¿Se recuperará la economía china?
La economía china había sufrido en el primer trimestre de 2020 una caída de proporciones históricas como resultado de las medidas adoptadas por el gobierno para combatir el coronavirus. Tanto las autoridades chinas como los organismos internacionales apuntan a una rápida recuperación. ¿Será así?
Por Alejandro Iturbe
En un artículo reciente sobre la situación económica mundial, informamos que, en ese trimestre: “En China, el PIB retrocedió 6,8%, la primera reducción desde 1992 y la peor desde 1976 durante la llamada Revolución Cultural, en la época en que el país aún era un Estado obrero”.[1]
Una contracción que, por el volumen de la economía china, tuvo un fuerte impacto sobre la economía mundial: en 2018, representaba casi 24% del PIB (Producto Interno Bruto) Mundial[2]. Esto significa que esta disminución ocasiona una caída de 1,63% en el PIB global.
Si bien esta caída era resultado directo de las medidas restrictivas adoptadas por el gobierno chino, este impacto se daba sobre el marco de una dinámica previa de freno y hacia una crisis más profunda, agravada por los efectos de la guerra comercial-tecnológica con Estado Unidos.
A partir de mayo, en la medida en que se levantaron las restricciones más severas, la economía china comenzó a recuperarse y terminaría 2020 con números globales positivos. En un estudio realizado en abril de 2020, el FMI estimaba ese saldo anual en +1,2%[3]. Otro estudio, del banco BBVA español, es aún más optimista: un crecimiento en el cuarto trimestre de 7% y un saldo anual de +2,2[4]. Acompañando esta visión optimista, la Bolsa de Shanghái comenzó junio con una suba de 2,21% y la de Hong Kong con una de 3,36%[5]. En ese marco, a diferencia de cómo lo hace habitualmente, el gobierno chino decidió no hacer pronósticos de crecimiento para 2020[6].
En un informe publicado recientemente, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) da un pronóstico mucho más duro: una caída cercana a 7% en la economía mundial en 2020, con una recuperación de 2,8% para 2021 [7]. Es decir, una V asimétrica donde la recuperación es menor que la caída, lo que configura un rasgo típico de una curva más general descendente, tal como señalaba Trotsky en un trabajo de 1923 [8].
En ese marco, la OCDE pronostica una caída global del PIB chino de 2,6 a 3,5% para 2020 [9].
No hay dudas de que la economía china comenzará a recuperarse sobre la abrupta caída que hemos visto. Esencialmente porque el principal factor coyuntural que incidió sobre la magnitud de esta retracción fueron las restricciones por el coronavirus, y estas ahora se han levantado.
A eso debemos sumarle la política del gobierno chino para impulsar esta reactivación a través de inversiones directas y créditos. Según el estudio ya citado del BBVA “el gobierno central ampliará significativamente el margen de déficit fiscal de 2020 por encima de 4% del PIB, en comparación con 2,8% del año pasado”[10]. La política del gobierno chino es impulsar esta recuperación a través del mercado interno, en el marco de una estrategia más general de ampliación de este mercado, para que su economía sea menos dependiente de las exportaciones.
La pregunta clave es cuáles serán las cifras de esta recuperación. Una de las hipótesis es que no compense la caída previa repitiendo la V asimétrica de la economía mundial. La segunda es que la recuperación logre volver a las tasas previas de crecimiento (un poco arriba de 6% en 2018 y 2019). La tercera es la que baraja el FMI, en el informe ya citado: un crecimiento del PIB de 9,2% en 2021, un pronóstico totalmente exagerado (algo habitual en el FMI, que siempre debe corregirlos posteriormente a números menores).
El crecimiento que realmente se dará en la economía china será el resultado de la combinación de varios factores contradictorios. Por un lado, juegan a favor el levantamiento de las restricciones y la normalización del funcionamiento de la economía, y el impulso que significan los incentivos monetarios del gobierno. Por el otro, juegan en contra el arrastre negativo que toda recesión transmite al período inicial de la fase ascendente posterior, el contexto económico mundial desfavorable, y, ese marco los efectos de la guerra comercial-tecnológica con Estados Unidos.
Si bien la política del gobierno es expandir el mercado interno, la dinámica general de la economía siendo muy dependiente de las exportaciones. En 2019, china exportó por un monto total de casi 2,5 billones de dólares (un 17,43% del PIB total). China. en enero-febrero de este año habían caído17,2 % con respecto al mismo período de 2019 y en marzo 6,6 [11].
Las pesrpectivas para los meses siguientes no eran buenas. Zhang Yi economista jefe de Zhonghai Shengrong Capital Management, una entidad con sede en Pekín, declaró: «Las cifras comerciales de marzo superaron las expectativas pero no significan que el futuro sea despreocupado. El mercado cree que se producirá una disminución de las exportaciones en el segundo trimestre: es muy probable que se produzca una caída del 20% o más”[12].
Es muy posible que se produzca cierta recuperación en el cuatro trimestre. Pero lo hará a partir de esta caída pronunciada. Un dato esencial es la dinámica recesiva que tiene la economía mundial en su conjunto y la contracción de los principales mercados que compran los productos chinos, como EEUU y Europa.
Las exportaciones chinas también se n perjudicada por las sanciones aplicadas por el gobierno de Trump contra Huawei, la gran empresa china de celulares que disputaba con Samsung y Apple la mayor participación en el mercado mundial. Estas medidas fueron reafirmadas en mayo pasado y según los directivos de la Huawei “afectan sus operaciones en 170 países”. La medida también afecta a otras empresas como TSMC, con cabecera en Taiwán pero con plantas en China continental, que fabrica los microprocesadores que usan los celulares de la Huawei y la Samsung, y que comienza a disputarle la supremacía a la tradicional Intel.
La economía china venía de crecimientos anuales que oscilaban alrededor de 6%, algo que según sus parámetros especiales ya representa un primer síntoma de crisis, y con algunos problemas estructurales profundos, como la superproducción de acero y carbón, la tendencia al encarecimiento de los salarios, el alto nivel de endeudamiento de los sectores privados, el crecimiento del volumen de créditos impagos, los proyectos inmobiliarios que no encontraban compradores, etc.
Con respecto al tema del endeudamiento global (suma de las deudas del Estado, las empresas y las personas), en 2017, ya superaba 300% del PIB. Un 40% de las deudas corresponden al Estado y un 60% a sectores privados[13]. El impago de los créditos por parte de empresas privadas y las municipalidades involucradas en fallidos proyectos inmobiliarios fue el detonante del primer esbozo de crisis en 2015[14].
En el curso de los próximos meses, la realidad nos dará la respuesta precisa a la pregunta que planteamos. En cualquiera de las alternativas, tal como hemos visto, esa realidad tendrá un fuerte impacto en la economía mundial.
Notas:
[1] https://litci.org/es/menu/economia/ya-llego-la-recesion-y-despues/
[3] Perspectivas de la economía mundial, abril de 2020 en: https://www.imf.org/es/Publications/WEO/Issues/2020/04/14/weo-april-2020
[4] https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/situacion-china-segundo-trimestre-2020/
[7] http://www.oecd.org/perspectivas-economicas/junio-2020/
[8] La curva general del desarrollo capitalista en https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1923/junio/21.htm
[9] Ver nota [7]
[10] Ver nota [4].
[13] https://www.datosmacro.com/deuda/china