Unificar las luchas para derrocar a Maduro ¡FUERA MADURO YA!

Una situación social catastrófica
La desastrosa situación que azota al país golpea duramente a la clase trabajadora que es quien paga mayormente los costos de la crisis. La escasez y los altos precios de las medicinas hacen imposible su adquisición con los pírricos salarios de los trabajadores, lo mismo ocurre con los alimentos, por lo que el hambre y las enfermedades son dos graves flagelos que padecen las familias venezolanas. La desnutrición golpea fuertemente a las familias trabajadoras del país, principalmente a los niños y es común que muchos trabajadores y personas humildes se pasen gran parte del día o incluso el día entero sin ingerir alimentos.
Por UST-Venezuela
Los hospitales, ambulatorios y en general todo el sistema nacional salud están en suelo, lo mismo puede decirse de escuelas, liceos y universidades, en los comedores escolares se le sirve a los niños arroz o pasta sola, esto en el mejor de los casos de que se les sirva algo. La deserción escolar es enorme, enfermedades que habían desaparecido del país como el paludismo, la difteria y la malaria, reaparecen, dejando un saldo considerable de víctimas fatales. Decenas de pacientes mueren a diario en los hospitales.
El deplorable estado del sistema eléctrico nacional, producto de años de desinversión (tanto en los sistemas de generación como en los de transmisión de energía eléctrica), desfalcos (obras inconclusas) y corrupción, somete al conjunto de la población a constantes apagones, aunado a las permanentes caídas de la señal de telecomunicaciones e internet (otro sistema en situación deplorable).
Los trabajadores de a pie, que deben asistir cotidianamente a sus labores padecen a diario el problema de la falta de transporte y de la escasez de dinero en efectivo.
Barrios y urbanizaciones de ciudades y poblaciones enteras del país padecen la falta de agua, lo que hace que incluso personas de avanzada edad se vean obligadas al forzoso trabajo de cargar agua, muchas veces no muy apta para el consumo, en diversas tomas.
Hoy resulta todo un martirio para los trabajadores y el pueblo venezolano poder adquirir una bombona de gas para cocinar, o llenar el tanque de combustible del vehículo, debido a las permanentes fallas en el servicio de gas doméstico, (ocasionadas en muchos casos por la falta de gas en las plantas y llenaderos) y la escasez de gasolina, algo difícil de creer en un país petrolero.
El agravamiento de la crisis económica y el ajuste del gobierno.
Esta verdadera tragedia social tiene su base en la profunda crisis económica que desde hace varios años azota al país (muchos coinciden en señalar el 2013 como el año del inicio de la crisis, aunque hubo esbozos de esta en años anteriores que fueron parcialmente superados). La tendencia al agravamiento de la crisis económica hace previsible un empeoramiento de la dramática situación social.
La producción petrolera (producto cuya exportación constituye la base de la economía del país) viene en picada y hoy apenas alcanza en promedio los 700 mil barriles diarios, el producto interno bruto (PIB) que en los cinco años de gobierno de Maduro (2013 – 2018) descendió 50%, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional sufrirá una nueva caída de 25% en 2019, acumulando una contracción de 75% en seis años, la deuda externa, pese al gobierno priorizar sus pagos a costa de las necesidades del pueblo, sigue en aumento representando un 186% del PIB nacional, superando los XXX mil millones de $, las empresas básicas producen muy por debajo de su capacidad instalada, las importaciones siguen en franca caída y el aparato productivo nacional está destruido y la inflación (hiperinflación) se calcula cerrará el 2019 en 10.000.000%.
La canasta alimentaria, según el CENDAS se ubica en 1.555.866,88 bolívares, mientras la canasta básica alcanza los 2.491.159,29 bolívares (datos de cierre del mes de marzo de 2019), en la actualidad el salario mínimo permite adquirir apenas un 1,6% de la canasta básica.
La dictadura de Maduro aplica contra los trabajadores un brutal ajuste, haciéndoles pagar el peso de la crisis. Desde agosto de 2018, cuando entró en vigor la reconversión monetaria y se implementó el “Plan de Recuperación Económica”, el gobierno viene aplicando fortísimas devaluaciones, para esa fecha llevó el dólar oficial de 2,48 BsS a 60 BsS; de allí para acá, de allí para acá esta política de devaluación ha llevado el dólar oficial al valor actual de 5.202 BsS por $.
Desde esa fecha igual los derechos de los trabajadores del sector público, establecido en los contratos colectivos fueron congelados, reducidos y en algunos casos directamente eliminados, se implementaron para estos trabajadores tablas salariales de hambre; también se aumentaron los precios de los principales rubros consumidos por los trabajadores y el pueblo.
Empresarios y comerciantes aumentan a su libre albedrío los precios de los principales alimentos y productos básicos, para esto cuentan con el aval del gobierno que les autoriza y legaliza cada incremento de precios, liberándolos en los hechos. El gobierno en el Consejo de Economía Productiva acuerda con grupos económicos como el Grupo Polar (que es predominante en la producción de alimentos en el país) el aumento de los artículos que produce.
Aunado a esto los derechos sindicales de los trabajadores son cercenados, se suspenden las elecciones sindicales en los gremios donde el gobierno estima sus representantes sindicales pueden ser derrotados (en la mayoría), una clara injerencia estatal en los asuntos sindicales.
Las recurrentes devaluaciones y aumentos de precios acaban destruyendo el pírrico salario de los trabajadores venezolanos que hoy no supera los 8 $.
Constituyen una falsedad los anuncios del gobierno de aumento salarial, como el reciente del pasado 1° de mayo del año en curso. Esto porque en realidad se reducen a ser apenas aumentos nominales del mismo, pero en términos reales el salario viene disminuyendo.
Tomando como referencia los 1.800 BsS de salario mínimo establecido para la fecha de la reconversión y relacionándolos con el valor oficial del dólar de 60 BsS para la misma fecha, obtenemos un salario de 30$; posteriormente se produjeron varias devaluaciones y dos aumento nominales de salario mínimo. Hoy con un sueldo mínimo de 40.000 BsS, y una nueva devaluación que llevó el dólar oficial a 5.202 BsS el salario mínimo en el país es de apenas 7 $ (si nos basamos en el $ paralelo el salario ha estado y queda en una condición mucho peor).
Para mayor agravamiento de las cosas, el gobierno hace pagar a los trabajadores y habitantes de los sectores populares, las consecuencias de la caída de las importaciones de alimentos (y medicinas también) excluyendo a discreción a barrios y urbanizaciones de las ciudades del programa de distribución de comida vía CLAP’s[1].
Desde la Unidad Socialista de los Trabajadores (UST) reiteramos nuestro llamado a unificar las luchas obreras y populares para derrotar el ajuste del gobierno contra los trabajadores y el pueblo pobre del país y para expulsar a Maduro y todo su gobierno del poder, estas luchas deben ser convocadas de manera democrática mediante la realización de reuniones y asambleas de base y deben tener un carácter de independencia, sin subordinarse ni capitular a ninguna opción patronal, consideramos que el eje organizador y unificador de estas luchas debe ser la consigna FUERA MADURO YA, y es que no hay solución posible a los problemas del país sin la salida de Maduro del gobierno y la destrucción del régimen dictatorial que encabeza.
La crisis del régimen, las luchas contra el gobierno y la represión.
La fracasada tentativa golpista del 30 de abril, organizada y apoyada por Trump, Bolsonaro, Duque, en concierto con el resto de la derecha continental, fue sucedida por un intento de genuina rebelión popular, tanto en el distribuidor Altamira en Caracas, como en otras ciudades. Rebelión popular que fue cobardemente abandonada tanto por Leopoldo López, como por Juan Guaidó y el resto de diputados que se habían apersonado al distribuidor y a la vez fue durísimamente reprimida por los cuerpos de seguridad de la dictadura madurista. Famosas son ya las imágenes de una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), aplastando a manifestantes. La cantidad de muertos a causa de la represión asciende a 35 personas y se reseñan 580 detenidos durante las protestas (según informes del Observatorio Conflictividad Social de Venezuela y el Foro Penal).

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De otro lado, algo que quedo en evidencia con la tentativa de golpe del 30/04 fue la profunda crisis que atraviesa el régimen de Maduro, no es poca cosa que uno de los principales participantes en la misma y que desertó de las filas del apoyo a Maduro sea el hasta ese momento jefe del Servicio Nacional Bolivariano de Inteligencia, uno de los principales aparatos represivos del régimen, es también digno de considerar el hecho de que sigue en aumento el número de oficiales que deserta de su apoyo al régimen.
Se habla incluso de un General miembro del Estado Mayor, el General Ornella, esta última información aún no ha sido corroborada, pero lo cierto es que para un régimen que se sustenta principalmente en sus FF.AA., es decir, en su aparato represivo oficial y también paralelo, los llamados colectivos, que se produzcan deserciones a nivel de la oficialidad, sumados a las anteriores crisis presentadas en los colectivos y las cada vez más notorias disputas y rupturas en el ámbito de su partido (PSUV), es una situación bastante grave.
La bronca de la población contra el gobierno es enorme, la mayoría de los estudios de opinión afirman que el rechazo a Maduro supera el 85%. Desde mediados del año pasado y como respuesta al ajuste surgió un importante ascenso de luchas obreras que se combinaron con las luchas y reclamos populares en curso, por falta de agua, comida, gas y fallas en todos los servicios. Este ascenso de luchas obreras tuvo incluso expresiones de reorganización, con la constitución de la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela (ITV) y varias intergremiales estadales.
A partir de la autoproclamación, en concierto con el imperialismo norteamericano y la derecha continental, de Juan Guaidó como “Presidente Encargado” de la República, y los acontecimientos políticos posteriores, desafortunadamente la mayoría de los dirigentes de la ITV renunció a la independencia de clase, llamando a la clase obrera a confiar en un dirigente burgués y proimperialista; censurando y expulsando de manera burocrática a quienes dentro de la ITV diferimos de esta orientación política y sosteníamos la necesidad de luchar por la salida del gobierno, sin aliarse con ninguna dirección burguesa. Esta capitulación hizo que se perdiese una importante oportunidad para la clase trabajadora de constituir una alternativa política propia y de postularse como protagonista en los destinos políticos del país.
Las movilizaciones se debilitaron, la misma ITV se ha ido vaciando y para muestra los llamados a paros escalonados de los cuales oportunistamente Juan Guaidó aparece como convocante no han encontrado eco en el seno de la clase trabajadora. Hoy el ascenso ha entrado en un aparente receso, pero el malestar continua, aún con debilidad movilizaciones independientes de los trabajadores siguen sucediéndose, la crisis social, económica y política mantiene al país en tensión lo que hace prever una nueva oleada de luchas y el resurgimiento de opciones organizativas.
Otro elemento que juega en favor de la debilidad de las movilizaciones es el incremento en la escalada represiva del gobierno, tanto a nivel masivo en las movilizaciones, donde aumenta cada vez más el nivel de crueldad y violencia, como a nivel selectivo.
Aumentan cada vez más el nivel de amenazas, presiones y chantajes contra los activistas obreros y dirigentes sindicales en los centros de trabajo, recientemente acaban de ser despedidos varios activistas de la corriente CCURA en PDVSA Zulia, el Observatorio Conflictividad Social de Venezuela y el Foro Penal informan sobre más de 850 presos políticos en el país, los dirigentes sindicales presos superan el millar, entre ellos Rubén González y Rodney Álvarez de la estatal Ferrominera; el lunes 06/05 fue allanada por la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC), la inmunidad parlamentaria de diez diputados de la Asamblea Nacional (AN), la noche del martes 09/05 fue detenido el diputado y militante de Acción Democrática (AD) Edgar Zambrano (que estaba entre los diputados a quienes les fue allanada la inmunidad parlamentaria), todo esto bajo el argumento de su participación en los sucesos del 30 de abril.
La UST denuncia y repudia la represión oficialista, realizada tanto a través de los cuerpos de seguridad regulares como de colectivos armados, contra las luchas de masas, populares y obreras contra el régimen dictatorial encabezado por Maduro y su gobierno, rechazamos también la persecución, las presiones, chantajes, amenazas, despidos y detenciones de activistas obreros, luchadores sociales y populares, dirigentes sindicales y dirigentes políticos opositores.
Manifestamos nuestra disposición de apoyar y participar activamente en las luchas de las masas por salir del gobierno de Maduro, lo que no significa apoyar golpes de estado, ni ofrecer ningún respaldo político a direcciones políticas burguesas y proimperialistas como la que representa Juan Guaidó. Estamos por que sea una insurrección de masas la que derroque a Maduro y no las acciones de un sector de la burocracia militar o una intervención imperialista. Que sean las masas movilizadas las que derriben a Maduro.
Total rechazo a la injerencia imperialista, ninguna confianza política en Guaidó. No al llamado Plan País.
Como hemos dicho más arriba, consideramos que hoy la consigna que debe ordenar la actividad de los revolucionarios es el Fuera Maduro Ya, y como tal la levantamos, nos movilizamos y llamamos a la clase trabajadora a movilizarse en función de ella. Sin embargo no obviamos (ni podríamos hacerlo jamás) el carácter burgués de Juan Guaidó y la dirección política que representa, ni las pretensiones injerencistas del imperialismo, acompañado de sus aliados de la derecha continental. Rechazamos los abiertos llamados de Guaidó solicitando “cooperación militar extranjera”, rechazamos las tentativas golpistas de un sector de la oposición burguesa, así como tampoco confiamos y exhortamos a los trabajadores a no confiar en los llamados a diálogos y posturas “democráticas” de otros sectores de esa oposición.
Nada bueno ni progresivo puede venir para los trabajadores y las masas populares venezolanas de intervenciones militares extranjeras, golpes de estado ni diálogos entre direcciones burguesas como las del PSUV, el Frente Amplio y otros sectores de la oposición burguesa.
La historia muestra que las intervenciones militares yankees o de sus aliados, sólo han terminado en más sufrimiento para los pueblos de los países intervenidos, EE.UU. no puede dar lecciones de democracia en ningún lado siendo que a lo largo de su historia ha apoyado golpes militares y sangrientas dictaduras, tanto en Latinoamérica como en el resto del planeta. Siempre y cuando han intervenido en algún país y derribado al gobierno de turno dejan instaladas sus fuerzas de ocupación para respaldar al gobierno títere que imponen, lo que en el caso de Venezuela se traduciría en la sustitución de la dictadura de Maduro por otra. Lo mismo podría ocurrir de triunfar un golpe militar.
Los llamados al diálogo de los “sectores democráticos de la oposición” consisten en llamar a conformar un “gobierno de transición” que debe incluir a banqueros, empresarios, militares y boliburgueses, es decir, con y en favor de los sectores que han venido saqueando al país en los últimos veinte años, incluso proponen dejar impunes los delitos y crímenes de la cúpula civil y militar corrupta, base de la boliburguesía, esa es la intención de la famosa Ley de Amnistía aprobada por la AN. Estamos en contra de todas estas opciones.
Ninguna medida de solución a la crisis que proponen estos sectores es en favor de los trabajadores y el pueblo pobre de Venezuela; al contrario su programa de recuperación, el denominado Plan País, deja claro que lo que pretenden es profundizar el ajuste que ya viene aplicando Maduro.
Dicho plan, lo que propone es, recorte del gasto público y social, privatización y reprivatización de empresas y servicios públicos, más endeudamiento externo, reforma fiscal, liberación total de precios, entre otras cosas.
Para hacerlo más digerible el plan abunda en eufemismos, reducción del déficit fiscal y gasto público, impulso e incentivos a la iniciativa privada, atracción de préstamos e inversiones extranjeras, disciplina fiscal y tributaria, estimulo a la ganancia y a la producción nacional.
Traduciendo a un lenguaje más sencillo esto significa: congelación de los salarios, primas, bonos y otros beneficios laborales, reducción de los beneficios contemplados en las convenciones colectivas y suspensión de sus discusiones; privatización de la industria petrolera y empresas básicas (o partes de ambas) entregándolas al capital transnacional, privatización de los servicios de electricidad, agua, gas y telefonía, con sus consabidos ajustes tarifarios para “hacerlas rentables y eficientes” (esto último también tiene que ver con el recorte del gasto público); profundización del sometimiento al yugo de la deuda externa, priorizando no tanto por rusos y chinos sino por el FMI y la banca privada internacional yankee y europea; hacer que paguen más impuestos los que menos tienen, es decir los trabajadores, mientras se reducen las cargas impositivas para los empresarios; y por último total libertad para aumentar los precios de los bienes y productos básicos.
Es decir todas medidas de ajuste que ya el gobierno de Maduro viene aplicando, sólo que el Plan País propone acelerar la marcha.[2]
Por tales razones el llamado a la clase trabajadora es a no confiar en ninguna de las dos alternativas burguesas que hoy se disputan el poder político en el país (y que en esencia se disputan en control de la renta y los negocios derivados del controlar el aparato estatal) y a construir, en el fragor de la lucha por el Fuera Maduro y contra la injerencia imperialista, una alternativa política independiente y autónoma que levante un programa para solucionar la crisis que azota el país en favor de los trabajadores y el pueblo pobre.
Reiteramos nuestra determinación a participar, tal y como lo venimos haciendo hasta ahora en todas las luchas de masas por el FUERA MADURO, independientemente de quien las convoque, en medio de esas luchas estamos resueltos a luchar contra la dirección proimperialista de Guaidó, para disputarle la dirección de las masas.
Un proceso de reorganización en curso. Y la necesidad de un programa para salir de la crisis desde la perspectiva de la clase trabajadora
Después de la oportunidad pérdida de construir una alternativa política de la clase trabajadora, a causa de la capitulación de la mayor parte de los dirigentes que conformaban la ITV a Guaidó, lo que está llevando a esta organización a un lamentable fracaso, el proceso de reorganización sigue su curso.
Esto nos lleva a hacer un balance positivo de la experiencia y participación en dicho organismo, debido a que permitió reencontrar activistas, líderes sindicales, corrientes sindicales y organizaciones de la clase dispersas durante años y que hoy coinciden en la necesidad de movilizarse para derrotar el ajuste antiobrero del gobierno y por la salida de Maduro del poder.
Estas fuerzas se han propuesto reagruparse con el objetivo de empezar a construir una Intersindical que permita unificar de manera autónoma y con un perfil de independencia las luchas de los trabajadores, contra el gobierno, contra su política de ajuste y por su salida del poder. Este viernes 10 de mayo del año en curso se realizó su primer encuentro.
La UST va a participar activamente de este proceso, y va a colocar sus fuerzas militantes en función de construir esa alternativa de manera democrática e independiente. Consideramos pertinente que este esfuerzo unitario se desarrolle sobre la discusión de un programa claro de solución a la crisis en favor de los trabajadores.
Este programa manifestamos debe arrancar de la consigna FUERA MADURO YA. CONTRA LA INJERENCIA IMPERIALISTA, ninguna confianza en Juan Guaidó, títere de Trump, amigo de los ultraderechistas Bolsonaro y Duque y partidario de una intervención militar; por un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo Pobre. Luego a partir de allí discutir toda una serie de medidas para salir de la crisis desde la perspectiva de los trabajadores, que incluyan: No al pago de la deuda externa, no más dinero para banqueros y transnacionales, que ese dinero se destine a importar los alimentos, medicinas e insumos que hacen falta para superar la emergencia, inversión en recuperar la producción nacional, principalmente la producción petrolera, de las empresas básicas y de alimentos y medicinas, inversión para recuperar el sistema eléctrico nacional, el servicio de agua, entre otros, por una PDVSA 100% nacional sin transnacionales ni empresas mixtas, repatriación y confiscación de los capitales fugados, cárcel para empresarios y comerciantes especuladores, nacionalización bajo el control de los trabajadores de las empresas cerradas, no más despidos, reenganche inmediato de todos los trabajadores despedidos, aumento salarial igual a la canasta básica, respeto a las convenciones colectivas, inmediata discusión de las convenciones colectivas vencidas, no a las tablas salariales de hambre, respeto y garantías a la libertad sindical, por el derecho de los trabajadores de elegir libremente a sus representantes, por la defensa de las libertades democráticas, libertad para los presos políticos y para los activistas obreros y dirigentes sindicales detenidos por protestar; no a la represión a la protesta laboral, social y popular.
Notas:
[1] Programa gubernamental que consiste en distribuir cajas de alimentos básicos en las comunidades a precios subsidiados, por lo tanto mucho más baratos que los del mercado tradicional.
[2] Muestra clara de esto es la exoneración del pago de impuesto sobre la renta a transnacionales del petróleo, alimentos y otras, mientras se pecha con el mismo el salario de los trabajadores y se aumenta el IVA de 12 a 16%. Otro ejemplo es la total libertad en los hechos para empresarios y comerciantes de aumentar los precios