con protestas de solidaridad en las principales ciudades de la India. Las protestas de medianoche comenzaron la noche del 14 de agosto y se prolongaron hasta el día de la independencia, el 15 de agosto. Fue entonces cuando la pacífica concentración en el hospital R.G. Kar fue atacada por una turba de matones respaldado por el TMC.
No sólo agredieron a los médicos, sino que también atacaron a la policía y rompieron sus barricadas poco vigiladas antes de entrar cerca de la escena del crimen para manipular las pruebas. El incidente dio a la policía una excusa para recurrir a las órdenes de alejamiento con el fin de evitar la «ruptura de la ley y el orden». La policía se aprovechó de ello para intentar impedir que las protestas ganaran terreno. Se restringieron las reuniones en torno al R.G. Kar y en todo el centro de Calcuta.
Al día siguiente, la propia ministra acudió a protestar, en un acto que fue tanto una farsa como un intento de intimidar a los médicos. El TMC tuvo que proyectar su fuerza organizativa, al tiempo que fingía apoyar a la víctima, ocultando su complicidad en el encubrimiento masivo que se estaba produciendo. Pocos mordieron el anzuelo, y las protestas siguieron ganando fuerza y apoyo. Los médicos contaban con el apoyo y la simpatía de todos en el Estado, especialmente de quienes se sentían agraviados por el partido gobernante, el TMC, y su corrupción institucionalizada.
A partir de ese momento, la Oficina Central de Investigación se hizo cargo de la investigación del caso y el Tribunal Supremo tomó conocimiento del caso por propia iniciativa (de oficio). Desde entonces, el Tribunal Supremo ha contribuido a atenuar la intensidad de las protestas. La huelga de solidaridad de los médicos en formación de Delhi terminó poco después de que el Tribunal Supremo ordenara la creación de un grupo de trabajo nacional para estudiar la seguridad de los trabajadores de la salud y el despliegue de la fuerza paramilitar Central Industrial Security Force [Fuerza Central de Seguridad] en el hospital R.G. Kar.
Las protestas:
Las protestas comenzaron en el hospital R.G. Kar, dirigidas por médicos residentes, pero se extendieron rápidamente a todos los demás hospitales. Al tercer día de protestas, toda la ciudad estaba envuelta en ellas. No eran protestas políticas ni estaban dirigidas por ningún partido político, aunque los sindicatos de médicos, los sindicatos de estudiantes de medicina y los organismos vinculados al CPIM participaron activamente en las protestas.
En su mayor parte, las protestas siguieron siendo protestas apolíticas dirigidas por los ciudadanos, en las que no se veían banderas partidarias en las marchas, y personas de todos los ámbitos de la vida se unieron para protestar contra la violencia sexual y la corrupción institucionalizada que la hacía posible. En su punto álgido, hubo marchas de protesta, grandes y pequeñas, en todos los rincones de Calcuta. Las protestas no tardaron en extenderse a otras ciudades y pueblos del Estado de Bengala Occidental, y luego al resto del país.
Las protestas resonaron más allá de las fronteras de la India, entre las comunidades bengalíes de Estados Unidos, Reino Unido y Europa. Estas protestas no tenían precedentes por lo rápido que se extendieron y por cómo parecían intensificarse. Incluso después de los esfuerzos del gobierno, dirigido por el TMC, para aplastar las protestas y apaciguar a la gente, las protestas simplemente siguieron creciendo, impulsadas por los médicos jóvenes en huelga, que se comprometieron a llevar las protestas a buen puerto.
Por el contrario, los intentos de frenar las protestas no hicieron sino reforzar la determinación de los médicos en huelga e inspirar a más gente a sumarse a las protestas, acudiendo a las marchas, protestando en las calles y celebrando vigilias con velas o marchas de antorchas. Cada dos noches se celebraban vigilias de medianoche bajo el lema «recuperemos la noche».
Una de las principales inspiraciones del movimiento de protesta fue el éxito de las protestas lideradas por jóvenes en Bangladesh, que derrocaron el gobierno de la Liga Awami, dirigida por Sheik Hasina. En términos de brutalidad y corrupción, la Liga Awami superó al gobierno de Mamata Bannerji. Resulta bastante apropiado que Sheik Hasina y la Liga Awami fueran inversores clave en el sector inmobiliario de Calcuta, invirtiendo en la estructura corrupta de Mamata Bannerji y el TMC en Bengala Occidental. La pregunta que todos se hacían era: si la juventud de Bangladesh pudo derrocar a Sheik Hasina a pesar de los asesinatos cometidos por la policía y los paramilitares, ¿por qué no podían ellos desafiar a Mamata Bannerji?
La respuesta quedó clara en las calles, donde los jóvenes salieron a protestar por centenares y miles. La intensidad de las protestas irritó a Mamata Bannerji y el TMC, y la violencia contra los manifestantes pacíficos fue una reacción de pánico. Sin embargo, no pudo aplastar a los jóvenes sólo con porras y balas, y se vio obligada a contenerse cuando las protestas llegaron a la capital y a las puertas del Tribunal Supremo. El tribunal se vio obligado a intervenir y ordenar a las fuerzas del Estado que se abstuvieran de ejercer la violencia y se contuvieran.
Lo peor de la represión policial cesó gracias a la solidaridad que recibieron los médicos. El fantasma de la revolución de Bangladesh perseguía a Mamata Bannerji: si un médico resultaba herido o, Dios no lo quiera, asesinado en el transcurso de la protesta, desencadenaría una agitación más amplia, que ella no podría contener.
Mamata Bannerji no estaba preparada para un movimiento de protesta urbano. Su poder se basaba en capas de terror y chantaje. El poder del TMC en el campo era casi absoluto, donde había perfeccionado sus tácticas de terror. En la ciudad, había perfeccionado sus tácticas para garantizar que la apatía y el miedo mantuvieran a la gente dividida, aislada y desmoralizada. Esa apatía se ha roto con estas protestas.
La intervención de los partidos políticos
Poco después de que estallaran las protestas, el principal partido burgués de la oposición en Bengala Occidental, el BJP (que también es el partido gobernante a nivel nacional) intentó hacerse con el liderazgo de las protestas. Estos intentos incluyeron convertir las protestas en una dirección abiertamente política, en la que tomaron prestada una de las consignas del movimiento de protesta de Bangladesh que derrocó a Sheik Hasina, y la dirigieron contra la Ministra Principal Mamata Bannerji, «Dofa Ak, Dabi Ak, Mamata’r Padatyag» (Un punto, una demanda, la renuncia de Mamata Bannerji).
A diferencia de las demandas de los médicos, que atacaban los problemas que afectaban a los médicos residentes jóvenes, la reivindicación planteada por el BJP se dirigía al aparato político sin establecer ningún vínculo orgánico con las protestas. Al mismo tiempo, estallaron protestas en Maharashtra, gobernada por el BJP en coalición con el Shiv Sena, ambos partidos de derecha. En la ciudad de Badlapur, en Maharashtra, salió a la luz un espeluznante incidente de violación de una niña de seis años en una escuela pública. Los autores estaban vinculados con la administración de la escuela, que a su vez estaba vinculada al BJP.
El BJP mostró su descarada doble cara ante los manifestantes: por un lado, afirmaba apoyar a la doctora violada y asesinada y, por otro, en un Estado gobernado por él y sus socios de coalición, el BJP ponía toda la fuerza de la policía para detener a los padres de los niños de la escuela pública que protestaban. A los padres que protestaban se les impuso una prisión preventiva de siete días, mientras los acusados sólo recibieron tres días de cárcel.
El partido del Congreso permaneció casi en silencio mientras Calcuta y Bengala Occidental estallaban en protestas. Estaban atados por su compromiso con la alianza INDIA, de la que el TMC era la tercera fuerza. Poco después de que estallaran las protestas, otro socio clave de la alianza, el Partido Samajwadi, expresó su solidaridad, no con los manifestantes, sino con la Ministra Principal, Mamata Bannerji. El Congreso había sido prácticamente aniquilado en las anteriores elecciones nacionales y estatales. Esta acción sin duda acabará con lo que quedaba de su credibilidad.
Mientras la alianza INDIA expresaba su solidaridad con el TMC, o cooperaba con su silencio, marchaban en protesta en Maharashtra. Este acontecimiento demostró que ambos partidos nacionales son unos completos hipócritas. Para ellos, sólo vale la pena hablar de opresión cuando ocurre en los Estados de sus oponentes.
De los principales partidos políticos de la oposición en Bengala Occidental, sólo el CPIM y sus organizaciones afiliadas, principalmente la DYFI y la Asociación de Médicos Jóvenes, pudieron proporcionar algún liderazgo. El partido no apareció en escena hasta semanas después de que estallaran las protestas. En este caso, los miembros del partido participaron en las protestas sin sus pancartas ni carteles. No fue hasta después del 27 de agosto cuando la dudosamente llamada «chatra samaj» (sociedad de estudiantes) intentó organizar una marcha hacia la secretaría de Estado.
La marcha a la secretaría supuso un giro decisivo en las protestas, porque puso fin a los intentos del BJP de hacerse con el liderazgo de las protestas de los médicos y sirvió para distanciar al partido de las protestas. La convocatoria a la marcha movilizó en el mejor de los casos a siete mil personas, con apenas presencia de estudiantes escolares. El Estado reunió una abrumadora presencia policial para hacer frente a unas protestas que resultaron ser bastante decepcionantes. Los medios de comunicación centraron la atención en la protesta, que en última instancia no resultó más que un bochorno para el BJP, que vio cómo se desvanecían sus esfuerzos y los del RSS por controlar las protestas.
La fuerte intervención policial incluyó cañones de agua y barricadas, así como el uso de la fuerza para atacar a manifestantes pacíficos. Estas tácticas siguieron siendo moderadas, ya que la policía no estaba equipada con armas letales y no se aplicó fuerza letal. Esto siguió siendo así durante todas las protestas.
En las semanas siguientes, los médicos jóvenes salieron a las calles para reunirse con el jefe de policía y entregarle una lista de quejas. Los dirigentes del BJP fueron expulsados del lugar de la protesta. La presencia ininterrumpida de los manifestantes obligó al jefe de policía a inclinarse y finalmente reunirse con ellos. Esto marcó el final de la participación del BJP en el movimiento de protesta.
El Congreso siguió organizando manifestaciones al margen de la protesta, mientras que el CPIM intervino en la protesta contra la policía de Calcuta, saliendo en masa. Sin embargo, en ningún momento el partido disputó el liderazgo de las protestas y, aunque se podía ver la influencia del partido, no asumió el liderazgo. Lo más grave es que el CPIM no movilizó a los trabajadores sanitarios de todo el país, a través de sus redes sindicales, en solidaridad. En su mayor parte, las redes sindicales se mantuvieron al margen de las protestas, que siguieron siendo una protesta de jóvenes, médicos y estudiantes.
La intervención de los organismos centrales
Las protestas obligaron al Tribunal Supremo a tomar conocimiento del caso y, poco después de que el asunto llegara al Tribunal Superior de Calcuta, se ordenó al CBI que se hiciera cargo de la investigación. La implicación del CBI proporcionó al TMC una agenda política para desviar la culpa de la lentitud de la investigación el CBI y, por extensión, al gobierno central de Delhi. La sede regional del CBI, en el suburbio de Salt Lake, en Calcuta, se convirtió en un lugar de protesta. Este fue el lugar donde los médicos pudieron desafiar directamente a las autoridades investigadoras y exigir justicia para la víctima.
Cuando el CBI se hizo cargo del caso, también se convirtió en blanco de las protestas. En este caso, los médicos habían triunfado sobre las estrategias políticas del BJP y el TMC, silenciando a ambas partes. Por un lado, dirigieron su ira contra una agencia del gobierno central, que depende del gobierno nacional, controlado por el BJP. Por otro lado, silenciaron lo que había sido una estrategia habitual del TMC, que era pintar las protestas como una conspiración del BJP. El TMC no podía mostrarse como defensor de las minorías frente a otra conspiración del BJP. La sinceridad y el espíritu de los médicos se impusieron a los cínicos cálculos de los partidos políticos burgueses.
El Tribunal Supremo que se hizo cargo del caso, todavía preside el asunto. Una vez que las protestas llegaron a la capital y los médicos de Delhi se declararon en huelga en solidaridad con sus compañeros de Bengala, el tribunal no pudo sino sentirse sacudido por los acontecimientos. El Tribunal Supremo había ordenado la creación de un grupo de trabajo nacional y había autorizado a la CISF (Central Industrial Security Force – Fuerza Central de Seguridad Inddustrial) a hacerse cargo de la seguridad en el hospital R.G Kar. Esta medida fue bien acogida por los médicos y sirvió para poner fin a la huelga en Delhi. El Tribunal Supremo contribuyó a apaciguar las protestas y frenó la posibilidad de que se convirtieran en un movimiento nacional más amplio. Esta no es la primera vez que el poder judicial desempeña un papel reaccionario en todo este asunto.
Al mes de iniciarse las protestas, el Tribunal Supremo arremetió contra los médicos manifestantes, fijándoles un plazo para volver al trabajo. Los médicos no aceptaron un diktat tan arrogante y mantuvieron las protestas junto con todos sus emplazamientos. La huelga continuó, al igual que las grandes protestas de solidaridad. Además, la Asociación Médica de la India había declarado su apoyo a los médicos en huelga y se preparaba para comenzar protestas en Delhi.
La fase final de las protestas
No fue hasta el 9 de setiembre, exactamente un mes después del horrible crimen, cuando el gobierno cedió y accedió a discutir las demandas de los médicos. La Ministro Principal afirmó que no habría transmisión en directo, con el endeble argumento de que el Tribunal Supremo presidía el asunto y que sería ilegal. El Tribunal Supremo había transmitido sus actuaciones en directo, por lo que este argumento cayó por su propio peso.
A partir de ese momento, se produjo una prueba de voluntad entre los médicos que protestaban y la obstinación de la Ministro Principal por mantener la reunión con los médicos en sus términos y con la capacidad de controlar la narrativa. La Ministro Principal se mantuvo inflexible en su postura y los médicos no cedieron al intento de la ministro de controlar el discurso. La primera reunión para discutir las demandas en la Secretaría fracasó. La Ministro Principal difundió imágenes de sillas vacías en la sala, con una Mamata Bannerji solitaria, sentada, esperando, un claro intento de inclinar la narrativa a su favor.
Su repentina aparición en el lugar de la protesta de los médicos, frente a la sede del CBI en el complejo CGO de Calcuta, fue un astuto intento de dar un giro a su favor en la narrativa y plantear un desafío a los médicos. Los medios de comunicación, en su neutralidad, acabaron sirviendo al TMC, y algunos periódicos se inclinaron totalmente por la versión del gobierno. La vieja y gastada propaganda contra las huelgas y las protestas empezó a resurgir en periódicos de primera línea como Times of India y Telegraph, todos ellos dirigidos contra los médicos en huelga, aun cuando la simpatía del público seguía estando con ellos.
Por sorpresa, la Ministro Principal acudió al lugar de la protesta y se dirigió directamente a los médicos, retándolos sutilmente a que acudieran a su casa para conversar, reiterando su deseo de atender las quejas de los médicos residentes. Los médicos aceptaron el reto y llegaron a la residencia privada de la Ministro Principal, quien, una vez más, se negó a reunirse con ellos.
Una foto icónica apareció aquí, de médicos de pie bajo la lluvia ante la Ministro Principal, flanqueados por sus miembros de seguridad, con las manos cruzadas ante ella. Fracasaron los intentos del TMC de dar la vuelta la situación a su favor. Sin embargo, después de más de un mes de protestas, la determinación de los médicos empezó a resquebrajarse, el cansancio se había apoderado de ellos y estaban dispuestos a ceder terreno. Los médicos aceptaron reunirse sin transmisión en vivo ni grabación de video, pero con un acta de la reunión. El gobierno también se vio acorralado: con la temporada festiva a la vuelta de la esquina, el TMC no podía permitirse que hubiera protestas durante las pujas. La estrategia de utilizar los festivales y espectáculos para apaciguar a las masas siguió siendo una estrategia clave del TMC durante estas protestas.
En el transcurso de las negociaciones, el gobierno accedió a conceder las tres cuartas partes de las demandas planteadas por los médicos. Se trasladó al comisario de policía, se asignaron fondos para mejorar la seguridad en los hospitales, se mejorarían las infraestructuras y también se trasladó al subdirector de la zona norte de la policía de Calcuta.
La victoria más importante quizá sea la destitución del corrupto ex director de R.G. Kar y la revocación de su licencia. El gángster Sandip Ghosh no volverá a dirigir otro hospital. Los médicos han derribado un pilar del nexo de corrupción del TMC y han expuesto todo el sistema ante la nación y el mundo. La victoria final, de hacer comparecer a todos los que ayudaron a encubrir la investigación sobre la muerte y la violación de la doctora, aún está por conseguirse.
El 21 de setiembre, los médicos se retiraron de sus lugares de protesta y decidieron volver al trabajo, pero sólo para los servicios de energencia. Esto marca el final de la protesta tal y como la hemos visto. Sin embargo, las protestas no han terminado del todo, y no terminarán hasta que se cumplan todas las demandas. Así lo declaró en directo por la televisión la dirección del grupo médicos.
Conclusiones
La protesta de los médicos ha marcado un hito en la historia reciente de Bengala Occidental y de Calcuta. Ha acabado con la apatía y el statu quo reaccionario que reinaban en la región. La protesta se produce justo después de la revolución en Bangladesh, que sirvió de inspiración a los jóvenes y trabajadores de Bengala Occidental. En estas protestas está latente el potencial de una lucha revolucionaria en el sur de Asia. Sin embargo, las protestas también pusieron de manifiesto varios desafíoa que se interponen en el camino de su realización.
La protesta de los médicos mostró las fallas en la lucha de clases en Bengala Occidental. El Estado sufre todavía los efectos de la desindustrialización tras la partición, y la mayoría de los empleos estables sólo pueden encontrarse en el sector de servicios. La mayor parte de la población depende de la agricultura, ya sea en el cultivo y el comercio de alimentos como el arroz, o en cultivos comerciales, como el yute y el té. Los últimos cinco años han sido testigos de una crisis cada vez mayor en el sector agrícola de Bengala Occidental, especialmente en la industria del té, una crisis provocada por el cambio climático y el casi colapso de los molinos de arroz.
En medio de una situación de estancamiento industrial, el sector de servicios, que incluye la atención sanitaria, se ha convertido en una fuente primordial de empleo para los jóvenes con estudios. En lo que respecta a la atención sanitaria, el gobierno del Estado de Bengala Occidental sigue la misma política que existe a nivel nacional y entre la mayoría de los gobiernos estatales de la India dirigidos por partidos burgueses: fomentar la privatización de la atención sanitaria.
Una de las típicas excusas que dan los apologistas de esta política es que el gobierno simplemente no puede costear la asistencia sanitaria para todos y que el sector privado tiene que intervenir. Este argumento olvida que el derecho a un tratamiento médico adecuado y el acceso a la atención sanitaria son parte integral del derecho a la vida. El gobierno tiene el deber de garantizar una atención médica de calidad a todos sus ciudadanos, por lo que dejar un servicio tan esencial a merced del afán de lucro es la causa fundamental de un sistema de atención médica podrido.
El sistema sanitario de Bengala Occidental, altamente privatizado, sólo beneficia a quienes tienen acceso a una buena atención médica y a los turistas médicos, mientras la mayoría de la población, que no tiene acceso a las instalaciones que pueden ofrecer los hospitales privados, se ve abandonada en unos hospitales públicos sobrecargados. Las 260 escuelas de medicina y hospitales públicos, cuyo personal y médicos residentes están sobrecargados de trabajo y mal pagados, asumen la carga de la atención médica de las masas. De vez en cuando, los médicos jóvenes han protestado para exigir medidas de seguridad e infraestructura adecuada en los hospitales; el gobierno generalmente ha respondido con garantías, pero no se ha producido ningún cambio de política concreto. El problema se ha ido agravando hasta llegar a la terrible situación del 9 de agosto.
La protesta de los médicos se produjo en un momento en que crecía el descontento contra el gobierno del TMC y su sistema de administración altamente criminalizado. Hay huelgas y protestas regulares en las regiones productoras de té del norte de Bengala, contra una administración que prácticamente se ha olvidado de que existen; ha habido protestas de aspirantes a profesores a los que se les ha negado un puesto de trabajo en las escuelas públicas debido a la estafa de la SSC; hubo grandes protestas antes de las elecciones en el pueblo de Sandeshkhali, donde la tiranía de los políticos gángsters alineados con el TMC campa a sus anchas. Todo este descontento se concentró en una explosión de ira general en torno a la protesta de los médicos residentes. Gran parte del descontento se concentró entre la juventud educada y urbana de Bengala Occidental, cuyas perspectivas dentro del Estado son cada vez más sombrías, gracias a la crisis del capitalismo y a las políticas del gobierno del TMC en el Estado. Las condiciones no son distintas de las de Bangladesh, donde una juventud y una clase trabajadora mayoritariamente urbanas derrocaron el régimen de Sheik Hasina. En Bengala Occidental, la clase obrera industrial se ha visto debilitada por la desindustrialización, y es en el sector servicios, como la salud y la educación, donde la clase obrera ha contraatacado.
El amplio apoyo que recibieron los médicos fue transversal a todas las clases sociales y abarcó la mayor parte de la población urbana de todo el Estado. Esto no quiere decir que la población rural apoyara al TMC, sino que también simpatizaba con los médicos que protestaban. El TMC tiene su principal base de apoyo entre la población rural de los pueblos más prósperos del sur de Bengala Occidental. ¡Por primera vez, el partido se enfrenta a la perspectiva de perder su apoyo! No se puede subestimar este impacto político.
Los límites de las protestas apolíticas
En los últimos años, hemos asistido a dos movilizaciones exitosas en la India. En 2020, vimos la agitación de los agricultores contra las tres leyes agrarias; esta protesta triunfó gracias a la determinación de los agricultores y el amplio apoyo y la solidaridad que recibió de agricultores y no agricultores en todo el país.
La disciplina y la organización de los agricultores que protestaban hicieron posible sostener la protesta frente a la mano dura de la policía y a un gobierno obstinado que prefería verlos morir de Covid antes que negociar. Cientos de agricultores murieron durante la prolongada protesta, pero el gobierno de Modi se vio obligado a ceder al final, retirando las leyes agrarias. Las repercusiones políticas de la agitación de los agricultores hicieron que el BJP sufriera un duro revés en las elecciones nacionales. Su súper mayoría ha desaparecido y ahora depende de aliados para mantenerse en el poder.
Una característica clave de la agitación de los agricultores fue que consiguieron mantener a distancia a los partidos políticos de la oposición. Los agricultores no denunciaron ningún apoyo que recibieron, pero no cedieron la agitación a ningún partido político. En este sentido, la agitación de los agricultores fue apolítica. Esto dificultó que el partido gobernante la denunciara y facilitó mucho que la gente simpatizara con los agricultores y sus problemas. Sin embargo, las organizaciones campesinas de agricultores no permanecieron apolíticas, sino que, al tiempo que se mantenían independientes del control de los principales partidos burgueses y estalinistas, tomaron la decisión política consciente de oponerse al BJP en las elecciones nacionales.
En el caso de la protesta de los médicos, vimos una vez más algo de esta dinámica. Los médicos se mantuvieron firmes en su decisión de permanecer independientes de cualquier partido político. Fracasó cualquier estrategia del BJP para tomar el control de la protesta y llevarla en la dirección que ellos querían. Los médicos se mantuvieron centrados y decididos, y sus protestas nunca derivaron en violencia o disturbios, mostrando disciplina. Al mismo tiempo, sería un error considerar la protesta de los médicos como puramente apolítica. El hecho de que se dirigieran contra la administración estatal y llegaran hasta la puerta de la Ministro Principal muestra cierto grado de conciencia política. Poco después de que las protestas retrocedieran parcialmente, los médicos se dirigieron a los distritos del Estado afectados por las inundaciones para abrir campamentos médicos.
Las protestas se han retirado parcialmente, pero aún no se ha llegado a un acuerdo sobre algunas reivindicaciones, y la mayoría de las demandas acordadas aún no se han llevado a la práctica. El Estado aún no ha tomado medidas para mejorar las condiciones de trabajo en los hospitales públicos, la seguridad sigue siendo prácticamente inexistente y, aunque con la detención de Sandip Ghosh se ha roto un importante pilar del sindicato del TMC, el sistema de chantaje en los hospitales públicos, más conocido popularmente como «cultura de la amenaza», sigue vigente. El sistema que los médicos desafiaron aún no ha cambiado, y es probable que vuelvan a la huelga total o a protestar en las calles. Al momento de escribir estas líneas, los médicos han declarado que irán a protestar durante el día sagrado de Mahalaya, que marca el inicio de las festividades de Durga Puja.
En este momento, la mayoría de los partidos políticos de la oposición han renunciado a apoyar a los médicos, y sólo el CPIM y el Frente de Izquierda los siguen apoyando, y de forma expresa. Los médicos residentes se encuentran en la misma situación política que los agricultores en 2021. Obtuvieron una victoria significativa sin necesitar el liderazgo de ningún partido político ni rendirse a ninguna agenda política de los partidos mayoritarios. Los agricultores no hicieron una protesta política, pero optaron por volverse políticos para las elecciones. Los médicos luchan por un cambio sistemático, pero dicho cambio no puede lograrse sin un cambio político, este es un hecho ineludible. Queda por ver si los médicos seguirán este camino.
Por ahora, la energía de los médicos que protestan sigue en pie, junto con la amplia simpatía de la población del Estado y de fuera de él. La fuerza de los médicos jóvenes para seguir luchando proviene de la inquebrantable solidaridad que han recibido. Mientras la solidaridad siga siendo fuerte, las protestas continuarán hasta que se logre un verdadero cambio sistemático.
Una agenda para el cambio sistemático
«Abhaya» es el nombre que la protesta de los médicos dio a la doctora violada y asesinada en R.G. Kar. El nombre significa literalmente valiente. Los médicos han demostrado su valiente determinación frente a un enemigo tenaz como Mamata Bannerji y el TMC. Su programa ataca una parte esencial del gobierno del TMC en el Estado de Bengala Occidental, pidiendo el fin del sistema de intimidación y corrupción en los hospitales públicos, mejorando la infraestructura y reclamando justicia para las víctimas.
La lucha ha sacado a la luz la corrupción del sistema, ha puesto en evidencia la política del TMC y de la Ministro Principal en particular, ha expuesto el caótico estado de los hospitales públicos de Bengala Occidental. Ahora, sería necesario luchar por un cambio sistémico.
Los médicos que protestan se han dado cuenta, con razón, de que no se puede confiar en ninguno de los partidos principales para lograr el cambio sistémico necesario. Sin embargo, sin ese cambio sistemático, habrá más abhayas, habrá más sufrimiento e injusticia. La raíz de la podredumbre debe identificarse en el sistema que tolera e incluso fomenta la medicina privatizada. La atención médica se convierte en un servicio y no en un derecho, dejando a los hospitales públicos, sobrecargados y sin fondos suficientes, la tarea de atender a las masas que no pueden acceder a los caros hospitales privados o a médicos particulares.
El primer paso para hacer frente a esta situación es exigir una mayor inversión en la atención médica pública, creando condiciones en las que el servicio y la infraestructura de los hospitales públicos sean tan buenos o mejores que los de los hospitales privados. Esta es la base sobre la que se puede construir un buen sistema de atención médica. Para llegar a este punto, la agitación debe ampliarse. Esta agitación requiere una dirección revolucionaria consciente de los límites del sistema capitalista y de lo que se puede conseguir dentro de él. ¡Una agitación de este tipo, que reúna a todos los sectores de los trabajadores de la salud, desde los médicos residentes, las enfermeras, el personal, los trabajadores de las ASHA y hasta los médicos en ejercicio, sería imparable!
Nuestro objetivo final es que todos tengan acceso a la atención médica como un derecho, y no como un servicio con fines de lucro, en el que no se acose a los pacientes y se respete a los médicos.
¡JUSTICIA PARA R.G. KAR!
¡ABAJO EL TMC!
¡FIN DE LA CULTURA DE LA AMENAZA!
¡FIN DE LOS SINDICATOS! ¡SERVICIO NACIONAL DE SALUD PARA TODOS!