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Reino Unido

Referendo por la independencia: el pueblo escocés decide

septiembre 11, 2014

La cuestión nacional surge con fuerza en muchas partes de Europa, como en Escocia y en Cataluña, debido a los profundos cambios impulsados por el imperialismo como consecuencia de la desintegración de las antiguas estructuras sociales.

La actual crisis económica mundial, el fin del estado de bienestar, el aumento del trabajo precario, y las peores condiciones de trabajo y los ataques de la era Thatcher refuerzan la sensación de que a Escocia le iría mejor como un estado independiente.

La campaña por la independencia es llevada adelante por el Partido Nacional Escocés (SNP), un partido burgués nacionalista que hizo algunas concesiones a la clase trabajadora para intentar ganar su apoyo, como no cobrar matrículas en las universidades públicas, o conceder 1% de reajuste salarial a los empleados públicos mientras el gobierno central ofrece aumento cero.

La cuestión de la independencia escocesa divide a las clases y a la izquierda, en Escocia y en Inglaterra. Del lado de los capitalistas, los empresarios de mediano y pequeño porte, principalmente aquellos cuyas compañías operan en el mercado interno, están organizadas en torno del SNP y de su líder, Alec Salmond. Más de 1.300 empresas que son parte de la red “Negocios para Escocia” afirman que apoyan la independencia. Empujados por la crisis económica y la centralización financiera de Londres, ellos quieren reorganizar la economía a fin de poder mantener una parte mayor de la riqueza en Escocia. Están compitiendo con los grandes empresarios y los bancos por una porción mayor de las ganancias y por el aumento de los subsidios estatales.

El SNP promete reducir el Impuesto sobre Empresas a 3%, transfiriendo más dinero para los bolsillos de los empresarios en una Escocia independiente del que Londres permite en este momento, en interés de la “nación escocesa”, o sea, los intereses del capitalismo escocés.

La independencia, por otro lado, fue contestada públicamente por 130 capitalistas industriales escoceses. Ellos representan a los grandes especuladores, como el HSBC, y muchas de las principales empresas escocesas. Son políticamente representados por los principales partidos en Londres, y organizan en conjunto la campaña por el NO. Como Cameron, del Partido Conservador, y los Liberales Demócratas –vistos como representantes del mercado financiero centralizado en Londres– son odiados en Escocia, ellos precisan del apoyo del Partido Laborista para hacer el trabajo en defensa de la Unión Europea y del capital financiero. Lo que Miliband, su líder, se alegra en hacer.

Los tres partidos quieren mantener el programa de austeridad que está siendo implementado en los tres países de la Unión (Inglaterra, País de Gales y Escocia). Pero, ¿sería diferente en una Escocia independiente, gobernada por el SNP?

En realidad, ellos están en una lucha sobre quién debe quedarse con la mayor parte de las ganancias. El mercado financiero y los especuladores quieren maximizar sus lucros sin obstáculos, mientras las medianas y pequeñas empresas escocesas buscan aumentar su parte. Nada es en interés de la clase trabajadora.

La disputa por la moneda 

La cuestión de la moneda es un gran problema para la campaña del SÍ, en la medida en que el SNP afirma que mantendrá la libra como moneda en una Escocia independiente. Sin embargo, la libra continuará siendo generada por el Banco de Inglaterra y el capital financiero. La unión monetaria servirá para trabar la economía escocesa a la inglesa, dejando la autonomía económica de Escocia severamente restringida.

La unión monetaria funcionaría como el euro, que es utilizado por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional para transferir la riqueza de los países más débiles y en vías de semicolonización hacia las principales potencias imperialistas (Alemania y Francia) y sus multinacionales.

Las naciones más débiles de Europa son dominadas por Alemania y Francia, que usan la Unión Europea y el euro para profundizar los ataques contra Grecia, Irlanda, España y Portugal. Londres usaría la libra para hacer lo mismo contra la Escocia independiente. El servilismo del SNP no sería diferente del servilismo de los gobernantes de Grecia o de España.

Mantener a la reina, manteniendo la tierra para los aristócratas 

La otra promesa del SNP es mantener el país bajo el comando de la reina de Inglaterra. Mantener la Corona significa que los escoceses no tienen derecho de elegir el jefe de Estado ymantendrá, indirectamente, el poder de la Cámara de los Lores sobre Escocia. Así, la clase trabajadora escocesa no estará políticamente más libre, como dicen muchos en la izquierda. Porque la actual falta de democracia continuará.

El SNP no quiere desafiar a la realeza por otra razón. Hay una fuerte lealtad de la aristocracia latifundista escocesa para con la reina. Más de la mitad de las tierras de Escocia es de propiedad de menos de 500 aristócratas ricos, dando al país el récord de concentración de la propiedad entre los países del mundo “desarrollado”. De acuerdo con Jim Hunter, un defensor de la reforma agraria, luego de siete años de gobierno del SNP nada fue hecho para alterar la estructura latifundista y la concentración de tierras en manos de los amigos de la reina.

La campaña del SNP por la independencia no va más allá de los límites del capitalismo y no lucha contra el dominio imperialista británico sobre la clase trabajadora. Es una acción dirigidaa dar más autonomía económica a la burguesía escocesa.

La posición en la izquierda 

El Partido Socialista Escocés afirma que “la mayoría de la clase trabajadora de Escocia puede estar económica, social, cultural y políticamente mejor con la independencia. Creemos que los escoceses deben ser capaces de hacer sus propias elecciones, libres de las corrientes neoliberales y belicistas del Estado británico”.

No obstante, no explican cómo Escocia podría ser más fuerte manteniendo la libra como moneda, o cómo liberarían a Escocia de los “señores de la guerra” haciendo parte de la OTAN y de la Unión Europea, que no son menos imperialistas que el “Estado británico”. Aún más si tomamos en cuenta que la OTAN y la UE son, en última instancia, instituciones comandadas por el imperialismo norteamericano. Tampoco pueden explicar cómo la clase trabajadora puede mejorar económicamente si el SNP va a mantener leyes de ataque a la clase obrera introducidas por la Thatcher y vigentes hasta hoy, como las leyes antisindicales.

Lo mismo vale para la mayoría de los partidos de izquierda en Inglaterra, que defienden la independencia pero sin argumentos convincentes.

El Partido Socialista (PS, de la corriente internacional CWI) llama “un voto crítico por el SÍ en el referendo, mientras, al mismo tiempo, advierte que sólo el socialismo –en una Escocia socialista independiente como parte de una Confederación con Inglaterra, País de Gales e Irlanda– ofrecería un fin a la austeridad”.

Sin embargo, este referendo no es un paso en la dirección hacia una “Escocia socialista independiente” sino que formará una nueva nación capitalista con su propio servicio de inteligencia y su ejército, apoyados por el gran capital británico contra la clase trabajadora escocesa. Busca apenas mejorar la posición del sector escocés del imperialismo, que siempre fue parte del imperialismo británico.

La clase obrera será dividida con la creación de nuevas fronteras y la lucha por el socialismo, defendida por el PS –que significa la abolición de las naciones y de sus fronteras– dará muchos pasos hacia atrás con la creación de nuevas fronteras.

El Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) inglés, por su parte, afirma que “el debilitamiento del Estado británico imperialista sería una cosa positiva”, y argumenta que la separación en dos Estados no perjudicaría la lucha conjunta de los trabajadores británicos y escoceses.

Pero el imperialismo británico va a continuar dirigiendo y las fronteras entre las naciones será un obstáculo real para la unidad de la clase trabajadora.

El derecho a la autodeterminación y la lucha de los trabajadores 

La ISL, sección de la Liga Internacional de los Trabajadores en Inglaterra, defiende incondicionalmente el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos oprimidos y eso significa su derecho a la independencia, si tal es la voluntad de la mayoría del pueblo. Pero el derecho a la autodeterminación no puede ser un instrumento de separación de la clase trabajadora escocesa de los trabajadores de Inglaterra y del País de Gales, sino un medio para alcanzar la unidad de la clase trabajadora en la lucha común contra el capitalismo británico.

Somos contrarios a una pseudo independencia, porque mantendrá la sumisión del país al imperialismo, británico y europeo-norteamericano, y porque, a pesar de las frases vacías de la izquierda británica, la separación representará para Escocia un retroceso y un obstáculo para la unidad y solidaridad del conjunto de la clase obrera británica. Ella no es un paso en dirección a una confederación libre de repúblicas socialistas (Inglaterra, Escocia, País de Gales).

La izquierda defensora del SÍ está sustituyendo la lucha unificada de la clase trabajadora contra la austeridad y el imperialismo por el apoyo a una lucha nacionalista, y muestra así cómo está lejos de una perspectiva revolucionaria de lucha de la clase obrera.

Lo que es necesario, pero por lo que la mayoría de los líderes sindicales y de la izquierda no lucha, es la unidad de toda la clase trabajadora británica contra los cortes y las privatizaciones, con amplia autonomía para Escocia y el País de Gales contra el imperialismo británico y la Unión Europea.

Es por eso que, junto con el apoyo al derecho de autodeterminación, defendemos la libre Unión de los Estados Unidos Socialistas Británicos, como un objetivo a ser alcanzado en la lucha por la revolución socialista mundial.

Parar las amenazas de los Conservadores y del Partido Laborista contra Escocia 

En las últimas semanas, las encuestas de opinión comenzaron a divulgar un fuerte crecimiento del voto por la independencia, hasta que faltando 10 días para el plebiscito, el SÍ pasó al frente del NO, con 51% de los votos, lo que se considera un empate técnico si se toma en cuenta el margen de error. Pero lo más importante es la dinámica de crecimiento de los votos que, de continuar así, garantizará la victoria de los independentistas.

En función de eso, el primer ministro Cameron –del Partido Conservador (Tory)– amenazó al pueblo escocés al decir que no permitirá el uso de la libra y que la independencia es irreversible. Otra amenaza vino del sur de la “frontera”, por boca del líder del Partido Laborista, Ed Miliband: “Si usted no quiere fronteras, vote por quedarse en el Reino Unido”, dijo. Y completó que pondría guardias de frontera y haría control de pasaportes. Ni Cameron ni nadie tiene el derecho de cambiar la opinión del pueblo escocés a través de chantajes.

Traducción: Marcos Margarido y Natalia Estrada

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