Rojava (Kurdistán sirio): Un Estado burgués atípico [Parte 1]
En los primeros meses de 2015, las milicias kurdas que defendían la ciudad de Kobane derrotaron a las fuerzas del reaccionario Estado Islámico (EI). Una victoria que impactó al mundo porque la lograron en condiciones de inferioridad militar, desventaja que cubrieron con una alta moral combatiente. Parte importante de las milicias kurdas estaban compuestas por jóvenes y valientes mujeres, y muchos batallones también eran comandados por ellas. Desde la LIT-CI apoyamos esta lucha y festejamos este triunfo, y destacamos el papel central en la lucha jugado por las mujeres de Rojava.
Por: Alejandro Iturbe
Al mismo tiempo, en medio de una región cada vez más convulsionada (con países, como Siria e Irak, fracturados territorialmente en una encrucijada de conflictos militares), este hecho trajo a la primera plana de la prensa internacional la realidad del pueblo kurdo y su lucha histórica por conseguir su propio Estado unificado. En el artículo “Sobre la lucha del pueblo kurdo” analizamos y desarrollamos una posición sobre ella (1). Iniciamos aquí una serie de artículos de actualización.
De aquel material, quiero recordar dos elementos. El primero es informativo: el pueblo kurdo es la mayor nacionalidad de Medio Oriente sin Estado propio, ya que el Tratado de Lausana (firmado en 1923 para repartir los dominios del imperio turco-otomano, derrotado en la Primera Guerra Mundial) les negó ese derecho. El pueblo kurdo quedó dividido entre cuatro países (Turquía, Irán, Irak y Siria) en los tenía el carácter de una nacionalidad oprimida.
El territorio del Kurdistán histórico abarca unos 400.000 km2 (190.000 en Turquía, 125.000 en Irán, 65.000 en Irak y 15.000 en Siria). En ese territorio se encuentra una parte importante de las reservas petrolíferas iraquíes e iraníes, y casi la totalidad del petróleo sirio. Aunque no existen censos rigurosos, se estima que hay entre 30 y 40 millones de kurdos: 16 millones en Turquía (12 en el Kurdistán turco y 4 en otras regiones del país), más de 8 millones en Irán, 7 millones en Irak y 2 millones en Siria. Hay además, una diáspora establecida en otros países, de cerca de 2.000.000 (su mayor parte en Europa, de los que 700.000 están en Alemania).
El segundo elemento que rescatamos es nuestra posición sobre la lucha de los kurdos, a la que diferenciábamos de otras nacionalidades oprimidas:
Como marxistas revolucionarios, no estamos a favor de la atomización de los Estados existentes. Por el contrario, luchamos por la integración de Estados plurinacionales y federativos, libremente constituidos, cada vez mayores. Pero si una nacionalidad oprimida define que quiere su independencia, pasamos a apoyar y defender incondicionalmente esta decisión. (…) El caso kurdo es especial: es evidente que se trata de una nación oprimida, pero no lo es en un solo país sino que está dividida y oprimida en cuatro países. Por eso, la única forma de ejercer su autodeterminación es romper esa división y reunificarse. Así, como punto de partida, reconocemos y defendemos su derecho de separar sus territorios históricos de los Estados que integran y constituir su propio Estado independiente (y apoyamos plenamente su lucha en este sentido). Creemos que, en este caso, no se trataría de una atomización de los Estados sino, por el contrario, de una reunificación de carácter progresivo.
A partir de eso, agregábamos:
La consigna de construcción de un Estado kurdo unificado no es una consigna socialista sino democrático-burguesa. Pero que se transforma en una fabulosa propuesta transicional de movilización porque, por un lado, es una aspiración profundamente sentida por los millones de kurdos y, por el otro, solo podrá concretarse con una durísima lucha internacional contra las burguesías nacionales de los países que los oprimen y contra el propio imperialismo que, desde hace décadas, les niega ese derecho. Con respecto a esta consigna, se produce una situación similar que con la de “Palestina laica, democrática y no racista en todo su territorio histórico”, abandonada por la casi totalidad de las direcciones palestinas. También las direcciones kurdas (como el PKK-PYD, el HDP y PDK) abandonan la lucha por el Estado kurdo unificado. Por el contrario, nosotros debemos mantenerla a fondo, como propuesta programática y como llamado de lucha.
Nuestra posición sobre las autonomías kurdas
Es con este doble marco de fondo que analizamos el hecho de que este pueblo había logrado el control de dos regiones autónomas: una en Irak (que ellos llaman Basur) y otra en Siria (los kurdos la denominan Rojava), en los hechos, dos Estados o embriones de Estados propios.
Aunque los procesos que llevaron a ellas eran muy diferentes, “consideramos que las autonomías logradas en Irak y en Rojava son un avance en esta dirección y, por eso, deben ser defendidas. Pero que no tienen ser consideradas como el ‘objetivo final’ sino que deben ser puestas al servicio de la lucha por lograr el Estado kurdo unificado”.
Completábamos nuestra posición señalando que “no damos ningún apoyo ni llamamos a confiar en las actuales direcciones kurdas, tanto por su carácter de clase (burgués o pequeño burgués) como por la política que llevan adelante (como el abandono de la lucha por el Estado kurdo unificado). Esto significa que, siendo parte del campo de la lucha del pueblo kurdo, las combatimos políticamente, llamamos a luchar contras sus políticas que van contra la lucha unitaria de los kurdos (como los acuerdos con el imperialismo y Putin) y les exigimos que apliquen políticas que impulsen esta lucha”.
El debate sobre Rojava
El proceso de Rojava fue el más conocido y el que generó amplias simpatías internacionales. Dentro de ella, sectores e intelectuales de izquierda y anarquistas sostenían que allí se estaba construyendo un nuevo Estado obrero en camino hacia el socialismo o, incluso, la aplicación de los principios anarquistas de organizar un país sin un Estado centralizador y organizado sobre organismos de “democracia de base”.
En ese artículo, caracterizamos como equivocadas ambas definiciones y debatimos con ellas. Frente a los anarquistas, sostuvimos que en Rojava sí se estaba construyendo un Estado que tenía sus instituciones centralizadoras y, esencialmente, sus propias fuerzas armadas, las milicias del PYD (2).
Quedaba por definir el carácter de clase y la dinámica de ese Estado. En debate con los que caracterizaban que se trataba de un Estado socialista o en transición hacia el socialismo, decíamos que “detrás de la ideología y el lenguaje ‘ecosocialista’ y del ‘confederalismo democrático’ [del PYD], lo que está en proceso es la construcción de un Estado burgués “atípico”, un poco diferente que los que conocemos habitualmente, tanto por las bases objetivas de las que parte como por la expresión parcial de esta propia ideología”.
Para entender este debate, retomamos el análisis realizado sobre el Estado surgido en 2012:
“Este Estado hereda la tierra y los servicios públicos que antes eran propiedad del Estado sirio. Es decir, pasa a ser propietario de los principales recursos económicos y, al mismo tiempo, se asienta sobre una estructura económica atrasada, casi sin burguesía. […] Durante el dominio sirio, no existía una burguesía kurda en Rojava en el sentido más estricto de la palabra. Para ser más exacto, era de una gran debilidad: casi una proto-burguesía o pequeña burguesía agraria, comercial y artesanal”. Si a esto sumamos el hecho de que el territorio era dominado por las milicias YPG (Unidades de Protección Popular), tenemos sí la forma o el aspecto externo de un Estado no capitalista.
Sobre esta base: “Podemos caracterizar al PYD como una dirección no obrera o pequeñoburguesa que tomó el poder y ahora controla un Estado. Un hecho de estas características no es nuevo: ya se dio en el pasado en países como la ex Yugoslavia, China, Cuba, Nicaragua… En esas situaciones, se daba una contradicción aguda entre la superestructura (régimen y gobierno), que no era controlada por la burguesía, y la estructura económica del país (que seguía siendo capitalista). Una contradicción que podía resolverse a través de dos alternativas. En la primera, esa dirección avanzaba más allá de sus intenciones originales en su ruptura con la burguesía y el imperialismo y los expropiaba, comenzando así la construcción de nuevo Estado obrero (fue lo que sucedió en la ex Yugoslavia, China y Cuba); en la segunda, la dirección no avanzaba en la ruptura ni en la expropiación y reconstruía un Estado burgués ‘normal’ (lo que sucedió con el sandinismo en Nicaragua). No existen alternativas ‘intermedias’. La situación de Rojava presenta una diferencia con la de los países a que nos hemos referido. Mientras que en ellos existía un cierto grado de desarrollo capitalista y, por lo tanto, burgueses nacionales e imperialistas a los que había que expropiar, en Rojava, por el desarrollo histórico anterior, las principales palancas de la economía quedaron en manos del nuevo Estado, que planifica de modo central las actividades económicas. Pero se llega a esta situación sin que la dirección haya tenido que impulsar una política de expropiación”.
¿Cómo se desarrolló la realidad?
La dirección el PYD tenía las condiciones de avanzar en la dirección que ella misma eligiese. Nosotros creemos que definió construir “estado capitalista ‘atípico’ con mucha intervención del Estado […] Esta realidad se explica tanto por el carácter de clase pequeñoburguesa de la dirección del PYD como por el de su base social (también pequeñoburguesa) sin que exista la presión o la acción de un proletariado por sus propias reivindicaciones y programa. Tampoco la necesidad de actuar de ‘contragolpe´ contra una burguesía nacional y un imperialismo que dominen la economía nacional y ataquen el proceso (como definió el Che Guevara el proceso cubano entre 1959 y 1961)”.
En este punto, es imprescindible contrastar los análisis y pronósticos que estaban en debate con lo sucedido en la realidad. Creemos que el que realizamos en el mencionado artículo fue el que se verificó. Para fundamentar esta conclusión, recurriremos a dos fuentes muy diferentes.
La primera es un artículo escrito para la página de Al Jazeera por Andrea Glioti (un periodista italiano residente en Londres, simpatizante del proceso de Rojava, que viajó a la región y permaneció varios meses para conocer en directo e informar de esa experiencia). Al retornar a Londres, en ese artículo, Glioti (repetimos, un simpatizante del proceso) realiza diversas críticas al gobierno del PYD-PKK sobre la fuertes contradicciones entre su propuesta “en los papeles” y lo que hacía en la realidad.
Una de ellas es que “la propiedad privada está oficialmente consagrada en la Carta [Constitución de Rojava], una provisión que salvaguarda los privilegios de los propietarios de tierras a la vez que los alienta a invertir en proyectos agrícolas patrocinados por las autoridades de Rojava”. En otras palabras, el gobierno del PYD-PKK está impulsando el surgimiento de una “burguesía de la tierra”.
Este hecho es corroborado por la revista británica The Economist que analiza que la economía de Rojava comenzaba a ser “viable” porque además de abastecerse, ya tenía excedentes en la producción de petróleo crudo, ganado ovino, granos (solo consumen 30% de lo que se está produciendo) y algodón, que comenzaban a exportarse a través de la frontera con el Kurdistán iraquí (Basur), abierta a partir de los primeros meses de 2016.
El punto débil es la producción de energía y combustibles: la refinería de Jezira funciona solo al 5% de su capacidad por falta de productos químicos para el refinado. Esto se ha cubierto con la instalación de refinerías casera de diésel de baja calidad. Como solución más de fondo, el gobierno del PYD busca inversiones extranjeras para construir una usina (y también una planta de fertilizantes) (4).
En resumen, creemos que estas dos visiones opuestas (por “izquierda” y por “derecha” podemos decir) corroboran el análisis que hemos hecho el año pasado.
Notas:
(1) http://litci.org/es/teoria/sobre-la-lucha-del-pueblo-kurdo/
(2) La dirección del proceso de Rojava es el PYD (Partido de la Unión Democrática) muy ligado al PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) de Turquía. En el material citado analizamos la historia y la evolución ideológica y política de esta corriente.
(3) http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2016/08/rojava-libertarian-myth-scrutiny-160804083743648.html – Original en inglés, traducción nuestra.