Mar Abr 23, 2024
23 abril, 2024

Convergencia Socialista en los años 80: la construcción en la clase obrera

La década de 1980 significó un proceso de maduración para Convergencia Socialista. Algunos hechos marcaron la trayectoria de la organización. La construcción del PT y la lucha contra la política oportunista y conciliadora de su dirección. La participación en la reorganización del Movimiento Estudiantil, en la reconstrucción de sus organizaciones, la UNE, UEEs, UBES y UMES en el movimiento secundario. La lucha contra la dictadura, que tuvo su auge en la lucha por elecciones directas a fines de 1983 y comienzo de 1984.

Por Bernardo Cerdeira

Sin embargo, lo que más marcó la vida de la organización, en este período y la influenció hasta los días de hoy, fue su intervención en las luchas del movimiento obrero y el proceso de sindicalización y proletarización vivido durante estos años.

Una orientación volcada a la clase obrera

La preocupación en orientar la organización hacia la clase obrera fue permanente, incluso cuando su táctica era la construcción en el movimiento estudiantil. En eso seguíamos la tradición de nuestra corriente internacional, desde su fundación, cuando Nahuel Moreno y un pequeño grupo de jóvenes, rechazando al “trotskismo de café” de Buenos Aires, fueron a vivir en Villa Pobladora, un barrio obrero de la ciudad de Avellaneda, en la periferia de la capital, para construir una organización obrera revolucionaria.

La Liga Obrera, organización fundadora de la corriente trotskista morenista en Brasil, trató de ligarse, desde el principio, al movimiento obrero, eligiendo como prioridad la región del ABC paulista. No fue casual que los primeros apresados del grupo, en 1977, se debió a una divulgación de un boletín clandestino, el Faísca, en vísperas del 1º de mayo. De este proceso, la Liga ganó a sus filas a uno de los obreros presos, el joven metalúrgico José María de Almeida, Zé María.

Ya como Convergencia Socialista, la organización participó activamente en las huelgas de 1978-79 y 1980, y tuvo un papel decisivo en Santo André, donde Zé María fue uno de los principales dirigentes, y São Caetano. En la huelga de 1980, CS sufrió la represión junto con los dirigentes sindicales del ABC. Zé María también fue apresado y enmarcado en la Ley de Seguridad Nacional junto con Lula y varios dirigentes obreros.

CS también tuvo un papel dirigente en la huelga de los metalúrgicos de São José dos Campos, donde la categoría organizó su movilización pasando por encima del entonces presidente del sindicato, conocido como Zezinho “Pelego”[1]. La huelga fue dirigida por un comando que tenía al frente a dos militantes de CS: Ernesto Gradella y Eduardo Tambaú, en la época trabajadores de Fiel. En esta huelga, surgió como activista el trabajador de GM, Antonio Ferreira, Toninho, después presidente del Sindicato de Metalúrgicos de São José.

En 1983, tres años después de la fundación del PT, después de un amplio proceso de reorganización sindical, nacía la Central Única de los Trabajadores, la primera gran organización sindical de masas del país. La CUT fue muy importante en la década del 80.

Su fundación fue el producto combinado de las luchas del movimiento obrero en 1978-79-80, del surgimiento de miles de activistas que se agrupaban en los sindicatos y construían oposiciones sindicales contra los pelegos. A este proceso se sumaron direcciones sindicales burocráticas, a la izquierda de los viejos pelegos. Estos dirigentes se autodenominaban “auténticos” y después constituyeron Articulación Sindical. El objetivo de esta última corriente era controlar y dirigir la nueva central sindical, en lo que obtuvieron total éxito.

Sin embargo, el proceso de organización por la base impuso ciertas características a la CUT. Desde el principio, la central agrupó a lo mejor del activismo sindical del país, que se reunía en congresos que llegaban a más de 5 mil delegados. Era una central democrática y clasista, a pesar de su dirección. Su fundación estimuló la organización de nuevas oposiciones sindicales contra los pelegos y la organización de nuevos sindicatos.

Convergencia Socialista decidió participar con todas sus fuerzas de este proceso. Por eso, la organización, que en los dos años anteriores centraba su trabajo en el movimiento estudiantil y asumía el nombre de Alicerce de la Juventud Socialista votó, en su congreso de 1984, volver al movimiento sindical.

A partir de una orientación de la Liga Internacional de los Trabajadores -Cuarta Internacional (LIT-CI)-, CS puso el centro de su trabajo en la organización de las oposiciones sindicales cutistas. Fue esa orientación la que permitió a CS ayudar a organizar y a orientar a oposiciones para derrotar a los pelegos y conquistar la dirección de grandes sindicatos.

La primera gran victoria de la organización fue impulsar y dirigir la lista de oposición que venció en las elecciones del Sindicato de los Metalúrgicos de Belo Horizonte y Contagem, en 1984. En poco tiempo, el sindicato comenzó a organizar oposiciones sindicales en los sindicatos del interior y aliarse con sindicatos independientes de los viejos pelegos. Así pasó a ser una referencia para los metalúrgicos de varios sindicatos de Minas Gerais, como Itaúna, Divinópolis, Vespasiano, Divinópolis, Itajubá y muchos otros.

El sindicato de Belo Horizonte y Contagem dirigió innumerables luchas en el período pero, sin duda, su punto alto fue la huelga con ocupación, de la siderúrgica Mannesmann en 1989. Este proceso de luchas y organización culminó, en 1989, con la fundación de la Federación Democrática de los Metalúrgicos de Minas Gerais, la primera federación metalúrgica, clasista y democrática de la CUT.

Otro éxito importante de esta política de CS fue la victoria de una lista cutista para el Sindicato de los Metalúrgicos de São José dos Campos a principios de 1985. Esta lista era una composición de varias corrientes, incluso Articulação[2], para derrotar a los pelegos. El impulso de la victoria en el sindicato dio nuevo ánimo a la categoría, que luego, enseguida, protagonizó la famosa ocupación de GM.

Estos fueron los puntos más avanzados de esta política de ida a la clase obrera de CS. Sin embargo, además de los citados anteriormente, CS formó o participó de decenas de oposiciones obreras, siendo que muchas de ellas conquistaron sindicatos: metalúrgicos, mecánicos y químicos de Río de Janeiro; metalúrgicos de Niterói, químicos de Campinas, construcción civil del ABC, metalúrgicos de Jundiaí, petroleros de Natal, metalúrgicos de Sao Leopoldo (RS), construcción civil de Cubatão, químicos de Recife, etc.

Una opción clasista contra la burocratización de la CUT

Este proceso de orientación hacia el movimiento sindical y, principalmente, obrero industrial, no fue sólo una orientación de prioridades, lo que ya sería muy importante. Ella fue acompañada por la defensa de un programa y de la organización de una corriente sindical dentro de la CUT. Este programa se organizó alrededor de tres ejes: la democracia obrera en los sindicatos y en la CUT; la independencia de la clase frente a los gobiernos y partidos burgueses y la búsqueda de la movilización permanente de los trabajadores, siendo la negociación una actividad auxiliar de ésta y no al contrario.

Estas principales banderas, levantadas por CS desde el primer Congreso de la CUT, se mostraron justas y necesarias para la lucha que se dio dentro de la central y de los sindicatos, contra la política de Articulação Sindical. Las corrientes sindicales dirigidas por CS trataron de dar forma consciente a la lucha de miles de activistas contra el proceso de burocratización de la organización, conducido por su dirección.

Ya, en el Congreso de la CUT de 1986, CS fue una de las principales fuerzas de la Lista Democracia y Lucha, que después pasó a ser el nombre de la corriente sindical impulsada por nuestra organización en este período.

Pero, la principal batalla política entablada por Democracia y Lucha se dio en el Congreso de 1988 donde, junto con la CUT por la Base y otras corrientes, luchó contra las propuestas de cambio en el estatuto, que asentaban las bases para la burocratización de la CUT. En ambos congresos, Democracia y Lucha constituyó listas que consiguieron votos de más de 10% de los delegados y representación en la dirección ejecutiva.

Toda esta batalla fue la base para un programa de lucha contra la política de Articulação Sindical, en la década de 1990 (negociación permanente de las conquistas de los trabajadores, banco de horas, sindicato ciudadano). Y, principalmente, fue lo que armó el combate contra la postura de la dirección de la CUT, a partir de la elección de Lula en el 2002, de llevar a la Central a integrarse al gobierno como una repartición pública y no una organización independiente de trabajadores.

Treinta años después de las grandes huelgas del 78-79-80, es posible ver que la participación del PSTU, en la construcción de la Conlutas y, en el actual proceso, de construcción de una central sindical clasista y combativa, contó con una importante contribución estratégica del programa, de la política y de la acción de Convergencia Socialista, en el movimiento obrero y sindical del país, en las décadas anteriores.

La participación de Convergencia Socialista en la construcción del PT y de la CUT

Después de la crisis de 1979, Convergencia Socialista (que, como vimos en el artículo anterior, había quedado reducida a menos de la mitad de sus militantes), necesitó reorientar su estrategia de construcción y sus tácticas.

En febrero de 1980, se fundó el Partido de los Trabajadores. Su constitución tenía, como telón de fondo, una situación de la clase trabajadora brasileña marcada por dos factores. Por un lado, una radicalización de la lucha obrera, encabezada por los metalúrgicos del ABC, que protagonizara importantes huelgas en el 78 y el 79, constantemente golpeadas por el régimen militar. De esas luchas salieron decenas de miles de trabajadores de vanguardia, que pedían una organización política y una organización sindical nacional de masas. Los sindicatos, reprimidos por la dictadura y en mayoría en manos de los pelegos, evidenciaban, para la vanguardia obrera, sus límites.

Por otro lado, la organización trotskista revolucionaria era muy pequeña y, por eso, incapaz de ofrecer una alternativa para aquella creciente vanguardia. Convergencia Socialista era una organización revolucionaria con un programa y una actuación coherentes, con sus principios pero, en aquella época, muy débil.

La necesidad de que la clase obrera tuviese un partido político propio, independiente de la burguesía, y la debilidad de la organización revolucionaria para atender esta necesidad, eran los factores que nos llevaban a afirmar que el PT era progresivo frente a los partidos burgueses. Por eso, CS fue la primera organización en proponer la constitución del PT y, después, a militar en este partido durante 12 años. Parte de esta batalla de CS fue el combate a las organizaciones stalinistas, al PCB y al PCdoB, que trataron de impedir la fundación y, después, la construcción del PT, defendiendo, a cambio del apoyo y la participación en el MDB y, después, en el PMDB, el gran partido burgués de oposición a la dictadura.

La lucha de CS contra la dirección del PT

La otra cara de esta política fue la lucha permanente que CS entabló dentro del PT, desde su fundación, contra el rumbo que Lula y la corriente que se llamó Articulação, comenzaron a imprimir al partido en dirección a una política de alianzas con la burguesía, esto es, a un proyecto electoral de Frente Popular.

Para que CS pudiese entablar esta batalla fue fundamental saber contra quién estábamos luchando. En este sentido, fue decisiva la ayuda de la Internacional. La corriente encabezada por el PST argentino, estaba pasando por cambios muy importantes en aquellos años. La Fracción Bolchevique, que era como esta corriente se organizaba dentro del Secretariado Unificado de la IV Internacional, había roto con éste, en 1979, por rehusarse a aceptar la vergonzosa capitulación de la dirección del SU al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que acabara de tomar el poder en Nicaragua.

El SU había declarado que el gobierno formado por el FSLN y dirigentes burgueses, era un gobierno obrero y campesino; que este partido era un partido revolucionario y que, por lo tanto, no era necesario construir un partido trotskista en Nicaragua. Esa traición llegó al ápice cuando la dirección del SU apoyó la expulsión y la represión a la Brigada Simón Bolívar, que fuera organizada por la Fracción Bolchevique y había luchado al lado del FSLN contra Somoza. Esta violación de los principios más elementales de la clase obrera hacía imposible la convivencia en la misma organización internacional. En este marco es que la Fracción Bolchevique se rehusó a acatar esta política y rompió con el SU.

Al mismo tiempo, otra corriente trotskista internacional, el Comité de Reorganización de la Cuarta Internacional (CORCI), corriente dirigida por el trotskista francés Pierre Lambert, comenzó a aproximarse a la FB. En Brasil, esta corriente trotskista es más conocida por el nombre de su periódico, “El Trabajo”. La aproximación se dio alrededor de una posición de principios, en defensa de la Brigada Simón Bolívar y de la independencia de clase en relación al gobierno sandinista pero, después evolucionó hacia un acuerdo programático y organizativo que se plasmó, primero, en un Comité Paritario y, después, en una organización internacional, la Cuarta Internacional (Comité Internacional).

Posteriormente, profundas divergencias políticas y metodológicas llevaron a la ruptura de la FB con el lambertismo y, después, a la fundación de la Liga Internacional de los Trabajadores, en 1982. La principal diferencia fue el apoyo de la OCI (Organización Comunista Internacionalista), la organización del lambertismo en Francia, al gobierno burgués encabezado por el socialista François Mitterrand.

Sin embargo, en el cuadro general de las discusiones políticas y programáticas que se entablaron durante esta aproximación y después la ruptura con la corriente lambertista, una de las más importantes polémicas fue sobre el carácter del PT y de su dirección.

En 1980, poco después de la fundación del PT, Moreno alertó a la dirección de Convergencia Socialista sobre la necesidad de tener una caracterización de la dirección de este partido, o sea, de Lula y su corriente, que sería llamada, después, Articulação. Al principio, la dirección de CS caracterizaba a la dirección del PT como una corriente “clasista”, que podía avanzar programáticamente. Moreno insistió que era una burocracia y que, por lo tanto, tenía privilegios materiales obtenidos a través de los sindicatos. Posteriormente, estos privilegios aumentaron en forma cualitativa con su ingreso al Parlamento y su integración al aparato de Estado a través de las prefecturas, gobiernos estaduales y el gobierno federal.

La discusión con Moreno llevó a que CS corrigiese su caracterización de la dirección del PT, definiéndola como una “burocracia de izquierda” (por sus posiciones políticas más a la izquierda, en aquella época). Esta caracterización generó una fuerte polémica con “El Trabajo” y la corriente internacional lambertista, que decían que no se podía descartar que la corriente de Lula pudiese ser ganada para la revolución.

Armada para la lucha política con esta caracterización sobre Lula y su corriente, Convergencia Socialista enfrentó a la dirección del PT y su política de alianzas con la burguesía. La dirección del PT siempre defendió y aplicó una estrategia de llegar al gobierno a través de las elecciones, para gestionar al propio Estado capitalista burgués. Para eso fue defendiendo, cada vez más, todo tipo de alianzas electorales con partidos burgueses, culminando en el gobierno de Lula, en un gran frente con empresarios y partidos de derecha, para dirigir al país.

Durante los 12 años en que Convergencia Socialista militó en el PT, siempre defendió la necesidad de una Revolución Socialista en Brasil, como parte de una revolución mundial, para que la clase obrera tome el poder político, destruya al Estado burgués y construya su Estado. Siempre defendimos que era imprescindible, para la clase obrera, conservar su independencia ante la burguesía y sus partidos, sin formar con ellos ningún tipo de alianza política y electoral. Y siempre denunciamos que la dirección de Lula y Articulación arrastraban al PT hacia la colaboración de clases y a los brazos de la burguesía.

“El Trabajo”, al contrario, con la caracterización de Articulação como una corriente centrista, participó de la primera corriente lulista (los “113”) y después sufrió una ruptura de los que querían disolver “El Trabajo” en Articulação. No por casualidad, entre los cuadros y dirigentes de esa corriente liquidacionista, alimentada por la política de la dirección, estaban nombres que compusieron la primera línea del primer gobierno petista, como Antonio Pallocci, ex ministro de hacienda, Glauco Arbex, asesor de Lula, Clara Ant, secretaria de la presidencia y Luis Favre.

El camino de “El Trabajo” fue el de la mayoría de los grupos de izquierda dentro del PT: o se disolvieron o pasaron a ser fuerzas auxiliares de Articulação, entrando, años más tarde, al gobierno burgués de Frente Popular, como la Democracia Socialista (DS, organización del SU).

La participación de CS en la fundación y en la construcción de la CUT

En 1983, tres años después de la fundación del PT, después de un amplio proceso de reorganización sindical, nacía la Central Única de los Trabajadores, la primera gran organización sindical de masas del país.

Convergencia Socialista, que en los dos años anteriores centraba su trabajo en el movimiento estudiantil y asumía el nombre de Alicerce de la Juventud Socialista, regresó de nuevo hacia el movimiento sindical.

A partir de una orientación de la LIT, CS puso el centro de su trabajo en la organización de las oposiciones sindicales “cutistas”. Fue esa orientación de masas la que permitió a Convergencia ayudar a organizar y a orientar las Oposiciones para derrotar a los pelegos y conquistar la dirección de grandes sindicatos, como el Sindicato de los Metalúrgicos de Belo Horizonte y Contagem, en 1984; el Sindicato de los Bancarios, de Río de Janeiro, en 1985 y el Sindicato de los Metalúrgicos de Sao José dos Campos en el mismo año, ambos en alianza con otras corrientes.

Fue durante esta década del 80, que CS participó de un nuevo período de ascenso del movimiento sindical y dirigió importantes huelgas, como las de bancarios y metalúrgicos, cuyo punto alto fue la ocupación, en 1989, de la siderúrgica Mannesmann de Belo Horizonte. Fue, también, durante este período, que Convergencia participó de la construcción de importantes organizaciones sindicales, como la Federación Democrática de los Metalúrgicos de Minas Gerais.

También se dio, dentro de la CUT, una lucha similar contra la corriente burocrática y oportunista, dirigida por Lula. Dentro de esta organización, las corrientes sindicales dirigidas por CS (como, por ejemplo, Democracia y Lucha), lucharon contra la burocratización de la central, llevada a cabo conscientemente por su dirección, Articulação Sindical, principalmente después del Congreso de 1988.

La ruptura con el PT y algunas conclusiones

En 1988, con la victoria en algunas de las principales prefecturas del país, principalmente São Paulo, la adaptación del PT al Estado burgués y sus lazos con la burguesía dieron un salto. Después de la derrota en las elecciones presidenciales de 1989, la dirección del PT profundizó su política de integración al Estado y al régimen burgués. La mayor demostración de eso fue su política de garantizar la gobernabilidad de Collor, prohibiendo que sus militantes levantasen la consigna “Fuera Collor”. Para garantizar esa línea, cada vez más oportunista y la prohibición sobre el “Fuera Collor”, la dirección del PT profundizó la burocratización del PT, colocando una serie de restricciones a la actividad de sus tendencias internas.

CS fue expulsada del PT por rehusarse a obedecer la prohibición, impuesta por la dirección del partido, a todas las corrientes internas de levantar la bandera de “Fuera Collor”. CS no aceptó esa imposición burocrática, de una política oportunista y, por eso, fue expulsada.

Varias organizaciones no aceptaron esa expulsión y formaron, primero, un Frente Revolucionario que después se transformó en movimiento pro Partido Socialista de los Trabajadores Unificado y, finalmente, culminó en la fundación del PSTU, en 1994.

Hoy, nuestro partido, ya tiene 14 años de vida independiente. La mayoría de los militantes y simpatizantes nunca militó en el PT. Incluso, muchos activistas sindicales no llegaron a pertenecer a la CUT.

Para los militantes y activistas revolucionarios de hoy, el PT y la CUT aparecen claramente con su verdadera cara: un partido oportunista y burocrático y una central sindical burocrática que actúa como un brazo del gobierno al interior del movimiento obrero. Sin embargo, si sus direcciones siempre tuvieron este carácter, estas organizaciones, especialmente la CUT, representaron, aunque de forma distorsionada (por el papel de su dirección), años de luchas y un esfuerzo de la vanguardia de la clase trabajadora brasileña, para construir su organización independiente de clase. La vanguardia obrera vivió un importante aprendizaje, sacando lecciones de sus aspectos positivos y negativos.

Traducción Laura Sánchez

Notas:

[1] Pelego – burócrata sindical, que dirige el sindicato de forma sumisa al Estado burgués.

[2] Articulação – es, hasta hoy, la corriente mayoritaria del PT y de la CUT. Su principal dirigente es Lula.

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