El gobierno Lula prepara un «paquetazo» contra los trabajadores
Las medidas van desde ataques al Beneficio de Prestación Continuada (BPC), el bono salarial y el seguro de desempleo, hasta una nueva Reforma Previsional.
Por Diego Cruz
Mientras cerrábamos esta edición, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, se reunía con el presidente Lula en Brasilia para discutir las próximas medidas de ajuste fiscal y recortes a los derechos de trabajadores y jubilados.
Lejos de ser una sorpresa, el gobierno ya había declarado que estaba esperando a que pasaran las elecciones para preparar el paquete de ataques y enviarlo al Congreso Nacional. El propio Haddad reveló a la prensa, en octubre, que presentó a Lula un conjunto de “propuestas consistentes” para garantizar el Marco Fiscal y el objetivo de déficit cero (recaudación menos gastos, excluidos los intereses de la deuda). La declaración se produjo después de una reunión entre el ministro, Lula y banqueros, en el Palacio do Planalto.
Recortes y ataques al servicio de la ganancia de los banqueros
En la ocasión, la ministra de Planificación, Simone Tebet (MDB), afirmó que “ya era hora de combatir el fraude y los errores, ahora es hora de hacer una revisión estructural”. Se refería al recorte de R$ 6.000 millones en el Benenficio de prestación Continuada (BPC), que afecta a más de 670.000 ancianos carentes y a personas con discapacidad, que recibían este derecho. Un recorte disfrazado de “revisión” que el gobierno viene llevando a cabo, principalmente para dificultar los criterios para su acceso. Ahora es hora del ajuste “estructural”.
Según Tebet, el gobierno ya ha preparado tres paquetes que se enviarán al Congreso. Se trata de medidas que van desde alteración de leyes hasta cambios constitucionales. Aloizio Mercadante, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), se unió al coro defendiendo, en un evento dirigido a inversores extranjeros, que «el gobierno tiene que recortar gastos». Según él, “tenemos que poner la meta de grado de inversión como fundamental”.
El “grado de inversión” es una clasificación otorgada por las instituciones del mercado internacional, que garantiza a los megabanqueros y a los grandes especuladores que el país honrará religiosamente la remuneración de los intereses de la deuda. Es el imperialismo poniendo en la pared la placa de “empleado del mes” del Brasil, dando testimonio de la sumisión y el vasallaje del gobierno, a costa de derechos laborales, pensiones, recortes en áreas sociales como Salud y Educación, para garantizar las ganancias de los banqueros.
El Marco Fiscal quita dinero de recursos sociales a favor de los multimillonarios
El llamado “Nuevo Marco Fiscal”, aprobado por el gobierno el año pasado, reemplazó el Techo de Gastos del gobierno de Temer. Sin embargo, contrariamente a lo que afirman el gobierno y sus defensores, no se trata de una medida “menos peor” que el Techo, sino de un nuevo techo, cuyo objetivo es, precisamente, mantenerse a largo plazo, como afirma el propio Haddad.
Según las reglas del Marco, los gastos del gobierno se vinculan al aumento de las recaudaciones. Sin embargo, no se refiere a la totalidad del aumento, sino sólo a 70% de lo recaudado a más. En el límite de esta franja, los gastos del gobierno sólo puede crecer 2,5% por encima de la inflación, y el piso queda en 0,6%. Es decir, es un techo móvil, pero esta movilidad es muy estrecha.
Para darnos una idea, con estas reglas, las inversiones en los próximos años estarán por debajo de la media de los gobiernos Lula 1 y 2, del gobierno Dilma e incluso del gobierno expresamente neoliberal de Fernando Henrique Cardoso (FHC).
Es una regla de austeridad para quitar aún más recursos de las áreas sociales, incluidas la Salud y la Educación, para garantizar el pago de la deuda a los banqueros.
Los derechos sociales y laborales en la mira
¿Qué se está tramando, en realidad, dentro del Palacio do Planalto, junto con los banqueros, contra los trabajadores y los jubilados? Hasta ahora, el gobierno se ha negado a divulgar las medidas, pero ya ha dejado claro que algunas, si no todas, las propuestas han sido definidas.
El 15 de octubre, el diario “O Globo” divulgó que una de ellas sería el cambio en la multa de 40% del FGTS [Fondo de Garantía de Tiempo de Servicio] y el seguro de desempleo. La idea sería confiscar parte de esa multa, a la que tiene derecho el trabajador cuando es despedido sin justa causa, para costear su propio seguro de desempleo. Cuanto mayor sea la multa, menor será el número de cuotas a las que el trabajador tendría derecho.
Otra medida, o parte del mismo cambio, sería transformar la multa por rescición, pagada al trabajador, en un impuesto que el empleador pagaría al gobierno.
Una semana después, en medio de la polémica suscitada por la difusión de la noticia, el gobierno se pronunció, de manera burocrática, a través de un comunicado de prensa, afirmando que la información era falsa. Lula, Haddad y Tebet guardaron silencio y el único ministro que desmintió la noticia, calificándola de “fake news”, fue Luiz Marinho, del Ministerio del Trabajo.
Todo con apariencia de noticia plantada por el propio gobierno para evaluar cómo pegarían las medidas en la población. Y, aparentemente, no pegaron muy bien.
En cualquier caso, algunas pistas dadas por el gobierno ya indican lo que se avecina. Haddad y su equipo económico ya habían alertado que el Marco Fiscal era incompatible con el mantenimiento de los pisos constitucionales para Salud y Educación. Además, ya están en la mira una serie de derechos, como las bonificaciones salariales, el seguro de desempleo y el BPC.
Vea lo que se está preparando para el paquetazo antiobrero:
– Fin del piso de 18% de los ingresos para Salud.
– Fin del piso de 15% de los ingresos para Educación.
– Aumento de la edad mínima para el BPC, afectando a los ancianos más pobres y deficientes.
– Desvinculación del BPC del salario mínimo, ajustado sólo por inflación.
– Nuevo ataque al seguro de desempleo. Incluso cuando se desvanecen las noticias sobre la confiscación de la multa del FGTS, un cambio que podría venir es la reducción de las cuotas del beneficio, dependiendo del valor de la multa del FGTS.
– Restricción de acceso al bono salarial, un salario extra que se paga a quienes perciben hasta dos salarios mínimos. La idea es considerar los ingresos familiares y no el salario individual.
– Nueva Reforma Previsional: aunque Haddad negó que se estuviera discutiendo una reforma del Régimen General de Pensiones, él mismo afirmó, en setiembre, que las categorías [gremios] que quedaron fuera de la última reforma “pueden contribuir a mejorar las cuentas públicas”. La ministra Simone Tebet fue más directa: “Tendremos que hacerlo por convicción o por dolor”, dijo incluso al periódico “Valor Econômico”.
– Ataque al Fondo de Mantenimiento y Desarrollo de la Educación Básica y de Valorización de los Profesionales de la Educación (Fundeb).
Un gobierno de conciliación que aplica un programa neoliberal
El gobierno Lula no sólo no está dispuesto a enfrentarse a la derecha y a la extrema derecha, sino que, además, en su intento de garantizar un gobierno de conciliación con la burguesía, en una composición de frente amplísimo, que abarca incluso a la extrema derecha, termina por imponer un programa y un proyecto neoliberales contra la clase trabajadora.
El Marco Fiscal, por ejemplo, no fue aprobado “con un cuchillo en el cuello”, sino, por el contrario, fue elaborado por el propio gobierno. El proyecto fue redactado en el Planalto y en el Ministerio de Finanzas y aprobado con la ayuda de Lira [presidente de la Cámara] y del Centrão [los representantes de los considerados partidos de centro], a un costo de miles de millones en enmiendas parlamentarias [dinero que se les paga para que aprueben las enmiendas].
El gobierno de Lula ha ido dando muestras cada vez más evidentes de que actúa con y para la burguesía, el imperialismo, los grandes banqueros, los inversores internacionales e incluso el gran agronegocio, como parte de su propio programa y proyecto de país.
El Programa de Parcerias [Asociaciones] e Inversiones (PPI), por ejemplo, profundiza la privatización en todo el país, con el apoyo federal, a través del BNDES. El reciente ataque al BPC, a su vez, dio un aire de perversidad a este programa neoliberal, ya que apunta precisamente a la población más pobre y vulnerable.
Discursos “para inglés ver” y ataques a los más vulnerables
Los discursos que Lula e incluso Haddad pronuncian en el extranjero, en las Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o en la Organización Mundial del Comercio (OMC), contra las desigualdades y los multimillonarios, son exactamente lo contrario de lo que imponen aquí.
Incluso en la cuestión de los intereses, que Lula convirtió durante dos años en su caballo de batalla contra el bolsonarista Campos Neto en el Banco Central, el gobierno demostró que no está dispuesto a encararla. El candidato de Lula para el cargo, Gabriel Galípolo, votó recientemente por el aumento de los intereses. Por lo tanto, más dinero para los banqueros y los megainversores internacionales.
El paquetazo antitrabajador, ahora, aumenta el Marco Fiscal y ataca derechos históricos de una clase trabajadora cada vez más empobrecida y precarizada. Cualquier resquicio de la tesis de un supuesto gobierno en disputa cae así por tierra.
La izquierda que defiende que la tarea planteada es apoyar al gobierno “contra el fascismo”, acepta estos límites, actúa contra la formación de una oposición de izquierda y termina, ella misma, contribuyendo a incentivar a la propia extrema derecha.
Oposición de izquierda: luchar contra el Marco Fiscal y el paquetazo de Lula y de los banqueros
Pronto, el gobierno anunciará los detalles del paquetazo antitrabajador. Es necesario empezar a organizar, desde ya, la movilización contra estos ataques. Es necesario organizar a la clase trabajadora, a los sectores precarizados y oprimidos, contra estos ataques y por el fin del Marco Fiscal y de todos los recortes y medidas de ajuste fiscal arrojados sobre las espaldas del pueblo pobre.
En este proceso, es necesario construir, junto a la clase trabajadora y el pueblo pobre, una oposición de izquierda, revolucionaria y socialista que se oponga a esta política neoliberal. Una política que, además de afectar a los más pobres en beneficio de los multimillonarios capitalistas, alimenta cada vez más una extrema derecha que crece frente a la decadencia y la crisis del sistema.
Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 31/10/2024.-
Traducción: Natalia Estrada.