Dom May 19, 2024
19 mayo, 2024

El fracaso de la estrategia electorera de LIBRE

El fraude electoral del pasado 24 de noviembre ha demostrado, una vez más, que la “democracia” capitalista que nos venden las clases dominantes es una farsa.

Personas excluidas del censo electoral, personas fallecidas que “votaron”, personas vivas que en los registros aparecen “muertas”, personas trasladadas de distrito electoral sin su consentimiento, votos “en cadena”, alteración de los resultados de las actas escaneadas, falsificación de actas, “inyección” de votos a candidatos a diputaciones, tráfico de credenciales y soborno electoral a través de la tarjeta “La Cachureca”, son algunas de las estrategias fraudulentas que el partido de gobierno (Partido Nacional) utilizó para burlar la voluntad popular. Este bochornoso acto ha frustrado a millones de personas, especialmente las identificadas con la Resistencia Popular, que veían con esperanza la posibilidad de producir un cambio en Honduras a través de ejercer el sufragio.


El principal artífice del fraude fue la cúpula del Partido Nacional con la colaboración de cuatro partidos comparsas (UD, FAPER, PDCH y APH) a fin de imponer al candidato oficialista Juan Orlando Hernández, como próximo Presidente de Honduras; acto antidemocrático que cuenta con el aval del propio Tribunal Supremo Electoral (TSE), la OEA, la Embajada de Estados Unidos y la Unión Europea. Cuenta también con el reconocimiento de varios gobiernos latinoamericanos, desde gobiernos de derecha hasta gobiernos [que se dicen] de “izquierda” como los de Nicaragua y El Salvador bajo la dirección del Frente Sandinista y FMLN, respectivamente.

De esa forma, la oligarquía burguesa terrateniente hondureña, con el apoyo de sus aliados internacionales, ha dado un “Golpe Electoral” necesario a sus intereses, porque así da continuidad al neoliberalismo salvaje y a la entrega de nuestro país al capital extranjero. Mediante este golpe técnico aseguran que se aprobará sin pestañar todo lo que signifique la entrega de nuestra soberanía nacional a las inversiones extractivas, aprobarán la militarización de la sociedad, la instalación de bases militares norteamericanas, la devaluación de la moneda, los paquetazos económicos que demanda el FMI, la represión antipopular, entre otros. Muestra de esto es que a pocos días de terminar las elecciones, se anuncia el incremento del Impuesto sobre la Venta del 12% al 15%.

Las posiciones ante el fraude
 
Frente a esta puñalada a los anhelos democráticos del pueblo, hay tres posturas básicas: 1) quienes apoyan directamente el fraude; 2) quienes dicen estar contra el fraude pero le hacen un favor a los fraudulentos porque no luchan de verdad contra este; y, 3) los que le apostamos a luchar movilizándonos contra el mismo.

Los partidos que apoyan directamente el fraude ejecutado por el Partido Nacional son: el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER), el Partido Unificación Democrática (UD), el Partido Demócrata Cristiano de Honduras (PDCH) y la Alianza Patriótica de Honduras (APH), quienes conforman una perversa alianza política. Aquí también cabe incluir la posición del Partido Liberal y del PINU pues, aunque critican algunos aspectos parciales del fraude, están dispuestos a aceptar el fallo del TSE y a Juan Orlando Hernández como “vencedor”.

En aparente oposición al fraude, pero en los hechos, permitiéndolo, están el Partido Anti corrupción (PAC) y el Partido Libertad y Refundación (LIBRE). El PAC ha hecho una fuerte denuncia verbal, pero al mismo tiempo, ha dejado en claro no estar dispuesto a luchar contra el fraude mediante la movilización popular, única manera de derrotarlo, sino que optan por “agotar las instancias legales” (TSE, Ministerio Público, Corte Suprema de Justicia), es decir, darle un tratamiento en el marco de la institucionalidad capitalista dominada por la oligarquía, con un resultado que es fácil predecir a favor de los golpistas; por eso decimos que esta posición al final terminará legitimando el proceso electoral y su resultado.

El caso del partido LIBRE merece una mención especial. A diferencia de Salvador Nasralla (PAC), la ex candidata Xiomara Castro declaró en conferencia de prensa, el 30 de noviembre pasado, que su partido está dispuesto a defender su triunfo en las calles; pero, más allá de esa declaración, es notoria la falta de voluntad, de estrategia de lucha y la improvisación en la cúpula de LIBRE. A lo sumo, la dirigencia convoca a manifestaciones de “catarsis” o desahogo, útiles sólo para calmar el descontento de su base, pero no para derrotar el fraude; lo que está claro es que la dirigencia del partido LIBRE ha decidido seguir la trampa de las “instancias legales”, terreno donde la oligarquía nada como pez en el agua.

Esa falta de voluntad de la dirigencia del FNRP-LIBRE para organizar la movilización popular, ha sido evidente desde la primera semana posterior a las elecciones. Los hechos hablan por sí mismos:

• Durante las primeras 72 horas Mel declaró que LIBRE saldría a la calle “si es necesario”, pero la cúpula de esa organización, no sólo no convocó en ese periodo a un mitin, sino que desautorizó a sus colectivos de base para que se manifestaran; además, tomaron distancia de los jóvenes universitarios “Anti JOH” que sí estaban movilizándose;
• El 27 de noviembre comparecieron Xiomara Castro y Mel Zelaya ante Globo TV para declarar que “nos robaron el triunfo” (dándolo por un hecho), diciendo además que serán una “oposición fuerte en el Congreso” (aceptando los resultados del TSE);
• El 30 de noviembre, cuando los reclamos de la base eran inocultables, los dirigentes de LIBRE hicieron una conferencia de prensa dando los detalles del fraude y demandando cuatro puntos claves al TSE para transparentar el proceso electoral, además de un llamando general al pueblo a las calles, pero sin convocar en concreto a una manifestación.
• La única manifestación oficialmente convocada por la dirigencia del FNRP (una semana después de las elecciones, cuando el TSE declaraba “Presidente electo” a Juan Orlando) reunió a lo sumo cinco mil personas frente al INFOP para oír discursos pero no para hacer ninguna acción concreta de presión.
• El lunes 2 de diciembre, LIBRE presentó una solicitud administrativa (no una impugnación) al TSE sobre sus cuatro puntos, a lo cual este organismo respondió estar dispuesto al conteo público de más de 16 mil actas, a condición de que eso no detuviera el escrutinio de las planillas a alcaldías y diputaciones, sin dar un plazo de tiempo ni especificar las condiciones del reconteo, a lo cual LIBRE no puso objeción.

Todo indica que la estrategia de LIBRE es similar a la del PAC: “agotar las instancias legales a nivel nacional e internacional” y, a lo sumo, hacer acciones que no signifiquen ninguna presión y sin plan definido de lucha, lo que tiene el efecto de enfriar y desmoralizar a la base, que ve cómo cada día que pasa los golpistas se salen con la suya. A la larga esta política también terminará legitimando el fraude. Pero, como veremos más adelante, esta postura de LIBRE no es casual ni producto de la incapacidad de sus líderes, sino producto de una política muy consciente.

Y la tercera postura es la de quienes le apostamos a la movilización mediante medidas de presión para derrotar el fraude. En esta línea se encuentra el movimiento de jóvenes “Anti JOH” (o “Camisas Negras”), las organizaciones miembros de la Plataforma de Movimientos Sociales de Honduras y la Candidatura Independiente Socialista-Partido Socialista de los Trabajadores, que abiertamente desconocemos los resultados difundidos por el TSE y promovemos desde las bases la lucha con movilización, aunque con una capacidad de convocatoria menor que la del FNRP y LIBRE. Sin duda, los más activos en este movimiento son los y las jóvenes “Anti JOH” que se movilizan desde las universidades en Tegucigalpa y San Pedro Sula, incluso contra la voluntad de las cúpulas de sus partidos, o sin ser parte de ningún partido.

Aunque todavía es prematuro para vislumbrar que tan lejos podrá llegar este sector movilizado en estas adversas condiciones, es claro que se lucha contra el tiempo, pues cada día que pasa el fraude y el régimen se consolidan.

Nuestras propuestas para la lucha
 
A fin de revertir esta tendencia desfavorable, nuestro partido propone que:
1. Las fuerzas que manifestamos nuestra disposición de salir a luchar, conformemos un Movimiento Nacional contra el Fraude Electoral que defina un Plan de Movilización Nacional hasta derrotar a los fraudulentos. Este frente debe ser abierto a todo sector social que esté dispuesto a movilizar sus fuerzas contra el fraude.
2. El contenido del programa de lucha de este frente no debe limitarse solo a la reivindicación electoral, también debe levantar el conjunto de demandas contra el neoliberalismo salvaje y la entrega de nuestra soberanía nacional, que ha venido denunciando el movimiento popular en los últimos años.
3. Los métodos de lucha deben ser aquellos que ejerzan una presión real sobre los empresarios fraudulentos, en especial aquellos que golpean la economía de los grandes empresarios, incluidos paros cívicos y huelgas, y no sólo los desgastantes desfiles o marchas por las calles.
4. Proponemos que las acciones se decidan en la base y que para ello se conforme un Comando Central de Lucha con representación de todas las organizaciones involucradas, que acate la voluntad de las bases y no al revés, para evitar que otra vez los dirigentes suspendan las acciones cuando se les antoje.
5. Ser pacíficos no significa ser indefensos, por lo cual sugerimos al pueblo en resistencia que a la par deben organizarse mecanismos de autodefensa para responder a la agresión de los cuerpos represivos del régimen dictatorial, que seguramente nos reprimirá.

¿Por qué se llegó a esta situación?
 
Desde agosto de 2011, la base de la resistencia tomó con euforia el discurso triunfalista de sus dirigentes: “Los derrotamos en las calles y los derrotaremos en las urnas”. Por duro que sea, es nuestro deber decirle a los luchadores(as) honestos(as), que en realidad ni una ni otra cosa sucedieron: no pudimos derrocar al gobierno de facto de Micheletti ni impedir las elecciones de 2009, y tampoco pudimos impedir el fraude de este año que tiene al Partido Nacional a punto de sentarse en la silla presidencial. No se puede resolver un problema si no comenzamos por reconocerlo.

¿Cuál es la causa de la incapacidad del FNRP para lograr esos objetivos? Generalmente nos inclinamos a pensar que el fracaso se debió a la represión del régimen, pero eso no lo explica todo. Nunca como antes en la historia de Honduras había salido tanta gente a luchar por tantos días por la caída de un gobierno; el régimen aplicó la represión más dura desde un principio pero eso nunca amedrentó al pueblo. Este tenía suficiente potencial para resistir y para derrotar al gobierno, pero a condición de que tuviera una dirigencia decidida a hacerlo. Así que el problema nunca estuvo en el Pueblo, que salió dispuesto a ofrendar su vida, sino en quienes lo dirigían.

Nuestra tesis como Partido Socialista de los Trabajadores (PST) es que estamos en esta situación porque la conducción de la Resistencia (FNRP y LIBRE) ha estado desde un inicio en manos de un caudillo burgués, Manuel Zelaya Rosales, quien aplica una política de desmovilización y de colaborar a la estabilización del régimen pos golpista, para evitar la caída del Estado burgués y de la economía capitalista; pero este caudillo no está solo, pues le colabora una izquierda oportunista que co-dirige el FNRP y le claudica en sus decisiones. Pocos se atreven a hablar de ello, para no incomodar al caudillo ni a los dirigentes oportunistas, pero hacerlo es necesario para no ser nuevamente víctimas del mismo error.

La política de conciliación con la burguesía
 
Durante el tiempo en que se desarrolló este gran movimiento político social que conocemos como Resistencia, la conducción burguesa-reformista del FNRP tuvo siempre temor de que los oprimidos se radicalicen en la lucha y terminen echando abajo al Estado capitalista haciendo una revolución popular. Eso se debe a su naturaleza burguesa, que ve en toda revolución “desorden y anarquía”, y no un acto de liberación. Para evitar que eso sucediera, Mel Zelaya moderó las luchas populares con un discurso pacifista extremo, castrando el movimiento resistente en medio de la más salvaje represión del régimen, a tal punto que no dio lugar ni siquiera a la autodefensa popular.

De igual forma, Mel mostró siempre voluntad de firmar todo acuerdo que los norteamericanos y la OEA le pusieran delante, con tal de apagar rápido los brotes insurreccionales y evitar que la movilización popular se desarrolle autónomamente bajo control de las bases. De esa forma fueron concertados el Acuerdo de San José-Tegucigalpa en octubre de 2009 y, finalmente, el Acuerdo de Cartagena en mayo 2011, firmados sin consultar a las bases de la Resistencia. Este último acuerdo tuvo el efecto de desmovilizar al pueblo que se encontraba en las calles y de hacerle renunciar a la principal bandera de la Resistencia: la auto convocatoria de la Asamblea Constituyente, a cambio del retorno de Mel Zelaya y de la participación electoral del FNRP mediante un partido político (LIBRE). El tema de la Constituyente quedó sujeto a los mecanismos del Plebiscito y Referéndum sobre los que el régimen tiene pleno control desde el Congreso Nacional.

Tras el Acuerdo de Cartagena y la creación del Partido LIBRE en junio 2011, se profundizó el curso conciliador y desmovilizador de la cúpula del FNRP, lo cual dio la oportunidad al régimen Lobo-Hernández de asestar duros golpes al pueblo hondureño como, por ejemplo, la desaparición del derecho a un empleo permanente, la destrucción de las conquistas del Estatuto del Docente, la pérdida de la soberanía nacional con la aprobación de las Ciudades Modelo, la concesión de nuestros recursos naturales, el descabezamiento de varios sindicatos, la pérdida del derecho a la tierra y las masacres contra el movimiento campesino, entre otras.
  
Lo dicho no significa que no hayan habido valientes luchadores sociales que resistieran al gobierno pero sus luchas fueron aisladas y débiles porque en los momentos cuando más debió salir en su apoyo el FNRP les dio la espalda a estos luchadores(as) por estar plenamente ocupado en su agenda electoral. El FNRP pasó a ser el “brazo social pro electoral” del Partido LIBRE, capaz de hacer gigantescas concentraciones proselitistas, pero incapaz de dar la menor solidaridad a los movimientos de resistencia popular. La conducción del FNRP, que en toda esa época fue la misma del Partido LIBRE, más allá de su discurso de izquierda, le facilitó las cosas al régimen pos golpista en su tarea de imponer el neoliberalismo.

La estrategia de la “insurrección electoral”
 
Pero, además, esta política conciliadora y desmovilizadora tuvo otro objetivo: producir un retroceso en la conciencia del pueblo hondureño para despertar en la base de la Resistencia la ilusión de que mediante su participación electoral se podría revertir el Golpe de Estado y no mediante su lucha en las calles. De esa forma, el régimen y el imperio buscaban neutralizar el descreimiento que afecta a los mecanismos de la democracia burguesa, pues eso coloca al sistema ante el riesgo de una revolución. Se persuadió a la clase trabajadora de que postergara sus principales demandas y que soportara los golpes del régimen durante tres años, con la expectativa de que el 24 de noviembre de 2013 el Pueblo se reivindicaría, haciendo una “insurrección electoral” que, según palabras de los dirigentes de LIBRE, “derrotaría en las urnas a los golpistas” y le daría a la Resistencia el Poder. De esa forma, la lucha popular fue sustituida por la lucha electoral, lo que constituye una desviación electoralista.

Por supuesto, para vencer la natural desconfianza del pueblo en el desprestigiado Tribunal Supremo Electoral, que tenía como antecedentes ser autor de las fraudulentas elecciones de 2009 y de las internas y primarias de noviembre de 2012, estos dirigentes debieron infundir confianza mediante una campaña triunfalista, que restó importancia a los nubarrones de fraude que se veían en el horizonte, pese a que eran conscientes de su gravedad. No denunciaron con contundencia los mecanismos fraudulentos que se preparaban ni exigieron garantías para cambiar el antidemocrático sistema electoral mediante reformas a la Ley Electoral; aspectos que ameritaban una oportuna movilización popular. Por el contrario, la base de la Resistencia fue totalmente confiada y marchó a la trampa que paciente e impunemente la oligarquía le venía preparando [desde hacía] años. En eso consistió la estrategia electorera de la dirigencia que hoy vemos fracasar.

La participación del PST en el proceso electoral
 
Nuestro Partido también participó de ese proceso pero con una política opuesta. Nos distanciamos de las posturas conciliadoras con la burguesía, que abandonan la lucha popular, y de los discursos que embellecen la democracia burguesa. Postulamos la Candidatura Independiente Socialista de Fredin Fúnez y Devora Mejia a diputados por Francisco Morazán, con un perfil claramente socialista e identificado con los intereses de la clase proletaria.

También nos involucramos en las más importantes luchas populares, a la par de los movimientos sociales, para demostrar que es posible participar en procesos electorales y a la vez ser consecuente con la lucha social. A lo largo de nuestra campaña no cedimos un ápice en declarar que las elecciones no son la verdadera salida sino que el verdadero camino es la lucha revolucionaria para lograr un Gobierno obrero y campesino, como también siempre denunciamos el proceso electoral por su carácter antidemocrático y fraudulento, lo cual consta en nuestros pronunciamientos públicos. Todo eso lo hicimos porque estamos claros que nuestro método es dar la batalla ahí donde las masas populares tienen puestas sus ilusiones, con el fin de ayudarles a romper con estas.

Sin embargo, la propuesta del PST apenas comienza a ser conocida por la clase trabajadora, razón por la cual no había condiciones para vencer el curso oportunista de los dirigentes tradicionales del FNRP-LIBRE.

Los burócratas de LIBRE van camino a la traición

Como hemos dicho párrafos atrás, hoy día la dirigencia burguesa-oportunista del FNRP-LIBRE no está impulsando la lucha contra el fraude sino que se concentra en garantizar el mayor porcentaje posible de diputados y diputadas al próximo Congreso Nacional, para hacerse así de una cuota de poder, en el próximo gobierno, que le permita entrar en alianzas y componendas con las otras fuerzas políticas. Pero ninguna Asamblea de LIBRE ni del FNRP ha decidido aceptar el triunfo de Juan Orlando Hernández ni de los resultados que difunde el Tribunal Supremo Electoral para que sus dirigentes estén haciendo cabildeos con los cachurecos; por el contrario, el sentimiento de la base ha sido que sus dirigentes se planten a defender lo que consideran su triunfo, y estos afirman estar haciéndolo cuando es falso.

Mientras compañeros como José Antonio Ardón (Emo-2) dan su vida por defender lo que consideran el triunfo de Xiomara Castro, sus dirigentes, encabezados por Manuel Zelaya, desarrollan cabildeos con los golpistas buscando asegurar sus posiciones como diputados y regidores en el próximo gobierno. Ejemplo de ello es la denuncia hecha por los ex candidatos Luis Galdamez y Eduardo Coto, de que Manuel Zelaya negocia en el TSE para que queden en su lugar personas que son afines a su pensamiento y acción política. El método que practica el caudillo de LIBRE no se diferencia en nada del que practican los caudillos burgueses nacionalistas y liberales, precisamente porque viene de esa tradición.

Desde donde se quiera ver, esa política constituye una TRAICIÓN a las aspiraciones de la base de la Resistencia, porque nadie les ha autorizado para rendirse ante el fraude de los golpistas sin haber luchado y sin que la base lo haya decidido; menos para sentarse a negociar puestos con el enemigo.

Lecciones de la experiencia

Ahora que la realidad demuestra que la estrategia trazada por el liderazgo oportunista del FNRP y de LIBRE ha fracasado, se impone sacar algunas lecciones de esta experiencia:

1.     La primera es que el Estado capitalista hondureño es un estado autoritario y dictatorial de la clase burguesa y no un Estado “democrático”, y por tanto, no es a través de procesos electorales que se le quitará el poder a la oligarquía. Aunque los procesos electorales pueden ser aprovechados para divulgar nuestras ideas socialistas, sólo la movilización obrera, campesina y popular es la que garantiza el cambio social.

2.     La segunda es que a situaciones como esta nos conducen caudillos burgueses como Manuel Zelaya Rosales, que aplican políticas de conciliación con el enemigo, a las cuales se coluden dirigentes oportunistas de la izquierda para formar partidos o coaliciones en las que tratan de convencernos de que no debemos salirnos de la institucionalidad burguesa. En ese tipo de partidos o coaliciones finalmente prevalecen los intereses de la burguesía, no los del pueblo trabajador.

3.     La tercera es que tenemos sobradas razones para decir a la base de la Resistencia que estén alerta a las “desviaciones” que tengan sus dirigentes, no importa quien sea, ya que la práctica ha demostrado que son propicios para hacer acuerdos y componendas con la oligarquía.

4.     La cuarta lección es que nada sustituye la necesidad de construir un gran partido de los trabajadores y las trabajadoras, que defienda los derechos e intereses de nuestra clase, un partido clasista que luche por una sociedad sin explotados ni explotadores, que plantee que el socialismo es la única salida frente al capitalismo; un partido cuyo método de lucha sea la movilización y organización popular, bajo el liderazgo de la clase trabajadora, la única que puede llevar la lucha hasta el final. Desde la candidatura Independiente Socialista y el PST, estamos luchando por construir este partido e invitamos a la juventud, a los obreros(as) y campesinos(as), a los maestros (as) y al pueblo en general a que nos acompañen en esta indispensable tarea histórica.

Dado en la ciudad de Tegucigalpa, M.D.C. a los treinta días del mes de noviembre de 2013.

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