Se endurece la lucha en Hong Kong
El pasado 1 de julio, algunas centenas de jóvenes ocuparon por varias horas el Consejo Legislativo (parlamento) de Hong Kong, mientras otros miles rodeaban el predio. Luego de varias horas, fueron desalojados por la Policía, en el marco de una dura represión en las calles.
Por: Alejandro Iturbe
Esta nueva expresión de la lucha democrática que viene desarrollando el pueblo de Hong Kong contra las autoridades locales y el régimen chino de Beijing surgió a partir de una convocatoria de diversas organizaciones juveniles y estudiantiles, con el objetivo de dificultar la celebración oficial del 22 aniversario de la reincorporación del territorio a China.
La dura represión policial a los manifestantes en las calles impidió esta intención. En ese marco, un sector de ellos definió realizar una ocupación del Consejo Legislativo y fue seguido por varios miles que rodearon el edificio [1]. Tal como ya señalamos, la ocupación duró varias horas, hasta que la Policía desalojó violentamente el edificio.
En un artículo reciente, analizamos el carácter especial de Hong Kong dentro de China (fue una colonia/enclave británico entre 1842 y 1997), algunos elementos de su desarrollo económico-social, el sistema político-institucional regional, los factores que llevaban a este proceso de lucha, iniciado en 2014 con la Revolución de los Paraguas, y la crisis que provocaba para el régimen chino [2].
La juventud luchadora avanza en su conciencia
Es evidente que el centro de este proceso es la juventud (entre 15 años y menos de 30), en especial los estudiantes. El factor más evidente que los impulsa fue la constatación de que el régimen chino no cumpliría con el compromiso de elección directa del Jefe de Gobierno, que estaba prevista para 2017. Por el contrario, el régimen quiere avanzar cada vez más sobre las libertades democráticas, como es el caso de la “Ley de Extradición” propuesta recientemente por la Jefe de Gobierno local, Carrie Lam, que originó las movilizaciones de este año.
En el marco de un proceso de lucha que, con sus altibajos, se mantiene de 2014, esta juventud comienza a sacar conclusiones de sus acciones y de su experiencia. Una de ellas, es que el combate no es solo contra la Jefatura de Gobierno (y contra la Policía como su instrumento de represión) sino también contra el antidemocrático Consejo Legislativo. Es decir, contra el régimen político local, establecido por la Ley Fundamental de 1997, en su conjunto.
La lucha de 2014 “no consiguió las reformas democráticas que quería. Pero sí dio con los huesos de sus principales líderes en la cárcel. Los jóvenes políticos surgidos de esa movilización han visto sus candidaturas vetadas o, tras ser elegidos, las autoridades han anulado una tras otra sus actas de diputado con diferentes argumentos, mientras el Parlamento seguía dominado por vetustos legisladores pro-Pekín” (sic). La conclusión de esta experiencia la expresó, en las redes sociales, el joven escritor Dung Kai Cheung: “El asalto al parlamento ‘es una expresión de ira contra un gobierno impotente, unos partidos políticos sinvergüenzas y representantes de la casta, y un gobierno no democrático’” [3].
Otra experiencia es con los límites insalvables que tiene la “resistencia pacífica” como método de lucha. “Eres tú quien nos ha enseñado que las marchas pacíficas no sirven para nada” expresaba una pintada en las paredes del recinto del Consejo Legislativo, dirigida a Carrie Cam. Una de las jóvenes que participó de la toma declaró a la prensa: “Llevamos un mes de manifestaciones. En la primera participaron un millón de personas y una semana después fueron dos millones. Y aun así el Gobierno no nos ha hecho caso. Si dos millones de personas salen a la calle y no pasa nada, si por las buenas lo intentamos de todas las maneras que se nos ocurren y no pasa nada, ¿qué opciones nos quedan?”[4]. Una encuesta en línea del periódico Hong Kong Economic Times, realizada entre más de 344.000 participantes, dio como resultado que 83% está “de acuerdo con esta forma de expresarse” (11% estuvo en contra y 6% no opinó) [5].
El marco de fondo de esta lucha democrática es mucho más profundo: incluso en la “rica” Hong Kong, los jóvenes perciben que no tienen futuro. “Hong Kong es una de las ciudades más caras del mundo según una encuesta del Economist Intelligence Unit. También es profundamente desigual: los 10 hongkoneses más ricos tienen tanto como el resto de los 7 millones de residentes juntos […] solo un 11% de la población posee una vivienda en propiedad. La mitad de las viviendas disponibles se ofrecen por 2.270 euros (125% de un sueldo medio). Para los jóvenes la situación es especialmente difícil: en una dura lucha por encontrar empleos de calidad, los ingresos de la mitad de ellos están por debajo de ese sueldo medio” [6]. Por eso, la asociación Youth Policy Advocators concluye que “esos jóvenes siente que no tienen futuro en Hong Kong”.
Las respuestas de Carrie Lam
Ante esta oleada de luchas iniciada el mes pasado, la Jefe de Gobierno Carrie Lam tuvo una respuesta represiva, similar a la que su antecesor utilizó en 2014. Cuando corroboró que no conseguía parar el proceso, retrocedió con la propuesta de la Ley de Extradición e intentó una maniobra: llamar a las organizaciones estudiantiles a una “mesa de diálogo”. Pero esa invitación fue rechazada. Por ejemplo, la Unión Estudiantil de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong expresó que la Jefa Ejecutiva quería “una reunión a puertas cerradas”, lo que era “inadmisible” [7].
Ahora, frente a la toma del Consejo Legislativo y la radicalización de las movilizaciones, ha endurecido aún más la represión. Además de la veintena de detenidos en el desalojo, la Policía transformó el edificio del Parlamento en una “escena de crimen” buscando huellas dactilares y rastros de ADN de los ocupantes, a los que declaró como “delincuentes peligrosos” [8]. “Estos primeros arrestos, según el South China Morning Post, son el preludio de una próxima ola de detenciones contra ‘docenas’ de sospechosos, ya identificados, de haber participado en el asalto al Parlamento” [9].
Sin embargo, este endurecimiento creciente de la represión no parece suficiente, por ahora, para detener el proceso. El viernes 5, varios miles de manifestantes se sumaron a una concentración llamada por las “Madres del Movimiento de los Paraguas” en apoyo a los jóvenes y reclamando la libertad de los detenidos. Ya hay otras movilizaciones convocadas con el mismo objetivo [10].
Los propios activistas impulsores del proceso se proponen seguir la lucha: «Pase lo que pase, no perderemos el ánimo. La resistencia no es una cuestión de un día, es a largo plazo”, declaró Jason Chan, un trabajador contable de 22 años [11].
El debate dentro del “movimiento democrático”
Al mismo tiempo, este endurecimiento de los métodos de lucha ha abierto un profundo debate dentro de lo que podemos denominar “movimiento democrático”: los sectores más ligados a la burguesía de Hong Kong se oponen a esta radicalización. En uno de los reportajes realizados dentro del propio recinto del Consejo Legislativo (emitidos por los noticieros occidentales ya citados), un diputado del Partido Demócrata dijo que apoya las reivindicaciones de los jóvenes y repudia la represión pero que no está de acuerdo con los métodos que llevan a un enfrentamiento violento [12]. Este partido, muy ligado a los partidos de los países imperialistas, aspira sí a elección directa del Jefe de Gobierno Regional pero en el marco de una negociación que mantenga la Ley Fundamental de 1997.
Una posición que parece ser compartida por sectores de base: «Cuando escuché que había enfrentamientos afuera (del Parlamento) realmente me preocupé […] Espero que estos jóvenes sean racionales», declaró a la AFP Amy Siu, una contadora de 37 años que participaba en la manifestación previa a la ocupación [13].
Por otro lado, comienza a caerse la careta del supuesto apoyo de los gobiernos imperialistas a esta lucha democrática (y a verse su real apoyo a la política del régimen y a Beijing). “El secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt (que aspira a ser el próximo primer ministro) dijo el viernes 5 que no apoyó las protestas en Hong Kong y que repudiaba toda violencia” [14]. En el mismo sentido, la Unión Europea (UE), a través de un comunicado de su jefa diplomática, Federica Mogherini, llamó a «evitar la escalada» y a un “diálogo”. El comunicado agrega: «Las acciones de hoy por parte de un pequeño número de personas no son representativas de la gran mayoría de los manifestantes, que han sido pacíficos» [15].
Algunas conclusiones
En el artículo ya citado, el diario de Barcelona La Vanguardia analiza que “El asalto al Parlamento podría suponer un antes y un después en la evolución de un movimiento hasta hace poco pacífico”. Coincidimos con esta conclusión. Cabría agregar, como hemos dicho, que ese punto de inflexión ha abierto un profundo debate en el movimiento (y la hipótesis de una posible división) entre esa amplia vanguardia juvenil con peso de masas que se radicaliza y el sector que quiere retroceder a la resistencia pacífica y la negociación, caminos que ya se han mostrado totalmente inútiles.
Además de su magnitud (recordemos los cientos de miles que apoyaron “esta forma de expresarse” en la consulta del Hong Kong Economic Times), esa vanguardia va ganando peso creciente en el movimiento. “Hicieron lo que creyeron que tenían que hacer por el bien de Hong Kong. No debemos juzgar si hicieron bien o mal. Debemos estar a su lado”, afirmó Dorothy Ho, portavoz de las Madres del Movimiento de los Paraguas [16]. Por nuestra parte, apoyamos firmemente la lucha democrática de los jóvenes de Hong Kong y consideramos muy positivos estos avances en sus reivindicaciones y métodos de lucha.
En el marco de ese apoyo, queremos reiterar dos consideraciones que hicimos en nuestro artículo anterior. La primera: “es esencial el ingreso de la clase obrera con su fuerza, su organización y sus métodos (algo que ya comienza a darse), para que pase a ser protagonista de la lucha”. La segunda es que este enfrentamiento no es solo contra las autoridades locales de Hong Kong sino, fundamentalmente, contra el régimen dictatorial de Beijing, su verdadero apoyo. En estas condiciones, “esta lucha democrática, necesariamente debe encontrar solidaridad y extenderse a China continental. Cualquiera sea la alternativa que se considere correcta (autonomía o independencia), ella solo podrá concretarse si, junto con los trabajadores y las masas de China continental, se avanza a derribar el régimen chino (‘Abajo la dictadura’)”.
Notas:
[1] Ver imágenes en los reportajes de la TV española y portuguesa https://www.eitb.eus/es/noticias/internacional/videos/detalle/6518141/videomanifestantes-toman-fuerza-parlamento-hong-kong-1-julio-2019/
https://pt.euronews.com/video/2019/07/01/manifestantes-tentam-invadir-parlamento-de-hong-kong
[3] https://elpais.com/internacional/2019/07/04/actualidad/1562248602_570462.html
[4] Ídem.
[5] Ídem.
[6] Ver artículo “Ser joven en la ciudad más cara del mundo”, en la nota citada de El País.
[9] https://elpais.com/internacional/2019/07/04/actualidad/1562229217_113705.html
[11] https://elpais.com/internacional/2019/07/04/actualidad/1562248602_570462.html