Dom Oct 27, 2024
27 octubre, 2024

Un estudio sobre la clase obrera china

El objetivo central de este material es analizar qué sucedió con la gran ola de huelgas que se extendió por China entre los años 2014-2016 y la situación actual de la lucha de clases en ese país, así como el curso que siguieron los activistas y sindicatos independientes que impulsaron esa oleada. Sin embargo, en el proceso de investigación de estudios e información, fui incorporando datos sobre la situación salarial y laboral, y algunas características de esa clase obrera.

Por Alejandro Iturbe

Es necesario aclarar que se trata de un trabajo realizado sobre la base de la lectura de informes especializados y de noticias periodísticas, sin ninguna posibilidad de contrastar esos datos (y las conclusiones por parte de los autores) con información o contactos directos. Por esa razón, es necesario tomar con mucho cuidado las hipótesis señaladas en este material y verlas como un paso en un proceso de elaboración y seguimiento que debe continuarse.

El proletariado chino

El primer elemento es la dimensión colosal de la clase obrera china y, dentro de ella, del gigantesco proletariado industrial. China tiene una población de algo menos de 1.400 millones de personas. Fue un país de composición esencialmente agraria: incluso en 1980, solo 20% de la población era urbana. Pero el acelerado proceso de industrialización y urbanización de las últimas décadas hicieron que en 2010 ya la mitad de la población viviera en las ciudades [1]. Seguramente, hoy es un poco más. En ese marco, en 2013 el Departamento de Estadísticas del Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social (MOHRSS) estimaba una “fuerza laboral de 937 millones de personas” [2]. El desempleo se calculaba en 4,1% (algo más de 38 millones de personas), lo que nos da un saldo neto cercano a los 900 millones.

En esa cantidad están incluidos tanto los asalariados como los propietarios (o los campesinos que trabajan un terreno). Un informe de 2015 indica que en las actividades primarias (agricultura, ganadería y pesca, muy mayoritariamente cuentapropistas) trabajaba algo más de 28% de la población activa. Es decir, poco más de 250 millones de personas [3]. Otro material refiere “300 millones de agricultores” [4]. Vamos a tomar la primera cifra, surgida de estadísticas oficiales. El mismo estudio citado inicialmente informa 19,3% de “propietarios urbanos” (englobando a burgueses y pequeños propietarios). Es decir, algo menos de 174 millones de personas.

En China hay, entonces, alrededor de 500 millones de asalariados. Dentro de ese total, el estudio informa que 29,3% de la fuerza laboral total trabaja en “industria, construcción y energía”. Esto significa que hablamos de un proletariado industrial de más de 260 millones de personas (engloba la industria privada y las empresas del Estado nacionales, provinciales y municipales con actividades industriales, de construcción y de producción de energía). Cantidad que impacta aún más si consideramos que en 2008 el conjunto de los países de la OCDE tenía 131 millones, y el Brasil (con datos más recientes) alrededor de 20 millones. El resto de los asalariados (entre 230 y 240 millones) pertenecen a las distintas ramas del sector servicios (“funcionarios y empleados urbanos” públicos y privados). Estamos hablando de la clase obrera y del proletariado industrial más grandes del planeta.

Localización geográfica

Es evidente que una clase obrera y un proletariado industrial de este tamaño no pueden ser homogéneos y presentan profundas desigualdades en sus características de edad, ingresos salariales y nivel educativo, tendencias de consumo, niveles de organización y lucha, etc.

El sector más grande del proletariado industrial y los trabajadores de servicios vive y trabaja en las grandes ciudades de la costa y de la franja inmediata. Sin embargo, también son numerosos en las ciudades más pequeñas del interior. En algunos casos, a través de empresas provinciales y municipales. En otros casos, porque varias empresas industriales privadas han comenzado a trasladarse al interior, en la búsqueda de menores salarios (como veremos, el salario mínimo obligatorio varía mucho según las regiones) y de un proletariado más “dócil” que el que se presenta en las grandes ciudades. Fue el caso de la Foxconn (que trasladó parte de su producción al interior luego de los casos de suicidio de varios trabajadores) o de la Yantai Hangzhi International (fábrica de lámparas led)[5]. Este proceso de traslado es alentado por el propio gobierno desde 2000, pero se ha acelerado desde 2010.

Acá es necesario referirnos brevemente al houkou (el pasaporte interno requerido para trasladarse desde el interior hacia las ciudades de la costa y que determina el acceso a la vivienda, la salud y la educación). En este sentido, comienzan a verse cambios: «Antes los trabajadores no tenían muchas opciones, salvo la migración. Lo hacían por necesidad pero eran muy discriminados tanto con relación a la vivienda, como a la salud y la educación de sus hijos […] La migración sigue siendo muy grande, pero ahora mucha gente prefiere quedarse en su lugar de origen, donde las fábricas pagan menos pero tienen más beneficios sociales», analiza Shueji Yao, un académico chino radicado en Gran Bretaña[6]. Por la combinación entre las empresas provinciales y municipales, y las nuevas radicaciones de empresas privadas, incluso en ciudades más pequeñas del interior hay miles de trabajadores y obreros industriales.

Elementos de diferenciación

Un primer elemento de diferenciación a considerar es que el salario mínimo obligatorio es diferenciado no solo según las provincias sino también en las propias ciudades y regiones de una provincia. Un abanico que va desde 1.150 yuanes en la provincia de Anhui (166,40 dólares) hasta 2.120 en Beijing y 2.420 en Shanghái (306,80 y 350,20 dólares, respectivamente)[7]. [Nota: utilizaremos el nombre yuan para la moneda, aunque en nivel interno se utilice el renminbi, de valor equivalente pero no convertible].

Un segundo elemento es el de la migración del interior a las grandes ciudades de la costa y el houkou requerido para ello. Se estima que ese proceso involucró unas 250 millones de personas que, como vimos, sufren discriminación no solo en los temas de vivienda, salud y educación sino también en la calidad del empleo que consiguen, ya que muchas municipalidades privilegian en su contratación para los “buenos trabajos” a los jóvenes residentes locales, y “estimulan” para que las grandes empresas hagan lo mismo.

En un estudio concentrado en cinco plantas terminales de la industria automotriz, se informa que “Ellos [los trabajadores migrantes] se sienten discriminados porque les asignan las áreas más pesadas y difíciles, porque hacen el mismo trabajo que los otros trabajadores pero reciben menos salario y peores beneficios, y porque se les niega el mismo entrenamiento y oportunidades de capacitación, con menores posibilidades de avance en su carrera y de lograr estabilidad en el empleo”[8].

Este mismo estudio señala otro elemento de diferenciación: la creciente utilización de trabajadores por agencia, por parte de varias grandes empresas (la mayoría de los cuales son migrantes con houkou); sobre la base de otros estudios, los autores estiman una cantidad de 60 millones de trabajadores chinos en estas condiciones contractuales. De modo específico, en las plantas automotrices en las que se centra el trabajo, el cálculo era de 50% de trabajadores “regulares” y 50% de trabajadores por agencia. Estos últimos cobraban en promedio 80% del salario de los regulares, tenían contratos laborales de menor duración, y les era casi imposible acceder a un contrato por tiempo indeterminado. Además, no podían pertenecer a la misma organización sindical oficial que los “regulares” sino a un sindicato de los “trabajadores de agencia”, con un nivel de afiliación mucho más bajo. El estudio concluye que, por el nivel de asociación y colaboración, las agencias de empleo eran de hecho subsidiarias de las empresas que las contrataban[9].

Consideremos también la cuestión de género: las mujeres representan un 50% de la fuerza laboral china. Además de su tradicional presencia en ramas como la educación, la salud y otros servicios, su presencia es mayoritaria en industrias que requieren trabajos de precisión en tamaños pequeños, como el montaje de celulares y computadoras (por ejemplo, la Foxconn). En una consideración global, existe una “brecha de género” desfavorable  calculada, en 2018, en 0,673 (0 es el mejor puntaje, 1 el peor). Este índice mide el tamaño de dicha desigualdad de género en la participación en la economía y el mundo laboral calificado, en acceso a la educación, etc. China se encuentra en el puesto 103 de 143 países estudiados[10].

Si nos referimos específicamente a la “brecha salarial”, un estudio de 2012 indicaba que las mujeres cobraban en promedio 67,3% del salario de los hombres en las ciudades, y 56% en las zonas rurales. Si bien el salario de las mujeres ha tendido a aumentar en valores absolutos, lo hace a un ritmo menor que el de los hombres, y la brecha ahora es peor que hace 20 años[11]. La escritora Lijia Zang (centrada en historias del mundo laboral y de la realidad femenina) expresó: “Las reformas capitalistas que introdujo China en 1978, que trajeron un crecimiento económico enorme para el país, supusieron una expansión de la desigualdad para las mujeres”[12].

Otro elemento a considerar es el creciente empleo (especialmente en las ciudades del interior) de estudiantes de escuelas técnicas (sujetos a regímenes laborales especiales y con menores salarios). Por ejemplo, un 3% de los trabajadores de las Foxconn proviene de este sistema, y también los 19.000 trabajadores de la nueva planta de la Yantai Hangzhi en el interior. En 2017, según el Ministerio de Educación de China, “el número total de estudiantes que trabajan como interinos ronda los ocho millones”.

Niveles salariales

El salario mínimo obligatorio (determinado por el gobierno central, los provinciales y los municipales) es la referencia clara de un “piso salarial” para los trabajadores y obreros chinos. Tal como vimos, ese salario oscila entre los 1.150 yuanes (166,40 dólares) en algunos municipios de la provincia de Anhui, y los 2.420 (350,20) en Shanghái. En muchas empresas del Estado y en las grandes empresas privadas, va acompañado de otros beneficios (en dinero o en servicios), pero para muchos trabajadores de las empresas estatales de las provincias más pobres o de muchas fábricas medianas o pequeñas es “el salario” sin adicionales u otros beneficios.

En valores nominales, el salario mínimo ha venido aumentando de modo constante, ya que los diferentes “planes quinquenales” implementados por el gobierno han determinado aumentos anuales que oscilan entre 6 y 10% (o más, en el plan 2011-2015). En casi todos los casos, estos se ubicaron por encima de la inflación (de 1 o 2% anual, con picos de 6% en 2008 y 2011; 3,5% en 2017; 2,5 en 2018, estimada en 3% para 2019). Sin embargo, la inflación fue mucho más alta en los alimentos, que representan 46% de los gastos de las familias urbanas de bajos ingresos (con picos de 10% en 2004, 13% en 2007, 14% en 2008 y 12% en 2011).

Trabajadores chinos

Por eso, en los últimos 15 años el salario mínimo nominal se ha duplicado pero el aumento real del poder adquisitivo de los trabajadores ha sido bastante menor, especialmente para aquellos trabajadores que solo reciben ese ingreso. De todas maneras, tanto el salario mínimo como el salario promedio de los trabajadores chinos ha venido aumentando de modo casi constante, medido en dólares. Algunas informaciones hablan de un salario promedio en nivel nacional de 880 dólares. Creo que, en realidad, no se trata del promedio (suma de los salarios dividido por el total de trabajadores) sino de una media (una muestra por categoría, dividido por la cantidad de muestras).    

Veamos un análisis más específico. En un estudio de 2017, el salario promedio de los trabajadores urbanos de las empresas estatales se ubicaba en 11.670 dólares anuales (972,50 dólares mensuales); el de las industrias tecnológicas: 11.054,20 (921,18); industrias de menor valor agregado: 9.121, 20 (760,10); servicios financieros: 8.208,60 (684,05); otros servicios: 7.183,80 (598,65). Es interesante destacar que mientras el salario nominal de los trabajadores de las empresas estatales había crecido 10% sobre el de 2016, el de los trabajadores de servicios lo había hecho solo 6,8%[13]. Algunos sectores, como los operadores de grúas portuarias, pueden llegar a un salario mensual de 1.258 dólares (con muchas horas extras).  

Este aumento del valor en dólares del salario de los trabajadores chinos ha hecho que el país perdiese “competitividad” frente a otros países de Asia, y que algunas industrias de muy baja tecnología (como textiles, confección o calzado) trasladasen sus inversiones a países de salarios más bajos. En un análisis comparativo, hoy el trabajo industrial chino es más costoso que el de Bangladesh (38 dólares), Pakistán (98), Vietnam (112) e incluso Malasia (234). También ha hecho que el salario industrial promedio de los trabajadores chinos haya superado al de países como Brasil, México o Argentina[14].

Las terminales automotrices

Volvamos ahora al estudio sobre las cinco terminales automotrices que ya hemos citado, realizado en las siguientes plantas: Guangzhou Toyota (GZ-TY), Shanghai General Motors (SH-GM), Shanghai Volkswagen (SH-VW), Tianjin Toyota (TJ-TY) y Yantai General Motors (YT-GM)[15]. Por la legislación china se trata de joint ventures (50/50) entre las empresas extranjeras y fabricantes chinos. Los socios extranjeros son responsables de la tecnología y la producción, y los chinos de la administración y el personal. Son fábricas modernas, de entre 3.000 y 5.000 trabajadores. Se realizaron cerca de 500 entrevistas en total (fuera de las fábricas), la mitad a personal “regular” y la mitad a personal de agencia.

El salario de bolsillo de estos trabajadores se compone de dos partes: el salario básico (que, en promedio, duplicaba el mínimo legal pero incluía el pago de las horas extras) y una serie de adicionales fijos. En total, los trabajadores regulares recibían mensualmente desde 3.648 yuanes (547 dólares) en la Toyota hasta 6.144 (921 dólares) en la GM Yantai. Los trabajadores de agencia iban desde 2.851 (428 dólares) en la Toyota hasta 4.854 (728 dólares) en la GM-YT. A esto debe sumarse un bono (que no es obligatorio sino definido por la empresa) que está relacionado con las ganancias de la planta (puede pagarse anualmente o dividido en cuotas): en promedio oscilaban entre 3 y 4 salarios básicos por año (varía entre empresas y entre trabajadores regulares y de agencia).

Jornada de trabajo y condiciones laborales

Para intentar ordenar la gran cantidad de tipos de jornada de trabajo y condiciones laborales, en 2007 el Congreso del Pueblo aprobó la Ley de Contrato de Trabajo, y en 2008 se creó el Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social (MOHRSS), dependiente del Consejo de Estado, como “responsable de la gestión de la fuerza de trabajo y las relaciones laborales”.

Esta ley establece tres tipos de sistemas horarios para los trabajadores de tiempo completo:

  1. Sistema de horas de trabajo estándar. Es el más utilizado, establece una jornada base de ocho horas diarias y una semana base de 40 horas. Sobre esta base, se pueden incorporar hasta 2 horas extras diarias y un día adicional de trabajo, debiendo garantizarse el mínimo de un día de descanso semanal. Las horas extras deben pagarse al 150% en los días de semana, al 200% en el día adicional, y al 300% en días feriados. Esto determina, en la práctica, que, incluso en las fábricas con mayores privilegios (como las automotrices citadas), haya una jornada diaria real de 10 horas y una semana de 60 para lograr un mejor salario de bolsillo. La ley determina también descansos internos obligatorios para la comida (1/2 hora) y entre períodos de 2 o 3 horas (10 minutos).

La única excepción que encontré en mi investigación fue la del principal centro productivo de la Huawei en Shenzhen: una nota periodística basada en un informe de la empresa habla de jornadas de 8 horas y salarios mensuales de 6.000 yuanes (900 dólares)[16]. Por el contrario, la Foxconn (cuya gigantesca planta principal también se encuentra en Shenzen), fue denunciada por exigir jornadas de 12 horas y por someter a muchos trabajadores migrantes a un sistema de “dormitorio interno”, donde duermen en condiciones de hacinamiento, pésima limpieza y mantenimiento. En 2010, hubo explosiones por acumulación de polvo de aluminio, con 4 muertos y 77 heridos. En ese marco, el salario mensual total no llegaba a los 500 dólares y tales condiciones provocaron el suicidio de cerca de 20 trabajadores. Esto generó un escándalo internacional y una investigación por parte de la Apple, y obligó a la Foxconn a aumentar los salarios y mejorar un poco las condiciones laborales. Al mismo tiempo, como vimos, inició el traslado de algunas líneas de producción a ciudades del interior[17].

Esta situación de la Foxconn se reproduce en las fábricas proveedoras de la cadena de insumos o fabricantes de productos de menor valor agregado (en muchos casos, ni siquiera se pagan las horas extras como tales). En una entrevista realizada a finales de 2018, Pak Kin Wan, miembro de la ONG Labour Service and Education Network (LESN), con base en Hong Kong (que se dedica a supervisar las condiciones laborales de las grandes fábricas en China), dice que las condiciones han mejorado en las multinacionales pero no en las fábricas de propiedad de burgueses chinos: “Sobre todo en las empresas del sector tecnológico y electrónico, las jornadas pueden alcanzar fácilmente las 12 horas al día, seis días a la semana. Es durísimo […] Uno de los abusos que más eco ha tenido en los medios de comunicación son las horas extras impagas”[18]. No es casual que en China se haya popularizado el término “12.6” como criterio y sistema de trabajo.

  • Sistema de horas de trabajo calculado de forma exhaustiva. Es una especie de “banco de horas”, en el que las horas trabajadas se computan durante un período de tiempo de cálculo (mes, trimestre o año) y se promedian por día y semana (no pudiendo exceder las 8 horas diarias y las 40 horas semanales). Este sistema elimina en la práctica las horas extras (no conseguí averiguar qué empresas lo utilizan).
  • Sistema flexible de horas de trabajo. Seaplica en los transportes, la actividad pesquera, la explotación petrolera marítima, etc.Implica períodos de trabajo intensivo y extendido, y luego descansos más prolongados (similar al que aplica la Petrobras en los sectores offshore). La ley establece que el empleador debe obtener la autorización de las autoridades competentes antes de adoptar el sistema flexible de horas de trabajo”.

Existe también un contrato de trabajo de tiempo parcial: no más de 4 horas diarias y 24 horas semanales promedio. Finalmente, como vimos, está el trabajo del sector de estudiantes de escuelas técnicas al que nos hemos referido, pero tanto la jornada laboral como la retribución no están definidas por esta ley sino por disposiciones del Ministerio de Educación.

El proletariado de las industrias propiedad del Estado

En un artículo publicado en 2015, cité la información de que se calculaban unos 70 millones de trabajadores en el Estado y en las empresas estatales centralizadas, y unos 100 millones en las empresas provinciales y municipales[19]. Una parte importante de esos trabajadores son obreros industriales en áreas como la siderurgia, la minería (especialmente el carbón), la construcción civil y ferroviaria, el petróleo, y la petroquímica.

Algunas de esas actividades industriales (como la producción de acero, de carbón y la  petroquímica) comenzaron a desarrollarse durante el Gran Salto Adelante de finales de la década de 1950 e inicios de la de 1960, a través de pequeñas unidades productivas en los municipios y provincias, de baja productividad y de calidad inferior. Luego se pasó a unidades medianas (también de baja productividad), y finalmente a las más grandes y eficientes, pero aquel primer sector continuó existiendo y produciendo.

Desde hace más de una década, el gobierno chino ha emprendido un plan de reestructuración de estas industrias (especialmente, el acero y el carbón), cerrando las plantas de más baja productividad y concentrándose en las más eficientes, y mejorando su tecnología. Una parte de este plan está en acelerado proceso de implementación e implicó el despido de 1.800.000 trabajadores[20]. El objetivo era mejorar la productividad global de estas ramas y los balances de las empresas. Las primeras informaciones indicarían que el gobierno chino está avanzando en este camino[21]. Veamos más de cerca algunos de esos sectores.

Siderurgia. China es hoy el principal productor de acero del mundo, con cerca de 700 millones de toneladas; seis de las principales diez empresas de acero del mundo están en China. La producción se divide entre ese sector inicial que ya hemos mencionado y grandes acerías en Anshang, Benxi, Pekín, Baotou, Taiyuan, Wuhan, Ma’anshan, Panzhihua, Chongqing, Shanghái y Tianjin. En función de las necesidades internas e incluso de algunas exportaciones, existe superproducción. En ese marco, el gobierno chino elaboró un plan de eliminar la producción de 50 millones de toneladas de acero “improductivo” (alrededor de 7% del total de la producción) para concentrarse en las grandes plantas del litoral. Esto implicó el despido de 300.000 trabajadores directos (cerca de 15% del total de la rama)[22]. Esto significa que actualmente hablamos de unos 2.000.000 de trabajadores siderúrgicos.

Carbón. El carbón es el principal componente de la matriz energética china (68% en 2003, 62% en 2018).Lasdistintasempresas carboníferas estatalesson coordinadas por una gran corporación central. En 2004, la producción superó los 2.200 millones de toneladas y continuó aumentando. También existe superproducción. Por eso, ligado al aumento de la productividad de las siderurgias y al cierre de las acerías, el plan fue reducir la producción de carbón en 250 millones de toneladas, a través del cierre de miles de minas obsoletas y el despido de 1.500.000 trabajadores directos. El conjunto de la minería china empleaba poco menos de 1% de la fuerza laboral y se ha continuado expandiendo en otros rubros por fuera del carbón. Incluso considerando esa reducción, podemos calcular cerca de 8.000.000 de obreros mineros.

Construcción. En esta rama existe un sector mayoritario de empresas del Estado, volcado centralmente a la construcción de obras públicas, como la CSCEC (sigla en inglés de Corporación Estatal China de Ingeniería y Construcción, la empresa más grande de la rama), y de infraestructura, como la Corporación China de Construcciones Ferroviarias y la Corporación para la Construcción de la Industria Nacional del Carbón de China. También hay grandes compañías privadas que predominan en el área de los nuevos edificios de viviendas, como la CCCC (China Communications Construction Co.) y las que actúan en otras áreas, como la CRG (China Railway Group) que del sector ferroviario se ha expandido a grandes obras de infraestructura (como puertos y aeropuertos) y asesoría de proyectos. Gran parte de estas empresas (estatales o privadas) desarrollan también proyectos en el exterior.

En el caso de las empresas del Estado, es necesario considerar otros sectores de peso, como la producción petrolera (concentrada en grandes empresas como la CNPC, CNOOC y SINOPEC); la petroquímica, que combina la existencia en el interior de muchas pequeñas fábricas de abonos nitrogenados (que utilizan una técnica de producción desarrollada en el país), con plantas más grandes y modernas de fibras sintéticas, plásticos y productos farmacéuticos, en Pekín, Shanghái, Lanzhou, Shengli, Yueyang, Anqing y Cantón (con una tendencia creciente a empresas joint venture con capitales de Taiwán, Japón y otros países); la industria del aluminio (centralizada por la estatal Aluminum Corporation of China Limited), que abarca desde la minería de bauxita hasta la producción final de productos destinados a la construcción, la electricidad, la electrónica, el transporte y los envases); la industria naval, ramo en el que China es el primer productor de buques del mundo. La actividad naval está centralizada por la CSSC (China State Shipbuilding Corporation)[23].     

Un sector público en rápida expansión es el del transporte ferroviario de pasajeros y de carga, centralizado por la China Railway Corporation, y el de metros en las grandes ciudades (actualmente 27 ciudades del país cuentan con este medio), con empresas que dependen de las municipalidades respectivas. Este crecimiento se apoya en una sólida industria ferroviaria propia. Agreguemos, finalmente, a los trabajadores portuarios y del transporte en general, actividad que está centralizada por el Ministerio de Transporte de la República Popular China, en el que participan no solo varias empresas del Estado sino también empresas privadas y cuentapropistas (camioneros). Es interesante agregar que China ya sobrepasó a Estados Unidos como la principal nación marítima del mundo[24].   

Queda pendiente un estudio más detallado de la cantidad de trabajadores en cada sector del Estado. Como dato global, un estudio realizado entre 2003 y 2004 estimaba que existían “aproximadamente 350.000 empresas estatales… que representan 28% de la producción china frente a 75% de finales de los años ’70, pero que emplean a 44% de los trabajadores en las zonas urbanas”[25].

Algunas consideraciones generales

Hablamos, entonces, de una inmensa clase obrera y un gigantesco proletariado industrial, divididos por dos grandes líneas. Una es la que existe entre los trabajadores de empresas estatales y los de las empresas privadas.

Los primeros reflejan un “viejo” proletariado, en un doble sentido. Por un lado, mantienen algunas conquistas: mejores salarios, mayor respeto a las leyes laborales, más estabilidad laboral, y más posibilidades de acceso a la jubilación. Por el otro, tienen un promedio de edad casi 10 años superior al de los trabajadores del sector privado. Por eso, el “índice de rotación de empleos” es de 10%, en muchos casos para conseguir mejores oportunidades en otras empresas del Estado o como supervisores en la industria privada. Los segundos son un nuevo proletariado, también en varios sentidos: surgen del desarrollo industrial de los últimos años, tienen salarios más bajos, trabajan más horas, tienen menor estabilidad, y menores posibilidades de acceso a la jubilación. En este caso, el índice de rotación es de 22%.

Los trabajadores del sector privado son más jóvenes, especialmente en las industrias de mayor tecnología. Por ejemplo, en el caso de las terminales automotrices ya citadas, la edad promedio de los trabajadores es de 24 años (40 en los principales países occidentales). Los empleados más viejos vienen de las empresas del Estado y ocupan cargos de supervisión. Este perfil de trabajadores jóvenes se repite en las empresas fabricantes de celulares y computadoras, que se niegan a tomar empleados de más de 30 años e incluso despiden a los que superan esa edad si no ocupan cargos de supervisión, con cobertura legal para hacerlo “bajo el argumento de que esa persona ya no aporta nada a la compañía […] Los menores de 30 años no tienen compromisos, son más baratos, más ‘explotables’ y más rentables a medio y largo plazo”, analiza un artículo sobre este tema[26].     

Otro elemento importante que surge del informe sobre las automotrices es que todos los trabajadores tienen como mínimo 12 años de estudios [escuela secundaria completa] y muchos tienen dos años adicionales de estudios técnicos. Tomada de conjunto, la clase obrera china tiene un nivel educativo creciente: en 2016, se estimaba una media nacional de analfabetismo de 5,42%. Los índices empeoran, claro, en las regiones más aisladas, como el Tíbet, o de economía rural, pero disminuyen en las provincias y ciudades de la costa. Además, en las industrias de mayor valor agregado, los estudios secundarios son un requisito para ingresar; actualmente hay cerca de 90 millones de personas con título universitario y otras tantas con otro tipo de educación terciaria (profesores o con formación profesional). El total nos da más de 13% de chinos con educación superior[27].

Esto corrobora lo que señalamos en el artículo de 2015: “Es importante comprender que parte importante de la clase obrera industrial ha cambiado su carácter. Ya no se trata de la generación recién venida del campo sino de sus hijos, ya criados en las grandes ciudades, con mejores niveles educativos y mayores aspiraciones sociales”. Un aspecto que va a tener importancia tanto en el análisis de la oleada de huelgas como en las perspectivas de la situación actual.

Por su parte, los trabajadores más viejos y con menores niveles educativos, que no están en las empresas del Estado o no acceden a cargos de supervisión en el sector privado, se ven condenados de modo creciente a puestos de trabajo de menores salarios y peores condiciones laborales, como los de las industrias de ropa, utensilios de cocina o joyería. En el caso de la industria automotriz, en las productoras de autopartes, cuyas condiciones salariales y laborales son inferiores a las de las terminales.

Dentro de la industria privada, otra gran línea divisoria continúa siendo el houkou, que ya hemos analizado.  

Nivel de vida y tendencias de consumo

Hemos analizado que la suba del salario real de los trabajadores chinos (así sea a costa de jornadas extenuantes) ha venido aumentando su poder adquisitivo. Esto se ha expresado en un aumento de las estadísticas de los niveles de consumo en valores absolutos, como lo indica el siguiente cuadro de consumo por familia.

19952000200520102014
Zonas Rurales1.3441.9172.7844.9418.744
Zonas Urbanas4.7696.9999.83217.10425.449

(Nota: las cantidades están dadas en renminbis sin indicación de su equivalente en dólares en cada año. De todas formas, muestran el aumento al que nos hemos referido)[28].

Pero este aumento de las cantidades absolutas se transforma en una curva de dinámica inversa cuando se compara porcentualmente el consumo con el PIB chino de cada año.

19952000200520102014
Consumo hogares45.847.040.136.637.9

Es decir, las mayores posibilidades que ofrece la mejora salarial no se refleja en un aumento proporcional del consumo de la clase trabajadora. Por un lado, esto expresa una tendencia al aumento de la desigualdad en la distribución de la riqueza: “mientras en 1993, “las rentas del factor trabajo representaban un 50% del PIB, en 2007 eran del 43%”.

Por otro lado, para algunos sectores, en realidad no hubo tal aumento de posibilidades de consumo porque el aumento nominal ha sido devorado por la inflación en los alimentos, la vivienda, la salud y, como veremos, la ayuda a los padres viejos. En otros casos en que sí existe, los trabajadores optan por ahorrar ese dinero y no gastarlo: el porcentaje de renta mensual dedicada al ahorro pasó de 24% en 2004 a 30% en 2014. Según el trabajo ya citado, esto refleja “una persistente falta de confianza en la red de seguridad social”, tanto en lo que se refiere a las coberturas por enfermedad, como a despidos o jubilación.

Esto nos lleva a analizar el sistema jubilatorio chino y su limitada cobertura. Actualmente, el sistema oficial de pensiones solo cubre 40% de la población (aportantes), con una participación mayoritaria de los empleados del Estado. La cobertura para el sector privado es muy débil. Por eso, los trabajadores de este sector “prefieren privarse de bienes que mejorarían sus condiciones de vida para tener un mayor nivel de tranquilidad y seguridad”. El gobierno chino tiene un plan de extender la cobertura del sistema jubilatorio, pero esto es, por ahora, “música del futuro”.

Esta tendencia mayoritaria se combina con otra minoritaria de sectores de la población que sí aumentan su consumo de bienes durables y que, muy posiblemente, ya incluya a algunas capas más altas y privilegiadas de la clase obrera. Un informe de 2012 indicaba que más de 300 millones de chinos pertenecían a la “clase media”, definida no con criterios marxistas sino como “aquellas familias con un ingreso anual entre 10.000 y 60.000 dólares”[29].

En 2012, esa cantidad de personas representaba casi 24% de la población del país y cerca de 48% de la población urbana (aunque no todas estaban en las ciudades). Hemos visto que una parte de los integrantes de este sector de ingresos opta por consumir menos y ahorrar. Pero otra parte sí comienza a volcarse al consumo, en especial los más jóvenes, en cuestiones tales como productos electrónicos, cuidados de salud y belleza, gimnasios y viajes.

También se expresó en un aumento de la venta de automóviles. En 2010, se vendieron en el país 18 millones de vehículos[30]. La cifra continuó creciendo hasta 2017 en que se llegó a 29 millones (de ese total, cerca de 90% fueron automóviles). En 2018, se produjo una disminución de 11,41% (como resultado de la desaceleración de la economía) y la venta cayó a menos de 26 millones[31].

Incluso con esta caída, China es hoy el principal mercado de automóviles del mundo. Pero es necesario ubicar la real dimensión de estas cifras: en el año de mayores ventas, eso representaba 22 autos vendidos cada 1.000 habitantes. Un ratio apenas superior al del Brasil en 2012, año pico de ventas (18 x 1.000), en tanto China es un país con una cantidad mucho menor de vehículos acumulados. Existe un sector que ha variado sus hábitos de consumo, pero la mayoría de la clase obrera china sigue viajando en ferrocarril, metro, buses, motocicletas (en 2016, se vendieron 17 millones) e, incluso, la tradicional bicicleta.

Entonces, un primer factor que empujó la oleada de huelgas de años anteriores fue resumido por el ya citado Pak Kin Wan: «Muchos empleados de fábrica en China no ven que su vida tenga un futuro más allá de la cadena de montaje»[32]. Un segundo factor al que también nos hemos referido es el cierre de las empresas siderúrgicas y carboníferas menos productivas. 

Los sindicatos oficiales

Antes de analizar la oleada de huelgas y conflictos, sus reivindicaciones y el papel de los nuevos sindicatos independientes en ellos, es importante dar una mirada a los sindicatos oficiales chinos.

La única organización sindical legal en China es la FNSC (Federación Nacional Sindical China – ACTFU por sus siglas en inglés). La legislación prohíbe la existencia de otras organizaciones. En 2006, tenía 134 millones de miembros, con 1.713.000 sindicatos de base, 31 federaciones provinciales, 10 grandes sindicatos industriales nacionales (que abarcan diferentes empresas gigantescas), y dos federaciones específicas para empleados del PC y del aparato central del Estado[33]. Es la central sindical más grande del mundo. Sin embargo, abarca solo 27% de la clase trabajadora china. En la clase obrera industrial, su presencia es mayor en las empresas estatales y mucho menor en el sector privado.

Dentro de las empresas industriales privadas, actúa más en las joint venture con el imperialismo que en las de burgueses chinos. Por ejemplo, en las terminales automotrices del estudio citado, 64% de los trabajadores regulares estaban afiliados al sindicato (en el caso de los de agencia bajaba a 24%). En esas empresas, además de ser las responsables de la firma del contrato colectivo, actúan, por un lado como “parte integrante del equipo gerencial de los socios chinos” y, por el otro, “su función es muy parecida con los sindicatos de las empresas estatales, cuyas mayores responsabilidades involucran organizar actividades sociales, proveer servicios de bienestar y atender problemas personales”. El primer aspecto (la connivencia con los cuadros gerenciales) es también expuesto por Pak Kin Wan: “Solo hay una federación que está permitida, el ACFTU, y está controlada por el Gobierno, que además controla sus procesos electorales, en los que siempre ganan supervisores y directivos”.

Su presencia es mucho menor (hasta casi desaparecer) en las fábricas de propiedad exclusiva de burgueses chinos como la Huawei (como vimos con mejores condiciones salariales y laborales) o en la Foxconn. En este último caso, luego de los escándalos que provocaron los incendios y los suicidios, “Guo Jun, director del departamento legal de la Federación Nacional de Sindicatos de China, convirtió a la firma Foxconn, con múltiples fábricas en el gigante asiático, en blanco de sus críticas a aquellas empresas que obligan a trabajar a sus empleados más allá de las 40 horas semanales que marca la legislación laboral china”. La empresa taiwanesa respondió a estas críticas: «El señor Guo Jun nunca ha venido a ninguna de nuestras fábricas, con lo cual es difícil que convenza a nadie lanzando estas conclusiones […] Al igual que otras empresas [la Foxconn] se enfrenta continuamente al deseo de los empleados de trabajar horas extras para aumentar sus ingresos»[34].  

La oleada de huelgas y conflictos

Es preciso entender que, además de la prohibición de organización de sindicatos independientes, las huelgas y protestas colectivas, en la práctica también están prohibidas en China. “En caso de protesta, ninguna ley te protege de ser despedido o incluso arrestado por alterar la ‘armonía social’. Por eso, muchos aceptan las condiciones y no se atreven a alzar la voz” (Pak Kin Wan). Es decir, la huelga y otras formas de conflictos colectivos aparecen entonces como un último recurso, de alto riesgo no solo laboral sino personal, solo aplicable en casos extremos.

Incluso en estas condiciones, desde 2007 hubo un aumento constante del número de huelgas y conflictos, proceso que se aceleró entre 2014 y 2016 (en coincidencia con las primeras señales evidentes de freno o crisis de la economía china). En esos tres años, según un informe de la organización China Labour Bulletin (https://clb.org.hk/ ) hubo 6.700 huelgas y protestas en diferentes puntos del país, un crecimiento exponencial sobre el nivel de inicio.

¿Cuáles fueron las causas de estas huelgas y conflictos? En muchos casos de empresas privadas fueron por retrasos en el pago de salarios, pago de las horas extras según la ley, mejoras en las condiciones laborales, e inclusión en el sistema de jubilaciones y coberturas por enfermedad. Otros conflictos en el área privada fueron por el pago de las indemnizaciones de empresas que cerraron por traslado a otra zona (incluso a otro país). Si bien la legislación china prevé un pago en estos casos, muchas empresas aprovechan la situación para no pagar. La gran mayoría de estos conflictos no se dieron en las fábricas más grandes sino en fábricas pequeñas y medianas (claro que, según las “magnitudes chinas”, esto puede llegar a 1.000 trabajadores)[35]. Una excepción, en 2014, fue la huelga de la Yuen Yuen Industrial, fabricante de calzados, proveedora de grandes marcas mundiales, que llegó a abarcar 40.000 de los 200.000 trabajadores de las diferentes plantas de esta empresa, por impago de las cuotas del seguro social[36].

Otra fuente de huelgas y conflictos se dio por el plan de reestructuración y cierre de un sector de empresas y fábricas siderúrgicas y de minas de carbón, que ya hemos analizado. Esto se combina con la respuesta a accidentes (con heridos y víctimas), resultado de las precarias condiciones de seguridad industrial, especialmente en las minas de carbón. Un ejemplo, en 2016, fue el conflicto de los trabajadores de la empresa minera estatal Longmay que protestaban por varios meses de atraso en el pago de sus salarios, en el marco del anuncio del gobierno de que se despedirían 100.000 trabajadores, cerca de 40% del total de la plantilla de la empresa. Otro ejemplo se dio en la siderurgia estatal Angang Lianzong, ubicada en la capital de la provincia de Guandong, donde cientos de obreros entraron en huelga contra un plan de reducir hasta 50% de los salarios y aumentar la jornada diaria obligatoria a 12 horas, en algunos sectores[37]. Un panorama más completo de esta oleada de huelgas puede encontrarse en una página especial del China Labour Bulletin[38].

En este proceso de conflictos, el papel de los sindicatos oficiales fue por supuesto muy negativo. En muchos casos por ausencia, en otros por jugar abiertamente del lado de las patronales o empresas del Estado. En el caso de la Yue Yuen, algunos días después de iniciada, la Federación Sindical y varios ministerios entraron en acción para poner fin a la huelga. El Departamento de Seguro Social reconoció que la empresa le debía ese dinero y la Yue Yuen respondió, en claro acuerdo con la FSNC, que “pagaría las cuotas atrasadas del seguro social si los obreros pagaban la parte de ellos” [sic]  y que “aquellos que no volviesen al trabajo a tres días del comunicado se les cancelaría el contrato por abandono del trabajo […] La huelga terminó con la aceptación del acuerdo, a regañadientes, pero se han presentado acciones legales contra la empresa, que se vio obligada a pagar unos 31 millones de dólares a la institución del seguro social, con una pérdida de aproximadamente 58 millones de dólares, por la huelga”[39].

Una rara excepción fue el caso de la sucursal de la tienda Wal-Mart en Changde (con 135 trabajadores), que cerraba debido al plan de reestructuración de la empresa en el país. Lo llamativo es que el conflicto fue encabezado por Huang Xingguo (líder de la sección local de la FSNC en esa tienda). La actividad incluyó piquetes de más 70 trabajadores, a pesar de las presiones de los dirigentes locales del PC para que mantuvieran el conflicto en el marco de la “legalidad”[40].

La organización sindical independiente

Tal como hemos señalado, la organización sindical independiente está prohibida en China. La existencia de núcleos permanentes dentro de las fábricas es clandestina y, por ello, presenta grandes dificultades de acceso a informaciones precisas.

Sí existen varias ONGs que actúan en el país, que intentan “supervisar” las condiciones salariales y laborales, apoyar los reclamos y darles cierta cobertura. Tal como dice Pak  Kin Wan, al referirse a los sindicatos independientes: Algunas de sus funciones las hemos asumido las ONG, que servimos de apoyo para los trabajadores para ponerles en contacto con abogados laboralistas o directamente para presentar denuncias”. La gran mayoría de estas ONGs tienen base en Hong Kong, están ligadas el grupo editor del China Labour Bulletin, que, a su vez, está ligada a la CIOSL (hoy integrada en la CSI) y a sindicatos de los países imperialistas. Es decir, son una especie de “polo sindical” exterior a las empresas y fábricas y, en ciertos casos, algunos de sus miembros actúan al estilo de los “organizadores externos” de los sindicatos estadounidenses.      

Cuando estalla un conflicto colectivo, “las huelgas son siempre dirigidas por comisiones de trabajadores electos en cada movilización, que son invariablemente despedidos y, en muchos casos, detenidos por su actuación en la huelga”[41]. En estas condiciones, es casi imposible la existencia de una organización sindical independiente dentro de las fábricas o empresas.

Un sector muy importante de quienes encabezaron y participaron de las luchas del sector privado fueron los trabajadores con houkou: “Desde 2007, la vanguardia indiscutible son los inmigrantes internos, cuando las huelgas se concentraron en la provincia de Guangdong, sureste de China. Desde entonces, su situación económica no ha tenido ningún cambio significativo, pero ha aumentado su potencia de fuego, principalmente por la experiencia adquirida en estos años y por factores sociales y demográficos”[42].

Una conclusión similar comenzaba a sacar el estudio sobre la industria automotriz, especialmente en el sector de autopartes: “La nueva generación de trabajadores temporarios de la industria automovilística china ha comenzado a mostrar la capacidad y el potencial de actuar colectivamente y luchar por cambios positivos”.

Se endurece la represión y, a la vez, se dan algunas concesiones

Ante esta oleada ascendente de conflictos y huelgas, el gobierno chino combinó un endurecimiento de la represión a los dirigentes y activistas, que también se extendió a miembros de algunas de las ONGs que los apoyaban o que eran más combativas. Este aumento de la represión se hizo más evidente desde diciembre de 2015[43], en que se lanzó un operativo nacional de despidos y detenciones: “tras una severa represión, en diciembre de 2015, las ONG laborales independientes se han visto gravemente afectadas y sus trabajadores se han quedado sin recursos organizativos”[44].

Actualmente, China Labour Bulletin informa de que hay unas 50 personas bajo distintas formas de detención (entre trabajadores y miembros de las ONG), y también se refiere a activistas desaparecidos. El símbolo de quienes sufrieron la represión es Liu Shaoming (61 años), activista por los derechos sindicales y democráticos, que había participado de la movilización de la Plaza Tiananmen (donde se unió a la desaparecida Federación Autónoma de Trabajadores) y ayudó a organizar la huelga de Yue Yuen y otros movimientos. Liu ya lleva preso 4 años por “incitar a la subversión del poder del Estado”[45].

Esta represión pasó incluso a ser “preventiva. En mayo de 2018, ante la liquidación en menos de su salario, un grupo de trabajadores de Shenzhen Jasic Technology Co (Jasic) comenzó a intentar organizar un sindicato de empresa. Lo hicieron dentro de los marcos legales y solicitaron ingresar a la rama local de la FNSC. Fueron enfrentados no solo por la empresa sino también por el gobierno y la FSNC. La campaña de los trabajadores obtuvo el apoyo de ONGs, trabajadores de fábricas cercanas, y estudiantes. Comenzaron los despidos y, como el movimiento seguía, el 27 de julio fueron violentamente arrestadas 32 personas entre trabajadores de Jasic, miembros de una ONG, y obreros y estudiantes que se habían solidarizado. Algunos todavía continúan detenidos, y otros, desparecidos[46].

Esta política central se combinó con algunas concesiones de parte del gobierno, como los aumentos salariales permanentes previstos en los planes quinquenales, los planes de ampliación de sistema jubilatorio y de seguridad social. También por parte de las empresas, muchas de las cuales otorgaban el reclamo por el que se había iniciado el conflicto o buscaban mecanismos de descompresión de situaciones explosivas, como el caso de la Foxconn. De modo preventivo, se otorgaron algunas concesiones en las grandes joint venture con empresas extranjeras. Como expresó Pak Kin Wan: “Algunas han aprendido la lección y han visto que no pueden abusar de los derechos de sus empleados porque les pasa factura a su imagen mundial. En sus fábricas las condiciones ya no son tan malas como en otras”.

La situación actual

La política del gobierno parece haber sido evitar que la ola de luchas se extendiese y profundizase por las grandes ciudades industriales de la costa y, especialmente, a los batallones pesados de la industria privada. Este objetivo parece haberse logrado. El mapa de huelgas de 2018 de la CLB se refiere a “1.701 incidentes” (en el pico del proceso superaba ampliamente los 2.000), de los cuales 73,3% afectaron a empresas privadas locales, 11,6% a empresas estatales, y solo 2,9% a las empresas extranjeras o joint venture[47].

Además de la ya mencionada lucha de los trabajadores de la Jasic, que tuvo repercusión nacional, quiero referirme a otras dos de gran significación, que también se produjeron en 2018. La primera fue la de operadores de torre de grúas de los grandes patios de almacenamiento, una pieza clave en el proceso productivo y de traslado de mercaderías, y de la industria de la construcción. Llegan a obtener un buen salario mensual de bolsillo pero con muchas horas extras en trabajos de extrema tensión y exigencias permanentes. Por ejemplo, en las áreas de tecnología más obsoletas se reportaron, solo en 2013, 130 accidentes de trabajo, con 15 muertos y 12 heridos. En mayo de 2018, hicieron una huelga por aumento de salarios y mejoras en las condiciones laborales. La huelga tuvo una gran repercusión en la prensa pero no obtuvo sus reclamos[48].

La otra afectó a un sector cuentapropista: los camioneros autónomos, predominantes en este tipo de transporte: habría unos 30 millones de pequeños propietarios. La huelga se desarrolló durante un fin de semana de mes de julio, con epicentro en una línea de unos 1.500 km que une las ciudades de Chengdu al oeste, con Jinhua en el este, afectando al menos 12 nodos de transporte. Con algunos rasgos similares a la huelga de camioneros del Brasil, fue lanzada a través de las redes sociales en protesta por el precio de los combustibles, el bajo pago de fletes y el hecho de que una app que conecta a los camioneros con los que necesitan transporte no solo les agrega un costo sino que empuja hacia abajo los precios de los fletes. Por eso, sus ingresos netos se han reducido notablemente[49].           

Algunas conclusiones           

La represión y algunas concesiones lograron frenar la dinámica expansiva de la oleada de huelgas y hacerla retroceder un poco. Pero no lograron liquidarla e, incluso, se incorporan otros sectores sociales.

Las bases objetivas que la generaron permanecen intactas y ahora comienza a combinarse con otros elementos. Por ejemplo, el impacto que la guerra comercial con Estados Unidos tendrá en el país y su economía. O las profundas contradicciones que la política del “hijo único” (aplicada desde 1979), aunque haya sido derogada, ejerce sobre el envejecimiento de la población y el tamaño de la fuerza laboral.

El régimen y la burguesía china siguen sentados sobre el barril de pólvora de la clase obrera y del proletariado industrial más grandes del mundo. Como decía el artículo de 2015: La gigantesca clase obrera china y su proletariado industrial están despertando y comenzando a actuar. Si este proceso continuase, puede adquirir proporciones nunca antes vistas en ningún país del mundo y chocar no solo con el modelo económico del país sino también con el régimen dictatorial controlado por el Partido Comunista”.

“El gran problema para el régimen y la burguesía de China es que no existen en el país mecanismos de mediación que les permitan hoy amortiguar o desviar estos posibles choques, o canalizar esas aspiraciones. La única organización política es el PCCh y no hay ninguna libertad democrática para las masas o los sectores medios. Los sindicatos oficiales y sus dirigentes son, en realidad, organismos y funcionarios del Estado, que se mantienen sobre la base del temor y la represión, odiados por la base. Y la burguesía (y la nueva pequeña burguesía en la que puede apoyarse) son débiles en tamaño frente a la inmensa clase trabajadora y el campesinado pobre. Es decir, sería un enfrentamiento que puede producirse ‘en bruto’”.

“Es cierto que el régimen y la burguesía chinos se han mostrado sumamente pragmáticos y podrían impulsar una ‘apertura’. Pero hasta ahora no se han mostrado dispuestos a hacerlo, y puede ocurrir que, más adelante, sea tarde (o desbordada por el proceso de ascenso). Tienen, por supuesto, la alternativa de intentar el aplastamiento represivo como hicieron con el movimiento de Tiananmen. Cuentan para ello con herramientas muy poderosas: fuerzas armadas con 3.500.000 efectivos y fuerzas policiales con 1.600.000, y con un poderoso armamento que se moderniza cada vez más, así como un eficaz servicio secreto. Pero, además del hecho de que 80% de los efectivos de las fuerzas armadas son conscriptos y reservistas (por lo tanto, una base con muchos vasos comunicantes con las masas)…”.

Pero, la realidad social del país es hoy muy diferente a la de la época Tiananmen: a diferencia de 1989 deberá enfrentar una clase obrera joven y de dimensiones colosales. Es imposible prever los altos y bajos que ese proceso tendrá, ni sus ritmos, pero es, en gran medida, inevitable. En ese camino, el punto de la organización sindical y los derechos a la existencia de sindicatos independientes y la realización de huelgas, como un primer paso de organización y aprendizaje de lucha, pasa a ser una consigna de fundamental valor.  

[1] https://www.historiasdechina.com/2017/02/19/la-sociedad-china-en-datos/

[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/01/130129_china_trabajadores_mj

[3] https://www.historiasdechina.com/2017/02/19/la-sociedad-china-en-datos/

[4] https://datos.bancomundial.org/indicador/sl.agr.empl.zs

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/01/130129_china_trabajadores_mj

[6] Ídem.

[7] https://www.china-briefing.com/news/salarios-minimos-en-china-2018-19/

[8] CHEN, Vincent; CHAN, Anita; Regular and Agency Workers: Attitudes and Resistance in Chinese Auto Joint Ventures; Revista China Quarterly 224(marzo, 2018) en: https://www.researchgate.net/publication/322520102_Yiu_Por_Vincent_Chen_and_Anita_Chan_Regular_and_Agency_Workers_Attitudes_and_Resistance_in_Chinese_Auto_Joint_Ventures_China_Quarterly_March_2018_no_224 (traducción mía).

[9] Ídem.

[10] https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-brecha-genero-global/china

[11] http://www.chinoesfera.com/inxianzai.php?id=65

[12] https://elpais.com/elpais/2019/05/27/mujeres/1558971805_964715.html

[13] http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2018/0517/c31620-9461115.html

[14] https://www.cronista.com/financialtimes/Los-salarios-en-China-superan-a-los-de-Brasil-Argentina-y-Mexico-20170228-0016.html

[15] Ver nota [8].

[16] https://www.elfinanciero.com.mx/tech/100-celulares-por-hora-y-mejor-salario-que-en-mexico

[17] https://www.lainformacion.com/mundo/foxconn-la-fabrica-de-apple-en-la-que-los-trabajadores-se-suicidan_oidt8CTkyBlc0HDAhTYL15/

[18] https://www.eldiario.es/catalunya/China-mucha-forzada-trabajar-salario_0_830467858.html

[19] https://litci.org/es/menu/mundo/asia/china/certezas-e-interrogantes-que-plantea-la-crisis-economica-en-china/               

[20] https://litci.org/es/menu/mundo/asia/china/el-gobierno-chino-planea-despedir-dos-millones-de-obreros/

[21] http://www.finanzas.com/noticias/economia/20180416/ganancias-estatales-chinas-aumentan-3823058.htm

[22] https://www.lesechos.fr/2016/08/la-chine-intensifie-sa-lutte-contre-les-surcapacites-213616

[23] https://www.mundomaritimo.cl/noticias/china-lidera-la-industria-de-astilleros-superando-a-corea-del-sur

[24] https://www.naval.com.br/blog/2018/09/07/china-ultrapassa-eua-como-principal-nacao-maritima-do-mundo/

[25] GILES, John; PARK, Albert; FANG Cai. How has Economic Restructuring Affected China’s Urban Workers?,publicación de The China Quarterly, noviembre de 2004 (traducción y síntesis mía). Ver en:  http://www.albertfpark.com/uploads/8/1/8/2/81828236/restructure.pdf

[26] https://www.xataka.com.co/otros/en-china-si-tienes-mas-de-30-anos-no-puedes-trabajar-en-empresas-tecnologicas-cuando-la-discriminacion-por-edad-es-legal

[27] https://www.historiasdechina.com/2017/02/19/la-sociedad-china-en-datos/

[28] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0301703616300360

[29] https://money.cnn.com/2012/04/25/news/economy/china-middle-class/

[30] https://carros.ig.com.br/noticias/china-ultrapassa-18-milhoes-de-veiculos-vendidos/2281.html/

[31] http://www.asianews.it/noticias-es/Beijing,-cae-la-venta-de-autom%C3%B3viles-por-primera-vez-en-20-a%C3%B1os-45929.html y https://datosmacro.expansion.com/negocios/produccion-vehiculos/china

[32] https://www.eldiario.es/catalunya/China-mucha-forzada-trabajar-salario_0_830467858.html

[33] http://www.china.org.cn/english/2002/Nov/48588.htm

[34] https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20150208/54425948752/sindicato-oficial-chino-carga-contra-foxconn.html

[35] Para una muestra de lo que decimos, ver el informe “China: las huelgas y protestas obreras continúan a pesar de la caída de la producción industrial” (2012) en: https://www.cetri.be/IMG/pdf/China_las_huelgas_y_protestas_obreras_continuan-1.pdf

[36] https://litci.org/es/menu/mundo/asia/china/brazos-cruzados-maquinas-paradas/

[37] https://litci.org/es/menu/mundo/asia/china/el-gobierno-chino-planea-despedir-dos-millones-de-obreros/

[38] http://maps.clb.org.hk/strikes/en 

[39]  https://litci.org/es/menu/mundo/asia/china/brazos-cruzados-maquinas-paradas/

[40] Ídem.

[41] Ídem.

[42] Ídem.

[43] https://clb.org.hk/content/china%E2%80%99s-workers%E2%80%99-movement-will-continue-despite-crackdown-labour-activists

[44] https://www.elsaltodiario.com/china/xi-jinping-visita-espana-china-32-obreros-arrestados-incomunicados-desaparecidos-jasic

[45] https://clb.org.hk/content/labour-activist-liu-shaoming-marks-four-years-jail-crackdown-continues

[46] https://www.elsaltodiario.com/china/xi-jinping-visita-espana-china-32-obreros-arrestados-incomunicados-desaparecidos-jasic 

[47] https://clb.org.hk/content/state-labour-relations-china-2018

[48] https://clb.org.hk/content/one-year-after-nationwide-strike-china%E2%80%99s-crane-operators-are-still-risking-their-lives-just

[49] http://www.diarionorte.com/article/167386/china-huelga-de-camioneros-por-el-alto-precio-de-los-combustibles- y

https://litci.org/es/menu/mundo/asia/china/certezas-e-interrogantes-que-plantea-la-crisis-economica-en-china/

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