Vie Jul 26, 2024
26 julio, 2024

Gobierno también hunde a la agricultura familiar

Por PST-Perú

Orlando Huanqui Guerra es presidente de la Junta de Usuarios de Riego de Arequipa. Entrevistado hace poco por el portal Ojo Público sobre la situación agraria en el sur, dijo lo siguiente:

“En el mes de abril, la escasez de agua en el sistema de represas forzó a los agricultores a reducir entre 5% y 10% el riego de sus cultivos. Ahora, en las siembras que empezaron en agosto, la campaña se redujo, por lo menos, en 30%”. Y agrega: la situación se agrava porque las elevadas temperaturas secan más el suelo demandando más agua, que no hay, al mismo tiempo que provoca la aparición de nuevas plagas afectando la producción de papas. [i]

En otra entrevista realizada por el mismo medio, esta vez a Eusebio Ramírez Li, de la Junta de Usuarios de Riego de Santa (Ancash), éste narra casi lo mismo de lo que sucede en el norte agrario: las intensas lluvias del primer trimestre del año inundaron terrenos de cultivos y destruyeron un acueducto que irrigaba 900 hectáreas agrícolas, y la demora en su reconstrucción ha llevado a perder cultivos de menestras, camote, maíz y algodón.

Esta realidad, que es la que vive todo el agro nacional, fue calificada por el mismo presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde (considerado como “mejor banquero de las Américas” por Financial Times) en la presentación que hizo hace algunas semanas en el Congreso de la República, como “la peor crisis de los últimos 26 años”. Y agregó: “que la situación podría ser incluso peor en los siguientes meses”. [ii]  

Los pobres del campo

De acuerdo a información oficial del Minagri, en el primer semestre de este año la agricultura habría caído 3,4%, la más grande desde el año 1997, y las áreas sembradas se habrían reducido en 10.5%.

Sin embargo, considerando solo la agricultura familiar, esto es de aquellos que producen para su autoconsumo o para la venta residual al mercado local y que comprende a 2 millones de agricultores pobres y que cuentan con un alto componente de mujeres como jefes de familia, la tragedia que vive es mucho mayor.

Secularmente pobres porque trabajan pequeñas áreas en zonas altoandinas y en ambientes inhóspitos, cuando no “beneficiarios” de la Reforma Agraria de Velazco que solo se limitó a repartir la tierra creando nuevos pobres, su tragedia se inició con la pandemia cuando vieron perderse sus pequeños cultivos y ahorros.

Con la pandemia, gestionada por el mismo Estado que priorizó la protección de los grandes capitalistas sobre el resto de la población, se duplicó la pobreza en este sector de 20 a 40%. Una verdadera catástrofe.

Esto explica que este mismo sector se volcara en apoyo a Pedro Castillo en las elecciones del 2021, y que después luchara duramente contra su destitución entre diciembre y principios de este año. Lo hacían no por “terroristas” o “violentos”, sino en buscando una salida.

Sin embargo, su situación no mejoraría. Al contrario, se agravó bajo la misma administración de Castillo que no solo burló sus promesas con su demagógica ley de “segunda reforma agraria” que no introdujo cambios y soluciones reales y de la que hoy nadie se acuerda, sino también por su absoluta incompetencia para enfrentar la crisis mundial de fertilizantes, originada por la invasión de Rusia a Ucrania desde enero del 2022, y que afectó gravemente al campo.

Responsabilidad del Gobierno

Bajo el gobierno Boluarte, la trágica situación del campo pobre no ha hecho más que empeorar. El gobierno suma a su incompetencia para enfrentar los impactos climáticos de El Niño y el Yaku, su propio desprecio al campo de donde viene la lucha que reclama su renuncia. El gobierno reparte bonos mal, tarde o nunca, con puro estilo clientelar. No ejecuta ni los presupuestos que asigna. Ahora la situación va para peor con la recesión económica general que se ha iniciado y la improvisación total ante el nuevo Niño que ya está en camino y que se anuncia más terrible, de cuyas consecuencias también es y será responsable el gobierno.

De este modo, hemos arribado a la actual situación más parecida a una catástrofe, la peor en muchos años, y que es similar a la que viven todos los sectores obreros y populares. En particular golpea a los que más han luchado, como las zonas del altiplano puneño que ahora sufren sequía. Ante esto no queda más que luchar, ahora por la sobrevivencia.

Las organizaciones comunales, campesinas y populares que se movilizaron y lucharon valientemente contra el gobierno Boluarte y su Congreso de mafiosos, ahora están ante el desafío de retomar la lucha incorporando a su programa las demandas que urge al campo pobre: asistencia ante la emergencia agraria y climática, entrega de títulos de propiedad, condonación total de deudas, semillas mejoradas, créditos baratos, ayuda técnica, obras de irrigación y caminos.

Todo esto junto a las reivindicaciones obreras y populares por empleo, aumento salarial y derechos laborales, y por echar definitivamente al Gobierno y al Congreso, que cada día nos llevan a una catástrofe mayor mientras promueven políticas persecutorias y criminales contra los que luchan.


[i] Ojo Público. La crisis histórica del agro impacta y amenaza a la agricultura familiar. https://ojo-publico.com/derechos-humanos/la-crisis-historica-del-agro-impacta-y-amenaza-la-agricultura-familiar#:~:text=5%20Noviembre%2C%202023-,La%20crisis%20hist%C3%B3rica%20del%20agro%20en%20Per%C3%BA%20impacta%20y%20amenaza,m%C3%A1s%20fuerte%20registrada%20desde%201997.

[ii] Idem

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