Lun Sep 16, 2024
16 septiembre, 2024

La farsa de Pablo Marçal: un candidato como le gusta al sistema

Por: Deyvis Barros

Pablo Marçal arruinó el escenario electoral en la ciudad de São Paulo al emerger como un outsider que avanzó de 7% en intención de voto en mayo a 21% (empatado en primer lugar con Boulos y Nunes) en agosto.

La campaña de Nunes, actual alcalde de la ciudad y candidato de Bolsonaro, camina sobre la cuerda floja: necesita el electorado del expresidente, pero teme heredar su rechazo. Este equilibrio que construyó Nunes ya era bastante delicado. y ahora entra en crisis con la aparición de Pablo Marçal, que ha crecido y ya es mayoría entre el electorado bolsonarista.

Las dos candidaturas (de Pablo Marçal y de Ricardo Nunes), con sus diferencias, forman parte de este fenómeno de extrema derecha y ambas defienden un proyecto reaccionario para la ciudad de São Paulo. La especificidad de Marçal es este uso y abuso del discurso ideológico de derecha que marcó el bolsonarimo.

Frente a este escenario, es necesario construir una alternativa socialista y revolucionaria, que enfrente con independencia de clase a la extrema derecha en São Paulo.

¿Existe algo de antisistema en Pablo Marçal?

Marçal construye un perfil que recuerda al Bolsonaro de 2018, presentándose como un candidato “contra el sistema” y “contra todos, con el apoyo de Dios y del pueblo”, que enfrenta a enemigos “comunistas”, asociando el comunismo a todo aquel que esté en su contra, desde Boulos, Tábata hasta la prensa y el STF [Supremo Tribunal Federal]. No se trata de ninguna gran innovación por parte del coach-empresario. Políticos como Bolsonaro, Trump, Milei también se constituyeron como figuras de extrema derecha presentándose “en contra de todo lo que está ahí”.

Ante la crisis y el fracaso de la democracia burguesa en atender los intereses de los trabajadores y del pueblo pobre, buscaron capturar la justa insatisfacción popular en una supuesta “guerra cultural” contra el “comunismo” que estaría destruyendo los valores de la sociedad. Esta batalla ideológica va acompañada de una política económica y social profundamente antipueblo y de subordinación al imperialismo.

Veamos. ¿A qué sistema se opondría Pablo Marçal? Al capitalismo, con certeza, no. Recientemente, un gran empresario del agronegocio, Helio Seibel, hizo una donación oficial de R$ 100.000 para su campaña. ¿Qué interés tendría un multimillonario en un candidato antisistema?

Un artículo reciente de Andreza Matais, columnista del UOL, decía que: La Faria Lima ocultará su predilección, pero en círculos cerrados los empresarios están ‘encantados’ con Pablo Marçal, según líderes políticos y empresarios con los que hablé en los últimos dos días. (…) Nadie cree que Marçal sea una buena persona, pero apuestan a que defiende al empresariado y que su “deja que yo resuelvo” puede ser una solución para la ciudad (…) Este martes (27) habrá una cena para empresarios en casa de Marçal. La columna encontró que entre los invitados estarán representantes de bancos.

¿Un político antisistema almorzando con banqueros? ¿Recibiendo grandes donaciones de los terratenientes? ¿Ganándose la simpatía de los parásitos de la Faria Lima [avenida que es el centro financiero de São Paulo]? Lo cierto es que una parte de la burguesía que apoyó a Bolsonaro, particularmente aquellos vinculados al mercado financiero y al agronegocio, empiezan a ver con buenos ojos a Marçal. Esos son parte de los dueños del sistema que domina la sociedad en contra del pueblo trabajador.

Pablo Marçal no es sólo un candidato burgués, parte del sistema, sino que está aliado con sectores burgueses vinculados al mundo del crimen. Hay una larga lista de acusaciones contra Marçal, sus aliados y miembros de su partido, que van desde vinculación con el PCC [Primer Comando de la Capital – organización que se financia principalmente con el narcotráfico], estafas en las pensiones de ancianos, asaltos a bancos y una serie de ilegalidades.

Pablo Marçal no tiene nada que ofrecer a al pueblo trabajador. Responsabiliza a los propios trabajadores por su situación de vida y defiende el esfuerzo individual como forma de mejorar, liberando al gobierno de tener políticas sociales.

Defiende como proyecto de gobierno más privatizaciones, menos derechos y servicios públicos más precarios, maquillados con una apariencia de progreso y tecnología. Para los el pueblo trabajador defiende la privatización de la salud, la educación y la Sabesp [Agua y Saneamiento]; el aumento de personal y una GCM violenta contra la población pobre y negra de la periferia de la ciudad; precarización del acceso a la salud con la implementación de la teleasistencia, además de incorporar aen su equipo a un médico que defendió el uso de cloroquina para tratar el Covid-19, y duda de la eficacia de las vacunas; y para los docentes, defiende un sistema de remuneración vinculado a los resultados, que se aplica siempre para aumentar aún más la sobrecarga de los profesionales y la presión contra quienes realizan movilizaciones.

Pablo Marçal, Bolsonaro y la extrema derecha son la cara fea de un sistema en decadencia y crisis. No su superación, sino su afirmación más violenta y reaccionaria.

Disputa ideológica: emprendedorismo, individualismo liberal y conservadurismo en las costumbres

La extrema derecha (y Pablo Marçal, siguiendo al pie de la letra su manual) busca, además de ganar votos para hacerse con el control político del aparato del Estado, también ganarse ideológicamente a los trabajadores para su supuesta guerra cultural contra el comunismo.

La defensa del individualismo liberal, del emprendedorismo y del conservadurismo en materia de costumbres es parte de esta batalla ideológica y tiene un contenido reaccionario. Pablo Marçal es un profesional en este discurso, parte de su fortuna la construyó tratando de convencer a la gente de que con esfuerzo individual y emprendedorismo todos pueden ser millonarios.

La clase trabajadora brasileña ha atravesado un profundo proceso de precarización y flexibilización en las últimas décadas, lo que es terreno fértil para la defensa de ideologías individualistas como el emprendedorismo y la meritocracia. Una clase trabajadora con cada vez menos derechos y una pequeña burguesía/clase media cuyas condiciones de vida están empeorando y son disputadas por un discurso que amplía la opresión y encuentra un enemigo al que culpar no a la burguesía, sino dentro de la propia clase y de los sectores oprimidos (inmigrantes, indígenas, LGBTI, etc.).

Cuando admite sin problemas que es rico y les dice a los trabajadores de la ciudad que ellos “pueden llegar allí”, Marçal busca ganar ideológicamente a la clase para una visión de que ella puede beneficiarse con los gobiernos capitalistas.

El discurso conservador suele basarse en valores religiosos y liberales de familia y libertad. Pero esconde tras de sí, no la defensa de la libertad religiosa como práctica individual, sino sí la defensa de que la fe cristiana sea asumida como asunto de Estado y para la formulación de políticas públicas, ampliando la opresión sobre sectores como las mujeres, los negros y las personas LGBTI. Es posible relatar detalladamente las actitudes y declaraciones de Marçal que van en esta dirección. El candidato ya ha dicho que Tábata Amaral no sabría administrar la ciudad porque no está casada y no tiene hijos, reproduciendo un discurso machista sobre el lugar de la mujer en la familia. Sobre el influencer Carlinhos Maia, que es abiertamente homosexual, Marçal afirmó que los gays no entrarán al reino de los cielos.

Marçal no pretende dejar su visión prejuiciosa sobre los orígenes religiosos como un asunto privado, sino más bien transformarla en política de gobierno. Es posible advertirlo en su crítica a la enseñanza de la teoría de la evolución en las escuelas y su defensa de incorporar la enseñanza de la teoría anticientífica del creacionismo. Sus críticas al derecho de aborto seguramente se convertirán en más ataques a este derecho legal en los hospitales públicos de São Paulo.

Cuando Marçal y la derecha conservadora hablan de defender la familia, no se refieren a mejorar las condiciones de vida de las mujeres y hombres de clase trabajadora y de sus hijos ni a defender todas las formas de familia. Después de todo, ¿cómo podría hacer eso si se ha acumulado riqueza dando golpes en las jubilaciones de las personas mayores, muchos abuelos que han trabajado toda su vida y necesitan vivir hoy con menos del salario que recibían antes de jubilarse?

La necesidad de una alternativa socialista y revolucionaria

En una situación en la que millones de trabajadores están desesperados por el empeoramiento de sus condiciones de vida y desilusionados con esta democracia al servicio de los ricos, el discurso de Marçal parece radical, pero al igual que Bolsonaro, si es elegido, será la aplicación de un proyecto radical contra los trabajadores, en defensa de los grandes empresarios, banqueros y terratenientes.

Hay que combatirlo como la cara más reaccionaria entre los diferentes proyectos capitalistas que se presentan en las elecciones.

Guilherme Boulos, que se presenta como una alternativa electoral al bolsonarismo, a medida que la derecha se radicaliza se convierte en un defensor aún más acérrimo de esta democracia al servicio de los ricos, que, con razón, es vista con rechazo por la población. Además, su programa de gobierno asume una serie de compromisos con la gobernabilidad capitalista, como la defensad el mantenimiento de las privatizaciones en los servicios públicos y el fortalecimiento del aparato represivo del municipio.

No hay manera de detener el desarrollo de la extrema derecha en São Paulo y en el Brasil sin un proyecto revolucionario que ataque la raíz del problema, enfrentando a los multimillonarios capitalistas. Un proyecto de conciliación con la burguesía, que se aferre a las instituciones de esta democracia fallida, puede derrotar electoralmente a la extrema derecha, pero no sólo no la destruye, sino que también permite un resurgimiento más fuerte, como lo ha demostrado la historia reciente de la política nacional.

El PSTU se presenta en estas elecciones en São Paulo con la candidatura de Altino Prazeres y Silvana Garcia, dos luchadores que construyeron su historia enfrentando a la burguesía, la derecha y los proyectos de conciliación de clases. Altino llegó a ser despedido político por el gobierno de Tarcísio por enfrentarse a sus proyectos, Silvana es una amnistía política por haber sido perseguida por los militares durante la dictadura. Nuestra candidatura apunta a fortalecer una alternativa revolucionaria y socialista para São Paulo y el país, que enfrente a los multimillonarios y sus diferentes proyectos capitalistas para que el pueblo trabajador tenga vez y voz.

Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 30/8/2024.-

Traducción: Natalia Estrada.

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