¿Cómo impacta la crisis bancaria internacional en Latinoamérica?
Actualmente, hay una crisis en varios bancos de mediano porte de EE.UU. y serios problemas en importantes bancos europeos. Esta situación se da en el marco de una tendencia de la economía mundial a una nueva recesión, después de una corta recuperación pospandémica, y fue precedida por un período de alza de las tasas de interés fijadas por la Reserva Federal y el BCE[1].
Alejandro Iturbe
De modo inevitable, todo el proceso tiene y tendrá un importante impacto en los países latinoamericanos que sufren una relación semicolonial que los somete a los países imperialistas, en especial a EE.UU. Suele decirse que “si EE.UU. estornuda, Latinoamérica se engripa”. En el sector financiero, uno de los factores centrales de esta relación semicolonial es la altísima deuda externa de la mayoría de los países tanto con los organismos financieros internacionales como con los “bonistas extranjeros”.
La actual deuda externa se origina en la década de 1970 cuando los organismos financieros internacionales canalizaron una inmensa masa de “dólares sobrantes” a través de grandes préstamos a interés nulo: los países se sobreendeudaron; cuando los organismos subieron las tasas de interés, ya no tenían capacidad de pagar y se generaron situaciones de default, la primera de ellas en México, en 1982[2].
El imperialismo ha utilizado la deuda externa como un mecanismo semicolonial en dos sentidos. El primero es el saqueo a través del pago de intereses. El segundo es la supervisión directa de los planes económicos que imponía en cada “refinanciación”, con fuertes ajustes presupuestarios en sectores como salud y educación públicas, privatizaciones de empresas públicas, etc.
La deuda “eterna”
Sobre el primer punto (décadas de pagos de intereses), varios organismos internacionales, como la CEPAL e incluso el Banco Mundial, estimaban en 2002 que “Latinoamérica ya había pagado casi cinco veces la deuda original”[3]. A pesar de ello, las sucesivas refinanciaciones hicieron que la deuda externa creciera cada vez más: en 2021, “La deuda pública latinoamericana llegó a 79% del PIB de la región”[4]. Veamos los porcentajes de algunos países:
Brasil: 100%
Argentina: 97%
Colombia: 61,4%
México: 52,4%
Perú: 39%
Chile: 32,8%
Es interesante destacar que el perfil de la deuda pública brasileña es un poco diferente al de otros países del continente ya que, en las últimas décadas, se presenta como “deuda interna” a través de licitaciones de títulos públicos que realiza el Banco Central, por los que recibe la tasa de interés Selic. De esas licitaciones participan un privilegiado grupo de bancos extranjeros y nacionales que obtienen fabulosas ganancias al represtar ese dinero en el mercado interno a tasas mucho mayores. Este mecanismo especulativo acaba “devorando” cada vez mayor parte del presupuesto nacional y obliga a permanentes ajustes por parte de los gobiernos[5].
Al mismo tiempo, por lo menos por ahora, le otorga al sistema bancario brasileño un poco más de estabilidad que la de otros países del continente. Por eso, Fernando Haddad, ministro de Economía del gobierno burgués de coalición encabezado por Lula y el PT, manifestó una visión optimista de la situación bancaria internacional y que no veía que fuera a producirse “una crisis sistémica” En el marco de la misma visión optimista, “el Comité de Política Monetaria del Banco Central evaluó que la caída de dos bancos estadounidenses y la fusión de los dos mayores bancos suizos tienen un efecto limitado en países emergentes como el Brasil”[6]. Los analistas locales estiman que “el Banco Central no cambiará, al menos a corto plazo, su estrategia respecto a los tipos de interés, situados hace meses en 13,75%…”.
Otros países
Para los otros países latinoamericanos, con un perfil “clásico” de deuda externa y una dependencia mucho más directa de sus principales bancos nacionales con los bancos internacionales, la situación aparece mucho más difícil porque de modo permanente deben lograr saldos positivos de su balanza comercial para pagar los intereses de la deuda.
En este sentido, un artículo de la BBC de algunos años atrás caracterizaba que la suba de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense afectaría por una doble vía negativa las economías latinoamericanas. Por un lado, porque encarecería su financiamiento externo. Por el otro, porque tendría un efecto recesivo y haría bajar los precios de los alimentos y materias primas que estos países exportan[7].
Es cierto que, luego de esa caracterización, se produjo la gran caída económica internacional por la pandemia (2020) y después un período de recuperación de dos años (2021-2022). Pero esas consideraciones siguieron teniendo validez para la suba más reciente de las tasas de interés de la FED y el BCE, y sus efectos en Latinoamérica.
Sobre el impacto más directo de la presente crisis bancaria, existen situaciones diferentes según los países. En Chile, Mario Marcel, ministro de Hacienda del gobierno de Gabriel Boric, al igual que Fernando Haddad en el Brasil, reiteró “el mensaje de tranquilidad sobre el posible impacto local del colapso del SVB”. Sin embargo, la dinámica inmediata lo contradecía: “El peso chileno ha sido este miércoles la segunda moneda más depreciada del mundo frente al dólar (2,17%)”. Mientras que “el IPSA, el principal índice bursátil de Chile… encadenó su quinta jornada de pérdidas”[8]. Otro elemento importante a considerar es que los pagos por deuda externa que el país debe afrontar vienen creciendo en los últimos años y pueden generarse “problemas de liquidez”[9].
En el Perú, se presenta un dato curioso: la deuda externa también viene creciendo y, en 2020, en medio de la pandemia, de un proceso de profunda crisis de su régimen político y de cambios permanentes de presidentes, el país lanzó un bono a pagar hasta en 100 años. Podemos decir que literalmente está hipotecado de por vida[10].
Algunos analistas ven con mucha preocupación el posible impacto en el Perú de esta crisis bancaria en EE.UU. por la profunda dependencia del sistema financiero peruano con los grandes bancos estadounidenses. Es el caso de Washington López, CEO de la empresa Washington Capital, que “analiza cómo la caída de Silicon Valley Bank y el colapso de la industria bancaria estadounidense repercutiría[n] en las entidades financieras peruanas, en la Bolsa de Valores de Lima y en la economía”. Él considera que “de producirse una pérdida fuerte de valor de los principales bancos norteamericanos, repercutiría en las entidades financieras peruanas. La consecuencia sería una desaceleración de la economía en Perú… una caída de la Bolsa de Nueva York impactaría en la misma proporción la Bolsa de Valores de Lima. Esto se debe a que los bancos principales como Credicorp e Interbank tienen sus cuentas en estos bancos de primer nivel como el Bank of America, JP Morgan, Citibank, entonces es un efecto contagio, es como se vivió en 2008”[11].
En Colombia, la deuda externa propiamente dicha llegaba, en julio de 2022, a 176.000 millones de dólares, en una dinámica de crecimiento constante[12]. En los próximos cuatro años, el país deberá pagar casi 30.000 millones de dólares por servicios de la deuda (intereses) y el precio del dólar en pesos colombianos sube de modo constante, superando cada vez registros históricos[13]. De modo inmediato, desde la caída de las acciones del Credit Suisse, “el índice bursátil nacional cayó 3,84% y la acción de Ecopetrol, la petrolera de mayoría estatal que es la principal empresa del país, retrocedió 3,42%”[14].
Argentina
Según los analistas nacionales y extranjeros, este es el país latinoamericano cuyo sistema financiero está más frágil frente a la actual crisis bancaria internacional. “Sumida en una crisis profunda, su economía apenas tiene herramientas para resistir un agravamiento de la situación externa…”[15]. Argentina tiene una altísima deuda externa que ya llega a 256.595 millones de dólares[16] (sin considerar la parte camuflada como “deuda interna”, equivalente a unos 120.000 millones más). Por eso, el país vive desde hace décadas una tendencia recurrente al default (y la necesidad de renegociar refinanciaciones de urgencia con el FMI) incluso en momentos en que su economía crece y obtiene buenos ingresos por sus exportaciones, como sucedió en 2022.
Actualmente, el último acuerdo con el FMI dejó una situación que los medios burgueses califican como “una bomba de tiempo”: “En los próximos cinco años (2023-2027) los vencimientos totales brutos en moneda extranjera (parados en junio, último mes con información oficial) ascienden a US$ 120.000 millones, es decir, US$ 24.000 millones por año, con US$ 93.000 millones de capital y US$ 27.000 millones de intereses”[17].
Recientemente, la calificadora internacional de riesgos financieros Moody’s etiquetó como “negativa” la perspectiva del sistema bancario argentino. En ese comunicado, esta empresa explica que el cambio “refleja el deterioro de las condiciones operativas, en medio de una reducción significativa del crecimiento económico esperado, con una contracción probable del PIB de 0,5% en 2023 y una inflación persistentemente alta, que ya supera 100% anual”[18].
La alta inflación es precisamente uno más graves problemas estructurales de la estructura económico-financiera capitalista semicolonial de Argentina con un histórico proceso de licuación de su moneda: desde su creación en 1992, con una cotización equivalente a un dólar, el peso argentino ha perdido 99% de su valor[19].
Incluso en los períodos de alza de la economía y de las exportaciones, el Banco Central tiene profundas dificultades en acumular y mantener sus reservas en dólares. Esto se debe, en primer lugar, al pago de la deuda externa, a la permanente fuga de capitales que hace la burguesía, y al hecho de que aquellos sectores que mantienen alguna capacidad de ahorro, van comprando dólares como reserva y los mantienen “debajo del colchón” por la desconfianza en el sistema bancario que, en 2001, protagonizó un gigantesco robo de dólares de los ahorristas (el tristemente famoso “corralito”) que fue avalado por el Banco Central. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos estimó que hay 233.323 millones de dólares por fuera del sistema bancario[20].
En estas condiciones, las reservas del BCRA se “evaporan” y la cotización del dólar en pesos sube a una velocidad vertiginosa, alimentando cada vez más la inflación. Para intentar frenar esta escalada del dólar, el gobierno argentino llegó incluso a “expropiar” las reservas de bonos en dólares del ANSES (la caja nacional de jubilaciones)[21]. En función de evitar una situación de default virtual y un estallido financiero completo, el FMI está dispuesto a “cubrir” el pago de intereses de este año y “desembolsar” 5.300 millones de dólares como “compensación” por el “cumplimiento” de las metas de ajuste acordadas el año pasado por parte del gobierno peronista[22].
Decadencia y aumento de la pobreza
Argentina es, así, un país capitalista semicolonial que se empobrece, en el que la altísima inflación genera un deterioro constante del poder de compra de los salarios, las jubilaciones y los ingresos de los cuentapropistas. Según un informe oficial de finales de 2022: “En el segundo semestre del año pasado, la pobreza fue de 39,2% y la indigencia de 8,1%, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Estos porcentajes implican que en la Argentina hay 18.679.605 de pobres y 3.859.816 millones de indigentes”[23]. Son porcentajes que están solo un poco por debajo de los que generaron el estallido social de diciembre de 2001 (conocido como “Argentinazo”).
Un panorama esencialmente similar viven los otros países latinoamericanos. En el Brasil, un estudio de 2021 estima que “Un cuarto de la población brasileña, 52,7 millones de personas, vive en situación de pobreza o extrema pobreza”[24]. En Chile, un país cuya burguesía se vanagloriaba de haber reducido mucho la pobreza, entre 2017 y 2020 esta había crecido de 10 a 14,20% y la pobreza extrema a 4,5%. Podría decirse que fue el “efecto pandemia”, pero la mexicana Alicia Barcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, caracterizó que se trataba de “un deterioro profundo en el bienestar y la salud de las personas, que no es coyuntural”[25].
En el Perú, la pobreza había crecido a 30,1% como resultado de la pandemia. En 2021, se redujo a 25,9% (aun así, un nivel superior a los previos a la pandemia). En 2022, “Debido a la inflación registrada en el último año y al menor crecimiento económico, la pobreza en el Perú volvió a 30%”[26]. En Colombia, las cifras oficiales consideraban que la pobreza afectaba un 34,5% en 2019. Durante la pandemia en 2020 subió a 37,1% y, según la CEPAL, hasta 2022 continuaría subiendo hasta 39,2%, mientras la pobreza extrema subiría a 14,9%. Según este estudio, Colombia sería una de las economías en que más aumentaría en un “ambiente de más inflación”[27].
Este es el resultado del carácter semicolonial del conjunto de los países latinoamericanos y del saqueo de riquezas al que fueron y son sometidos por distintas vías. Una situación que se verá agravada por el contexto internacional de crisis bancaria y de tendencias recesivas de la economía mundial.
Cualquiera sea el ritmo en que se desarrolle la crisis económica internacional, esta impactará sobre todas las economías de los países latinoamericanos. Una cosa es absolutamente segura: se profundizarán los ataques de las empresas y gobiernos sobre los trabajadores y las masas, a través de la inflación, los ajustes presupuestarios, el deterioro del salario y de las condiciones laborales, y el aumento de la desocupación. En este sentido, aumentarán las condiciones objetivas que alimenten las posibles respuestas de lucha de los trabajadores y las masas.
Como revolucionarios, esto nos plantea la tarea de impulsar e intervenir en estas luchas con propuestas concretas que den respuesta a cuestiones tales como la inflación, el deterioro del salario, de las condiciones laborales, y el aumento de la desocupación. A nuestro modo de ver, este programa de lucha tiene un eje central que lo ordena y que ya fuera formulado por el viejo MAS argentino y la LIT-CI en la década de 1980: el no pago de la deuda externa y la ruptura “con los mandatos del FMI y las multinacionales para terminar con el saqueo de los recursos naturales y el flagelo de la deuda externa, mediante una Segunda y Definitiva Independencia”. En el caso del Brasil, el PSTU de este país ha formulado la consigna “suspender el pago de la deuda pública y estatizar el sistema financiero”[28].
Es decir, nuestra propuesta es desarrollar una lucha conjunta de los trabajadores y los pueblos de todos los países latinoamericanos para quebrar el carácter semicolonial del continente y avanzar en la construcción de una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
[1] La crisis en el sistema bancario y la posibilidad de una nueva recesión mundial – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)
[2] https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/gabriel-casillas/2022/08/16/crisis-de-la-deuda-externa-en-mexico-1981-1983/
[3] América latina ya pagó casi cinco veces la deuda externa original (clarin.com)
[4] La deuda pública de América Latina llegó a 79% del PIB de la región el año pasado (larepublica.co)
[5] Dívida Pública: Não existe rombo no Orçamento: existe roubo! – Liga Internacional dos Trabalhadores (litci.org)
[6] Banco Central emite comunicado sobre falência de banco (otvfoco.com.br). En portugués en el original.
[8] https://elpais.com/economia/2023-03-15/la-crisis-financiera-tine-de-rojo-los-principales-indicadores-en-latinoamerica.html
[9] Deuda externa de Chile que vence en 12 meses sube 30% en tres años – La Tercera
[10] Por qué Perú decidió endeudarse por más de 100 años y qué consecuencias puede tener para su economía – BBC News Mundo
[11] Impacto de la crisis bancaria americana en el Perú – Infobae
[12] Banco de la República reveló nueva cifra de deuda externa de Colombia: superó los 176.000 millones de dólares en julio – Infobae
[13] El dolor de la deuda externa colombiana con el dólar a $5.000 | EL ESPECTADOR
[14] Ver referencia 8.
[15] Ver referencia 8.
[16] Deuda pública argentina: ¿una bomba para 2023? | Perfil
[17] https://www.perfil.com/noticias/economia/deuda-publica-argentina-una-bomba-para-2023.phtml
[18] Moody’s bajó la perspectiva al sistema bancario argentino y prevé una caída del PBI en 2023 (msn.com)
[19] El peso argentino cumplió 31 años: cuánto se devaluó frente al dólar en estas tres décadas (ambito.com)
[20] Cuántos millones de dólares guardan los argentinos «bajo el colchón» (mdzol.com)
[21] El Gobierno toma fondos de la ANSeS para financiar el gasto público – Infobae
[22] El exdirector del FMI cree que Argentina recibirá un desembolso de u$s5.300 millones (ambito.com)
[23] La pobreza llegó al 39,2% de la población y afectó a más de 18,6 millones de argentinos – Infobae
[24] https://pontesocial.org.br/post-como-superar-a-extrema-pobreza?gclid=Cj0KCQjw27mhBhC9ARIsAIFsETFWnl8EzdH2eXkuwXmEX86ckN39019VCNj1-wFHGyR9u1hdc0IHxB8aAkfTEALw_wcB
[25] https://www.latercera.com/pulso/noticia/cepal-pobreza-en-chile-subio-a-142-en-2020-por-pandemia-pero-sigue-como-la-segunda-menor-de-la-region/EOIBGDZ2DZGINNAFWCCMMAINIU/#:~:text=Cepal-,Cepal%3A%20pobreza%20en%20Chile%20subi%C3%B3%20a%2014%2C2%25%20en,segunda%20menor%20de%20la%20regi%C3%B3n&text=El%20aumento%20de%203%2C5,%25%2C%20seg%C3%BAn%20el%20organismo%20multilateral.
[26] https://www.ipe.org.pe/portal/evolucion-de-la-pobreza-regional-2004-2021/#:~:text=La%20pobreza%20en%20el%20Per%C3%BA,econ%C3%B3mica%20y%20el%20mercado%20laboral.
[27] https://www.larepublica.co/globoeconomia/colombia-el-pais-en-donde-mas-aumentarian-los-niveles-de-pobreza-durante-este-ano-3378484#:~:text=Seg%C3%BAn%20las%20nuevas%20proyecciones%2C%20la,los%20precios%20de%20los%20alimentos.
[28] Suspender o pagamento da dívida pública e estatizar o sistema financeiro – Liga Internacional dos Trabalhadores (litci.org)