Sáb Jul 27, 2024
27 julio, 2024

Riazanov: Sobre el Anti-Dühring de Engels

David Riazanov

(1928)

Prefacio al Anti-Dühring, Moscú 1928.

Pasaron cincuenta años desde la aparición del Anti-Dühring como libro. El prefacio a la primera edición fue escrito por Engels el 11 de junio de 1878. Esta fecha, no obstante, no es muy precisa. Los artículos contra Dühring fueron impresos por primera vez en el Vorwärts, el órgano central de la socialdemocracia alemana. El primer artículo apareció el 3 de enero de 1877. La primera parte del libro, Filosofía, fue publicada en diecinueve ediciones hasta el 13 de mayo de 1877. Después de eso, hubo una interrupción. La segunda sección, Economía Política, comenzó a aparecer el 27 de julio, ocupó nueve números y fue concluida el 30 de diciembre de 1877. La tercera sección, Socialismo, apareció luego de un intervalo considerable que duró más de cuatro meses. Fue publicada en cinco números, comenzando el 5 de mayo y terminando el 7 de julio de 1878. Así, el último capítulo fue impreso en el Vorwärts un mes después de haber sido mostrado en el prefacio.

Cuando hablamos de la importancia del Anti-Dühring es necesario tener en cuenta la posición de la socialdemocracia alemana en aquel momento. Es bien conocido –especialmente para aquellos que estudiaron las disputas en torno al Programa de Gotha– cómo era inadecuada la base teórica marxista de la socialdemocracia alemana en 1875. Las disputas que ocurrieron en torno a este proyecto de programa comprometedor son bien conocidas. Pero eso aún no da una imagen completa del nivel marxista extraordinariamente bajo que en la época era característico de la socialdemocracia alemana. En un aspecto, Mehring estaba cierto. Si Marx y Engels estaban insatisfechos con Liebknecht por causa del acuerdo hecho con los lassalleanos[1] en materia de programa y táctica, era porque sobreestimaron la comprensión marxista en las filas de los “eisenachianos”, esto es, en las filas del partido que se consideraba marxista. Si tomamos el órgano central de la socialdemocracia, incluso después de la unificación, no encontraremos más que un socialismo increíblemente confuso, casi vulgar. Fue una mezcla monstruosa de algunas proposiciones de Marx con algunas de Lassalle, y con toda una serie de tesis, cuyo origen se encuentra en la literatura burguesa contemporánea. Basta observar cómo, a partir de 1873, la autoridad de Dühring creció cada vez más.

Los camaradas familiarizados con el Anti-Dühring normalmente tienen la impresión de Dühring casi como un cretino absoluto. Pero Dühring no era idiota. Él era una gran figura. Él tenía lo que hace a muchos de esos hombres activos inmediatamente atrayentes para la juventud, o sea, las cualidades de un hombre con una educación enciclopédica, que se orientaba de forma inusitadamente libre en cuestiones de ciencia natural, filosofía, economía política y socialismo. Él era un hombre que podía dar a la generación más joven, como se decía popularmente, “un sistema de verdad”. Él dio un sistema completo de visión del mundo, dio respuestas a todas las preguntas problemáticas. Además de eso, él era un hombre conocido por la generación más joven por su odio a los profesores y por su vida personal no especialmente feliz, como sería de esperar de un hombre que perdió la visión a los 28 años y fue obligado a adquirir todo su conocimiento con la ayuda de otras personas, casi por acaso. Él era un hombre que vivía en gran pobreza. Todo eso generó simpatía para con él.

El patrocinador de Dühring en la socialdemocracia alemana fue Berstein. Tenemos, por lo menos, cinco recordaciones sobre Bernstein en esta interesante fase de su vida. En todas ellas él reconoce ser un discípulo muy celoso y fervoroso de Dühring. Él infectó a Fritsch, Most, Bebel y Bracke como la “Dühringmanía”. Él escribe que en 1873 nunca perdía una ocasión de oír las palestras de Dühring y siempre llevaba con él, en su entusiasmo, a toda una serie de camaradas, incluyendo extranjeros, en su mayoría rusos. Él dio el libro de Dühring a Bebel, entonces en la prisión, y Bebel escribió desde la prisión, un artículo titulado Un Nuevo Comunista, en marzo de 1874.

Bebel termina su artículo de la siguiente manera:

“Todas nuestras consideraciones contra la concepción de Dühring no se refieren a sus visiones fundamentales. Nosotros las consideramos irreprensibles, y lo consideramos con total aprobación. Y no hesitamos en declarar que, después de El Capital de Marx, el nuevo trabajo de Dühring pertenece a lo mejor que la nueva era produjo en la esfera económica. Nosotros, por lo tanto, recomendamos vivamente el estudio de su libro”.

Esta fue la respuesta de Bebel, que estaba insatisfecho con la unificación en el congreso de Gotha, con el acuerdo de Gotha. Se puede fácilmente imaginar cómo este artículo fue recibido en Londres. Tenemos pruebas de que Engels envió inmediatamente un pedido a Berlín en cuanto a quien escribió este artículo. Liebknecht se apresuró en reafirmar a Engels (13 de junio de 1874):

“Es claro, es imposible evitar tonterías, pero luego que son reconocidas, ellas son, en la medida de lo posible, corregidas. ¿Usted tiene alguna base para creer que Dühring es un inútil o un enemigo clandestino? Todo lo que me es conocido sobre él me fortalece en la creencia de que, aun cuando sea confuso, es indudablemente honesto y permanece sin reservas de nuestro lado. El artículo denunciado por usted no era totalmente correcto y fue escrito con una medida ilimitada de entusiasmo. En todo caso, las intenciones del autor fueron ciertamente buenas y el artículo no produjo un efecto malo”.

Un poco más tarde, Bloss declara a Engels, escribiendo desde la prisión:

“En relación con Dühring usted tiene razón… en su Historia Crítica del Socialismo y Economía Política, él escribió mucha estupidez. Solo ahora leí este libro”.

Después que Liebknecht y particularmente Bloss se tornaron más conocedores de Dühring, Liebknecht envió un pedido a Engels el 1 de febrero de 1875, para que él escribiese un artículo sobre Dühring. Lamentablemente, no hay cartas de Engels a Marx en lo que respecta a eso, pero, obviamente, ellos hicieron mucho barullo. Liebknecht escribe:

“¿Cuándo será posible recibir de usted algún trabajo sobre Dühring, que en la segunda edición de su Historia de la economía política nuevamente repitió todas sus numerosas estupideces sobre Marx? Yo estaba asistiendo las palestras de este hombre antes de Navidad. Megalomanía, y al mismo tiempo un odio furioso de Marx, esto es todo. Pero él se enraizó muy fuertemente entre nuestra gente, especialmente en Berlín, y, consecuentemente, es necesario examinarlo a fondo. Usted probablemente tiene la segunda edición; si usted no la tuviere, nosotros se la enviaremos”.

En una segunda carta, no directamente para Engels o Marx sino para la esposa de Engels, Liebknecht agregaba:

“Usted debe decir a Engels que él precisa lidiar a fondo con Dühring, pero es necesario recordar una cosa: Dühring está literalmente muriendo de hambre”.

Engels no concordó de buena gana. Se resistió por un largo tiempo; a partir de su correspondencia con Marx sabemos que esa tarea no lo atraía particularmente, tanto más cuando en ese momento él estaba en pleno fervor de su ocupación con las ciencias naturales. Fue poco antes de haber comunicado a Marx y a Schorlemmer las tesis básicas de su dialéctica de la naturaleza. Él estaba presto a expandirlas en una obra especial, y no quería desviarse de este trabajo y ocuparse con una polémica contra Dühring. Engels se interesó por él en el inicio de los años sesenta [siglo XIX], cuando él escribió una de las primeras críticas a El Capital. Ellos ya habían descubierto en esa época que él era un “docente especial”[2] en economía política y un colaborador del periódico oficial Staatsanzeiger, para el cual Marx se había recusado a contribuir, y que Dühring había abierto un proceso contra el conocido Consejero Wagener, en lo que respecta a la autoría de una cierta producción, un informe escrito para Bismarck, sobre la cuestión socialista. Wagener creyó que él fuese un “docente especial” común y puso su propia firma en el informe. Dühring abrió una acción judicial contra él y ganó. Marx y Engels estaban conscientes de que Dühring era un gran admirador de Carey y List en la esfera de la economía política, que no eran conocidos por los camaradas más jóvenes.

Consecuentemente, Engels, que acababa de comenzar a abordar un asunto más interesante, no estaba dispuesto a ocuparse de Dühring. Y, a partir de la correspondencia es posible ver cuánta presión fue hecha por parte de Liebknecht para que Engels finalmente asumiese el trabajo.

En 1875-76 el culto a Dühring se hizo cada vez más fuerte.

“En lugar del lema de lucha ‘Lassalle o Marx’”, escribe Bernstein en su más reciente autobiografía, “parecía haber un nuevo eslogan, ‘Dühring o Marx y Lassalle’. Y en todo eso yo tuve buena parte de la responsabilidad”.

Fueron hechas varias tentativas de utilizar el Vorwärts para promover a Dühring. En realidad, Liebknecht se metía en una lucha tenaz, después de haber permitido este error por parte de Bebel, a fin de no permitir que el Vorwärts fuese convertido en un órgano que exaltase a Dühring como un pensador en un nivel de igualdad con Marx. La cuestión se hizo aún más complicada cuando Most escribió un gran artículo filosófico sobre Dühring y lo envió a Liebknecht. En 1876, Most hasta sobrepasó a Bernstein en su admiración a Dühring; como un trabajador enérgico y un magnífico agitador, él ganó para Dühring gran popularidad entre los obreros de Berlín, pues el Berliner Freie Presse, el órgano de la Organización de Berlín, sufría mucha influencia de Most.

Al recibir el artículo de Most, Liebknecht lo mandó a propósito a Engels, porque él presumió que Engels, después de leerlo, entendería que, le gustase a él o no, era necesario iniciar el trabajo sobre Dühring. Engels finalmente concordó en escribir una serie de artículos sobre Dühring y comenzó la tarea.

No voy a detenerme más detalladamente en este punto, porque la correspondencia de Marx y Engels da toda una serie de indicios de la reluctancia con la que Engels se dirigió, en el inicio, a este asunto. En todo caso, no pudo enviar el primer artículo antes del otoño de 1876. Esta fue la primera sección, sobre Filosofía.

Pero aquí ocurre un pequeño contratiempo: Liebknecht no esperaba que Engels enviase su artículo tan tarde. Él lo esperaba más temprano, en el inicio de la campaña electoral – las elecciones ocurrieron en enero de 1877. Es comprensible que Liebknecht y un número de otros camaradas estuviesen extremadamente ocupados con la campaña electoral para prestar atención en cómo los artículos de Engels serían impresos. Es claro que Engels estaba plenamente justificado en su insatisfacción. Habría sido imposible hacer uso de los artículos de Engels de forma peor que la que fue hecha por el Vorwärts durante enero de 1877. Los capítulos de la sección sobre Filosofía fueron impresos con errores abundantes, y fueron divididos aleatoriamente, sin cualquier lógica. Recibiendo sus artículos en esta forma vergonzosa, Engels estaba casi fuera de sí y bramaba a los editores en sus cartas, viendo en todo eso casi una intriga de los partidarios de Dühring. Tal pensamiento ocurriría, de hecho, muy naturalmente, a cualquier persona que viese cómo esta sección del Anti-Dühring fue impresa.

Finalmente, Engels escribió una de sus más duras cartas a Liebknecht. Las cartas de Engels a Liebknecht eran siempre escritas en términos muy claros, pero esta era una carta más que clara. Engels acusó a Liebknecht de todos los pecados mortales. Pero Liebknecht siempre demostró gran paciencia con relación al “viejo”. Explicó a Engels que todo se debía a la campaña electoral, y finalmente la paz fue hecha entre ellos, pero eso fue seguido inmediatamente por un nuevo incidente: el famoso Congreso de Gotha de 1877. La última parte de la sección sobre Filosofía fue impresa el 13 de mayo de 1877 y el Congreso de Gotha ocurrió del 27 al 29 de mayo de 1877. Veamos cómo la historia de este Congreso es dada por dos autores. En primer lugar, oiremos a Mehring:

“Cuán grandemente el libro de Engels era necesario fue mostrado tal vez de la forma más impresionante por la recepción un tanto desfavorable por parte del Partido. Most y los otros estuvieron cerca de cerrar las columnas del Vorwärts a él, dando así para el hereje Engels un destino semejante al ya dado para Dühring por la camarilla oficial de la universidad. Felizmente, el Congreso de 1877 no dio ese paso; puramente con base en consideraciones de orden práctica decidió continuar la publicación de esa polémica puramente científica en su periódico, pero apenas en un suplemento científico al órgano central. No obstante, no pocas palabras afiladas fueron dichas. Neisser acusó al consejo editorial del Vorwärts de no hacer esfuerzos suficientes para una adecuada supervisión del trabajo de Engels, y Walteich, que ha había criticado a Lassalle, observó, con su manera arrogante, que el tono de Engels condenaba su gusto literario a la ruina y por su causa el mensaje espiritual proporcionado por el Vorwärts estaba tornándose absolutamente intragable”.

Este es el relato de Mehring. Pasemos ahora a la historia de Bebel:

“Todavía más desagradable fueron los debates provocados por Most sobre el asunto de los artículos de Engels dirigidos contra Dühring en el Vorwärts. Este último había conseguido que casi todos los dirigentes del movimiento obrero de Berlín quedasen de su lado. Fui también de la opinión de que, para fines de agitación, era necesario apoyar y utilizar toda tendencia literaria que, como las obras de Dühring, criticaba duramente el orden social existente y se declaraba a favor del comunismo. Desde este punto de vista, en 1874 yo ya había escrito para el Volkstaat, desde la prisión, dos artículos bajo el título Un nuevo Comunista, en el cual examinaba las obras de Dühring. Ellas habían sido enviadas a mí por Eduard Bernstein que, en aquella época, juntamente con Most, Fritsch, etc., pertenecía a los más fervorosos admiradores de Dühring. La circunstancia de que Dühring entró rápidamente en conflicto con las autoridades de la universidad y con el gobierno –un conflicto que terminó con su despido de la Universidad de Berlín en junio de 1877– elevó aún más su prestigio a los ojos de sus seguidores. Todo eso llevó a Most a presentar la propuesta de que, para el futuro, artículos como los de Engels contra Dühring, que no presentasen ningún interés a la gran masa de lectores o evocasen la insatisfacción de los lectores, no deberían más ser publicados en el órgano central”.

Tanto Bebel como Mehring, no obstante, no muestran exactamente lo que ocurrió en el Congreso. Había cosas aún más desagradables. Las observaciones de Neisser ya fueron dadas por Mehring. Liebknecht se indignó contra Neisser. En seguida, Most y sus compañeros presentaron una resolución para que el Congreso declarase que “artículos como los recientes de Engels contra Dühring son totalmente desprovistos de interés para los lectores del Vorwärts, y deben ser removidos del órgano central”.

Liebknecht, es claro, quiso protestar, pero se introdujo inmediatamente otra propuesta por Kleimich y sus compañeros, [sobre] que “las discusiones sobre la propuesta de Most y otras propuestas relativas a los artículos de Engels en el Vorwärts deberían ser introducidas apenas desde el punto de vista práctico y nunca desde el punto de vista del principio o de la ciencia”.

Esta resolución de Kleimich fue aprobada por treinta y siete votos a treinta y seis. Después de esto, Liebknecht declaró que las discusiones perdieron todo el significado si sobre esta cuestión era posible hablar solamente desde el punto de vista práctico. Entonces Bebel y sus compañeros introdujeron una resolución como sigue:

“Llevando en consideración el cumplimiento (!) de los artículos de Engels contra Dühring y presumiendo que, en el futuro, ellos van a tornarse aún más largos, y teniendo en cuenta que la polémica que está siendo realizada por Engels en las columnas del Vorwärts contra Dühring o contra sus adeptos va a dar a este último y sus adeptos el derecho de responder con artículos igualmente largos y, de esta forma, tomar excesivamente el espacio del Vorwärts, y teniendo en cuenta que nuestra causa no tiene nada que ganar con eso, ya que es una cuestión de disputa puramente científica, el Congreso resuelve que la publicación de los artículos de Engels contra Dühring en el cuaderno central del Vorwärts cesarán, y que todos esos artículos deberán ser impresos en el suplemento científico: suplemento del Vorwärts o como un folleto separado. Y, del mismo modo, todos los futuros debates en lo que respecta a este asunto especial deberán ser removidos del cuaderno central del Vorwärts”.

Esta resolución fue aceptada por el Congreso después que Most retiró su resolución y se identificó con la propuesta de Bebel. Así, en este Congreso, Bebel desempeñó un papel considerablemente diferente del descrito en sus memorias.

Liebknecht, en una de sus cartas a Engels escribe que, lamentablemente, él no tuvo chance de conversar sobre estas cosas con Bebel, y Bebel cometió ese error. De cualquier modo, todo este episodio relativo a los artículos de Dühring y Engels en el órgano central, cuyo editor principal era Liebknecht, y en el cual Bebel tenía gran influencia, es muy característico del calibre intelectual del Partido Socialdemócrata alemán de ese tiempo.

La policía y las autoridades universitarias vinieron nuevamente en ayuda de Duhring. El congreso terminó en mayo de 1877. Engels tuvo que continuar sus artículos. Justamente en ese período, Dühring alcanzó el auge de su popularidad. El Ministerio de Educación levantó la cuestión sobre el despido de Dühring de la Universidad de Berlín. Este fue uno de los grandes eventos en la Europa de la época, y fue seguido atentamente en nuestra propia patria donde, ya antes de eso, el pueblo había comenzado a interesarse por Dühring. Mikhailovsky escribió un largo artículo en Notas de la Patria con el nombre Escándalo en la Universidad de Berlín. El Vorwärts y Liebknecht también fueron obligados a salir en defensa de Dühring, pues era imposible dejarlo a merced de las autoridades universitarias. Una serie de artículos apareció en el Vorwärts en defensa de Dühring, y esta vez no como autor de un sistema definido sino simplemente como defensor de la libertad de la ciencia, que era necesaria defender contra el Estado policial prusiano. El Vorwärts publicó hasta incluso poemas y odas en homenaje a Dühring, bien en el intervalo entre la publicación de la primera y la segunda secciones del Anti-Dühring. Muchos jóvenes estudiantes –Schippel, Emmanuel Wurm, Firek, Manfred Wittich– vinieron en defensa de Dühring junto con Fritsch y Most, el último organizando reuniones de trabajadores, etc., los otros, por su lado, organizaron una serie de reuniones de estudiantes, donde Dühring fue defendido como un representante de la ciencia oprimida. Mehring declara en su Historia de la Socialdemocracia Alemana que este fue el último movimiento idealista entre los estudiantes alemanes.

Dühring, que atraía simpatía como un sabio perseguido por el Estado, mientras tanto, expulsó a casi todos sus adeptos por su carácter insoportable. En el momento en que alcanzó su mayor éxito al aproximarse de los trabajadores de Berlín y de sus dirigentes, cometió una serie de actos que hicieron imposible cualquier tipo de trabajo conjunto con él. Así, él quiso oponer una academia libre a la universidad estadual y elaboró reglamentos para esta academia, pero de tal tipo que él disgustó a los socialdemócratas de Berlín. Él se opuso a que su academia libre pudiese ser una universidad obrera, lo que se recusó a considerar, pues él no tenía la intención, como escribió, de dar a nadie la oportunidad de explotarlo. Bernstein sospechaba que Dühring, como escribe en dos variantes de sus memorias, organizó la campaña contra Engels en el Congreso de Gotha junto con Most. Y tenía motivos para eso.

El Berliner Freie Presse, en el cual Most y sus compañeros participaban, aún estaba defendiendo a Dühring in toto en octubre de 1878. Pero, en el comienzo de noviembre, ocurrió una ruptura completa. Dühring llegó a la conclusión de que Most y sus amigos tenían la intención de sacrificarlo para Liebknecht, y que ellos no cumplirían sus promesas en la medida en que no consiguiesen asegurar el fin de la publicación de los artículos de Engels en los Vorwärts. Así escribió Bernstein. Dühring declaró que los socialdemócratas simplemente deseaban utilizarlo para su partido, y así arruinar su carrera científica.

Bernstein, en otra variante de sus memorias, escribe: “No fue Engels quien mató a Dühring, sino Dühring que se mató”.

La misma idea es encontrada en una carta de Liebknecht a Engels. Naturalmente, eso es una exageración. Dühring perdió prestigio personal, pero el culto a Dühring aún no había vencido; era todavía necesario luchar con él, y eso fue mostrado más claramente precisamente en 1878. Se fundó la nueva revista El Futuro, cuyo antecesor era el suplemento científico del Vorwärts. El programa de esta revista, que pretendía servir de órgano científico central del partido, constituía una mezcla tan ecléctica que Engels escribió a Marx, con plena justificación, que se había desarrollado en Alemania un nuevo socialismo vulgar, digno de ser igualado al “verdadero socialismo” de 1845. Consecuentemente, Engels escribió los artículos subsiguientes contra Dühring, los de las secciones Economía Política y Socialismo, de una manera diferente. Golpeó a Dühring, pero también dirigió sus golpes contra Most, Fritsch, Liebknecht y Bebel. En algunos pasajes, Engels polemiza directamente contra ellos, aun cuando no los mencione por el nombre.

Resta decir algo sobre el significado del Anti-Dühring. Ya mencioné las principales causas de la popularidad de Dühring. Eso debe mantenerse siempre en mente. Dühring dio a la juventud revolucionaria una filosofía de mundo. Él les dio un sistema de ideas. Les dio un sistema de respuestas a preguntas incómodas. ¿Qué tenía un marxista en aquella época? Había un Manifiesto Comunista. Pero el Manifiesto Comunista, sin todo lo que lo había precedido, sin todos los datos preparatorios de los cuales fue la conclusión, sin el conocimiento histórico apropiado, era menos inteligible que el Programa de los Trabajadores de Lassalle. Se debe agregar aún que fue solo cuando una nueva edición fue publicada en 1872, después de quedar agotado por un largo tiempo, que alcanzó una circulación realmente grande. El Capital fue muy leído. Pero, incluso para Liebknecht, El Capital fue principalmente un libro que le dio material para un discurso en el Reichstag sobre la legislación de la clase trabajadora, que le proporcionaba material para algún discurso de aniversario [del partido, ndt], si quisiese mostrar hasta qué punto los trabajadores eran explotados por el capitalismo. Liebknecht estaba francamente convencido, en 1874, de que Buckle era el mayor de todos los historiadores y creador de una nueva concepción de la historia del mundo, mientras Marx era solo el creador de un nuevo sistema económico. Así como en Rusia, El Capital, en sus partes filosóficas e histórico-materialistas permaneció para los lectores de Marx “un capítulo no leído de un libro favorito”, como expresó Plejánov.

La colaboración literaria de Engels con el Volkstaat (Estado Popular), que apareció bajo la dirección de Liebknecht, comenzó en 1873. Él tuvo que responder a varias cuestiones prácticas. Un cierto Mühlberger escribió un artículo sobre el problema de la vivienda, que mostró que el Estado Popular había olvidado la diferencia entre Proudhon y el marxismo, y Engels usó esta oportunidad para dar una magnífica exposición de la diferencia entre Proudhon y el marxismo en este ejemplo concreto. Este era el modo alemán más erudito y más fundamental –escribir para una ocasión concreta. Aún faltaba una descripción de todo el sistema de la filosofía mundial. Esto fue determinado por primera vez en el Anti-Dühring. El propio Engels nos dice donde reside la importancia del Anti-Dühring:

“ella (la polémica contra Dühring) dio, por un lado, la oportunidad de desarrollar de forma positiva, en los temas muy variados tratados en el libro, mis opiniones sobre cuestiones de interés científico o práctico más general… Fue necesario entrar en todas sus concepciones y declarar las mías en oposición a las suyas. La crítica negativa se tornó, gracias a eso, positiva. La polémica fue transformada en una exposición más o menos conectada del método dialéctico y de la filosofía-mundo comunista defendida por Marx y por mí y, además, sobre una gama bastante abarcadora de asuntos”.

Engels reconoce así que la polémica contra Dühring lo indujo a presentar un sistema en oposición a otro sistema, una filosofía mundial en oposición a otra filosofía mundial. Y en eso reside el principal significado del Anti-Dühring. Marx y Engels, naturalmente, sabían –lo que solo ahora yo sé– que, en su carpeta de archivos estaba el manuscrito de La ideología alemana. Ellos sabían que tenían la posibilidad, en los años cuarenta, de colocar, en oposición a la filosofía burguesa del “verdadero socialismo”, su sistema de filosofía comunista mundial. Pero solo Marx y Engels sabían eso. Liebknecht, que había trabajado y vivido en estrecha colaboración con Marx y Engels durante doce años, no lo sabía. Los innumerables lectores no lo sabían y, naturalmente, ningún lector del Programa de Gotha podría haber tenido ninguna idea. Por primera vez, en 1878, en el Anti-Dühring fue expuesto un sistema de filosofía comunista que podría refutar la filosofía pequeñoburguesa en todas sus diversas variedades –y para esto, Marx y Engels, naturalmente, se basaron en su trabajo anterior.

Ahora (y este es un punto muy interesante), cuando leemos los capítulos de La ideología alemana dedicados a Feuerbach –ellos fueron publicados en los Archivos editados por el Instituto Marx y Engels– es posible establecer hasta qué punto Marx y Engels habían cambiado su punto de vista. No desde el tiempo de La Sagrada Familia –en la época el camarada Stepanov estaría en lo cierto–, pues el punto de vista adoptado por Marx y Engels en este trabajo ya había sido “retirado” en La ideología alemana. Esa fue una fase aún más remota. Esa era una aproximación al marxismo, pero no era aún marxismo.

En uno de sus artículos contra Heinzen, Marx dijo:

“Donde él consigue observar la diversidad, él no ve la unidad, y donde ve la unidad, él no ve la diversidad. Cuando consigue establecer varias definiciones, ellas quedan inmediatamente petrificadas en sus manos, y él considera como el sofisma más nocivo la definición de esas concepciones una contra las otras, como si se prendieran fuego y viniesen a la vida”.

Entre el punto de vista de La ideología alemana y el que se desarrolló en el primer volumen de El Capital no hay ningún tipo de “salto”. Las concepciones básicas que Engels desarrolló en el Anti-Dühring en la sección de Filosofía, aún en las partes relacionadas a las ciencias naturales, ya habían sido completamente formuladas en El Capital en una serie de observaciones, que fueron tan distorsionadas por Dühring. Engels desarrolló el método dialéctico que Marx y él ya habían creado desde 1846, desde el tiempo de La ideología alemana.

Cuando publiqué Dialéctica de la Naturaleza de Engels, que yo había descubierto, mi prefacio enfatizó que, en comparación con lo que Engels había dicho en el Anti-Dühring, este no contenía ninguna idea nueva. Escribí “ninguna idea nueva” intencionalmente. La tentativa insostenible de algunos compañeros de encontrar algunas diferencias entre el Anti-Dühring y Engels de la década del ochenta, que tenía “concepciones completamente opuestas”, surge del entendimiento poco claro de algunas observaciones en el Anti-Dühring y de una lectura desatenta del prefacio de Engels para la segunda edición del Anti-Dühring.

¿Qué dice Engels en este prefacio? Que él está lidiando con Dühring en un momento en que estaba pasando por un “proceso de reciclado” en lo que respecta a las ciencias naturales. Él usa una terminología poco exacta. No tenía a su disposición lo que necesitaba, y esperaba que él pudiese más tarde exponer su concepción en una forma más cuidadosamente pensada. Escribió eso en 1885. Quien lee cuidadosamente el prefacio de la segunda edición sabe que Engels, de manera consciente, por un sentimiento de peculiar tacto literario, se preocupó con cualquier cambio. Es preciso leer las cartas de Engels a Marx para comprender cuán difícil fue para Engels, por razones puramente humanas, escribir polémicas contra Dühring. Él dijo que era mucho más difícil para él escribir contra una persona ciega. Tuvo que luchar consigo mismo por un largo período para superar ese sentimiento claramente sentimental. Y, por lo tanto, dijo nuevamente en su prefacio, que él no podría haber escrito de otra forma que como lo hizo en 1878.

Ya referí, en mi introducción a Dialéctica de la Naturaleza, que Engels no conocía la tabla periódica de Mendeleiev cuando escribió el Anti-Dühring. No se debe olvidar que los artículos de la sección de Filosofía fueron todos publicados antes de mayo de 1877, y que habían sido enviados para publicación antes del otoño de 1876. Engels no tuvo oportunidad de estudiar la literatura técnica de química, que estaba difundida en varias revistas científicas. Se puede mencionar, para justificarlo, que solo en 1877 la exposición de la ley de Mendeleiev apareció en un “compendio” como el libro de química de Roscoe y Schorlemmer. Engels podría usarla para la segunda edición, en 1885, cuando tenía a su disposición una masa de material que confirmó sus concepciones básicas, pero deliberadamente no lo hizo. En el prefacio de la segunda edición él da la sugerencia de un trabajo futuro, pero no cambia de opinión. La misma concepción básica formulada en el Anti-Dühring aparece en notas y proyectos de artículos escritos después de 1878, solo que mejor explicada. En relación con esto, cualquier tentativa de probar una contradicción entre Engels en 1878 y 1882, basada en el deseo de colocar un nuevo rótulo en una vieja idea, está condenada al fracaso absoluto.

Después del Anti-Dühring, Engels tuvo la oportunidad de desarrollar más plenamente algunos de los conceptos formulados brevemente en la sección filosófica de su polémica contra Dühring. En su trabajo especial sobre Feuerbach hizo una exposición detallada de sus propias relaciones y la de Marx con la filosofía de Hegel y Feuerbach. En conexión con eso, Engels también dio una respuesta positiva a un gran número de cuestiones relacionadas con la filosofía, la ética y las ciencias sociales. De esta forma, el libro de Engels sobre Feuerbach se hace no solo un complemento importante sino también un excelente comentario sobre los capítulos correspondientes del Anti-Dühring. No menos importante ahora, en este contexto, son las partes que publiqué de La ideología alemana y la Dialéctica de la Naturaleza.

Se debe llamar especialmente la atención para la brillante descripción de Engels, en la primera parte, sobre el origen y el desarrollo de la idea de igualdad. Marx ya había mostrado en El Capital que la determinación del valor de las mercaderías por el trabajo [contenido en ellas, ndt] y del libre cambio de esos productos del trabajo en función de este valor, es el verdadero fundamento de toda ideología política y filosófica de la burguesía moderna.

El esbozo de Engels sirvió de estímulo para una serie de obras marxistas –en particular de Lafargue, Kautsky y Plejánov– en las cuales el origen de varios tipos de ideas “eternas” es investigada.

La segunda sección del Anti-Dühring está dedicada a los problemas básicos de la teoría económica marxista y hasta hoy constituye la introducción de mayor autoridad para un estudio de El Capital. Engels da definiciones del asunto, el método y las tareas de la economía política. Sobre este punto, no concuerdo con aquellos que consideran la economía política como una ciencia que investiga apenas las mercaderías y las relaciones mercantiles capitalistas, y con quien concibe el derecho apenas como el derecho de los productores de mercaderías. Todas esas tentativas constituyen un deseo de dar un “comienzo” y un “fin” para todo, de definir exactamente, de apuntar con precisión cuando el desarrollo aún está en marcha, cuando una forma posterior abole la anterior, la explica y es en sí totalmente explicada por las formas que la antecedieron.

La segunda sección contiene artículos notables dedicados a la teoría de la fuerza, por la cual las relaciones mutuas entre los factores económicos y políticos de la historia de la sociedad humana son explicadas de una forma magistral. Además, Engels da una historia concisa del arte de la guerra, mostrando el gran significado que el estudio de la historia del arte de la guerra tiene para la interpretación materialista de la historia. La importancia completa de esos capítulos solo será plenamente entendida cuando todos los escritos sobre cuestiones militares de Engels sean publicados, pero, en conjunto con el prefacio al libro de Borkheim (1887) y el artículo ¿Europa se puede desarmar? (1893), el esbozo que Engels dio en el Anti-Dühring representa la formulación más clara de sus puntos de vista, luego de largos años de estudio de la historia y de la teoría de la guerra.

Él fue capaz de prever la futura guerra imperialista y de esbozar sus consecuencias probables con una precisión casi profética. Es verdad que la historia del arte del aguerra esbozada en el Anti-Dühring acaba en 1877. La guerra franco-alemana de 1870 fue al última gran guerra examinada por Engels. Al respecto, el esbozo de Engels tiene necesidad de suplementación considerable.

Se puede decir que algunas de las afirmaciones de Engels no son totalmente incontestables. Particularmente, cuando él escribió que los armamentos usados en la época de la Guerra franco-alemana “habían alcanzado tal perfección que nuevas mejoras en este sentido no tendrían una influencia decisiva”. Hasta incluso las armas de fuego fueron sometidas a un desarrollo considerable desde 1878. Nuevas ramas de la técnica militar aparecieron, con base en el desarrollo de aviones y de la industria química. El submarino trajo cambios en la esfera de la guerra naval. Es verdad que las experiencias de la guerra de 1914-1918 justifican plenamente las conclusiones de Engels basadas en su análisis de la cuestión de la competencia entre blindados y artillería. Incluso en la forma de acorazados, el crucero “fue llevado a tal perfección que se tornó tan invulnerable como inadecuado para el uso”.

Pero Engels reveló de forma notable la dialéctica interna del militarismo. El militarismo, en su forma imperialista moderna, trae dentro de sí todas las simientes de su propia destrucción.

“Lo que la democracia burguesa de 1848 no podía traer, solo por ser burguesa y no proletaria, esto es, dar a las masas obreras una voluntad consciente, correspondiente a su posición de clase, inevitablemente será alcanzado en el socialismo (comunismo). Y eso significa la autodestrucción del militarismo y con él de todos los ejércitos permanentes”.

La tercera sección del Anti-Dühring lidia con el socialismo. Nosotros ya vimos cómo Bebel evaluó a los antecesores de Marx y Engels, los socialistas utópicos. Dühring distorsionó, en sus obras, no solo la historia de la economía política sino también la historia del socialismo. El libro de Engels dio un nuevo y poderoso impulso al estudio del socialismo. Todas las obras posteriores de Kautsky, Bernstein, Pejánov y Mehring sobre este tema tienen su punto de partida, tanto en relación con el tema en sí como a su construcción general, en la tesis fundamental formulada por Engels en su exposición de la historia del socialismo.

Pero eso no fue todo lo que Engels consiguió en la tercera sección del Anti-Dühring. Por primera vez desde el Manifiesto Comunista, con base en las experiencias de la revolución de 1848, de la Primera Internacional y de la Comuna de París, las cuestiones fundamentales del programa, estrategia y tácticas para el proletariado fueron presentadas de una forma abarcadora. Por primera vez fue demostrado que el tesoro inagotable de El Capital de Marx contenía las respuestas para estas preguntas. Engels, por primera vez, expuso completamente cómo el capitalismo genera y prepara todos los elementos materiales e intelectuales del futuro orden de la sociedad. En la misma sección del Anti-Dühring, por primera vez, la concepción marxista del papel y del origen del Estado, ya sugerida en La ideología alemana, fue desarrollada en detalle en oposición no solo a Dühring sino también a los anarquistas, a los lassalleanos y hasta incluso a los eisenachianos [esto es, los miembros del partido socialdemócrata ligados al marxismo, ndt], que no habían sido capaces de liberarse de la influencia del culto lassalleano del Estado.

No es, de forma alguna, un accidente que un trabajo cuidadoso sobre las cuestiones programáticas solo comience luego de la aparición del Anti-Dühring. El Programa de Erfurt de la socialdemocracia alemana, que en esencia es, en parte, la obra de Engels, habría sido inconcebible si no hubiese habido el tremendo trabajo preparatorio hecho por Engels en el Anti-Dühring. Lo mismo puede ser dicho del programa del grupo “Liberación de Trabajo” y del primer programa de nuestro partido. La parte más importante del libro de Engels, Del socialismo utópico al científico que, de la misma forma que el Manifiesto Comunista es hasta hoy el mejor manual para dominar los fundamentos del marxismo, es tomada de la tercera sección del Anti-Dühring.

En el libro de Antonio Labriola, Socialism and Philosophy (Socialismo y Filosofía), encontramos el siguiente pensamiento:

“Cada país, lamentablemente, tiene su Dühring. Quien sabe cuántos otros ‘antis’ podrían haber sido escritos por los Engels de otros países. En mi opinión, el significado real del Anti-Dühring es que da a los socialistas de otros países y otras lenguas la posibilidad de armarse con los métodos críticos sin los cuales ningún “Anti-” puede ser escrito, y que son esenciales para la lucha contra todos aquellos que distorsionan o corrompen el socialismo en nombre de varios sistemas sociológicos”.

Labriola estaba en lo cierto. En cada país donde el marxismo comienza a desarrollarse, debe dejar de ser el producto de una “creación extranjera”. El marxismo solo puede triunfar en un país si fuera exitoso en explicar, con base en principios marxistas fundamentales, las realidades concretas del país en cuestión; si fuera exitoso en mostrar que el método dialéctico, el materialismo dialéctico, representa un método abarcador en el sentido de que la realidad concreta en cuestión, sean cuales fueren las “cualidades particulares” con las cuales se presenta, encuentra su explicación en sí misma, por la lucha de sus contradicciones internas; que todas esas “características específicas” resultan del conflicto interno de clase, del desarrollo de la lucha de contradicciones en ese punto particular –sea este histórico, económico o geográfico.

En su panfleto ¿Quiénes son los amigos del pueblo? Lenin nuevamente enfatiza la misma idea, a saber, que el marxismo solo puede conducir al proletariado contra la burguesía del país en cuestión cuando se torna para el proletariado y para la intelectualidad revolucionaria una nueva filosofía comunista de mundo en oposición a todas las variedades de la filosofía burguesa. El servicio inmortal de Engels a este respecto –y están correctos los que dicen que el Anti-Dühring es, después y al lado de El Capital, la obra marxista más importante– es que, en oposición a la filosofía burguesa de mundo, por primera vez fue presentada esta filosofía comunista de mundo. Él dejó a los marxistas posteriores la tarea de desarrollar esta filosofía comunista de mundo con base en experiencias nuevas y en desarrollo permanente, en el ámbito nacional e internacional, para tornarla cada vez más completa, más abarcadora, sin nunca olvidar que el resultado solo puede ser alcanzado gracias a la ayuda de un arma tan incomparable como el método del materialismo dialéctico.

Traducción: Natalia Estrada.

[1] Lassalleanos eran los adeptos de Lassalle, que dirigía un partido socialdemócrata no marxista. El partido marxista (los eisenachianos) y el de Lassalle hicieron un congreso de unificación en 1875, que aprobó el Programa de Gotha, muy criticado por Marx y Engels.

[2] En alemán, Privatdozent, un título conferido a personas con especialización en determinada área, lo que les permite enseñar, pero que no tienen diploma de profesor.

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