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Brasil | Por qué queremos lanzar una candidatura a la Presidencia de la República

febrero 18, 2022

Los revolucionarios participan en las elecciones esencialmente para difundir el programa socialista. No creemos que será a través de las elecciones que cambiaremos el país. Pero esta es una necesidad presente mientras los trabajadores pongan sus esperanzas en la democracia burguesa, como es el caso del Brasil hoy.

Por: Eduardo Almeida

Pero en este momento hay otras razones para ello, las que surgen del mundo concreto y de la realidad nacional. Vale la pena enumerar aquí cuatro razones principales para presentar una candidatura socialista a la presidencia en estas elecciones.

“Socialismo o Barbarie” nunca ha sido tan actual

Entre los activistas de izquierda es muy famosa la consigna “Socialismo o barbarie”. Expresa la disyuntiva histórica: o llegamos a la revolución socialista o el capitalismo nos lleva al retroceso histórico de la barbarie.

Esto a menudo se entiende como una posibilidad futura y remota. Sin embargo, el retraso de la revolución socialista está provocando la aparición de elementos de barbarie incluso hoy. En otras palabras, la barbarie ya empieza a hacerse presente y tiende a ampliarse.

Esta es la realidad que viven los trabajadores, con la pérdida de conquistas históricas, con salarios rebajados a niveles infrahumanos, con el desempleo creciendo fuertemente. Tenemos 45 millones de personas pasando hambre en este momento. Tenemos 92 millones de desempleados y subempleados. Estos son elementos de barbarie en la situación material de los trabajadores.

La pandemia ha entrado en su tercer año y nadie puede decir cuándo terminará. Pueden venir otras cepas, u otras pandemias. Se trata de una expresión de barbarie en el medio ambiente por la agresión de la deforestación de los bosques, lo que generó la pandemia. Y la barbarie en la salud pública, que ha colapsado debido a décadas de planes neoliberales.

La agresión al medio ambiente por parte del capitalismo también muestra signos de barbarie, con un calentamiento global que ya alcanza los 1,2ºC en relación con los niveles preindustriales. Los científicos prevén la posibilidad de que superemos los 1,5 ºC de aumento medio de la temperatura terrestre hasta 2030, lo que ya comenzaría a provocar daños irreversibles en los sistemas ecológicos. Aquí en el Brasil, además de las tragedias de Mariana y Brumadinho, en Minas Gerais, provocada por la Vale, la deforestación de la Amazonía está muy cerca del punto de no retorno, cuyas consecuencias serán catastróficas.

Del mismo modo, tenemos elementos de barbarie en relación con las opresiones, con masacres de jóvenes negros en barrios pobres, como las invasiones de Jacarezinho y Vila Cruzeiro, en Rio de Janeiro, o el cruel asesinato de Moïse. Crece en todo el país el feminicidio y el asesinato de LBGTs.

Estos crecientes signos de barbarie son productos del capitalismo. Brasil está en decadencia como consecuencia de su sumisión al imperialismo, con una degradación de su posición en la división mundial del trabajo. Cada vez más deja su peso industrial para desplazarse hacia la producción agrícola y minera.

Esta decadencia comenzó antes del gobierno actual. Bolsonaro no es solo un agente activo de esta decadencia, sino también un resultado de ella. Surge como expresión de esa misma decadencia, de la crisis de la democracia burguesa, como el primer gobierno de ultraderecha en el país.

La decadencia y la barbarie son productos del capitalismo, y seguirán y se agudizarán con cualquier gobierno burgués que se elija en octubre, sea Bolsonaro o Lula. O se rompe con la dominación capitalista o la barbarie se ampliará.

El programa socialista surge de esta realidad, con más fuerza que antes. Es más fácil hoy defender la necesidad de una revolución socialista que en décadas anteriores, cuando la campaña ideológica “acabó el socialismo” aún pesaba mucho tras el derrocamiento de las dictaduras estalinistas en Europa del Este.

“Socialismo o barbarie” nunca ha sido tan actual. Y, por eso, tener una candidatura en las elecciones que presente con fuerza el programa socialista, de ruptura con el capitalismo, es de enorme importancia.

Realmente es necesario derrotar a Bolsonaro. ¿Cómo hacerlo?

“Tenemos que derrotar a Bolsonaro”, ese es el gran argumento por el cual el PT logra ganarse a la mayoría de los trabajadores y activistas. Y para eso vale todo, incluida la alianza Lula-Alckmin.

Lula probablemente contará con el apoyo del PSOL, así como de varios partidos de derecha. Puede ganar las elecciones incluso en la primera vuelta. Entendemos esta posición, defendida por muchos activistas socialistas honestos. Después de todo, Bolsonaro es odiado precisamente por la mayoría absoluta de los trabajadores y la juventud.

El PT está preparando un gobierno más a la derecha que sus anteriores. El desgaste posterior es inevitable y puede volver a ser capitalizado por la ultraderecha.

Bolsonaro es la ultraderecha que llegó para quedarse, como consecuencia de la crisis de la democracia burguesa. Tiene grupos organizados y armados en todo el país, como no existía hace unos años. Pero, ¿es verdad que el PT quiere derrotar a Bolsonaro? Si y no. Sí, porque quiere derrotar a Bolsonaro en las elecciones de octubre, por dentro de la institucionalidad burguesa.

Pero esto es solo parcialmente cierto. El PT no quiso ni quiere derrotar a Bolsonaro de la manera más importante, que es la acción directa de las masas. Por eso frenó el desarrollo de las movilizaciones por el “Fuera Bolsonaro”. Este es un error grave, consecuencia de la completa adhesión del PT a la institucionalidad burguesa.

Bolsonaro puede cuestionar el resultado de las elecciones, como hizo Trump en EE.UU. Y puede, incluso derrotado electoralmente, capitalizar en el futuro el desgaste inevitable de un posible gobierno de Lula. Decimos nuevamente que la decadencia del país y los elementos de barbarie no surgieron y no terminarán con Bolsonaro fuera del gobierno.

Lula tendrá una forma de gobernar distinta de la de Bolsonaro. Eso es evidente, será un gobierno con una cara más amable. Pero una cara diferente del mismo capitalismo. El programa de Lula, en esencia, es el mantenimiento de los planes neoliberales, con alguna cobertura. Por ejemplo, Lula defendió la “contrarreforma” del PSOE (partido socialista) en España en relación con la reforma laboral del anterior gobierno de derecha. Pero, de hecho, el PSOE mantuvo la esencia de la reforma laboral, con la precarización del trabajo y el derecho de la burguesía a despedir trabajadores por cualquier necesidad económica.

Lula enfrentará una situación económica internacional más grave que la de 2003, que no permitirá un crecimiento económico como en los primeros gobiernos del PT. Las multinacionales exigirán aún más ataques a los trabajadores. Y luego están los avances en la tecnología de internet 5G, la industria 4.0, la inteligencia artificial, que generarán aún mayor desempleo.

Al seguir aplicando los planes neoliberales, Lula atacará a los trabajadores y a la juventud, acabando también por desgastarse. La ultraderecha podría acabar reforzándose de nuevo si capitaliza este desgaste. Esto está pasando, por ejemplo, en EEUU, con Trump. Si las elecciones fuesen hoy, Trump ganaría con 46% frente a 40% de Joe Biden. Como la derecha vuelve se fortalece nuevamente en Argentina frente al gobierno de Alberto Fernández, como capitaliza el desgaste de López Obrador, en México, y de Pedro Castillo, en el Perú.

Lula intentará enfrentar a la extrema derecha desde el marco institucional. Pero las Fuerzas Armadas y las policías están divididas, con un fuerte sector bolsonarista. No se puede confiar en la justicia burguesa. No vemos cómo esto puede ser victorioso.

Por eso decimos que la ultraderecha solo puede ser verdaderamente derrotada con la acción directa de las masas, con el movimiento preparándose activamente, a través de sus organismos, para la autodefensa. La democracia burguesa es incapaz de derrotar a la ultraderecha.

Y Lula solo quiere derrotar a Bolsonaro en las elecciones, por la democracia burguesa. Puede derrotarlo en octubre, pero posibilitar que Bolsonaro vuelva a fortalecerse más tarde. Esto nos reafirma la necesidad de una candidatura socialista en las próximas elecciones. No puede ser que la “izquierda” sea Lula en las elecciones de octubre, cuando él defiende un programa de derecha.

Es necesario que haya una candidatura de izquierda con un programa socialista. No creemos que vayamos a tener una gran votación, ya que la ilusión en Lula es muy grande, y el “voto útil” pesará mucho.

Pero afirmar una candidatura a la presidencia con programa socialista en estas elecciones será muy importante para ahora y, más aún, para el futuro. Cuando comience la experiencia de los trabajadores y de la juventud con un posible gobierno de Lula, ya se habrá construido una pequeña referencia a alternativa socialista. No puede ser que dejemos que la extrema derecha –o cualquier otra alternativa burguesa– capitalice una vez más el desgaste de los gobiernos petistas.

Contra el régimen, se necesita una candidatura socialista con un perfil por fuera de la institucionalidad

La elección de Bolsonaro fue una expresión de la crisis de la democracia burguesa. Y el gran responsable por su victoria fue el PT. Bolsonaro fue elegido por el rechazo de los trabajadores a los gobiernos del PT.

Bolsonaro también fue elegido por su desconfianza en la propia democracia burguesa, aunque había sido un diputado por el “centrão” durante décadas. No por casualidad, también aprovechó la desconfianza hacia los “políticos de siempre”, los principales medios de comunicación, el Congreso, etc.

La crisis de la democracia burguesa actual tiene origen en la grande y espontánea movilización popular de 2013, que chocó contra todos los gobiernos, incluido el gobierno de Dilma. La juventud empobrecida exigía en las movilizaciones salud, educación y transporte “padrón FIFA”. Pero el PT le dio la espalda al pueblo en las calles.

Allí comenzó una ruptura masiva de la base con el PT, que se fue profundizando. Y comenzó también la crisis de la democracia burguesa.

Fue por este desgaste del PT, por haber implementado los planes neoliberales, que la burguesía, después de utilizar al PT durante 14 años, pudo realizar una maniobra parlamentaria, con el impeachment de Dilma y la toma de posesión de Temer. El PT estaba tan desgastado que no pudo hacer ningún acto de masas en defensa de Dilma, ni siquiera en el ABC [cordón industrial de San Pablo, cuna del PT, ndt.].

El PSTU, correctamente, se opuso a la maniobra parlamentaria que condujo a la asunción de Temer. Defendimos el “Fuera Todos”, incluyendo a Dilma, Temer y el Congreso. El PT inventó la narrativa del “golpe contra Dilma” para justificarse, como si hubiese habido un golpe que cambió el régimen del país. Con esta narrativa convenció a una generación de activistas. Pero ahora se alía con los “golpistas”, desarmando su propia narrativa.

Hasta hoy, el PT demoniza las movilizaciones de 2013, como si las masas en las calles, y no el propio PT, fuesen responsables por el surgimiento de Bolsonaro. De hecho, Bolsonaro aprovechó el desgaste del PT, así como la crisis de la democracia burguesa.

Ahora, el PT quiere repetir el mismo enredo. La alianza en 2022 no es con Temer. Está aún más a la derecha, con Alckmin, un cuadro tradicional de la burguesía, fundador del PSDB. Un futuro gobierno Lula, al contrario de las expectativas de los activistas, terminará en una nueva gran frustración.

No decimos que habrá un “nuevo 2013”. Pero la combinación de los nuevos elementos de la realidad concreta está abierta. No sabemos cuánto tardará en desgastarse un futuro gobierno del PT ni sus consecuencias concretas en relación con  el movimiento de masas. Pero afirmamos que habrá otro desgaste del gobierno del PT, así como también de la democracia burguesa. Y por eso es necesario presentar ahora una candidatura socialista categóricamente diferente del PT, del PSOL y de los demás partidos del régimen. No como un programa marcado por reformas limitadas, sino de ruptura con el capitalismo, en defensa de la revolución socialista.

El probable apoyo del PSOL a Lula y Alckmin es un camino sin retorno

El PSOL, que antes se presentaba ante los activistas como un partido a la izquierda del PT, anunciará su posición definitiva en abril. Lo más probable es que termine por apoyar a Lula. A continuación, puede dar un paso más y entrar en el gobierno de Lula.

Esto es algo nuevo en la historia de este partido reformista. Puede estar siguiendo, así, el camino del Podemos, que apoyó el gobierno del PSOE en España y entró en una crisis importante. O del Bloco de Esquerda [BE] en Portugal, que apoyó el gobierno del Partido Socialista y vive una gran crisis tras su derrota en las últimas elecciones.

El lanzamiento de una candidatura socialista revolucionaria en estas elecciones puede ayudar a ocupar una parte de este espacio a la izquierda del PT para una alternativa no reformista, sino socialista y revolucionaria. El Polo Socialista y Revolucionario deberá lanzar una candidatura a la Presidencia.

El Polo, formado en 2021, cuenta actualmente con los militantes del PSTU; un sector del PSOL encabezado por Plínio de Arruda Sampaio; la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST), del PSOL; el Movimiento Revolucionario de los Trabjadores (MRT); así como importantes grupos y colectivos de activistas.

En este momento, el Polo está discutiendo qué hacer en las elecciones de 2022. En nuestra opinión, debería presentar candidatos a la Presidencia de la República, así como a los gobiernos estaduales y el Parlamento.

Nos parece fundamental que esas candidaturas defiendan un programa socialista y revolucionario, de independencia de clase. Una candidatura de alternativa a la colaboración de clases, al programa burgués de la alianza Lula-Alckmin. Para ello, el PSTU propone a la compañera Vera, obrera, negra y socialista.

El PT está preparando un gobierno más a la derecha que sus anteriores. El desgaste posterior es inevitable y puede volver a ser capitalizado por la extrema derecha.

Artículo publicado en www.pstu.org.br, 15/2/2022.-
Traducción: Natalia Estrada.

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