Vie Abr 19, 2024
19 abril, 2024

Tecnología | La soberanía digital y los nuevos rostros tecnocráticos de la vieja opresión

Este texto es una iniciativa de un grupo de profesionales de TI y militantes del PSTU de Brasil.

La proximidad de las elecciones de 2022 dio lugar a dos documentos relevantes sobre Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Ambos expresan preocupaciones y reivindican acciones relacionadas con los diversos sectores afectados por las políticas públicas. El primer documento es una iniciativa liderada por Sérgio Amadeu, profesor de la Universidad Federal del ABC (da Silveira). Se trata del Programa de Emergencia para la Soberanía Digital , dirigido al candidato Lula (PT). Y el segundo es el Plan de Acción para el Cooperativismo de Plataforma en Brasil, resultado de un Seminario realizado este año y organizado por el Laboratorio DigiLabour, con financiación de la Fundación Rosa Luxemburgo.

Entendemos la importancia del tema en un contexto de una economía cada vez más digitalizada e informatizada, marcada por rápidos cambios estructurales y por el avance acelerado de la precarización laboral que todo ello provoca. Reconocemos que los documentos tocan puntos importantes, pero pasan por alto muchos otros, de donde surgen nuestras diferencias y la razón por la que escribimos este texto en tono de polémica fraterna.

El papel del Brasil en la economía mundial y los nuevos desafíos

Las subsecuentes transformaciones de la industria en las últimas décadas fueron acompañadas en el Brasil por una caída de la economía. La participación del país en el PIB mundial es la más baja de los últimos cuarenta años y, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), pasó de 2,1% en 1980 a aproximadamente 1,6% en 2021. Específicamente sobre la industria de transformación, la participación brasileña viene cayendo desde 1995.

El inicio del declive económico brasileño coincide con la irrupción mundial de la Tercera Revolución Industrial, marcada por una intensa mecanización y la introducción de la microelectrónica en los procesos productivos. Brasil, a pesar de haber conquistado una relativa industrialización en el período anterior, patinó al asimilar las transformaciones de la Industria 3.0.

Actualmente, una nueva revolución industrial promete estallar con la llamada “Internet de las Cosas”, el 5G, la inteligencia artificial y la ciencia de datos. Brasil, que ya patinó en las anteriores, ahora parece no encontrarse en medio de tantos avances tecnológicos. No es casual que sectores como la minería, el petróleo y el agronegocio hayan aumentado su participación en el PIB nacional. Ese aumento se acentuó especialmente en los gobiernos del PT, con la política de Campeones Nacionales, que promovió empresas como JBS, BRF y la quebrada EBX de Eike Batista. Es un proceso marcado precisamente por la reprimarización de la economía nacional, volviendo a una situación de mayores exportaciones de productos primarios en detrimento de los industrializados. O, como prefieren algunos autores, un proceso de reversión colonial de la economía.

Es en este contexto, y de manera desigual y combinada, que el país intenta asimilar las transformaciones de la inminente Industria 4.0 y la llamada plataformización de los servicios. Un proceso que no transcurre sin contradicciones. Los cambios en curso se anuncian con asombro y optimismo, mientras el actual modelo económico muestra reiteradamente que el avance tecnológico no se corresponde directamente con una mejora en la calidad de vida. Dado que el trabajo social necesario en la sociedad se distribuye de manera desigual, los impactos tecnológicos siguen la misma dinámica. Un extremo del proceso experimenta cambios y aceleraciones relativas, mientras que el otro enfrenta despidos y precarización.
El tema es largo y complejo, pero para dar una idea de las cuestiones que están implicadas y de la centralidad del tema, enumeramos a continuación algunos puntos relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para pensar la situación del país.

Amenazas cibernéticas a la economía

Las perspectivas de caos en la economía mundial resaltan la relevancia de la interconectividad de los sistemas de información en escala global. Ciberataques comunes como los basados ​​en ransomware pueden perjudicar la actividad económica del país y, en consecuencia, la vida de los trabajadores. Un ejemplo reciente afectó a la organización privada conocida como Lojas Renner, que emplea a decenas de miles de trabajadores. El ataque secuestró los activos de la organización y exigió un rescate en criptomonedas. Un caso similar sucedió en 2021, en EE. UU., cuando el oleoducto más grande del país vio interrumpidas sus operaciones por el secuestro de su sistema. También cabe mencionar el caso de espionaje que sufrió el país durante la Subasta del Campo de Libra, durante el gobierno de Dilma. Si el primer caso es solo un ejemplo ocurrido en el Brasil, los otros dos muestran claramente la importancia geoestratégica de la seguridad cibernética.

Colonialismo de datos

Aún en una dimensión internacional, es necesario mencionar el llamado colonialismo de datos, expresión tecnológica e informacional del viejo imperialismo histórico, que implica el oligopolio de la infraestructura, de los datacenters y de las propias plataformas. Un caso grave, que expone la fragilidad de la soberanía, es el avance de Google y de Microsoft sobre los correos electrónicos y nubes de almacenamiento de las instituciones de investigación como la USP. El dominio de una big tech sobre las comunicaciones científicas del país expone la negligencia del poder público con las fundaciones de sectores estratégicos. El colonialismo de datos en el Brasil se ha traducido en la posición central que ocupan las startups multimillonarias y las big techs [grandes tecnológicas] en el capitalismo. Estas emplean sus sistemas y aplicaciones para hacer que los datos y las remesas de ganancias, ahora también en los servicios, sigan casi siempre el mismo flujo, yendo de la periferia hacia el centro del capitalismo.

Legislación

El carácter de dominación se acentúa cuando consideramos los modelos de negocio actuales, basados ​​en la vigilancia y la recopilación ostensiva de datos. Lo que algunos autores llaman surveillance capitalism [capitalismo de vigilancia] se constituye en un modelo utilizado principalmente para el control dictatorial de la productividad del trabajo, el aumento de la plusvalía relativa y la tasación de los servicios. Incluso los esfuerzos por adaptarse a este escenario, como la recientemente promulgada Ley General de Protección de Datos Personales (LGPD), no representan un avance institucional consistente. Por lo contrario. Nada más entrar en escena la referida ley, ya se está poniendo a prueba con un escenario político marcado por la difusión de fake news y filtraciones masivas de datos. Por no hablar de sus riesgos inherentes, como la insuficiencia o incluso el fracaso de los legisladores, o su carácter marcadamente liberal, dejando numerosos vacíos y lagunas en materia de regulación. La LGPD, tal como está, representa una solución para algunas contradicciones del capital, desde el punto de vista del propio capital.

Semiconductores

En cuanto al futuro del sector de los semiconductores, China y Estados Unidos compiten ferozmente por el control de Taiwán y, en consecuencia, de la TSMC, la mayor fabricante de semiconductores del mundo. Brasil, en cambio, no parece estar preocupado con el asunto, sobre todo en este período en el que tenemos en el poder un sector burgués muy bien acomodado en su posición de exportador de productos primarios. No es de extrañar que el gobierno de Bolsonaro decidiera cerrar Ceitec, una empresa estatal de semiconductores, quizás la única fábrica de este tipo en todo el hemisferio sur.

Telefonía móvil

La subasta de 5G en el Brasil representa un aumento de la dependencia de tecnologías externas en la medida en que ya nace privatizada y el país ya no tiene control sobre esta tecnología. Es síntoma de un problema mayor: la conciliación de intereses público y de Estado con tecnologías cerradas y/o basadas en propiedad intelectual privadas, controladas por organizaciones cuyas sedes responden a gobiernos de otros países.

Uberización y precarización

Igualmente preocupante es el hecho de que el avance tecnológico bajo el dominio capitalista haya sido puesto al servicio de una mayor precarización y explotación del trabajo. Para tener una idea, el Brasil es el segundo mercado más grande para Uber, con más de un millón de conductores. Por su parte, Ifood cuenta con más de 400.000 repartidores. El ingreso promedio de estos trabajadores es de 2.000 reales (U$S 400, aprox.) sin ningún tipo de derecho o garantía, lo que es aún peor en el caso de Uber, donde el trabajador debe asumir los costos de los medios del servicio (automóvil, combustible, mantenimiento, etc.). En un país donde las tasas de desempleo están en máximos históricos, las entregas a domicilio terminan siendo alternativas para la juventud que no puede ingresar al mercado laboral formal, mientras para muchos, los app rides [corridas por aplicativos] terminan siendo un complemento de los ingresos, en jornadas extenuantes.

Escasez de mano de obra calificada

Para la nueva situación, todavía hay un retraso en lo que respecta a la mano de obra calificada. Un estudio publicado por Brassocom en diciembre de 2021 proyecta que para 2025 la escasez de profesionales de TI llegará a 797.000 profesionales. Es cierto que esta es una tendencia mundial y que muchos países enfrentan esta dificultad, pero el contexto brasileño, además de todas las vulnerabilidades ya mencionadas, tiene que ver con cortes y bloqueos presupuestarios en la Educación, incluida la educación técnica. En otras palabras, no hay razón para pensar que avanzaremos hacia la superación de este déficit. Al contrario, con la facilidad de contratación y por la propia plataformización del trabajo, todo indica que las empresas buscarán mano de obra en otros países, como es el caso de la India.

Fake news y desinformación

Otro problema se refiere a los impactos culturales y políticos de los cambios provocados por la transformación digital. El hecho de que Bolsonaro difunda informaciones imprecisas sobre las máquinas de votación electrónica no significa que el sistema sea infalible ni que ya haya llegado a un estado definitivo. Investigadores que llevan tiempo enfocándose en el tema demuestran que hay mucho por mejorar en estas referidas urnas (ARANHA et al., 2019). Bolsonaro convirtió un caso típico de mejora continua en una ametralladora de hebetismos, y la oposición burguesa las devolvió a la moda formalista. Entonces, el debate entre dos posiciones absolutas –los que creen ciegamente y los que no creen– termina eclipsando cómo funcionan realmente las cosas. Las transformaciones sufridas por las TIC permitirían abordajes dialécticos menos limitantes.

La carta encabezada por Sérgio Amadeu, de la UFABC

Sérgio Amadeu, profesor de la Federal del ABC, lidera la redacción de un documento que aparentemente aún está en construcción, titulado Carta de Soberanía Digital. El contenido de la carta pide por lo que el documento llama soberanía digital, y tendría mucho sentido si no estuviese dirigida a un único candidato. Amadeu, figura destacada del movimiento llamado software libre, también es miembro activo del Partido de los Trabajadores (PT). Aparentemente, el docente decidió utilizar un servidor de una institución pública para secuestrar agendas, una de ellas la del software libre, que concierne a varias comunidades repartidas por todo el país, con el objetivo de favorecer la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva.

Obviamente, Amadeu tiene derecho a hacerlo. Pero no podemos dejar de preguntarnos si su interés con esta carta en realidad va más allá de los intereses electorales. La decisión de dirigir reclamos justos únicamente al candidato de su partido quita legitimidad al recurso, ya que las preocupaciones expresadas parecen estar condicionadas a la victoria de Lula, y que, ante todo, la soberanía es (o al menos debería ser) una cuestión de Estado, no de gobierno. Además, la carta dirigida a un candidato específico perjudica la reputación de comunidades llenas de trabajadores conscientes que han luchado, y seguirán luchando, independientemente de las circunstancias, por una sociedad de hecho libre y sin explotación.

Tenemos acuerdo con la necesidad de mayor inversión en investigación y educación tecnológica. También con el hecho de que el país no puede ser rehén en términos de infraestructura. Pero en política, el “cómo” es tan importante como el “qué”. Y precisamente en este mérito la carta no se aventura. Hay que preguntarse y sobre todo intentar responder: ¿cómo se garantizará esto? Después de años de devastación liberal del Estado brasileño, ¿puede un eventual gobierno del PT, ahora más a la derecha y aliado con Alckmin, garantizar tales demandas? Entendemos que no. En catorce años de gobiernos petistas, con una coyuntura favorable al PT, lo que vimos fue el elogio al agronegocio, a las privatizaciones y a la defensa de los intereses capitalistas en el Brasil.

La carta tiene razón al señalar las tendencias, pero se equivoca al señalar el culpable. El problema de la precarización del trabajo es un problema de la lógica capitalista, y no de un gobierno específico. El problema de la sumisión nacional al imperialismo es un problema del capitalismo mundial, no de un gobierno específico. Si queremos revertir estas tendencias, es necesario romper con la propia lógica del capital. Por supuesto, el gobierno de Bolsonaro es un catalizador de todo este caos y cerca suyo cualquier otra cosa parece mejor. Pero no es ni ha sido nunca cierto que el Partido de los Trabajadores se propusiera romper con eso. Por el contrario, en el pasado llamó héroes a los patrones de ingenios y elogió nuevamente el agronegocio en estas elecciones de 2022. Sin esa ruptura, no hay salida.

El manifiesto cooperativista

Asimismo, el manifiesto cooperativista liderado por DigiLabour parece abstraer el contexto macro que fundamenta la actual tendencia de precarización del trabajo plataformizado: la necesidad del capitalismo de aumentar sus ganancias acentuando la explotación del trabajo. Es curioso que el seminario que dio origen al manifiesto haya sido financiado por una fundación llamada Rosa Luxemburgo. Rosa fue una gran crítica del modelo cooperativista y dedicó capítulos en una de sus principales obras, Reforma o Revolución. Ella explica:

… en la economía capitalista, el intercambio domina la producción, haciendo de la explotación despiadada, es decir, del dominio total del proceso de producción por los intereses del Capital, frente a la competencia, una condición de existencia de la empresa. […] En consecuencia, para la cooperativa de producción, los obreros se encuentran en la necesidad contradictoria de gobernarse a sí mismos con todo el absolutismo necesario y desempeñar entre ellos mismos el papel del patrón capitalista (LUXEMBURGO, Rosa. 1999)

Es cierto que Rosa discutía específicamente las cooperativas de producción, pero entendemos que la afirmación es válida también para otras formas. En una economía internacionalizada y digitalizada, la propia prestación de servicios acaba respondiendo a los imperativos del capital.

Recientemente tuvimos en el Brasil, en un excelente reportaje publicado por Clarissa Levy en Agência Pública, un fiel retrato de lo que es la competencia capitalista en los servicios. “Matamos el Gallo”, fue una de las llamativas frases que usó la empresa de propaganda y relaciones públicas contratada por Ifood para deslegitimar el movimiento de los trabajadores de la aplicación que exigían mejores condiciones laborales y salariales. ¿Por qué deberíamos esperar que la postura de las grandes plataformas fuese diferente con las cooperativas? ¿Que no utilizarían la desinformación, el espionaje, el sabotaje, el dumping o cualquier otra táctica para garantizar sus mercados? Basta un breve paseo por los barrios de São Paulo para constatar cómo una transnacional mexicana –Oxxo– está arrasando con los pequeños comercios locales.

Claro, los trabajadores de aplicaciones y plataformas deben luchar por la regulación de su trabajo y la garantía de sus derechos, incluso buscando formar sindicatos independientes para la categoría (cosa que el manifiesto no menciona). Y tienen todo nuestro apoyo en esa lucha. Y en contextos locales donde sea posible y viable para una mejor condición de vida, tienen todo el derecho de adoptar el modelo cooperativo si les conviene. Pero el avance tecnológico y la digitalización han puesto a todos los sectores y servicios en la competencia capitalista internacional. Si no hoy, mañana, lo que hace que sea cuestión de tiempo que los imperativos de la competencia capitalista caigan sobre esas empresas. No podemos hacernos la ilusión de que las formas de economía solidaria en el mercado capitalista son embriones de resistencia anticapitalista, como ya se discutió mucho (GEMER, 2006).

No hay salida en el capitalismo

Las cartas, a pesar de abordar puntos diferentes, parten de una perspectiva común: que los problemas del capital se pueden superar con algunos ajustes administrativos, como si unas pocas políticas fuesen suficientes para que todo funcione adecuadamente. No es de extrañar que haya firmantes en común entre las cartas. Terminan apuntando directa o indirectamente hacia un programa petista, que es un programa que se propone no desintegrar sino administrar el capitalismo brasileño. Estamos abiertamente en desacuerdo con eso. El problema del capitalismo no se deen a que este esté mal administrado. Los problemas creados por el capitalismo son parte de su naturaleza. Y en un momento de crisis estructural como el que estamos viviendo, su única salida es aumentar la subordinación de los países periféricos y aumentar la explotación del trabajo, ampiando las fronteras del capital cada vez más sobre los “empredimientos locales”, para ampliar su margen de ganancia.

Tal decadencia y subordinación son correctamente señaladas por las cartas, pero es necesario ir a fondo para resolver estos problemas, comenzando por comprender los orígenes reales del problema. Los datos y la tecnología no existen aparte del capitalismo, pero existen en y para el capitalismo. Esto significa que no pueden, por sí solos, constituir una alternativa al propio capitalismo. Bajo el dominio del capital, todo se convierte en extracción de valor.

Es claro que las cuestiones de soberanía nacional involucran la necesidad de tecnologías libres, pero también la ruptura con el monopolio capitalista privado sobre las redes e infraestructuras. Cada desarrollador, cada trabajador en tecnología sabe, desde su lugar de trabajo, la dependencia que tenemos, sabe también que la presión por la productividad tiene impacto directo en la calidad de la tecnología que desarrollamos y sobre las propias condiciones de trabajo.

Patinamos con la Industria 3.0 y debemos quedarnos afuera de la 4.0. Nuestro 5G ya se inaugura en un modelo privatista y dependiente. Se acentúa la reprimarización de la economía. La decadencia capitalista empuja cada vez a más y más personas a trabajos de plataforma que muy confortablemente pagan muy poco a sus trabajadores. No hay soberanía en una economía dominada por el imperialismo.

Para que la tecnología sea realmente un instrumento de liberación y calidad de vida, para que haya salario y empleo dignos, necesitamos más que frameworks [marcos laborales]. Necesitamos romper con el dominio imperialista de las Big Techs sobre la infraestructura, los centros de datos y las plataformas. Pero ningún capitalista puede hacer eso, precisamente porque son socios minoritarios en esa dominación. Esta es una tarea que cabe a los propios trabajadores de TI. Autoorganización en los lugares de trabajo y ruptura con la subordinación imperialista que, en última instancia, es la ruptura con el propio capitalismo. En las plataformas y en los servicios. Solo así podremos garantizar, con nuestras propias manos, soberanía y trabajo digno.
Referencias

Referencias

ARANHA, Diego F., BARBOSA, PYS, CARDOSO, TNC, ARAUJO, CL y MATIAS, P., The Return of Software Vulnerabilities in the Brazilian Voting Machine

 [El retorno de las vulnerabilidades del software en la máquina de votación brasileña], 2019.

GEMER, Clauss. A “economia solidEaria”: uma crítica marxista. Revista Outubro , V.1, Edición Nº14. 2006. <http://outubrorevista.com.br/wp-content/uploads/2015/02/Revista-Outubro-Edic%CC%A7a%CC%83o-14-Artigo-10.pdf>, consultado el 10 DE SEPTIEMBRE 2022

GROHMAN, Rafael. Um manifesto em defesa do cooperativismo digital

[Un manifiesto en defensa del cooperativismo digital]. Outras Palavras, <https://outraspalavras.net/trabalhoeprecariado/um-manifesto-em-defesa-do-cooperativismo-digital/>, consultado el 4 de setiembre de 2022.

LEVY, Clarisa. A máquina oculta de propaganda do iFood.

 <https://apublica.org/2022/04/a-maquina-oculta-de-propaganda-do-ifood/>, consultado el 10 de setiembre de 2022.

LUXEMBURGO, Rosa. Reforma ou Revolução?,  1999. Expresión Popular. São Paulo, Brasil.

MARQUES, Ana. Renner explica impactos do ataque de ransomware a pedido do Procon-SP.

<https://tecnoblog.net/noticias/2021/10/01/renner-explica-impactos-do-ataque-de-ransomware-a-pedido-do-procon-sp/>, consultado el 19 de setiembre de 2022.

PACHECO, Dennis. Novo colonialismo não explora apenas riquezas naturais, explora nossos dados [El nuevo colonialismo no solo explota las riquezas naturales, explota nuestros datos]. 20 05 2019. Diario de la USP, Diario de la USP, https://jornal.usp.br/?p=246445. Consultado el 17/09/ 2022.

SILVEIRA, Sérgio Amadeu da. Carta soberania digital, 2022 . Laboratorio de Tecnologías Libres de la UFABC.

<https://cartasoberaniadigital.lablivre.wiki.br/carta/>, consultado el 4 de setiembre de 2022.

VIEIRA, P.A.; OURIQUES, H.R.; AREND, M. A posição do Brasil frente à Indústria 4.0: mais uma evidência de rebaixamento para a periferia?

[La posición de Brasil frente a la Industria 4.0: ¿otra evidencia de degradación hacia la periferia?]. 

<https://gpepsm.paginas.ufsc.br/files/2021/04/Viera-Ouriques-Arend_2021.pdf>, consultado el 10 de setiembre de 2022.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 26/9/2022.-

Traducción: Natalia Estrada.

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