A 50 años de la caída de Saigón

El 30 de abril de 1975, las tropas de Vietnam del Norte y del Viet Minh (Frente para la Liberación de Vietnam) entraron y dominaron la ciudad de Saigón (entonces capital de Vietnam del Sur). En imágenes que recorrieron el mundo, se ven las tropas y a los funcionarios estadounidenses huir aceleradamente en helicópteros y portaaviones mientras sus agentes vietnamitas intentaban desesperadamente subirse a los helicópteros. Fue el fin definitivo de la Guerra de Vietnam y la primera derrota militar del imperialismo estadounidense en su historia. Este hecho tuvo un inmenso impacto sobre la situación mundial y su dinámica.
Por Alejandro Iturbe
Para entender el significado de esto, haremos un breve resumen de la historia vietnamita del siglo XX y por quéEEUUse involucró en esa guerra.
Vietnam es un país localizado en el sudeste asiático, en la región denominada Indochina. Su superficie es de alrededor de 300.000 km2 y actualmente tiene más de 100 millones de habitantes. En 1887, el país fue colonizado por Francia, junto con los otros de la península indochina (Laos y Camboya).
En1940, el Imperio japonés invadió la península, ocupó gran parte de ella, y expulsó a la mayoría de las tropas francesas. En ese contexto, en 1941, se formó el Viet Minh, con mucha influencia comunista y de su líder Ho Chi Minh. Esta influencia provenía de la lucha contra el colonialismo francés. En la resistencia contra los franceses y los japoneses también participaron fuerzas trotskistas encabezadas por Ta Thu Thau (fusilado en 1945 por orden de Ho Chi Minh)[1].
El Imperio japonés fue derrotado en la II Guerra Mundial, y sus tropas se retiraron de Indochina en 1945. La parte norte de Vietnam estaba bajo el dominio del Viet Minh, mientras Francia se mantenía en el sur. Ese año se inició la I Guerra de Indochina entre el Viet Minh y las tropas francesas (reforzadas desde la metrópoli) por el dominio del conjunto del territorio. Fue una larga guerra que culminó con la derrota francesa en la famosa batalla de Dien Bien Phu, de 1954, que inició el derrumbe colonial de Francia).
Ese año se realizó la Conferencia de Ginebra, que estableció la división en dos países: Vietnam del Norte (que se convirtió en un Estado obrero apoyado por la ex URSS y China) y Vietnam del Sur (país capitalista sometido a Francia).
El proceso revolucionario en Indochina está profundamente ligado al de China, que, en 1949, llevaría a la fundación de la República Popular China, como un nuevo Estado obrero, el primero en el Extremo Oriente. La revolución china generó una “onda expansiva” sobre varios países de la región (como Vietnam y Corea)[2].
Se mete EE.UU.
La situación era explosiva. En 1957 hubo un levantamiento contra el gobierno de Vietnam del Sur, encabezado desde la clandestinidad por el Viet Minh y el inicio de un avance del ejército del Norte. Era cada vez más evidente que el artificial gobierno de Vietnam del Sur, sostenido por el imperialismo francés en decadencia, no resistiría mucho más.
En ese contexto, el imperialismo estadounidense comenzó a involucrarse cada vez más en el conflicto. Primero, con el envío creciente de armas, asesores e instructores militares y suministros. A inicios de la década de 1960, durante el gobierno de John F. Kennedy había 16.000 soldados estadounidenses en Vietnam. Su sucesor, Lyndon Johnson inventó el “incidente del Golfo de Tomkin” para declarar oficialmente la guerra a Vietnam del Norte y aumentó la presencia militar estadounidense a 300.000 efectivos. Con el gobierno de Richard Nixon (presidente entre 1969-1974) llegó a haber más de 500.000 soldados yanquis en combate, con el más moderno armamento de la época.
La intervención militar en Vietnam no fue algo aislado sino la expresión más saliente de la política internacional del imperialismo estadounidense desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Con la excusa de la “lucha contra el comunismo” realizaba invasiones militares, intervenía en guerras, e impulsaba sangrientos golpes de Estado contra aquellos gobiernos que intentaban hacer alguna resistencia a su control.
En el sudeste asiático, esto tenía el objetivo de conformar una “red” de contención a la onda expansiva de la revolución china. Esa política se expresó en el respaldo al régimen dictatorial burgués de Chiang Kai-shek, instalado en la isla de Taiwán, que se transformó en un enclave del imperialismo yanqui (1949); en la creación de Corea del Sur y la intervención en la Guerra de Corea (1950-1953), y, finalmente, en la Guerra de Vietnam.
Las razones de la derrota de EE.UU.
En la medida en que enfrentaban una tenaz resistencia del pueblo vietnamita y a un duro enemigo militar, las tropas ocupantes comenzaron a utilizar métodos cada vez más crueles y genocidas, comola masacre de la aldea de My Lai (1968) o la quema de campos de cultivo con napalm (junto con los campesinos que trabajaban esas tierras)[3]. La guerra se extendió a Laos y Camboya.
A pesar de esos métodos de extrema crueldad, el curso de la guerra era cada vez más desfavorable para el imperialismo. En 1968, el Viet Cong (brazo militar del Viet Minh) lanzó la “ofensiva del Tet”, que, aunque fue contenida, levantó su moral y mostró su capacidad de combate.
Por el contrario, la moral de las tropas yanquis se resquebrajaba. Por un lado, por la comprobación de que no habría “victoria fácil”. Por el otro, se dividió frente a la crueldad de los métodos que debía utilizar. La película Pelotón, de Oliver Stone (1986) mostró este proceso.
Al mismo tiempo, dentro de EE.UU. también se resquebrajaba el frente interno: comenzaron masivas movilizaciones estudiantiles, y de la juventud en general, contra la Guerra de Vietnam, que exigían el retiro inmediato de las tropas estadounidenses de ese país. Al gobierno de Richard Nixon le resultaba muy difícil contener ese proceso a través de la represión. Su gobierno se debilitaba crecientemente.

En esos años, todavía existía el servicio militar obligatorio en EE.UU. Como una expresión de esta rebelión contra la guerra, muchos jóvenes se negaban a ser incorporados a las FFAA, por lo que quemaban el papel de convocatoria y desertaban. El famoso musical Hair está basado en ese proceso.
Ante una situación desfavorable, tanto en Vietnam como dentro de EE.UU., la burguesía estadounidense llegó a la conclusión de que había que “salirse de la guerra”: obligaron al gobierno de Nixon a firmar los Acuerdos de París (enero de 1973), que establecían un alto el fuego y un plan de retiro de las tropas y los funcionarios estadounidenses. Fue la admisión de su derrota por parte del imperialismo estadounidense. Como castigo por la derrota, Nixon fue sometido a un proceso de juicio político, y renunció en octubre de 1974.
Sin el apoyo militar, político y financiero de EE.UU., Vietnam del Sur y su régimen político estaban “condenados a muerte”. La caída de Saigón, en 1975, fue la concreción de la derrota definitiva del imperialismo estadounidense en Vietnam.
Consecuencias de la derrota yanqui
Vietnam volvió a ser un país unificado, con capital en Hanoi, y se transformó en un nuevo Estado obrero burocratizado, muy ligado a la ex URSS y a China. El proceso se extendió a Laos y Camboya.
La primera derrota político-militar del imperialismo estadounidense tuvo un inmenso impacto en la situación internacional porque abrió una oleada revolucionaria que derribó viejos regímenes dictatoriales (aliados y agentes del imperialismo) en varias regiones del mundo. En 1974, en Portugal; en 1979, en Irán; y ese mismo año, en Nicaragua. También impulsó la lucha contra el régimen franquista en España y contra las dictaduras latinoamericanas.
Al mismo tiempo, esta derrota provocó un gran cambio en la política internacional del imperialismo estadounidense. Por un lado, abandonó el objetivo de construir una red político-militar de contención de la revolución china y adoptó la política propuesta por Henry Kissinger: asociar a la burocracia maoísta en la restauración del capitalismo en China, lo que comenzó a concretarse a partir de 1976[4].
Por otro lado, el imperialismo estadounidense quedó completamente a la defensiva frente a las luchas revolucionarias en el mundo, lo que se expresó en el “síndrome de Vietnam”. La experiencia de la II posguerra había mostrado que el ejército estadounidense era muy efectivo si se trataba de una intervención militar rápida. Pero cuando esa intervención se transformaba en una ocupación militar permanente y enfrentaba una guerra de liberación, las cosas se complicaban mucho e incluso llevaban a duras derrotas. También que los golpes y dictaduras militares derivaban, tarde o temprano en situaciones explosivas y muy difíciles de controlar.
Por eso, a partir del gobierno de James Carter (1977) comenzó a impulsar la política que llamamos “reacción democrática”[5]. Tratar de impedir los procesos revolucionarios (o canalizarlos si no podía evitarlos) a través de las elecciones burguesas, acuerdos y negociaciones. Esto no significaba que el imperialismo se hubiese vuelto “pacifista” o “humanitario” sino que la situación lo obligaba a limitar al mínimo su acción militar y a ponerla al servicio de otros mecanismos tácticos que permitieran frenar y desviar esos procesos revolucionarios para avanzar en los objetivos más estratégicos. Usando la imagen de aquel animal de carga que puede avanzar a través de golpes o de una zanahoria colgada a su frente, se limitaba el uso del “garrote” y se lo ponía al servicio de la “zanahoria”. Para ello contaba con la colaboración del aparato estalinista y su política (la “coexistencia pacífica”), la Iglesia, y las direcciones burguesas nacionales.
La corta vida del Estado obrero vietnamita
La vida del Vietnam unificado como Estado obrero burocratizado fue corta: en 1986 (después de la restauración del capitalismo en China y en la ex URSS) la dirección estalinista vietnamita comenzó la restauración capitalista en su propio país, según el modelo chino. Es decir, bajo el régimen dictatorial del PC pero ahora al servicio de un Estado capitalista.
Desde entonces hasta ahora, parte importante de las empresas estatales han sido privatizadas y con métodos violentos se ha expulsado de su tierra a muchísimas familias campesinas. Al apropiarse de los campos, muchos exburócratas se transformaron en terratenientes. Esas tierras se cultivan ahora con el criterio salvaje del “agrobusiness”, con sus cosechas destinadas a la exportación de arroz (a costa del hambre de su pueblo[6]).
Al mismo tiempo, con trabajadores que reciben salarios aún más bajos que en China, Vietnam se ha transformado en receptor de inversiones a industrias de bajo capital y mano de obra intensiva, como la confección y el calzado por parte del imperialismo y de países como Corea del Sur[7].
Ambos procesos se expresaron en un fuerte aumento del PIB del país. Estas cifras son presentadas por la prensa mundial como una muestra de la superioridad del capitalismo sobre la economía planificada de un Estado obrero[8]. Sin embargo, estas cifras no pueden ocultar, por un lado, que el país perdió gran parte de su independencia y hoy es una semicolonia; por otro lado, el grado de superexplotación que sufren los trabajadores urbanos, con uno de los salarios más bajos del mundo y que no alcanza a cubrir las necesidades básicas, así como el aumento de la pobreza y del hambre en las zonas rurales[9]. Es decir, es un crecimiento del que solo se benefician las empresas extranjeras y la nueva burguesía vietnamita.
Las lecciones de la Guerra de Vietnam
Muchos luchadores en el mundo consideran que es imposible derrotar al imperialismo en el campo militar porque, en ese campo, este tiene una superioridad abrumadora. Sin embargo, la historia ha mostrado muchos ejemplos contrarios. A un costo de duros sacrificios y sufrimientos, hemos visto grandes triunfos militares de los pueblos oprimidos y colonizados contra fuerzas militares que a priori eran muy superiores. Baste nombrar los triunfos del pueblo vietnamita, primero sobre Francia y luego sobre EE.UU., y el del pueblo argelino en su lucha por la independencia contra el imperialismo francés.
En estos triunfos se combinaron factores políticos y militares. En primer lugar, la disposición a una lucha heroica de las masas oprimidas y colonizadas. En segundo lugar, esa lucha se fue elevando a una guerra de liberación cada vez más dura. En tercer lugar, fueron rodeadas de solidaridad y apoyo internacional, en especial por las movilizaciones en los propios países imperialistas y opresores contra sus propios gobiernos. Todo esto acabó provocando una baja en la moral y hasta una quiebra en la combatividad del ejército opresor/imperialista por la comprobación de que no habría impunidad ni “victoria fácil”. Una situación que se repitió más recientemente en las derrotas de EE.UU. en las guerras de Irak y Afganistán.
Recordamos, entonces, la caída de Saigón, para tomar las enseñanzas que nos dejó ese gran triunfo de las masas contra el imperialismo. Enseñanzas que es necesario aplicar en las luchas antiimperialistas actuales.
[1] https://litci.org/es/ta-thu-thau-lider-trotskista-vietnamita/?utm_source=copylink&utm_medium=browser
[2] Sobre este tema, recomendamos leer el libro “Las revoluciones china e indochina” (Nahuel Moreno, 1968) en https://www.marxists.org/espanol/moreno/obras/06_nm.htm
[3] La matanza de My Lai, un crimen sin castigo y El horrible uso del napalm y el agente naranja en la guerra de Vietnam
[4] Murió Kissinger, figura clave del imperialismo yanqui en el siglo XX – Liga Internacional de los TrabajadoresLiga Internacional de los Trabajadores
[5] https://litci.org/es/la-reaccion-democratica-del-sindrome-de-vietnam-al-sindrome-de-irak/?utm_source=copylink&utm_medium=browser
[6] https://www.youtube.com/watch?v=CgmokoNk-rw
[7] https://es.nhandan.vn/vietnam-recibira-gran-ola-de-inversion-extranjera-en-2025-post72067.html
[8] https://www.swissinfo.ch/spa/vietnam-tratar%C3%A1-de-alcanzar-un-crecimiento-econ%C3%B3mico-de-hasta-el-7%2C5-%25-en-2025/87767110
[9] https://www.modaes.com/entorno/vietnam-en-el-punto-de-mira-la-brecha-entre-salario-minimo-y-nivel-de-vida-se-ensancha