Vie Sep 13, 2024
13 septiembre, 2024

¡Todo el apoyo al movimiento de los médicos en la India!

En 2012, poco después de la agitación contra la corrupción, vimos una manifestación masiva de ira en las calles contra la violencia sexual. En Bengala Occidental, a principios de este año los habitantes de Sandeshkhali se manifestaron contra la tiranía y la violencia sexual infligidas por un sátrapa del TMC (Congreso Trinamool). Hoy, es Calcuta la que ha despertado y está agitando las calles.

Las protestas de los médicos han despertado la solidaridad en todo el país y en Bengala Occidental. Este incidente pone de manifiesto el nexo entre la corrupción institucionalizada del gobierno del TMC en Bengala Occidental, el lamentable estado de la atención sanitaria en la India capitalista y el sexismo endémico que enfrentan las mujeres indias en todos los sectores.

La pregunta que se plantea es: si una médica no puede trabajar de forma segura, ¿dónde puede hacerlo una mujer?

Después de que miles de médicos residentes salieran a protestar, se les unieron jóvenes de universidades, personal médico y miembros del público en general. Una vez más, las calles de Calcuta se han despertado con protestas que reavivan las escenas de lucha en una ciudad conocida como el semillero del pensamiento revolucionario y un bastión de las luchas progresistas.

Cronología del incidente

El 9 de agosto, una médica en prácticas en el hospital R.G Kar de Calcuta fue violada y asesinada. Al principio, la policía dijo a la familia que se trataba de un suicidio. Fue un intento de encubrimiento por parte de la policía de Calcuta, siguiendo instrucciones de la dirección política del TMC. La familia fue informada tardíamente de la muerte de su hija. Después, el cuerpo fue incinerado a toda prisa, lo que hace recordar el incidente de la violación de Hathras, donde el cuerpo de la víctima fue incinerado apresuradamente para ocultar las evidencias. Esta situación se desarrolló por muchas razones, ¡la médica en prácticas trabajaba un turno de 36 horas! El hospital no disponía de baños ni salas de descanso adecuados. A altas horas de la noche, sólo encontró un respiro en la sala de seminarios. La seguridad era mínima, y el camino estaba abierto para que se cometiera cualquier delito.

A medida que se conocen más detalles, queda claro que en el hospital se estaba llevando a cabo una gran red de corrupción cuyo cerebro era el director Sandip Ghosh. La médica en formación se había enterado de esta red y amenazó con desenmascararla. La violación fue acompañada de un brutal asesinato, con el fin de enviar un mensaje a cualquiera que se atreviera a contradecir al director.

El crimen fue supuestamente cometido por un voluntario civil al que se le permitió acceder a la sala de seminarios. Se sospecha que detrás de todo esto hay implicada toda una banda con conexiones políticas y que forma parte de una red más amplia dentro del hospital. Cabe señalar aquí que las autoridades demoraron en presentar el primer informe ante la comisaría más cercana. Tenían prisa por deshacerse del cuerpo de la víctima, y sólo los estudiantes que protestaban y los médicos en formación del DYFI impidieron que esto sucediera. El encubrimiento que estaban haciendo las autoridades del hospital era mostrar la violación y el asesinato como un suicidio. Sólo después de la autopsia se descubrió el crimen.

Poco después de este incidente, estallaron protestas entre los médicos sobre la cuestión de la seguridad en el lugar de trabajo. La Federación de Asociaciones de Médicos Residentes anunció una huelga nacional para exigir entornos de trabajo más seguros para los médicos residentes. El director del RG Kar, Sandip Ghosh, presunto cerebro detrás de una red de corrupción masiva en el hospital, se vio obligado a dimitir.

La investigación policial no iba a ninguna parte; bajo presión política, la policía daba largas al asunto y no cooperaba con los padres de la fallecida. Apelaron, entonces, al Tribunal Superior, que decidió entregar la investigación a la Oficina Central de Investigación.

Esto no hizo nada para calmar las protestas, que sólo se intensificaron. La ministra principal, Mamata Bannerjee, hizo entonces comentarios insensibles sobre el sufrimiento de la víctima, e incluso llegó a alegar que las protestas eran una conspiración del BJP (Partido Bharatiya Janata) para desbancarla. Mientras tanto, conspiraba con sus propios ministros para eliminar las pruebas. El 15 de agosto, las protestas pacíficas fueron disueltas por una turba armada de 300 matones del TMC, armados y orquestados por el TMC. La policía aparentemente no pudo detenerlos, pero esto se convirtió en una excusa para reprimir las protestas en torno al hospital. El Tribunal Superior concedió al director del R.G. Kar una «licencia prolongada», este renunció a su puesto, pero luego el gobierno lo reasignó a una facultad y hospital aún más prestigiosos, el Calcutta National Medical College. Inmediatamente estallaron allí protestas que lo obligaron a dimitirse.

El 17 de agosto, las autoridades gubernamentales comenzaron a renovar el lugar donde se produjo la violación y el asesinato, sin previo aviso ni motivo alguno. Esto se hizo para manipular las pruebas. Se produjeron protestas en todo el país, que continúan extendiéndose.

Las protestas se iniciaron el 14 de agosto por parte de mujeres y médicos, a los que se unieron todos los sectores de la sociedad. Estas protestas comenzaron como protestas de médicos, pero se han ampliado para incluir a amplios sectores de la sociedad. El 16 de agosto se canceló el famoso derbi de Calcuta. Fanáticos del fútbol de tres equipos rivales conocidos por su lucha, se unieron contra el gobierno para expresar su solidaridad con los manifestantes. Aunque una de las principales demandas de los médicos no incluye la dimisión de Mamata Bannerji, esto se siente en todas partes: hay una ira masiva en las calles contra ella, quien está presa del pánico y cuya policía ha impuesto una orden del artículo 167 (antiguo artículo 144 del IPC [Código Penal de la India]) contra las «reuniones ilegales».

Los esfuerzos de la policía y de los gobiernos estatales no han podido impedir que las protestas sigan creciendo, al contrario, estas sólo consiguen más apoyo y simpatía en todo el país. Los trabajadores de Anganwadi también se han sumado en protestas paralelas.

El papel de la policía también ha sido sospechoso, con retrasos en la presentación del FIR [informes de denuncia] y demoras en las investigaciones. Se ha encontrado un chivo expiatorio para enterrar la corrupción profundamente arraigada en el hospital, de la que han dado testimonio muchos médicos en ejercicio y que está relacionada con la violación y el asesinato de la médica en prácticas. En el transcurso de las protestas, la policía actuó con dureza realizando cargas con porras y detenciones de manifestantes pacíficos. También se han visto excesos, como la detención de personas que publicaban en las redes sociales mensajes contra el laministra-jefe.

El Tribunal Superior de Calcuta intervino en el asunto y transfirió la investigación al CBI, quitándosela de las manos a la policía de Calcuta, lo que ha irritado a la ministra-jefe, Mamata Bannerjee. Desde entonces ha respondido con protestas cómicamente falsas en las que pide justicia para la médica asesinada y anuncia dramáticamente una fecha límite para las investigaciones del CBI.

Aunque las protestas se han extendido y han unido a todos los sectores de la sociedad, sin trascendiendo religiones y fanatismos, e incluso han reunido a los seguidores de tres equipos de fútbol rivales (Mohun Bagan, East Bengal y Mohammedan Club), la ministro-jefe y sus ministros continúan con sus protestas teatrales con la esperanza de hacer creer a la gente que ella apoya su lucha. ¡Ya nadie se traga sus mentiras!

El carácter del TMC y el nexo de corrupción

La violación y el asesinato de la médica ha llamado la atención sobre las condiciones del hospital R.G Kar, que sigue siendo uno de los hospitales públicos más importantes de la ciudad y del Estado. Ahora se plantean preguntas sobre el debilitamiento sistemático de la institución de salud bajo su supervisión. La mayor acusación hasta el momento es que la médica fallecida amenazó con sacar a la luz la trama de corrupción del director acusado, Sandip Ghosh.

El director tenía un enorme negocio de sexo y drogas[i] en el hospital. Se ha alegado que los chanchullos se han llevado a cabo durante años, que el Dr. Sandip Ghosh había estado aceptando sobornos para aprobar a ciertos estudiantes, extorsionando a estudiantes y vendiendo cadáveres por dinero. También se ha denunciado que ha estado involucrado en la venta ilegal de desechos médicos. Los esfuerzos para exponer estas estafas se han visto frustrados o han fracasado con la ayuda de las oficinas de investigación estatales[ii] La maquinaria gubernamental en manos del TMC se ha utilizado una y otra vez para salvar al Dr. Sandip Ghosh. Esta fue otra fuente de ingresos para el partido TMC, que se beneficia masivamente de esta corrupción. Durante sus trece años de gobierno en el Estado de Bengala Occidental, ha transformado todas las instituciones públicas y departamentos gubernamentales en vías para canalizar el dinero. El partido funciona como una gran banda cuyo objetivo es saquear el Estado y a su gente.

Para hacer cumplir esta norma, utilizan liberalmente a gángsteres y matones lumpen, que son liberados entre la gente en cada ciclo electoral para asegurar la victoria del partido mediante la coerción. La violación se convierte en una herramienta común de opresión para atacar a las mujeres que se oponen abiertamente. Lo vimos en Sandeshkhali y lo estamos viendo ahora en el hospital R.G Kar. La coerción por sí sola no puede mantener al TMC en el poder en este Estado; para asegurarse cierto grado de apoyo, que necesita, tiene que mantener aplacados a la clase trabajadora, el campesinado y los sectores más bajos de la pequeña burguesía. Para ello, el TMC implementa medidas de bienestar como transferencias directas de efectivo y facilidades gratuitas, como bicicletas para las estudiantes. El Estado sufre todavía los efectos de la prolongada desindustrialización tras la partición y los desastres de la Segunda Guerra Mundial y la guerra de liberación de Bangladesh.

El TMC llegó al poder apropiándose de las protestas campesinas en Singur y Nandigram contra la adquisición forzosa de tierras para la industria bajo el gobierno del CPIM. No ha hecho ningún esfuerzo serio por reactivar las industrias estatales en crisis ni por expandirlas para generar empleo. El principal objetivo económico del TMC siguió siendo el desarrollo inmobiliario, que beneficia sobre todo al partido criminalizado y a sus partidarios entre la burguesía terrateniente que invierte en bienes raíces.

La pandemia de COVID tuvo un efecto devastador en la frágil economía del Estado, especialmente por el impacto del ciclón Amphan, que azotó el Estado justo cuando se produjo el peor impacto de la pandemia. Además, el Estado sufrió aún más cuando se levantaron los cierres para facilitar la campaña política durante las elecciones estatales de 2021. El TMC ganó en gran medida por el temor a que ganara el BJP y por su agresiva oposición a la agenda Hindutva del BJP y las medidas de bienestar como el plan «kanyashri».

Esta victoria se logró a pesar del creciente descontento contra el gobierno del TMC. A lo largo de las elecciones, muchos líderes del TMC se pasaron al BJP, pero acabaron volviendo al TMC una vez que el BJP perdió, lo que demuestra el carácter laxo del partido y el debilitamiento del control de la supremacía del partido de Mamata Bannerji. Estas contradicciones continuaron y aún lo hacen. A pesar de haber ganado la mayoría de los escaños del Estado de Bengala Occidental para las elecciones a la Lok Sabha en mayo, el terreno del TMC sigue siendo inestable, y el descontento contra su mal gobierno permanece intacto.

Hoy, gran parte del descontento urbano contra su gobierno corrupto y opresivo ha estallado en Calcuta y se ha extendido por todo el Estado. Los intentos de coerción de la policía y de los matones del TMC no han hecho más que echar leña al fuego. De forma muy similar a cómo las protestas masivas en Singur y Nandigram hicieron caer el gobierno del CPIM, es bastante plausible que las protestas puedan hacer caer también al TMC.

Protestas en nivel nacional

Las protestas contra la brutal violación y asesinato de la doctora en R.G Kar tuvieron un impacto inmediato en todo el país, con médicos y trabajadores de la salud levantándose en protestas solidarias en la mayoría de las principales ciudades de India. El problema común que une a todos los profesionales de la salud en la India es el lamentable estado de la atención médica y la falta de medidas de seguridad. Esto es especialmente así en el caso de los médicos residentes jóvenes, sobrecargados de trabajo y mal pagados, que constituyen la columna vertebral de los servicios de atención médica en la India.

Las protestas en Calcuta se extendieron más allá de su núcleo inicial de médicos jóvenes, abarcando muchos sectores de la sociedad. Personas de todas las clases se unieron a las protestas, y muchas celebridades prestaron su voz para amplificar las protestas. Esta dinámica se imitó en distintas ciudades del país. El Día de la Independencia coincidió con días de protestas, con llamados a «recuperar la noche» que recordaban a las protestas feministas de los años setenta. La seguridad de las trabajadoras y de las mujeres en el lugar de trabajo centró la atención de las protestas.

El carácter de las protestas fuera de Bengala Occidental no es el mismo. Mientras en Bengala Occidental la cuestión combina la violación y el asesinato de la doctora con el nexo de la corrupción, la cuestión del nexo de la corrupción está ausente, ya que se trata principalmente de un problema relevante para el Estado de Bengala Occidental. Las demandas centrales planteadas por la Federación de Asociaciones de Médicos Residentes se refieren a la seguridad en el lugar de trabajo, pero los cambios institucionales deben ir más allá.

Hay que recordar que la doctora violada y asesinada no sólo fue víctima de un sexismo profundamente arraigado, sino también de una institución sanitaria en decadencia en la India y de un nexo de corrupción profundamente arraigado. El gasto público en atención sanitaria representa sólo 2,1% del PIB y esto cubre las necesidades de la gran mayoría de los 1.400 millones de habitantes de la India[iii], que tiene uno de los sistemas sanitarios más privatizados del mundo, con escasas regulaciones y derechos del paciente casi inexistentes. El sistema privilegia la atención de salud con ánimo de lucro, que puede cobrar tarifas anormalmente altas por el tratamiento, sin apenas rendir cuentas, mientras los hospitales e instituciones públicos, sobrecargados y con escasos fondos, que constituyen la columna vertebral de los servicios sanitarios en la India urbana, tienen que arreglárselas con menos.

Gran parte de la carga recae sobre los médicos residentes jóvenes [en formación], que tienen que trabajar más horas con menos sueldo y apenas tienen seguridad. La situación de las enfermeras y del personal auxiliar es todavía peor. Y peor aún es la situación de los trabajadores sanitarios de primera línea, como los trabajadores de las ASHA, que han protestado en repetidas ocasiones contra su explotación[iv]. Los trabajadores de Anganwadi de Delhi, que en febrero de 2022 hicieron una huelga indefinida, están de nuevo en las calles contra la violación y el asesinato de la médica en R.G Kar.

La escala y la intensidad de las protestas son tales que han reverberado a través de los mares hasta la diáspora india en varios países. También se han visto protestas de solidaridad en el Reino Unido y en Estados Unidos.

El Tribunal Supremo también intervino en el asunto y dictó una orden que ordenaba la creación de un grupo de trabajo nacional para la seguridad de los médicos y el personal sanitario. La responsabilidad de la seguridad del propio hospital R.G. Kar pasó a manos de la Fuerza Central de Seguridad Industrial, una importante fuerza paramilitar de las fuerzas armadas indias. Si bien esto ha satisfecho a algunos sectores de los médicos en huelga, y en algunos hospitales algunos médicos han puesto fin a la misma, no se trata en absoluto de una solución permanente.

La víctima de esta espantosa violación y asesinato fue tanto víctima de un sistema sanitario deficiente en la India como del sexismo. Ahora es la oportunidad perfecta para forzar un cambio sistemático en todo el país. El Tribunal Supremo y varios gobiernos intentan apagar el fuego con medidas temporales.

La necesidad de solidaridad

Las agitaciones de los trabajadores de la salud en el pasado se han topado con la opresión del Estado. Ya lo vimos en la huelga de los médicos jóvenes de la facultad de medicina de Calcuta, en las agitaciones de los trabajadores de Aganwadi en Delhi y en otros lugares, y lo estamos viendo de nuevo. La policía fue incapaz de detener a la turba de matones enviada por el TMC para disolver a los manifestantes pacíficos en el hospital R.G Kar, pero utilizó esto como pretexto para atacar a médicos y manifestantes. Los esfuerzos para impedir que vuelvan a producirse protestas pacíficas han sido impugnados en los tribunales.

El gobierno del TMC, altamente criminalizado, siempre recurre a estas crudas tácticas coercitivas para atacar a sus oponentes, pero las masas de jóvenes se han visto incitadas a la acción y las mismas tácticas no volverán a funcionar. El pueblo de Bengala Occidental ha visto y aprendido de sus parientes de Bangladesh que los gobiernos opresores pueden ser derribados con acciones de masas decididas. A diferencia de Bangladesh, la clase dirigente india es mucho más astuta a la hora de tratar a los manifestantes. Siempre se utilizarán tácticas de distracción, dispersión y desmovilización. El Estado indio tiene más opciones para lograrlo.

En este contexto, es importante que los médicos en huelga de Bengala Occidental cuenten con la mayor solidaridad posible para seguir la lucha. El gobierno intentará convertir al culpable en chivo expiatorio, o intentará ceder a una o dos demandas de los médicos antes de volver las cosas a como estaban. El flujo de dinero continuaría, la corrupción enconada en los hospitales continuaría y, con el tiempo, otra víctima caería. Lo primero que logran las acciones solidarias en todo el país y el mundo es atar las manos del Estado para que no intente una coerción descarada.

Con los ojos del mundo y de la nación puestos en los médicos de Bengala Occidental, la ministra-jefe Mamata Bannerji tendrá que pensárselo dos veces antes de intentar utilizar la fuerza, ya sea por parte de sus matones o de las fuerzas de la policía. Las protestas de solidaridad también sirven para poner de relieve los problemas a los que se enfrentan los médicos jóvenes y la situación de la atención de salud en Bengala Occidental y en la India, que está completamente destrozada. La moral de los médicos se vería reforzada para continuar la lucha hasta lograr un cambio sistemático.

¡APOYO TOTAL A LA HUELGA DE LOS MÉDICOS!

¡JUSTICIA PARA R.G. KAR!

¡ABAJO EL TMC!


[i] https://www.youtube.com/watch?v=pktA2wadLi0

[ii] https://www.newindianexpress.com/nation/2024/Aug/19/cbi-links-bribery-illegal-medicine-racket-to-junior-doctors-murder-at-rg-kar-medical-college

[iii] https://www.livemint.com/news/india/health-expenditure-at-2-1-of-gdp-in-fy23-economic-survey-11675160463795.html

[iv] https://litci.org/en/full-support-to-the-anganwadi-workers-of-delhi/

Más contenido relacionado:

Artículos más leídos: