Las crisis del Estado de Israel

En otro artículo de este site, denunciamos que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha retomado su plan de expulsar a los palestinos de Gaza, con apoyo de Donald Trump[1]. En ese mismo artículo, se señala que “no todas son flores” para el estado sionista ya que vive diversas crisis atravesadas por la “guerra permanente” que impulsa Netanyahu. En este artículo, vamos a analizar esa situación.
Por Alejandro Iturbe
Desde su creación como enclave político-militar, en 1948, la población israelí siempre tuvo la convicción de que el estado sionista (con el apoyo de las potencias imperialistas) era invencible militarmente porque había ganado todas las guerras que había librado contra los países árabes (1948, 1956, 1967 y 1973).
Esta invencibilidad militar fue desmentida cuando la invasión del ejército israelí a Líbano fue derrotada por la resistencia libanesa, encabezada por Hezbolá. Sin embargo, esta derrota se produjo en otro país. Persistió la convicción de que el territorio y la población israelíes eran intocables porque estaban protegidas por una sólida custodia armada de sus fronteras, un eficaz servicio de inteligencia y, más recientemente, por una impenetrable “cúpula de hierro” tecnológica contra ataques aéreos.
Esta convicción ha sido cuestionada dos veces. La primera fue el 7 de octubre de 2023, con el audaz operativo realizado por Hamas desde la Franja de Gaza que “perforó” la frontera entre este territorio y el Estado sionista, penetró en territorio israelí y se retiró exitosamente.
La segunda fue en la reciente y breve guerra entre el estado sionista (respaldado por Donald Trump) e Irán porque una parte de los cientos de misiles iraníes lanzados sobre territorio israelí quebraron la “cúpula de hierro” y cayeron sobra las ciudades[2]. Este ataque provocó importantes daños y víctimas, especialmente en zonas donde la población no tiene acceso a refugios antiaéreos, como la ciudad de Tamra[3]. En un país cuya población opresora siempre tuvo la convicción de que sus permanentes agresiones a los palestinos y los pueblos árabes quedaban impunes, el hecho de comprobar que también sufrirá las consecuencias de la guerra tiene innegablemente un fuerte impacto político.
La mayoría de los analistas internacionales coinciden en considerar que, en la guerra Israel-Irán no hubo un triunfador militar. Sin embargo, este empate militar (un terreno en que Israel posee una gran superioridad) tiene un “sabor amargo” para el estado sionista. Los propios medios israelíes hacen esa evaluación. Canal 13, The Times of Israel y Haaretz analizan que “El ataque a Irán costó un alto precio y no logró ninguno de sus objetivos”[4]. La expresión más profunda de eso es su debilitamiento para “dictar las reglas del juego” en la región, como lo ha hecho desde 1948. Es la conclusión a la que llega David Hearts, editor en jefe de MIddle East Eye (un medio periodístico británico independiente): “Israel no puede dictar el futuro de Medio Oriente”[5].
Tal como hace siempre cuando enfrenta situaciones de este tipo, Benjamín Netanyahu “huye para adelante” y redobla el ataque genocida al pueblo palestino en la Franja de Gaza. Busca así galvanizar la unidad de los israelíes detrás de su gobierno para enfrentar al “enemigo común” (los palestinos). Lo consiguió parcialmente pero la situación interna es mucho más contradictoria.
Las grandes contradicciones en la sociedad israelí
Apenas iniciada esta nueva ofensiva en Gaza, más de 30.000 personas marcharon por las calles de Tel Aviv reclamando que el gobierno de Netanyahu ponga “fin a la guerra de Gaza” a cambio de que “Hamas libere los rehenes israelíes”[6]. La movilización fue convocada por el Foro de las Familiares de los Rehenes y Desaparecidos y se sumaron otros sectores de la sociedad israelí, al igual que en otras anteriores por este reclamo[7].
El reclamo de las familias de los rehenes actúa como detonante de movilizaciones que expresan la fuerte contradicción que se ha abierto en la sociedad israelí, en las últimas décadas, y que se manifestó con claridad en las movilizaciones contra la reforma judicial que impulsaba el gobierno de Netanyahu[8]. Veamos las raíces de esa división.
El Estado de Israel es un enclave político militar del imperialismo. Durante décadas, su economía se desarrolló impulsada y controlada directamente desde el Estado. Esa economía era motorizada por la “ayuda” externa que enviaba el imperialismo estadounidense con fines militares y por los fondos que suministraba el movimiento sionista internacional con aportes de los judíos que vivían en otros países (especialmente en EE.UU.).
En ese contexto, se desarrolló una industria de armamentos que, primero, solo abastecía al ejército israelí. Luego comenzó a exportar, transformando al país en uno de los diez mayores exportadores de armas del mundo[9]. Inicialmente, fabricaba armas leves y munición pero luego fue incorporando vehículos de combate y aviones. Luego se especializó cada vez más en el desarrollo de tecnología con fines militares, de seguridad y de vigilancia y, finalmente, también produce software y sistemas en general.
Esa economía israelí estatizada comenzó a ser desmantelada y privatizada desde la década de 1980 (en la onda “neoliberal”); una parte de esas empresas estatales se transformaron en mixtas y otras directamente fueron vendidas[10]. Sobre esa base “neoliberal”, comenzaron a desarrollarse nuevas empresas privadas, especialmente en el sector de tecnología de seguridad y de software y sistemas en general. De modo minoritario, también en otros rubros como farmacología, alimentos y bebidas. Actualmente, las exportaciones israelíes superan 30% del PIB del país[11].
Surgió así una nueva burguesía privada “clásica” que estableció fuertes vasos comunicantes con los mercados internacionales a través de las exportaciones, las inversiones de burgueses israelíes en el exterior y del exterior hacia Israel[12]. Surgió también un nuevo sector de trabajadores especializados y profesionales, cuyo desarrollo personal y económico está ligado a esa nueva economía.
Esta nueva burguesía y este nuevo sector de trabajadores tienen fuertes contradicciones con Netanyahu y su política de “guerra permanente”, ya que el desprestigio y el aislamiento actual del Estado de Israel en el mundo, con masivas movilizaciones de solidaridad con los palestinos, han fortalecido la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) que ha afectado mucho las exportaciones de productos israelíes y disminuido las posibles inversiones occidentales en el país. Una situación que ha provocado una crisis en la economía israelí que golpea fuertemente a estos sectores[13].
Por eso, quieren terminar con la invasión a Gaza y que se abran negociaciones para lograr una “paz definitiva” con los palestinos y así poder desarrollar tranquilamente sus negocios. Aspiran a vivir en un Israel “moderno, desarrollado y democrático” al estilo de los pequeños países imperialistas europeos. Una aspiración que choca con el proyecto y la política del gobierno de Netanyahu: el “Gran Israel” apropiándose de todo el territorio del Mandato Británico en Palestina e incluso de partes de Líbano y Siria.
El éxodo silencioso
La crisis económica ha generado que «muchas empresas dirigidas por israelíes […] ya tienen su sede en Estados Unidos y mantienen una filial en Israel”[14]. Lo que sucede con las empresas israelíes es expresión de un proceso mucho más profundo, que ya viene desde hace varios años: el creciente número de ciudadanos israelíes (decenas de miles cada año), muchos de ellos de la elite intelectual y profesional, que abandonan el país “silenciosamente”, buscan una “solución individual” laboral y profesional en la emigración hacia EE.UU. o Europa (sin renunciar a la ciudadanía israelí)[15].
Podemos hablar de una “crisis de identidad”, la pérdida de un sentimiento de pertenencia que fue clave para la emigración de los judíos europeos y de otros países para “construir Israel” y “dar la vida” por el país. El año, pasado un medio español informó: “Los médicos y la élite están abandonando Israel, ya que ‘sienten que no pertenecen allí’.”[16].
Frente a la quiebra del sentido pertenencia del este sector (descendientes de los fundadores y constructores del Estado de Israel) y el aumento de la población palestina residente en su territorio, a partir de inicios del siglo XXI, el estado sionista comenzó a fomentar la inmigración de judíos rusos para instalarse en el país (con acuerdo y apoyo de Vladimir Putin). Se estima que, actualmente, hay más de un millón de ellos, a los que se les han dado privilegios, como subsidios y viviendas para que, luego de expulsar a los palestinos, actuaran como “colonos” ocupantes en la región que el estado sionista seguía robando en Jerusalén este y Cisjordania. En esta región, ellos han pasado a ser la “línea de frente en la “defensa de Israel” y en la agresión a los palestinos.
Una crisis creciente en la base de las Fuerzas Defensa Israelíes
Israel es un estado altamente militarizado. A los 18 años, todos sus ciudadanos israelíes tienen la obligación de realizar un largo servicio militar (32 meses los varones y 24 las mujeres). Después, hasta los 45 años, quedan como reservistas que realizan entrenamientos de un mes cada año, o son llamados a combatir por períodos de tres meses cada vez que la situación lo requiera, como actualmente en la ocupación de Gaza.
El éxodo a que nos hemos referido es la forma en que muchos jóvenes israelíes evaden esas obligaciones militares. Más importante aún, los métodos genocidas utilizados en la ocupación de Gaza han generado una crisis creciente en los reservistas. Un importante medio internacional informa que “100.000 israelíes habrían dejado de presentarse al servicio de reserva” (40% del total de reservistas). Uno de ellos, Yuval Green (un estudiante de Medicina de 26 años) creó una página en Instagram de soldados contra la guerra. En ella, publicó: “Nunca volveré a servir con este gobierno”[17].
Algunos reservistas presentan problema mucho más graves. Daniel Edri, de 24 años, (que había combatido en Líbano y Gaza) prendió fuego a su auto y se suicidó porque lo atormentaban los recuerdos de “las imágenes y olores de aquellas experiencias”, según expresó en una carta a su hermano. El diario Haaretz dice que ya “son 11 los reservistas que se suicidaron por problemas de salud mental”[18]. Otros medios citan un informe del propio ejército israelí y estiman en 38 el número de suicidios, un record histórico[19].
El gobierno de Netanyahu
En este contexto de fuertes contradicciones internas en la sociedad israelí, acentuadas por la ocupación de Gaza y sus métodos genocidas, la prensa internacional ha previsto varias veces que el gobierno de Netanyahu “estaba al caer”. Sin embargo, se ha mantenido hasta ahora. ¿Cómo lo ha conseguido? ¿Cuál es la situación actual en este sentido?
Para responder a esta pregunta, es necesario explicar que el régimen político tiene un carácter nazi por su política frente a los palestinos (la nakba permanente). Al mismo tiempo, para los ciudadanos israelíes, es una democracia burguesa parlamentaria con la Knesset (Asamblea, compuesta por 120 legisladores) como organismo central. Cada cuatro años se realizan elecciones parlamentarias (las últimas fueron en 2022). Para formar un gobierno, es necesario que el primer-ministro tenga apoyo de una mayoría parlamentaria (si la pierde, debe renunciar y convocar a elecciones anticipadas).
Este sistema político se ha fragmentado en numerosos partidos: en las elecciones de 2022 fueron electos representantes a la Knesset de 22 organizaciones[20]. Este espectro de partidos va desde la extrema derecha sionista (Otzma Yehudit) y el Likud (derecha sionista histórica) hasta partidos de los palestinos que viven en territorio israelí como ciudadanos (Ra’am-Lista-Árabe Unida) con una amplia lista de organizaciones en el medio.
El actual gobierno de Netanyahu está centralizado por el Likud (32 diputados) que formó una coalición de 8 partidos con 67 diputados en total. También existe una coalición opositora que suma 53 diputados, encabezada por el partido Yesh Atid, uno de los mayores impulsores de un acuerdo de paz con los palestinos y crítico de las políticas del gobierno (23 diputados).
En el marco de este complejo panorama parlamentario, Bibi (como llaman los israelíes a Netanyahu) ha demostrado ser lo que los analistas burgueses llaman un “animal político” que ha logrado encabezar los gobiernos israelíes desde 2009 hasta ahora, salvo un corto interregno entre 2021 y las elecciones de 2022 (donde gobernó una coalición opositora). Lo ha hecho en base a acuerdos del Likud con otros partidos y maniobras de todo tipo.
Por ejemplo, ha mantenido un acuerdo de larga duración con el partido Shas (actualmente con 11 diputados). La base social de esta organización son los judíos religiosos ultra-ortodoxos que solo se dedican a estudiar la Torá (Biblia hebrea). El estado israelí les garantiza subsidios equivalentes a un salario y, al mismo tiempo, están eximidos de realizar el servicio militar. Para mantener estos privilegios, se han integrado diversas coaliciones, en especial con el Likud y Netanyahu.
El privilegio de eximición del servicio militar siempre ha sido duramente criticado por los partidos opositores que, en varias ocasiones, presentaron demandas contrarias ante la Corte Suprema israelí. El año pasado, la Corte determinó que los jóvenes judíos ultraortodoxos debían ser convocados para realizar el servició militar obligatorio y el gobierno de Netanyahu tenía que comenzar a aplicarlo obligatoriamente.
Ante ello, se abrió una crisis porque el Shas anunció que, si Netanyahu llevaba adelante esa medida, sus diputados abandonarían la coalición parlamentaria oficialista que quedaría en minoría, caería el gobierno y habría que convocar a elecciones anticipadas. Netanyahu estaba entre la espada y la pared: generar un conflicto de poderes con la Corte Suprema (muy respetada por la sociedad israelí) o la caída de su gobierno.
El 8 de julio pasado, el ejército israelí emitió un comunicado informando que, partir del domingo 13, comenzaría a enviar “convocatorias preliminares” como primer paso de un “plan de reclutamiento de varios meses”. Ante ello, el Shas llamó a movilizaciones que atacaron automóviles de comandantes militares y chocaron con la policía que las reprimió[21].
Netanyahu viene manteniendo reuniones con los líderes del Shas para buscar una “solución a sus exigencias” que, a la vez cumpla con lo ordenado por la Corte Suprema[22]. Sotto voce, circula la versión que la “solución” sería que los jóvenes ultraortodoxos se incorporasen al servicio militar no para recibir entrenamiento de combate y para ser enviados a los frentes militares sino para realizar tareas de retaguardia. Igualmente, cobrarían el mismo salario y tendrían los mismos beneficios que reciben los otros jóvenes reclutados (pasajes gratuitos y descuentos especiales en comercios[23]. ¿Aceptará el Shas esta propuesta o seguirá con sus exigencias de máxima (eximición total de reclutamiento sancionada por ley de la Knesset)? El destino inmediato del gobierno de Netanyahu depende de cómo la realidad responda a esta pregunta.
La deteriorada imagen pública de Bibi
Netanyahu está cada vez más desprestigiado en sectores crecientes de la sociedad de la sociedad. Ese desprestigio comenzó, en 2020, cuando se inició un proceso judicial en su contra por los cargos de “fraude, soborno y abuso de confianza” por “intercambiar favores para beneficiar a sus amigos, a medios de comunicación o a empresas a cambio de regalos y de mejorar la imagen de su Gobierno”, entre 2007 y 2017. Es la primera vez en la historia israelí que un primer ministro en funciones es juzgado. Por eso, se ha suspendido y reabierto varias veces[24].
Netanyahu alega ser inocente y afirmó que “el proceso judicial en su contra se trata de una persecución política por parte de sus opositores de izquierda, que tendrían la intención de sacarlo del poder”. Miembros de su gabinete criticaron la última reanudación del juicio porque “el primer ministro israelí tiene en este momento tareas ‘más importantes’ como la guerra, rescatar a los secuestrados y mantener la economía”.
Sin embargo, en todos estos temas, la actuación de Bibi también recibe duras críticas. Hemos dicho que las familias de los rehenes israelíes le exigen que priorice lograr que vuelvan con vida y que, si es necesario para eso, firme un acuerdo de paz con Hamas. Yoav Gallant, ex militar y líder de un partido menor que había ingresado al gobierno luego del inicio de la invasión-ocupación de Gaza y salió a los pocos meses, afirmó que “la prioridad del gobierno debería ser un acuerdo de liberación de rehenes con Hamás”. Gallant expuso también una percepción que crece en la sociedad israelí: para Netanyahu es más importante su supervivencia política, la de su gobierno y la de sus planes que las necesidades (e incluso la vida) de los ciudadanos israelíes. Que, por ello, una “‘oscuridad moral’ está cayendo sobre el país”[25].
Por otro lado, ha surgido una nueva oposición a Netanyahu de parte de generales en ejercicio o retirados de la “vieja guardia” sionista. Este sector defiende a ultranza al proyecto del Gran Israel y propone utilizar métodos aún más duros que los de Netanyahu: “Hay que aplastar al enemigo en Gaza, sin piedad” declaró Noam Tibon, un general retirado de 62 años[26]. Al mismo tiempo, jefes militares y de seguridad han criticado duramente a Bibi por no haber aceptado ninguna responsabilidad personal por el grave error que significó no haber detectado e impedido la acción de Hamas del7 de octubre. Es decir, por no haber podido “defender a Israel y a su población”. Por el contrario, le echó la culpa a los servicios de inteligencia.
Sobre este punto, Tibon afirmó: “Toda la culpa de este fracaso la tiene Benjamin Netanyahu que es quien, como jefe de gobierno, realmente está a cargo”. La conclusión de esta oposición es que “Netanyahu no debería tener participación alguna en la guerra y en lo que suceda después”.
Finalmente, hemos visto que un sector creciente de la sociedad israelí considera que la crisis económica que vive el país es una consecuencia de la ocupación de Gaza , sus métodos genocidas y el aislamiento internacional en que ha puesto al estado sionista. Yair Golan, ex general de alto rango y dirigente de un partido opositor afirmó: “Si el país no recupera la cordura, Israel va camino a convertirse en un Estado paria entre las naciones, la Sudáfrica de antaño”[27].
Hemos visto que cuando se siente debilitado y amenazado políticamente, Bibi “huye para adelante tirando tiros” (tal como hizo con el ataque a Irán y, después, aumentado el ataque genocida al pueblo palestino en Gaza). Así busca lograr la “unidad nacional” detrás de su gobierno para “enfrentar al enemigo común”[28].
Inicialmente, consiguió este objetivo: 82% de los judíos israelíes apoyaron el ataque a Irán[29]. Luego, este porcentaje fue disminuyendo, incluso en barrios que son bastiones de la coalición gubernamental, al comprobar que, con los ataques iraníes, ellos también sufrían las consecuencias de la guerra[30].
Una de cal y otra de arena
A partir del empate en la guerra con Irán, se reabrió el debate sobre la ocupación de Gaza y sus métodos genocidas Ante la situación crítica creada con el Shas, que puede obligarlo a renunciar y convocar a elecciones anticipadas, Netanyahu comenzó a mirar las encuestas de intención de voto. Ahí recibió “una noticia buena y una mala”. La buena es que en la última encuesta, la intención de voto a la lista de diputados del Likud (encabezada por Bibi) había mejorado luego del ataque a Irán: pasaba de obtener 23 diputados a 31[31].
La mala es que, a pesar de esta mejora, Bibi y el Likud necesitarían nuevamente armar una coalición para lograr mayoría parlamentaria formar un nuevo gobierno. Otro dato negativo para él es que si se suman los diputados que obtendrían los partidos que hoy integran la coalición de gobierno (actualmente con 67 diputados), solo llegarían a 56 escaños (cifra insuficiente para tener mayoría en la Knesset).
Ante ese panorama, Bibi optó por no llamar a elecciones anticipadas y mantener la actual coalición de gobierno hasta 2026. Para ello, necesita sí o sí mantener el apoyo del Shas. Es decir, el destino inmediato del gobierno de Netanyahu depende del resultado de las negociaciones con este partido.
Algunas consideraciones finales
Hemos analizado extensamente las profundas contradicciones que dividen a la sociedad israelí. Sin embargo, es imprescindible analizar también los límites infranqueables que tienen esas contradicciones.
El punto de partida es que Israel no es un país opresor “normal” sino un enclave creado por las potencias imperialistas sobre sobre la base del robo y la usurpación del territorio palestino y la expulsión violenta de este pueblo de sus tierras y casas. En ese territorio robado a los palestinos se fue instalando de modo artificial, y continúa haciéndolo, una población extranjera (principalmente judíos de origen europeo, luego también de otros países) que fueron construyendo su vida sobre las bases que hemos descrito. Las casas en que viven los israelíes, las escuelas donde estudian sus hijos, las fábricas y campos en los que trabajan fueron construidas en las tierras que se robaron al pueblo palestino. Toda la sociedad israelí (incluida la gran mayoría de su clase obrera) es consciente de ello y no está dispuesta a devolver esas tierras.
Los nuevos sectores de la sociedad israelí quieren terminar con la guerra permanente de Netanyahu, lograr algún tipo de paz con los palestinos e incluso otorgarles un pequeño territorio. Sin embargo, al mismo tiempo, opinan que “está muy bien” que se haya creado Israel expulsando al pueblo palestino y que los judíos vivan en “su país”. Y los palestinos deben aceptar esto (sea “por la buenas” o “por las malas”). Netanyahu impulsa una política “por las malas”. El sector de la sociedad israelí que critica esta opción y se moviliza contra ella propone que esa aceptación sea “por las buenas” (a través de negociaciones y acuerdos). Pero ambos parten de la defensa incondicional de la existencia del Estado de Israel, más aún si considera que está en riesgo. El límite máximo de ruptura cuando se pierde este sentido de pertenencia, tal como vimos, es el de algunos miles que abandonan el país para seguir su vida en el exterior.
Es muy bueno que existan estas contradicciones sociales y políticas en el estado sionista. Sin embargo, sería una falsa ilusión pensar que el enclave político militar que es el estado sionista puede caer por “implosión”.
Este enclave solo caerá si se lo destruye. Es la única forma de que puedan recuperar su territorio histórico y poner fin a décadas de dolor y sufrimiento. Por eso, la heroica resistencia del pueblo palestino de Gaza y Cisjordania debe ser la “chispa” que accione la lucha revolucionaria y militar de los pueblos árabes y musulmanes contra Israel. En el mundo, debemos ser solidarios y apoyar cada vez más esa lucha.
[1] https://litci.org/es/netanyahu-reanuda-su-plan-para-expulsar-a-palestinos-con-el-consentimiento-de-ee-uu/?utm_source=copylink&utm_medium=browser
[2] https://www.youtube.com/watch?v=Ankt84GIZ7w
[3] https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/sin-refugios-y-blanco-del-extremismo-una-ciudad-arabe-israeli-sufre-lo-peor-de-los-ataques-de-iran-nid18062025/
[4] https://www.lahaine.org/mundo.php/medios-israelies-el-ataque-a
[5] https://www.youtube.com/watch?v=UGDXZJ81HpI
[6] https://www.cnnbrasil.com.br/internacional/milhares-de-israelenses-protestam-contra-governo-e-guerra-em-gaza/
[7] https://litci.org/es/israel-a-netanyahu-se-le-complica-todo/?utm_source=copylink&utm_medium=browser
[8] https://litci.org/es/74690-2/
[9] Os 10 maiores exportadores mundiais de armas e a geopolítica do ferro e fogo – Jornal Opção (jornalopcao.com.br)
[10] Israel acumula 98 empresas privatizadas | Opportimes
[11] Exportaciones de Israel podrían alcanzar los $165 mil millones (israelnoticias.com)
[12] Lista das principais empresas de Israel com valor de mercado – Capital Times
[13] https://litci.org/es/crisis-economica-en-el-estado-de-israel/?utm_source=copylink&utm_medium=browser
[14] https://harris-sliwoski.com/blog/
[15]https://www.jpost.com/spanish/noticias-de-israel/article-824445#google_vignette
[16] https://www.hispantv.com/noticias/economia/599729/iinflacion-subida-precios-exodo-israel
[17] https://www.france24.com/es/medio-oriente/20250417-el-descontento-crece-en-el-ej%C3%A9rcito-israel%C3%AD-nunca-volver%C3%A9-a-servir-bajo-este-gobierno
[18] https://www.swissinfo.ch/spa/un-reservista-israel%C3%AD-se-suicida-tras-servir-durante-m%C3%A1s-de-un-a%C3%B1o-en-gaza-y-l%C3%ADbano/89642996
[19] https://www.rfi.fr/es/oriente-medio/20250103-r%C3%A9cord-de-suicidios-en-el-ej%C3%A9rcito-israel%C3%AD-desde-el-7-de-octubre-de-2023
[20] Información extraída de https://main.knesset.gov.il/EN/Pages/default.aspx
[21] https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2024-07-16/ejercito-israeli-empezara-a-reclutar-a-judios-ultraortodoxos
[22] https://www.swissinfo.ch/spa/netanyahu-conf%C3%ADa-en-encontrar-una-soluci%C3%B3n-a-las-exigencias-de-partidos-ultraortodoxos/89463116
[23] https://www.huffingtonpost.es/global/sueldo-cobran-soldados-ejercito-israel-rp.html
[24] La Justicia israelí reanuda el juicio por corrupción contra Netanyahu en plena guerra en Gaza
[25] https://efe.com/mundo/2024-10-07/guerra-gaza-primer-anversario/
[27] Israel se está convirtiendo en un Estado paria – LA NACION
[28] https://www.bbc.com/mundo/articles/c628vrz96j9o.amp
[29] https://elpais.com/internacional/2025-06-22/iran-la-obsesion-que-se-le-resiste-a-netanyahu.html
[30] https://www.bbc.com/mundo/articles/c9940gx722no
[31] https://www.swissinfo.ch/spa/netanyahu-sube-en-las-encuestas-de-intenci%C3%B3n-de-voto-tras-la-guerra-con-ir%C3%A1n/89584669