Vie Mar 29, 2024
29 marzo, 2024

Recuperando la verdad sobre la serie “Trotsky”, exhibida en Netflix

Las calumnias sórdidas y criminales sobre Trotsky continúan 100 años después.

Por Marcio Cury

La serie “Trotsky”, recién lanzada en Netflix Brasil, causó cierta expectativa y, por qué no decirlo, también cierto entusiasmo, al ver al mega distribuidor mundial de películas presentando un documental sobre uno de los principales líderes revolucionarios mundiales y protagonista de la Revolución Rusa (1917).

Al final, para quien ya había visto “El elegido” (originalmente The chosen), película que cuenta con bastante fidelidad la preparación por parte de los estalinistas del asesinato de Trotsky en México, la nueva producción generaba grandes expectativas.

Siguiendo la onda de producciones literarias y visuales conmemorativas de los 100 años de la Revolución Rusa, una serie sobre Trotsky sonaba como un apéndice de las producciones que rescataban los momentos de la toma del poder por el proletariado, el campesinado y los soldados rusos.

Lamentablemente, la alegría duró muy poco. En la práctica, duró apenas algunos tristes segundos de exhibición.

¿Quién hizo la serie?

Producida en 2017, la serie dirigida por Alexander Kott y Konstantin Starsy estrenó en el canal de TV Channel One, de la Federación Rusa, en noviembre de 2017.
Channel One es un antiguo canal de TV estatal Soviético, que a partir de 1991, con la fragmentación de la URSS, fue nacionalizado por Boris Yeltsin y en 1994 privatizado, siendo adquirido por órganos estatales y bancos. Este mismo canal recibió fuerte aporte financiero de bancos estatales rusos en 1998 y siempre mantuvo un fuerte apoyo a Putin y sus aliados, promoviendo programas críticos a su oposición. En el marco de las denuncias al papel de las televisoras que apoyan a Putin, Channel One ha recibido fuertes protestas a su programación y a otras series sobre historia rusa. La serie sobre Trotsky no fue la primera producción. El canal produjo “Brezhnev” y otras series históricas. Pero eso, en sí mismo, no sería motivo para disminuir las expectativas sobre la serie.

Por ser bien filmado y producido, causando gran impacto visual, desde la aparición del tren blindado que Trotsky utilizó para visitar frentes de batalla durante la Guerra Civil, hasta las escenas de soldados del frente, el filme se presenta bastante convincente para un espectador desavisado o históricamente desinformado.

En realidad, la superproducción tiene exactamente este objetivo: mostrarse convincente. En la práctica, veremos que se trata de una grotesca y fantasiosa producción sobre Trotsky, Lenin y la Revolución Rusa.

Es tan grande la cantidad de modificaciones, falsificaciones y falsedades en la serie, que no sería exagerado decir que supera las aberraciones producidas contra Trotsky por el estalinismo y sus epígonos. Si los estalinistas intentaron borrar a Trotsky de la historia y crearon sobre él falsas trayectorias, la serie recrea a uno de los mayores revolucionarios de la historia como un oportunista cruel, dispuesto a venderse a cambio de su prestigio personal y poder. No solo Trotsky, sino también Lenin.

Trotsky aparece como un oportunista, sin escrúpulos, cuyo único objetivo es realizar “la revolución”, colocándose en primer lugar sobre todas las demás cuestiones y contornando de forma oportunista todas ellas. Él es el antihéroe que se aprovecha expertamente de las situaciones, haciendo acuerdos a cambio de dinero, imponiendo el terror romano, seduciendo a una escritora revolucionaria voluptuosa, sensual, lasciva y libertina, para un sexo fuerte y violento, dentro del tren blindado.

Si usted piensa que es un filme de Monty Python, tal vez una loca y alucinada continuación de “La vida de Brian”. No, no lo es.

¿Descubrieron un nuevo Trotsky o recrearon el estalinismo?

Podríamos pensar que los geniales productores y directores rusos descubrieron un nuevo Trotsky (e también un nuevo Lenin), pues la apertura de los documentos secretos de los gobiernos estalinistas, permitida al final de la era Gorbachov, habría traído una nueva luz sobre la historia, al punto de reescribirla nuevamente. ¡Y nada mejor que hacer en los 100 años de la Revolución Rusa!

Pero, al contrario, lo que vimos en los documentos revelados fue la confirmación de lo que realmente significó Trotsky.

La apertura y estudio de los documentos, antes secretos por décadas comprobaron, no solo las traiciones políticas, pero también casi todos los crímenes cometidos por Stalin y sus ayudantes, dentro y fuera de la Unión Soviética. El acervo histórico liberado después de la era Gorbachov atestó de forma documental e histórica todas las traiciones, calumnias, mentiras, asesinatos, falsificaciones y crímenes cometidos por la contrarrevolución estalinista burocrática. Los documentos comprobaron absolutamente los aciertos políticos, acusaciones y caracterizaciones realizados por Trotsky contra la burocracia contrarrevolucionaria bien con toda la veracidad de sus actos durante los primeros años de la revolución hasta su deportación.

Toda la suerte de calumnias, mentiras y falsificaciones sobre Trotsky fue revelada. Trotsky fue rehabilitado documentalmente para la eternidad.

Innumerables investigadores americanos, franceses, ingleses y rusos trabajaron durante años sobre toda la documentación existente y toda la constatación, no solo no alteró nada de lo que los revolucionarios trotskistas decían sobre la contrarrevolución estalinista, como aún pueden constatar y acrecentar otras tantas conclusiones y pruebas sobre otros hechos, como fraudes en elección para el Comité Central del PCUS, mandatos de fusilamientos, abusos morales de la burocracia sobre la población y mucho más.

Como es sabido, numerosos trabajos, cartas intercambiadas, artículos, libros y otros materiales producidos por Trotsky y por varios opositores fueron “perdidos” por la contrarrevolución y desaparecidos de los archivos históricos, desde 1925. Gran parte de ese acervo fue encontrado y recuperado en los años recientes (y aún continúan haciéndose).

Ninguno de los relatos y libros producidos por los que directa o indirectamente estuvieran estudiando los documentos secretos revela algo diferente de lo que la historia producida por los biógrafos de Trotsky, y él mismo, siempre narraban.

Los estudios y pesquisas de varios historiadores, principalmente, las obras de Dmitri Volgonov, general del ejército soviético, jefe del departamento de guerra psicológica y director del Instituto Histórico Militar que, habiendo sido estalinista y uno de los primeros en tener acceso a los documentos secretos, escribió una de las más bien documentadas biografías sobre Stalin (Stalin: Triunfo y Tragedia), Lenin (Lenin, una nueva biografía) y Trotsky (Trotsky: El Eterno Revolucionario), absolutamente ninguno de ellos descubrió o recreó un nuevo Trotsky basado en cualquier tipo de información nueva, teniendo como fuente cualesquiera documentos nunca antes revelados.

Esta cuestión documental es muy importante porque revela que cualquier argumentación para la serie ser lo que es, basando en un alegato de nuevas revelaciones inéditas, no procede de forma alguna. La serie es una aberración, una farsa, una gran invención difamatoria neoestalinista.

La serie no recrea a Trotsky. La serie recrea el estalinismo falsificador de la historia.

Recuperando la verdad: el primer episodio

El primer episodio de la serie inicia presentando un fantástico Tren Blindado y en su interior un Trotsky dialogando con Larissa Reissner, presentada como “Revolucionaria, poeta y periodista”.

Larissa Reissner aparece seductora y voluptuosa, glamurosamente asegurando vitores cuando recita un poema. Su imagen lánguida y sensual da lugar a un gesto de voluntariamente desnudarse delante de un Trotsky impávido y seducido. Las escenas de amor se mezclaron con la trayectoria del Tren Blindado, presentado una virilidad distendida de Trotsky.

Esta primera escena ya muestra que la serie no está para bromas. En realidad, la primera tentativa de difamación está exactamente en presentar a Larissa Reissner como una estereotipada acompañante personal de Trotsky, presente en el vagón para seducirlo y disponerse sexualmente al gran líder, que no deja pasar la oportunidad. Ella aparece como coadyuvante en el objetivo de mostrar a un Trotsky sin principios morales y un oportunista a cualquier precio, inclusive manteniendo una concubina en su vagón en cuanto el mundo soviético se desangraba en la guerra civil.

Larissa Reissner es polaca, nacida en 1895. Vivió con la familia en Berlín y posteriormente se mudaron para San Petersburgo en 1905, estableciendo residencia y estudios hasta en los años de la Revolución. Después de la revolución de febrero de 1917 ella pasa a escribir para el periódico de Gorky y, después, en octubre, pasa a trabajar directamente para el nuevo gobierno. Adhiere al Partido Bolchevique en 1918 y, debido a la guerra civil y a la exigencia de voluntarios, se vuelve soldado y comisaria política. Actuó en el frente oriental, desempeñando varias acciones heroicas en Sviazhsk, incluyendo el espionaje atrás de las líneas enemigas. Escribió también libros sobre la Guerra Civil y la Revolución Rusa.

Larissa Reissner acompaño a Trotsky en varios frentes y acciones junto con muchos otros personajes bolcheviques del recién creado Ejército Rojo. Aún que puedan haber tenido alguna relación entre ambos, no hay ningún registro biográfico sobre esta posibilidad, careciendo de autenticidad e involucramiento de ambos. Y aunque ella tuviese todas esas características y quisiese realmente seducir a Trotsky, lo haría por derecho de ser y realizar. Pero no es el objetivo de la serie presentarla como la mujer y soldado que realmente fue. Su real perfil en nada se asemeja a la mujer que acompañaba a Trotsky en su tren de la serie.

La difamación a Larissa Reissner es grande. Su dedicación a la revolución la hace viajar a Alemania en 1923 y morir de fiebre tifoidea en 1926 en Moscú. Las referencias prestadas a ellas en la serie son discriminatorias.

Pero dejamos que Trotsky nos relate las acciones heroicas de este soldado bolchevique:

“Larissa Reissner (…) también ocupó una posición importante en el quinto ejército, y en toda la revolución en general. Esa mujer maravillosa, que era el encantamiento de tantos, atravesó el centro de la revolución, en plena juventud, como un cometa de fuego. Su figura de diosa olímpica se juntó con una inteligencia fina afianzada con ironía y bravura de un guerrero. Después de la captura de Kazán por las tropas blancas, ella fue vestida como aldeano para espiar las filas enemigas. Pero había algo extraordinario en su apariencia que la traicionaba.

Un oficial espía japonés tomó una declaración. Aprovechándose de un descuido, se tiró de la puerta, que estaba mal vigilada, y desapareció. Desde entonces trabajó en la sección de espionaje. Más tarde, ella embarcó en la flotilla del Volga y participó de la lucha. Dedicado a la guerra civil páginas admirables que pasarán a la literatura con valor eterno. Ella sabía cómo pintar la industria de los Urales con la misma plasticidad que la insurrección operaria en el Ruhr. Ella quería saber de todo, en todo quería intervenir. Dentro de algunos años, ella se tornó una escritora de primera línea. Y esta Palas Atenea de la revolución, que había pasado ilesa por el fuego y por el agua, murió repentinamente de tifus en los alrededores tranquilos de Moscú, cuando ella no tenía ni 30 años. (Mi vida, León Trotsky)

Violencia y terror revolucionario

El episodio prosigue en Sviazhsk, cuando Trotsky llega a las cercanías de la ciudad y hay un contingente de tropas rebeladas, reculando del frente. El tren para delante de las tropas y un Trotsky completamente de negro, formó un corredor pomposo de soldados traídos por el tren al son de una banda sonora que, por poco, no fue la Marcha imperial de John Williams para Darth Vader. La simbología es evidente. Aún sin la capacidad de sobrevivencia, Trotsky llegó para el fin del caos. Al fondo una Larissa Reissner observa, vestida con un portentoso abrigo de piel.

En que pese un discurso bastante convincente, la acción de Trotsky es dar un reloj a un soldado, afirmando con eso que son iguales. Esta escena patética, que dispensa cualquier comentario, es seguida por un relámpago donde Trotsky aparece, momentos antes, con Larissa Reissner abriendo una gaveta con varios relojes. Sí, Trotsky se vale de ardides psicológicos entre las tropas, ¡esto revela la serie!

¡Es que él envía el comandante a escoger a uno de cada 10 soldados (incluyendo al comandante) para ser fusilados! Este formato romano de punición, conocido como decimatio, era realizado contra una unidad entera en casos de deserción o motín, y consistía en escoger un décimo de las tropas para ser zurrados y golpeados hasta la muerte. Trotsky se tornó en un bárbaro, castigando sus tropas con el terror y la violencia sin criterios.

Es verdad que el terror revolucionario y la violencia revolucionaria fueron ampliamente utilizado durante la Guerra Civil. Inspirados en la experiencia jacobina, Lenin y Trotsky sabían que, sin claras órdenes, instrucciones militares y castigos a las tropas, solamente el discurso, el convencimiento y el trabajo político de los comisarios no sería lo suficiente para garantizar la victoria. Los métodos de Trotsky en el ejército rojo visaban acabar con las traiciones, que reinaban no apenas en el comando mayor, sino también entre los soldados.

Veamos las órdenes claras de Trotsky:

Advirtió que cualquier destacamento de soldados que emprender la retirada por su propia cuenta provocará, en primer lugar, el fusilamiento del comisario y, en segundo lugar, del comando.  Los soldados corajudos y valientes serán colocados en los puestos de comando. Los cobardes, los egoístas y traidores, no escaparán de las balas del pelotón. Así aseguro delante de todo el ejército rojo”. (Orden N 59 del presidente del Consejo Revolucionario de la Guerra de la República, León Trotsky citado en Escritos Militares, Vol. 2). 

La violencia fue utilizada también contra los Socialistas Revolucionarios, después fueron descubiertas varios intentos de asesinato de líderes bolcheviques y la gestión de una insurrección. Toda esa violencia, justificada por la necesidad de luchar ferozmente por el establecimiento de la orden soviética, tuvo resistencias dentro del Partido Bolchevique y en la Internacional y fueron realzadas en la lucha política, por la burocracia estalinista.

El caso que suscitó más polémica, e iría a acompañar las calumnias contra Trotsky por toda la vida, fue el juzgamiento de comandantes y comisarios políticos bolcheviques, que, durante la ofensiva de Kapel, capturaron un barco junto con su regimiento, para huir de la línea de frente. Los desertores se rindieron y fueron capturados. Trotksy nombró un Consejo de Guerra que condenó al comandante, el comisario y varios miembros de la tropa al fusilamiento. En total, 27 personas fueron condenadas.

“Este episodio servirá para construir la sombría leyenda, incansablemente repetida, de que Trotsky estaría alineado con el regimiento desertor y dominado a la manera romana: cada décimo soldado tendría siendo fusilado. Ahora, fue un tribunal de campaña que tomó la decisión y condenó a aquellos que fueron juzgados. (Historia de la Guerra Civil Rusa, Jean-Jaques Marie).

Esta leyenda, reconstruida por la serie, fue contada y vuelta a contar por los soldados y oficiales contrarrevolucionarios, aumentando el miedo y terror sobre las tropas enemigas delante de la personalidad “cruel” de Trotsky.

No hay constatación documental sobre el uso del decimatio por Trotsky, sus comandados o por tribunales militares dentro de la documentación de Volkogonov. Es posible encontrar en algunos escritores americanos el hecho, pero sin ninguna fundamentación histórica, documental, artículo de orden militar, apenas una repetición unos de otros y con certeza, parte de la leyenda.

Observemos que el estalinismo no utilizó la leyenda del decimatio para calumniar y perseguir a Trotsky, pero sí el hecho de él haber “mandado” a fusilar a los propios bolcheviques.

La leyenda del decimatio fue reinventada por la serie.

La prisión en Odesa y el nombre Trotsky

Hay muchas historias sobre el origen del nombre Trotsky. Una de ellas, relatadas por uno de sus mayores biógrafos, Isaac Deutscher, era que Trotsky sacó su nombre de uno de sus carceleros. Otra, que recibió el pasaporte con un nombre falso para huir de su primera deportación en Samara.
El propio Trotsky no menciona el origen del nombre, relatando apenas que tomó el pasaporte por casualidad, con cualquier nombre que se le vino a la cabeza. Tampoco hace referencia sobre cualquier tipo de carcelero.

Sin embargo, la serie fantasea un relacionamiento de ensañamiento moral de su carcelero en Odessa, en el año 1898, prisión en la que permaneció durante un año y medio. En la fantasía, su carcelero convence de que él mismo sabe que el futuro Trotsky deseaba únicamente el poder. El rostro de Trotsky abstraído, con el pensamiento navegante, prueba que el carcelero tenía razón. El futuro Trotsky solamente desearía el poder. Pero era inconsciente de eso. La revelación de su carcelero, le da una gran lección: el pueblo ruso necesita ser comandado y él no quería otra cosa que no fuera eso.

En medio de las referencias a Dostoievski, el espectador es llevado a creer que Trotsky era apenas un ávido por el poder. La personalidad de Trotsky es construida paulatinamente por la serie, presentando al espectador una persona fría y obsesionada.

Es Lenin el que llama a Trotsky para el Iskra; no fue un encuentro casual en París

Una de las escenas más grotescas de la serie, aún en el primer episodio, recordando hechos para justificar su personalidad, es mostrar a Trotsky en un café parisino, en 1902. En el café estaba Lenin, Parvus, Plekanov y su futura esposa, Natalia Sedova, parece una caricatura.
Mientras Trotsky discursa, Parvus asedia a Natalia, deslizando su mano por encima de ella. Parvus es el que le alquila el cuarto en la serie.

En la platea, un Lenin atento e intercambiando miradas con Parvus, oyó con acuerdo el discurso de Trotsky, que mezcla una previa de “balance y perspectivas” (1905) con un nacionalismo vulgar. Trotksy habla que la revolución ocurrirá en la Rusia atrasada, y no en la Europa moderna y “educada”.

Un Plejanov desdeñoso cuestiona a Trotsky y resume correctamente el pensamiento marxista de la época: Rusia no está industrializada y es atrasada, la revolución se dará en los países industrializados.

De hecho, la gran elaboración teórica de Trotsky, considerada una de las mayores actualizaciones marxistas de la época, de que, en líneas generales, siendo el proletariado el principal agente revolucionario en la revolución democrática en Rusia, él mismo iría a conquistar al campesinado y consolidar el gobierno revolucionario del proletariado.

Además de eso, aunque el proletariado fuese minoría, su alianza con el campesinado transformaría a ambos en una fuerza determinante y mayoritaria de una revolución. Debido a eso, a revolución en Rusia no iría a ser contenida por la revolución democrática y sí sería permanente hasta la instauración de un gobierno obrero y campesino.

Por las contradicciones de Rusia, su endeudamiento con el resto de Europa y su extrema pobreza, la revolución se podría dar antes en Rusia que en el resto de los demás países europeos industrializados, pero dependería de ellos para sobrevivir, pues la alianza con el campesinado era táctica y no sobreviviría.

Esta elaboración, una gran contribución para el método marxista de la época, anticipó, con una u otra variable no prevista, exactamente cómo se daría la revolución en Rusia y en Europa durante los años siguientes, y es considerada una de las mayores contribuciones teóricas marxistas hasta hoy. Trotsky prácticamente revoluciona todas las concepciones de la época, rompiendo con la visión conservadora sobre el papel del proletariado en la revolución democrática, que hasta entonces era visto como sujeto social, pero de la revolución burguesa.

No obstante, la serie continúa con el discurso de Trotsky, colocando en su boca un nacionalismo ruso oculto en palabras que se deslizaban del mismo discurso: “potencia”, “una fuerza, como la fuerza de las mareas”, una fuerza que “destruirá todo lo que estuviere a su paso”. Sí, Trotsky ahora es el líder de una gran madre patria llamada Rusia. Un elogio a la Rusia actual de Putin.

Obviamente, Trotsky jamás haría un discurso que incluyese la segunda parte de este hecho. Su pensamiento marxista ya formado y su internacionalismo proletario, que sería probado y comprobado años después, lo haría expresar su rabia contra los Romanov, los Hohenzollern y la bolsa de valores de Londres. Su discurso jamás terminaría con una Rusia “potencia”, pero sí, de una Rusia pobre, feudal, y que apenas la revolución en Europa podría acelerar y salvar su revolución, creada por el proletariado y campesinado.

Como si no bastase, Plejanov se levanta irritado y tenemos el inicio de la pelea entre ambos. En un café de París, según la serie.

Pero lo más bizarro de todo, que nunca existió, es cuando Lenin le paga a Trotsky uno de los bocadillos servidos, se presenta y habla: “Quiero cambiar el mundo ¿Qué tiene que ver el pueblo con eso? El pueblo es un instrumento. “En sus manos”, pregunta Trotsky. “O en las suyas”, responde Lenin.

Y Lenin concluye: “Aprendes rápido. Vuelve otro día”. “Como amigos”. “No somos amigos”, responde fríamente Trotsky.

¡El primer encuentro entre los dos mayores líderes y teóricos socialistas del siglo XX fue resumido en un encuentro entre un revolucionario ávido de poder y otro completamente indiferente al pueblo, que intercambian ofensas abstractas sin ningún sentido!

Esta infame historia contada es completamente desprovista de cualquier realidad. La verdad, este encuentro no solo no ocurrió, y los hechos son totalmente distintos.

Para comenzar, fue Lenin quien invitó a Trotsky a presentarse a Londres, donde la dirección del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata Ruso) dirigía en el extranjero el diario Iskra, órgano del partido dentro de Rusia. Lenin ya estaba informado de las actividades y escritos de Trotsky y deseaba, además de conocerlo mejor, invitarlo a ser parte de la dirección de Iskra, junto con otros emigrados. Trotsky pasó a ser parte del equipo que dirigía el periódico, y solo cuando Lenin lo propone para ser parte de la dirección es cuando surge la rivalidad con Plejanov.

Trotsky conoce en París a Natalia Sedova, quien sería su futura esposa, durante una de las conferencias organizadas por los grupos de emigrados. Natalia Sedova no tenía relación alguna con Parvus y no vivía en su apartamento.

Esta versión fantasiosa, conscientemente distorsionada, tiene como objetivo proseguir la construcción de una caracterización de que los principales líderes revolucionarios emigrados son una banda de charlatanes, frecuentadores de cafés en París, con el dinero en la bolsa, ajenos a los intereses del pueblo pobre de Rusia, insidiosos, asediadores entre sí. Todo el estereotipo que la burguesía deseó construir de revolucionarios profesionales.

Además de eso, la despedida entre Lenin y Trotsky, con un “No somos amigos”, viene a reconstruir otra mentira estalinista, de que Lenin y Trotsky tenían diferencias mortales, eran enemigos íntimos y no había confianza entre sí. Más que reconstruir un Lenin y un Trotsky ávidos de poder, fue preciso reconstruir también la rivalidad entre ambos, no política, pero personal, sin ninguna explicación.

El hecho es que las diferencias entre Lenin y Trotsky solo aparecerían un año después de su llegada a Inglaterra. Y que, a pesar de que Lenin y Trotsky arrastraban sus diferencias sobre la concepción del partido durante años, Trotsky nunca se alineó al pensamiento ni a la política de colaboración menchevique. Al llegar a Rusia en 1917 ambos hablan al unísono y casi solos sobre no participar en el nuevo gobierno y preparar la insurrección, inclusive contra toda la dirección bolchevique de la época, que dirigía el Partido en Rusia.

Después de la revolución, Lenin y Trotsky trabajaban y vivían casi juntos durante meses. Sus elaboraciones, consultas y acuerdos políticos fueron fundamentales durante la Revolución, Guerra Civil e inicio de la lucha contra la camarilla burocrática cohesionada por Stalin, que comenzaba a hacer y deshacer en el aparato del Estado dentro y fuera de Rusia, y en particular en Georgia, donde la dirección fue sustituida por personas nombradas por Stalin. La muerte de Lenin debilitó la lucha y la camarilla comenzó a crear estrategias para consolidarse y apartar a Trotsky. Una de ellas fue construir la versión de que él era menchevique y de que Lenin tenía pocas consideraciones hacia él, reeditando viejas polémicas y reescribiendo la historia de la revolución.

Los últimos documentos de Lenin, sus cartas dictadas, las cartas de Krupskaia para Trotsky y otros documentos recién liberados, mostraron un Lenin obstinado por tener a Trotsky a su lado en la lucha dentro del partido.

La serie no tiene interés en reescribir la revolución, como hizo el estalinismo, pero sí de apartar a Lenin y a Trotsky y presentarlos como enemigos, cuyo único enlace entre ambos era la lucha por el poder.

Parvus participó de la revolución de 1905 antes de cambiar de vida

Las fantasías creadas no tienen fin. La serie prosigue realizando un insólito encuentro entre Parvus y Trotsky, quien lo acusa de “ganar dinero con todo”, “es un oportunista”. Parvus contesta: “precisamos de un nuevo líder. “Hacerlo famoso es mi trabajo”. “El líder tiene que controlar”. “Parece sexo”.
Trotsky pregunta qué gana él con eso. “Dinero”, responde Parvus. “Haré dinero usando su nombre”. Y entonces, Trotsky acepta: “Yo acepto ¿Cuándo comenzamos?”.

Parvus y Trotsky, en la serie

Después de esa total fanfarronería, Parvus lo lleva a vivir a un predio suyo, donde hospeda a los líderes socialistas”, da a Trotsky un cuarto y lo lleva a comprar ropa y vestirse adecuadamente.

Después de eso, Parvus se encuentra con un misterioso alemán, interesado en promover una revolución en Rusia y dijo que eso costaría mil millones de marcos…

Alexander Parvus, nacido Israel Lazarevich Gelfand, fue un socialista ruso, emigrado para Suiza y después a Alemania, donde ingresó al Partido Socialdemócrata. Tuvo su desarrollo teórico reconocido con un trabajo sobre economía rusa, denominado Manifiesto Financiero, recibiendo elogios de Lenin y teniendo divulgación en Rusia.

Parvus conoce Trotsky en 1903, donde comenzaron a trabajar juntos en un periódico y producir los primeros ensayos sobre la Teoría de la Revolución Permanente, posteriormente desarrollada por Trotsky. En 1905 retorna a Rusia y participa directamente de las actividades políticas de entonces, cayendo preso y condenado al exilio en Siberia. Consiguió escapar y retornar a Alemania.

La vida de Parvus hasta este periodo estaba dedicada a la política, siendo este considerado uno de los mayores nombres teóricos y políticos de Rusia. Lejos de ser el oportunista que prevalecería algunos años después, su trayectoria hasta entonces pasó algunos años incólume o aún no descubierta.

Aquí surge una recreación interesante, que es la fantasía de que los Bolcheviques fueron financiados por los alemanes. Este ardiente deseo, surgido durante el gobierno provisional de Kerensky en 1917, en una tentativa de detener el crecimiento de los bolcheviques, es reconstruido por la serie ya en 1902 ¡como parte de una tentativa de confirmar las futuras denuncias!

 El fin de Parvus, como el de muchos otros socialistas emigrados, fue cambiar la revolución por una carrera confortable. Parvus hizo dinero realmente. Después de retornar a Rusia en 1905, hizo extraños negocios con Gorky, negocios en Turquía con la venta de armas, y otras tantas actividades extrañas que le dieron mucho dinero y muchas historias.

La serie reconstruye un Parvus financiando a Trotsky (y también a Lenin y Plejanov), ya en 1902, en busca de suceso en su propia empresa revolucionaria.

O sea, a la anticipación de algunos años en los hechos, coloca a Lenin y Trotsky en coalición completa con el financiamiento de Parvus y su vida de político profesional. ¡O sea, anticipamos algunos años y tenemos realmente a los Bolcheviques siendo financiados por Parvus y, de paso, por los alemanes!

Toda la fantasía converge para la reconstrucción de los revolucionarios bolcheviques en los moldes de profesionales sediciosos.

En pleno centenario de la Revolución Rusa, el Partido y los revolucionarios que organizaron, instruyeron, teorizaron y realizaron la revolución, no pasan de gánsteres para la mirada pública

En breve confrontaremos con la verdad el segundo episodio…

Traducción: Cristian González

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