¿Hacia dónde van las protestas de los médicos en La India?
Han pasado dos semanas desde la brutal violación y asesinato de una médica residente en el hospital R.G Kar. Las protestas que estallaron tras el hecho no se han calmado en Bengala Occidental, a pesar de las peticiones de la clase política y del poder judicial para que los médicos vuelvan al trabajo.
Por Adhiraj – New Wave
Las protestas han unido a sectores dispares de la sociedad en una condena común sobre la corrupción en las instituciones sanitarias del estado de Bengala Occidental y del sexismo rampante en la sociedad. Fue la cuestión de la violencia sexual la que consiguió unir al mayor número de masas en apoyo a la agitación. La primera manifestación de apoyo provino principalmente de las clases medias, los miembros de la aristocracia obrera y la pequeña burguesía. Pronto se sumaron también numerosos miembros de la clase trabajadora de los barrios bajos y miembros de la población urbana pobre.
A estas alturas, no sería del todo correcto calificar las protestas como una «protesta de médicos», ya que con las marchas de cientos o miles de personas y las concentraciones espontáneas en las esquinas de las ciudades de todo el Estado de Bengala Occidental, por sí solas, las cifras serían imposibles si sólo se limitasen a los médicos residentes. Sin embargo, el liderazgo del movimiento sigue estando en manos de las asociaciones de médicos, y es su huelga la que ha provocado una oleada de solidaridad y simpatía entre las masas.
La oleada de apoyo fue espontánea, y las consignas originales de justicia para las víctimas se ampliaron para incluir consignas contra el partido gobernante, el TMC. Las protestas no fueron planificadas ni dirigidas por ningún partido político u organización vinculada a la política, sino fueron un levantamiento de masas espontáneo contra la corrupción y la violencia sexual. Esto ha mantenido en jaque a los diversos partidos políticos.
En vísperas del Día de la Independencia de la India, se produjeron protestas para «recuperar la noche». Se trató de protestas en las que los médicos mantenían una vigilia de medianoche para desafiar la noción patriarcal de que «las mujeres no deben trabajar de noche», un sentimiento que incluso el Ministro Jefa de Bengala Occidental (que es una mujer) también ha apoyado. Las protestas fueron pacíficas, pero no la respuesta: matones armados relacionados con el TMC asaltaron la vigilia pacífica en el hospital R.G Kar intentando perturbar la escena del crimen. Esto dio a la policía un pretexto para reprimir a los manifestantes e imponer una orden de «reunión ilegal», que impide que más de 5 personas se reúnan en el área designada.
La orden fue recurrida ante el Tribunal Superior de Calcuta, que la revocó. El Tribunal Supremo tomó conocimiento de oficio del caso y lo escuchó. Tras la intervención del Tribunal Supremo, se crearía un grupo de trabajo nacional para supervisar la seguridad del personal de la salud, y se desplegarían paramilitares centrales de la CISF (Fuerza Central de Seguridad Industrial) para la seguridad de los médicos en el hospital R.G Kar.
Estas medidas representan una victoria, pero también representan los esfuerzos del Estado burgués por apaciguar la huelga nacional de médicos. Siguiendo la orden del Tribunal Supremo, los médicos de dos hospitales de Delhi retiraron su huelga, pero los médicos de Bengala Occidental continúan con la suya.
Los ataques de los matones del partido gobernante TMC y de la policía no disuadieron las protestas en Bengala Occidental, al contrario, las protestas continuaron dentro y fuera de Bengala Occidental. La ira de la gente no se calmó y los médicos y grupos de ciudadanos de todo el Estado planearon nuevas acciones de protesta. Los partidos de la oposición, especialmente el BJP, también han intensificado sus esfuerzos para controlar el movimiento y beneficiarse de su impulso.
El carácter de las protestas hasta ahora
Las protestas fueron iniciadas por los médicos residentes jóvenes, que son los médicos más sobrecargados de trabajo, mal pagados y explotados. Su condición, aunque mejor que la del resto del personal hospitalario y de enfermería, es mucho peor que la de los médicos veteranos y la de los que ocupan puestos administrativos. Los médicos jóvenes y los médicos residentes ocupan un lugar intermedio en la jerarquía de la atención médica de un hospital indio.
Una y otra vez han salido a protestar contra la violencia que se comete contra ellos, exigiendo seguridad, mejores condiciones de trabajo y salarios. No hace mucho, los médicos en formación de la Facultad de Medicina de Calcuta, junto con los estudiantes de medicina, protestaron por la inseguridad en las condiciones de trabajo de los hospitales públicos.
Los hospitales públicos representan la mayor parte de la asistencia médica subvencionada en la India y tienen una carga desproporcionada que atender, mientras los hospitales privados se centran en las ganancias. El sistema de salud de la India, fuertemente privatizado, significa que la mayoría no tiene más remedio que buscar el hospital público grande más cercano para recibir tratamiento. La carga de tratar a la masa de pacientes más pobres recae en gran medida sobre los hombros de los médicos en formación.
Esta situación no se habría producido si la atención médica estuviera adecuadamente financiada por el Estado, se mejoraran las condiciones de los hospitales públicos y se construyeran o mejoraran más hospitales públicos para atender a la gran cantidad de pacientes. Sin embargo, la atención médica se ha dejado en manos del sector privado, sobrecargando la esfera pública, además con fondos insuficientes.
Las protestas brindan una oportunidad de oro para impulsar un cambio sistemático desafiando este statu quo. Sin embargo, la cuestión central sigue siendo la seguridad de los médicos en ejercicio y la justicia para la víctima. Aunque no cabe duda de que se trata de una cuestión relevante, también limita el alcance del movimiento.
Es cierto que la víctima fue atacada por su papel al tratar de sacar a la luz la red de corrupción en el hospital R.G Kar, pero también es cierto que no se habría encontrado en la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba de no haber sido por un turno de 36 horas. Esos turnos punitivos deberían ser imposibles para cualquier administrador, sea corrupto o no, pero no hay ninguna ley que regule las horas de trabajo del personal de salud. El hospital carecía de zonas de descanso, y el saneamiento seguía siendo un problema.
El crimen fue cometido por un voluntario civil. Contratar a estos voluntarios a tiempo parcial ni siquiera debería haber sido una opción. Si hubiera habido suficientes empleados o personal para cubrir los turnos de noche con trabajadores de la salud en lugar de «voluntarios civiles» sin formación alguna, la médica podría hoy estar viva y a salvo.
A estas cargas hay que añadir la corrupción institucional en el sector de la salud, que somete a todos los hospitales a la mala gestión de funcionarios corruptos, convirtiendo las instituciones de salud en mafias lucrativas. Si el hospital R.G Kar no hubiera estado sujeto a una gestión tan corrupta, tal vez este crimen no habría ocurrido.
La raíz de todo está en la falta de inversión del Estado en la sanidad, que a su vez deja el campo libre a los hospitales privados y a un servicio sanitario privado muy poco regulado. Tanto los pacientes como los trabajadores de la salud sufren las consecuencias de esta situación, en la que los trabajadores sanitarios del sector público están sobrecargados para atender a la mayoría de los pacientes que son pobres, y los pacientes acaban siendo víctimas de prácticas explotadoras en los hospitales privados.
Desde hace mucho tiempo, los trabajadores de ASHA, trabajadores sanitarios de primera línea que atienden a millones de indios pobres con acceso limitado a la sanidad, luchan por regularizar su situación laboral y salarial. Se han sacrificado mucho durante la pandemia, pero tanto los gobiernos estatales como centrales los ignoraron.
La magnitud de las protestas presenta una oportunidad de oro para unir a todos los trabajadores sanitarios en una lucha común con un programa común para un cambio sistemático. Todavía no hay ninguna estrategia en este sentido.
Las tácticas del partido gobernante
El Trinamool Congress (TMC) gobierna el Estado de Bengala Occidental desde 2011. Llegaron al poder gracias a las agitaciones contra la adquisición forzosa de tierras en las aldeas de Singur y Nandigram bajo el gobierno del Frente de Izquierda dirigido entonces por el CPIM[i].
Desde entonces, el TMC ha proyectado una imagen de aliado de los campesinos y líder de la Bengala rural. Para reforzar esta imagen, el partido ha instituido una serie de medidas de bienestar destinadas a transferencias directas o beneficios que atienden en gran medida a la población rural y a los pobres urbanos. Estas medidas han contribuido a asegurar su base de votos y a ocultar su lado más nefasto. El TMC es un partido burgués que alguna ve estuvo aliado con el BJP y luego pasó a alinearse con el Partido del Congreso, antes de abandonarlo para actuar solo en el Estado.
El partido ha institucionalizado un mecanismo de corrupción mediante el cual saquea al pueblo sometiendo a todas las instituciones estatales, la burocracia y las instituciones públicas como escuelas, hospitales y oficinas administrativas. El partido ha estado bajo la lupa por una serie de estafas, como la estafa de la contratación municipal, la estafa del esquema Ponzi de fondos de ahorro, la estafa de las raciones, la estafa de la contratación de maestros públicos y, ahora cada vez más, la atención se centra en el vínculo del partido con una red de corrupción masiva en el sector de la salud.
El TMC es uno de los partidos políticos más ricos del país, a pesar de limitarse al Estado de Bengala Occidental. El TMC es también el partido que más dinero ha invertido en bonos electorales, después del BJP. La supuesta riqueza oculta de sus dirigentes asciende a decenas de millones. Gran parte de la riqueza del partido procede de estas estafas corruptas y del apoyo de los grandes constructores dentro del Estado. Como tal, cualquier protesta contra la corrupción pone siempre en guardia al TMC.
Si bien la corrupción institucionalizada puede generar dinero al TMC, es la violencia la que lo ayuda a imponer su poder. Una y otra vez, las elecciones de los panchayats rurales han sido una victoria aplastante para el TMC, porque en el ámbito rural el partido puede desplegar su ejército de matones con mayor libertad. Este ejército de matones sólo es posible gracias a su capacidad para comprar a gángsteres e integrarlos en el partido.
La coerción a través de su ejército de matones y las concesiones a través de la asistencia social son los dos pilares sobre los que se asienta el gobierno del TMC en Bengala Occidental. Su objetivo es enriquecer a la burguesía local a costa del pueblo. Una estrategia clave empleada por ellos, es aislar y limitar las protestas, limitando su alcance dentro de las ciudades, donde se debilitan, mientras refuerzan su monopolio de poder en el campo a través de una estrategia de palo y zanahoria.
La estrategia del TMC para hacer frente a cualquier movilización masiva en su contra implica una estrategia de coerción y, cuando esto fracasa, aplacar mediante alguna concesión, al tiempo que se intenta distraer mediante argucias. Por lo general, esto implica presentar cualquier oposición a su gobierno como una estratagema del BJP (Bharatiya Janata Party), o insinuar que algo peor está sucediendo en un Estado gobernado por el BJP. Vemos que se utilizan todas estas estrategias contra la protesta de los médicos, pero parecen estar fallando.
El TMC comenzó con un intento de crear un chivo expiatorio para limitar y aislar las protestas, y cuando esto fracasó, el partido desató a sus matones contra los manifestantes pacíficos en el Día de la Independencia, el 15 de agosto. Esto también fracasó a la hora de detener las protestas, y se volcó hacia la distracción intentando pintar el movimiento como un plan del BJP contra su gobierno, pero incluso esto parece estar fallando. Los intentos de concesión en los que el TMC y especialmente la Ministra principal y suprema del partido, Mamata Bannerjee, salieron a protestar exigiendo justicia para la víctima de violación y asesinato.
Las redes sociales se burlaron colectiva y legítimamente del programa, pero no entendieron el propósito. Este espectáculo bastó para sembrar ilusiones en quienes aún creían en «didi»[ii] , al tiempo que mostraba la capacidad organizativa del partido. Este acontecimiento se produjo un día después de que los matones atacaran la reunión pacífica en el hospital R.G Kar en las protestas del “Reclaim the Night“ [para recuperar la noche].
Con la intervención de los tribunales en el asunto, el TMC se encuentra en una posición de desventaja. Las protestas de solidaridad en todo el país y en todo el mundo han puesto en el punto en la mira sa u gobierno en Bengala Occidental, así como las horribles condiciones en las que se encuentran los trabajadores de la salud en la India. La corrupción de la TMC también está saliendo a la luz, con nuevas y más horribles revelaciones cada día. En estas condiciones, el TMC no puede recurrir a la coerción y debe confiar en las concesiones. Aquí se encuentra de nuevo en una posición de desventaja, porque las protestas han cobrado un impulso que se niega a morir. La Bengala urbana está en pie de guerra contra el gobierno de Mamata Bannerjee, que no encuentra apoyo en la Bengala rural.
De cara al futuro, al TMC no le queda otra opción que esperar que las protestas se calmen y encontrar formas de aplacar a las masas. En estas condiciones, todos los partidos de la oposición en Bengala Occidental se están movilizando para hacerse cargo de las protestas y asumir su liderazgo. Mientras tanto, los médicos siguen evitando cualquier liderazgo político, sin negar a los partidos y a sus organizaciones espacio para brindar su apoyo.
Las tácticas de la oposición
Desde un principio, la Federación de la Juventud Democrática de la India (DYFI), alineada con el PCI(M), desempeñó un papel positivo al proteger el cuerpo de la doctora de R.G Kar para que no fuera trasladado para la eliminación de pruebas. Las autoridades del hospital estaban dispuestas a incinerar el cuerpo antes de que se pudiera realizar una autopsia para respaldar su afirmación de que la muerte había sido un suicidio. Fue la oportuna acción de la DYFI y de los médicos residentes lo que lo impidió. Sin embargo, nadie se enteraría del papel jugado por la DYFI hasta mucho después.
La estrategia de la izquierda estalinista ha sido la de formar parte de la protesta sin mostrar su pancarta. Entre sus reivindicaciones, el CPIM ha planteado la exigencia de una investigación del CBI, pero nada más allá de eso.
La India ha visto muchas protestas «sin líderes» en el pasado reciente, como la agitación contra la corrupción en 2011 y las protestas contra las violaciones en 2012. La agitación de los agricultores fue liderada por los sindicatos de agricultores, pero no bajo la égida de ningún partido político y no contenía ningún programa político explícito, aunque pronto desarrolló un programa opuesto al BJP. A raíz de las agitaciones contra la corrupción, nació el Partido Aam Admi, con Arvind Kejriwal a la cabeza. Ese partido gobierna ahora Delhi y Punjab.
Lo que pudo haber comenzado como una agitación apolítica sin ningún programa ni dirección política, se expandió rápidamente hasta convertirse en un movimiento contra el TMC, con consignas dirigidas directamente contra el TMC y, en especial, contra la Ministra Jefa y líder del partido, Mamata Bannerjee.
En este contexto, todos los partidos de la oposición en Bengala Occidental han movilizado su apoyo a las protestas en uno u otro grado. La izquierda estalinista, que clama por volver tras dos fracasos electorales consecutivos, busca una oportunidad uniéndose a las protestas. El BJP, que es a la vez el partido gobernante a nivel federal y el mayor partido de la oposición en el Estado de Bengala Occidental, se está preparando para utilizar el impulso de estas protestas para respaldar sus propios objetivos políticos cínicos.
La evidencia más clara de ello es la protesta del 27 de agosto, en la que uno de los principales organizadores está vinculado al RSS. Apenas se había asentado el polvo de la llamada marcha de los «estudiantes» a la Secretaría, cuando el BJP se movilizó para llevar a cabo una marcha de protesta contra la Jefatura de Policía en la calle Lal Bazaar. El BJP también ha convocado una huelga general de 12 horas para el 28 de agosto. Estas tácticas, junto con el control que ejerce el BJP sobre los principales medios de comunicación, han asegurado que la atención se centre en sus protestas, desviándola no sólo de los médicos que lideran el movimiento, sino también de su propio y horrible historial de violaciones y abusos sexuales. Después de todo, debemos recordar que el BJP es el partido en el poder en Manipur[iii], donde las mujeres Kuki-Zo han sido arrastradas desnudas y exhibidas por la milicia Meitei, este es el partido que se aseguró de que Brij Bhushan Singh[iv] permaneciera en el poder en la Federación de Lucha de la India. Este es el partido que actualmente está intentando proteger al director de la escuela de Badlapur Maharashtra, vinculado al BJP, donde una menor fue brutalmente violada. ¿De qué otra manera puede este partido esperar obtener el liderazgo de la protesta de los médicos contra la violencia sexual y la corrupción, si no es encubriendo y desviando la atención de sus propios crímenes?
En este contexto, la izquierda estalinista liderada por el CPIM ha decidido esconder sus pancartas y presentar una agenda muy limitada, en lugar de intentar hacer avanzar las protestas hacia un cambio sistemático, se conforma con participar en la lucha legal en los tribunales y convirtiéndose en una parte indefinible de las protestas entre los médicos. No ha hecho ningún esfuerzo por agrupar a todos los trabajadores de la salud en el ámbito de este movimiento, ni por aprovechar esta oportunidad para impulsar un cambio sistemático en la atención médica de la India.
La decisión consciente de no levantar pancartas ni intentar intervenir con un programa para ampliar la lucha, sólo dará como resultado que una protesta apolítica como esta caiga en manos de las organizaciones políticas burguesas o reaccionarias más organizadas. En el caso de Bengala Occidental, se trata del derechista BJP.
Tras la marcha del 27 de agosto al Secretariado, el BJP y el RSS han ganado prestigio y se han asegurado el protagonismo, colocándose en una posición en la que pueden competir por el liderazgo del movimiento en su conjunto. Esto tendrá dos consecuencias: no sólo desviará la agenda de los médicos hacia los objetivos políticos del BJP, sino que también dividirá y aislará el movimiento.
La intervención masiva del BJP en la agitación de los médicos ha proporcionado al TMC y a la Ministra Jefa Mamata Bannerjee un arma propagandística: aquellos que se oponen al BJP pueden acabar oponiéndose también a la agitación de los médicos, ya que le da la oportunidad de pintar el movimiento en su conjunto de colores políticos, lo que le permite aislarlo y finalmente debilitarlo. Con el tiempo, las protestas pueden perder fuerza y muchos simpatizantes pueden acabar desmoralizados y confundidos, lo que ayudará al partido gobernante a seguir encubriendo el aspecto de la corrupción y asegurar el statu quo.
Lo que se debe hacer
Las protestas de los médicos pueden convertirse en un movimiento más amplio y poderoso que se extienda por todo el país y fuerce un cambio sistemático. Ha puesto de manifiesto el nexo entre el poder y la opresión sexual de la forma más directa posible: la exposición de la corrupción en el sistema de atención sanitaria y la corrupción institucionalizada en el Estado de Bengala Occidental.
Las protestas de solidaridad que surgieron tras las protestas de Calcuta ya se han calmado, pero fueron suficientes para obligar al Estado de Bengala Occidental, a su policía, los tribunales y el partido TMC a evitar la violencia. La intervención del Tribunal Supremo ha conseguido pacificar en parte la situación actual, pero la cuestión no puede resolverse con las medidas provisionales puestas en marcha por la Corte Suprema.
Más allá de reforzar la seguridad en los hospitales públicos y traspasar la responsabilidad de la seguridad del hospital R.G Kar a los paramilitares centrales, debemos impulsar un cambio sistemático. Como mínimo, necesitamos mejor infraestructura sanitaria y más personal para atender mejor a los pacientes y crear mejores condiciones de trabajo para el personal de la salud.
Además, el movimiento no puede limitarse a los médicos residentes; para tener éxito, las protestas de los médicos deben abrir sus puertas y acoger a todos los trabajadores de la salud, incluidos los trabajadores de ASHA, que sirvieron como trabajadores de salud de primera línea y pusieron sus vidas en peligro durante la pandemia de Covid, pero que aún exigen su salario básico y la permanencia del empleo. Uno de los grandes puntos fuertes del movimiento fue su capacidad para inspirar la acción en todas las clases sociales y conseguir un amplio apoyo. El número de personas en las calles, las protestas y marchas espontáneas en las esquinas y su abierto desafío a las estructuras de poder son algunos de sus puntos fuertes. ¡Debemos aprovechar esto!
La agitación de los médicos no está desorganizada, pero no tiene programa político ni liderazgo. Esto es a la vez una fortaleza y una debilidad. La fortaleza del movimiento proviene de su capacidad para mantener alejados a los partidos políticos burgueses corruptos, pero también es una debilidad porque estas protestas «sin líder» también abren la posibilidad de que otros partidos políticos burgueses organizados entren y secuestren el movimiento, desviando su dirección. La otra gran fortaleza del movimiento fue la solidaridad que recibió de la India y de otros países. La solidaridad no sólo eleva la moral de los que luchan, sino que también puede ayudar a mantener el foco en las protestas, atrayendo la atención de la nación y del mundo sobre la cuestión planteada. Mantiene a raya a los gobiernos opresores y crea presión política.
Para mantener el impulso de las protestas, es esencial que los médicos aprovechen sus puntos fuertes, uno de los cuales es mantener al margen a los partidos políticos burgueses corruptos. No se puede tener fe en el BJP ni en el TMC, ni siquiera en el Partido del Congreso. Estos partidos juegan sus cínicos juegos con las emociones de la gente, para ellos la violación y asesinato de una doctora y la violación y asesinato de un bebé en Badlapur Maharashtra, son sólo pedestales para aumentar su propio poder y prestigio. ¡No les interesa la justicia!
El CPIM y sus organizaciones juveniles, que habían desempeñado un papel positivo en las protestas de los médicos desde el principio, también deben responder por qué comparte la alianza de INDIA con el TMC. No puede aliarse con el TMC a nivel nacional y oponerse al TMC en Bengala Occidental.
Los médicos que protestan tienen el impulso, la simpatía y el apoyo de las masas indias de su lado. ¡Esto no debe disminuir!
¡APOYO TOTAL A LOS MÉDICOS RESIDENTES!
¡ABAJO EL TMC!
¡NO HAY FE EN LOS PARTIDOS POLÍTICOS PRINCIPALES!
[i] Partido Comunista de la India (Marxista)
[ii] Didi significa hermana en bengalí y es uno de los apodos más cariñosos de Mamata Bannerjee.
[iii] https://www.ndtv.com/india-news/in-manipur-horror-2-women-paraded-naked-on-camera-allegedly-gang-raped-4223105 [iv] https://litci.org/en/we-support-indias-protesting-women-wrestlers/