Lula presiona por exploración petrolera en la Amazonía

Por Jefferson Choma
El presidente Lula volvió a defender la exploración petrolera en la desembocadura del río Amazonas, en la llamada Margen Ecuatorial. Esta vez, Lula atacó directamente al IBAMA (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables): “Tal vez esta semana todavía haya una reunión entre la Casa Civil y el Ibama y necesitamos autorizar a la Petrobras a realizar investigaciones [en la Margen Ecuatorial]. Eso es lo que queremos. Si lo explotaremos más adelante es otra discusión. Lo que no podemos hacer es quedarnos en esa cantilena”, dijo en entrevista a Rádio Diário FM, en Macapá.
La declaración fue repudiada por varias organizaciones sociales, ambientales, indígenas y quilombolas que ya habían publicado una nota repudiando otra declaración de Lula a principios de febrero. Señalaron principalmente el discurso contradictorio del gobierno, que hace declaraciones sobre la necesidad de combatir el calentamiento global al tiempo que impulsa la apertura de nuevos frentes petroleros.
Pero la declaración de Lula molestó particularmente a los empleados del IBAMA, un organismo que ha sido fustigado por sucesivos ataques del gobierno de Bolsonaro para «hacer vista gorda» en la fiscalización y la legislación ambiental del país.
El IBAMA no debe servir a ningún gobierno de turno. La responsabilidad de sus empleados es evaluar los impactos ambientales, de forma independiente y bajo estrictos criterios científicos. Por ley, existe una norma a seguir. La cuestión es que la Petrobras simplemente no consigue cumplirla. No puede demostrar que es posible explorar petróleo en la desembocadura del Amazonas sin comprometer el medio ambiente, eviat y combatir un derrame de petróleo que podría destruir todo un delicado ecosistema. Por eso, el año pasado, una nota técnica firmada por 13 especialistas del IBAMA recomendó negar la licencia debido a “persistentes fallas en el proceso”.
No es sólo estudio. Es explotación
Lula dice que la licencia es sólo para mayores estudios, no para explotación. Ese argumento es engañoso. La Petrobras no solicitó licencia para un simple estudio, sino para una perforación exploratoria, con el claro objetivo de avanzar hacia la explotación comercial.
De hecho, el gobierno federal lanzó un edital para subastar nuevos bloques en la región, confirmando la intención de ampliar la explotación. La nueva subasta, marcada para el 7 de junio, prevé el remate de 47 bloques ubicados en la cuenca (depresión) de la desembocadura del Amazonas.
Detonar la Amazonía y entregar el petróleo al imperialismo
De hecho, el destino de estos bloques que serán subastados será, sin duda, el mismo que el de los actuales bloques de petróleo de la Margen Ecuatorial: caerán en manos de compañías petroleras imperialistas. La Petrobras posee actualmente 16 bloques en la Margen, la mitad de los cuales serán explorados en asociación con la multinacional británico-holandesa Shell, como ya admitió el propio Lula. La Shell posee, ella sola, 11 bloques más, y muchas otras compañías petroleras privadas (nacionales y extranjeras) tienen el resto de los bloques en la región.
La Petrobras está intentando obtener la licencia porque en el pasado otras petroleras extranjeras fracasaron en el intento, como la petrolera francesa Total. Si obtiene la licencia, la Petrobras abrirá el camino para todas ellas y habrá una avalancha de licencias para exploración en la región.
El argumento del gobierno sobre que la exploración petrolera en la Amazonía es necesaria para la transición energética o la reindustrialización del país es falaz. Además de que muchos campos están en manos de las multinacionales, toda la exploración de la Margen Ecuatorial se realizará en el marco de una profunda desnacionalización del petróleo brasileño. El fin del monopolio estatal del petróleo (en 1997), las subastas de campos petrolíferos (como el presal) o la privatización de refinerías y de la BR Distribuidora son algunos episodios del entreguismo reciente. Hoy el país exporta petróleo crudo e importa petróleo refinado, pagando en dólares.
¿Para quién van los ingresos del petróleo?
Además, la Petrobras se ha convertido en una empresa de capital mixto y más de 62% de sus acciones está en manos de inversores privados (46% extranjeros y 16% nacionales). Son los accionistas privados quienes se embolsan los ingresos del petróleo. En 2022 y 2023, la Petrobras fue la petrolera que pagó más dividendos en el mundo a sus accionistas. Pagó R$ 72,7 mil millones en 2021, R$ 194,6 mil millones en 2022 y R$ 98,2 mil millones en 2023. En dólares, la cuenta totaliza US$ 57,6 mil millones, un monto muy superior al de otras petroleras –la Exxon Mobil pagó US$ 29,8 mil millones, la Chevron US$ 22,3 mil millones, y Petrochina US$ 20,4 mil millones.
En este esplendor del escándalo, es obvio que la renta del petróleo de la Margen Ecuatorial seguirá el mismo camino que el presal: engordar los bolsillos de los accionistas privados de la Petrobras. Es por eso que la petrolera invierte miserables 5.200 millones de dólares en energía renovable, conforme su Plan Estratégico 2024-2028. Lo cierto es que los accionistas privados de la petrolera son el mayor obstáculo a cualquier política de transición energética en el país.
El camino para la transición
El camino de una transición energética soberana pasa por laPetrobras, pero convertida en una empresa de energía renovable. No necesitamos detonar la Amazonía y arrojar más carbono en la atmósfera, arriesgándonos a una aventura sin retorno hacia la catástrofe climática. Necesitamos nacionalizar todos los recursos energéticos del país, inclusive la Petrobras, que debe ser 100% estatal, bajo el control de los trabajadores. Así es posible utilizar los actuales ingresos petroleros para invertir masivamente en investigación y desarrollo de energías renovables, asegurando la transición de manera soberana, lo que garantiza empleos y crea nuevos puestos de trabajo con nuevos frentes de investigación.
COP 30: Los movimientos necesitan movilizarse para que no rifen nuestro futuro
Mientras el gobierno utiliza el anacrónico espantapájaros del desarrollismo de los combustibles fósiles, también acelera el paso para liberar la exploración de petróleo en la Amazonía ya este semestre. Esto se debe a que el Brasil será sede de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), que se realizará en Belém, en plena Amazonía. Pero el evento ya da señales de que podría convertirse en escenario de petroleras e incluso del agronegocio. André Corrêa do Lago, presidente de la COP 30 designado por Lula, ya dijo que no ve ninguna contradicción entre el petróleo en la desembocadura del Amazonas y la agenda de la Conferencia.
El gobernador de Pará, Helder Barbalho (MDB), enfrentó durante 23 días la ocupación de la Secretaría de Educación de Pará (Seduc) realizada por pueblos indígenas, que hicieron que el gobernador reculara en los ataques a la educación y a los territorios. Pará es el Estado líder en emisiones de carbono del país, seguido por Mato Grosso. Más de 48% de las emisiones brasileñas provienen de la deforestación y de los incendios.
Es con la independencia y con la combatividad demostrada por los pueblos indígenas que ocuparon la Seduc, que los movimientos sociales, de los trabajadores y de la juventud deben organizarse y tomar la COP 30 e impedir que rifen nuestro futuro, transformando la catástrofe climática en un negocio más. Este será un momento para exigir y denunciar las acciones de los gobiernos que promueven la destrucción ambiental, la energía fósil y el agronegocio que aniquilan los bosques y a sus pueblos.
Brasil se convierte en un horno: El calor no es igual para todos
El país está viviendo una intensa ola de calor. Según el INPE, la combinación de calor y humedad puede hacer que la sensación térmica alcance unos impresionantes 70 °C en algunas ciudades.
Enero de 2025 fue el mes más caliente ya registrado, con una temperatura media global 1,75 °C superior a la media del período preindustrial (1850-1900). En toda la historia de la jornada humana, el clima de la Tierra nunca ha estado así de caliente. Hay científicos que ya afirman que es posible alcanzar la barrera de los 2°C en 2032, una situación absolutamente factible dadas las medidas anunciadas por Trump, retirando a Estados Unidos del Acuerdo de París para “perforar más pozos petroleros”.
El ritmo acelerado del calentamiento se puede ver en el aumento de la frecuencia de las olas de calor. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), hasta la década de 1990, las olas de calor duraban en promedio siete días. Los datos más recientes indican más de 50 días de calor atípico en promedio por año.
Pero el calor no es igual para todos. La mayoría de los trabajadores ni siquiera tienen acceso al aire acondicionado y muchos trabajan al aire libre. Otros ni siquiera pueden pagar una cuenta de energía cara. Estudios indican una diferencia de casi 10°C en la sensación térmica de barrios cercanos, uno con árboles y otro precario y con calles estrechas. Es el caso de Morumbi y Paraisópolis, en São Paulo, por ejemplo, según indica una investigación realizada por la Universidad Mackenzie. Además, la población pobre de la periferia sufre una falta crónica de agua, que tiende a agravarse con la privatización del saneamiento.
Los efectos del calentamiento ya son una realidad. La población trabajadora necesita luchar por medidas de adaptación climática como la suspensión del trabajo (sin suspensión de salario) en días de calor extremo, climatización adecuada en las escuelas, en la atención sanitaria y en el transporte público.
Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 21/2/2025.-
Traducción: Natalia Estrada.