Colombia: crisis en las alturas, el gobierno y sus llamados a la movilización
Las centrales obreras CUT y CTC (la CGT se ha declarado “independiente”), los sindicatos estatales y el presidente Petro, han convocado a una movilización para el 7 de junio, según ellos en defensa de las reformas sociales y en contra del supuesto “golpe blando” orquestado por la derecha.
Esta convocatoria, se hace en medio de una verdadera crisis política en las alturas. A los problemas de la Paz Total y la escalada violenta que azota a varias regiones, la crisis ministerial de hace un mes y el empantanamiento de los proyectos de reformas, el Gobierno y el Pacto Histórico enfrentan ahora los escándalos que brotan de sus propias entrañas. Primero fueron las acusaciones contra Nicolás Petro, luego las sanciones contra Alex Flórez y las investigaciones contra varios parlamentarios del pacto, y lo más reciente el escándalo de las chuzadas y abuso de poder de su jefa de gabinete Laura Sarabia, abre todo un escándalo que involucra a uno de los aliados burgueses más importantes de Petro, Armando Benedetti. Con la filtración y publicación por parte de Semana de audios en los que aparecen más elementos de corrupción y clientelismo se muestra el verdadero talante de Benedetti.
La burguesía ligada al uribismo y a los gremios asumieron su derrota electoral hace un año con una política de oponerse y obstaculizar cualquier asomo de reformas que cuestionaran sus privilegios y modelo salvaje de acumulación de ganancias. Para ello, no sólo se han opuesto con uñas y dientes a los proyectos de reforma de Petro, sino que han usado los medios de comunicación a su servicio para desprestigiarlo. A esto se suman las crecientes tensiones del Gobierno con el Fiscal Barbosa y las altas cortes, que muestran una dimensión institucional de la misma pelea.
La gran prensa burguesa, tiene la línea editorial de escarbar, magnificar y deformar cada salida en falso del Gobierno. En esta campaña no sólo despliegan un arsenal de falacias, intrigas, manipulaciones y la frivolidad diseminadas por las redes sociales. También apelan a los peores prejuicios racistas, machistas y arribistas, especialmente contra Francia Márquez. Al tiempo le lavan la cara descaradamente al uribismo y la rancia burguesía ante sus crímenes, puestos de nuevo al descubierto por las declaraciones del paramilitar Mancuso ante la JEP; donde se evidencia como el paramilitarismo es una estrategia del régimen que ha beneficiado e integrado a la burguesía de conjunto.
Las contradicciones, errores, políticas equivocadas y concesiones a la burguesía corrupta clientelista que integran el gobierno, sumadas a los vicios oportunistas de las burocracias sindicales y el reformismo, configuran un cóctel explosivo que no puede producir otra cosa que manifestaciones de los viejos vicios de la política burguesa, esa vieja y podrida política de los anteriores gobiernos que desgraciadamente se reproducen en el nuevo gobierno.
Las alianzas con Benedetti, Roy Barreras y quienes todavía pasan de agache, como Alfonso Prada y Luis Fernando Velasco entre otros, fueron hechas por Petro durante toda la campaña, con plena conciencia de quienes son. Y así fueron integrados al gobierno, y les fueron otorgadas las cuotas burocráticas y clientelistas. El proyecto de Petro, concretado en el Pacto Histórico implica la alianza conciente y premeditada con estos sectores podridos.
Desde el PST, alertamos en múltiples ocasiones sobre estos personajes y las alianzas con los viejos partidos burgueses; de lo equivocado de confiar en ellos. Estos personajes que entraron en el Pacto Histórico sin ser de la izquierda ni venir de la clase trabajadora, son oportunistas que siempre han hecho política de manera clientelista y corrupta, usando las instituciones del Estado en beneficio personal y lo siguen haciendo. Pero, finalmente es Petro mismo el responsable de haberlos puesto el PH y el Gobierno, con su política de concertación y colaboración de clases.
¿Golpe Blando o validar el todo vale?
El término “golpe blando” surge como parte de la política imperialista que hemos denominado “reacción democrática”, es recurrir a la democracia burguesa y ciertas libertades democráticas para desmontar procesos revolucionarios y gobiernos incómodos cuando no pueden recurrir a la invasión o al golpe militar. Según la teoría del “golpe blando”, se puede derrocar gobiernos por medio de una combinación de manipulaciones, conspiraciones y enfrentamiento institucional. También este término ha sido usado por la izquierda reformista para defender los llamados “gobiernos progresistas”, justificando las alianzas y colaboración con la burguesía, callando cualquier crítica o cuestionamiento desde abajo e instrumentalizando la movilización solamente para respaldar los intereses del gobierno. De esa manera impiden la independencia política y organizativa de las masas.
Es cierto que existe una campaña de desprestigio consciente y sistemática y que incluso hay sectores de la ultraderecha abiertamente golpistas que buscan abrirse campo; buscando desesperadamente que la burguesía tradicional recupere las riendas del Estado para volver a gobernar personalmente. Pese a esto, no vemos que se configure hasta el momento ningún tipo de golpe, ni tampoco creemos que los escándalos sean producto de una conspiración de la derecha. Tampoco descartamos que dentro de las opciones que barajan, por lo menos un sector de la burguesía, esté por una salida golpista, pero caracterizamos que esta no es su política mayoritaria actualmente, ni es la política del imperialismo. La política mayoritaria sigue siendo la campaña de desprestigio y obstaculización. Sus denuncias son cínicas y descaradas y las usan de manera oportunista para tapar sus propios crímenes. Hay que rechazar toda manifestación reaccionaria de la derecha y cualquier intento de organización golpista.
Utilizar la movilización y la teoría del golpe blando para cerrar filas en torno al Gobierno y deslegitimar cualquier crítica desde los trabajadores y lo sectores populares, solo prepararan mayor descontento frente a los escándalos de corrupción y medidas reaccionarias, como el alza a la gasolina, dejando en bandeja de plata a la derecha este descontento. Sin embargo, no vemos una autocrítica del gobierno y el Pacto Histórico sobre sus cuestionables alianzas, ni menos una política para que salgan todos los burgueses y enemigos del pueblo y los trabajadores que todavía integran el Pacto y el Gobierno. Ni siquiera hay una crítica abierta a Clara López por referirse de manera despectiva a las trabajadoras domésticas como “sirvientas”.
Por otro lado, las reformas y cambios prometidos no han pasado de ser un anhelo popular, pero que en su contenido no representan un cambio real. Mantienen las leyes regresivas que quitaron derechos a los trabajadores como son la ley 50 y la ley 100, le garantizan el negocio a las EPS y las AFP, íntimamente ligadas al capital financiero. La reforma pensional, no solo mantiene las AFP sino que las favorece, obligando a los asalariados medios a cotizar en estos fondos privados, y reduciendo la mesada pensional futura de miles de trabajadores, en especial de los estatales. Tampoco se desmontó el ESMAD, solo se cambia el nombre y algunos protocolos manteniendo el uso de armamento como la conocida Venom. Cientos de presos políticos se pudren en las cárceles. La situación de miseria no se resuelve.
Luchar contra la burguesía y por un cambio de verdad
Es urgente movilizarse contra la reaccionaria burguesía, la ofensiva patronal que niega y quita derechos a los trabajadores en completa impunidad, los asesinatos y la violencia que arrecia en las regiones. Pero la movilización convocada para el 7 de junio no busca eso. Por eso, desde PST no llamamos a los trabajadores a participar de esas movilizaciones, así como no hemos llamado en ocasiones anteriores a movilizaciones tienen similar o igual carácter, en este caso con mayor razón porque la convocatoria pretende lavar la cara a un Gobierno enlodado por escándalos de corrupción, financiamiento ilegal y abuso de poder, resultados de sus propias políticas de todo vale con tal de sumar votos. Desde luego, entendemos claramente que los niveles de corrupción, clientelismo o irregularidades a los que llegue el Gobierno actual, son incomparables con los de la burguesía cuando ha gobernado directamente, la corrupción de sus partidos y sus negocios, la represión y sus vínculos con el paramilitarismo. Sin embargo, no nos parece que eso excuse a Petro o al Pacto, que finalmente han subido prometiendo ser diferentes. Nosotros no confiamos en un Gobierno que sigue estando integrado por representantes de la burguesía, no confiamos en el corrupto congreso, ni en las instituciones del régimen.
Llamamos a las Centrales Obreras, a retomar el camino del paro nacional, que avance hacia el paro de la producción, les exigimos que no hipotequen la independencia de la clase trabajadora. Le exigimos al Gobierno que rompa con la burguesía y que transfiera el poder a los trabajadores para avanzar hacia los cambios de fondo que se requieren. Todos los políticos del talante de Barreras y Benedetti, Velasco, Prada entre otros, deben salir del Gobierno y el Pacto si se quieren hacer verdaderos cambios. Petro debe retirar el proyecto de reforma pensional, que en realidad es una contrarreforma, y concertar una nueva con los trabajadores y no con las AFP y la burguesía.
Dejamos claro que nos movilizaríamos junto al Gobierno en unidad de acción en caso de un intento de salida reaccionaria de la burguesía (intento de golpe), o a favor de alguna reivindicación sentida por las masas. Lamentablemente, el carácter de esta convocatoria no es progresivo, sino reaccionario porque representa es el respaldo incondicional a un Gobierno de colaboración de clases, incluidos sus elementos burgueses; y de “reformas” que no solo no son progresivas, sino que van directamente en contra de los intereses de los trabajadores como la reforma pensional. El Gobierno, instrumentaliza la movilización y los anhelos del pueblo en beneficio propio.
En las apariencias, existe un campo de izquierda o progresivo y un campo reaccionario. permanentemente nos llaman a estar del lado de un supuesto campo de los trabajadores y el ala progresiva de la burguesía, pero ahí está el error. No existe burguesía progresiva, todas las alas burguesas son nuestras enemigas incluidas las que están en el Gobierno hoy y que en realidad dictan la política del mismo, defendiendo los intereses de ellos en detrimento de los nuestros, los trabajadores. El país, y el mundo continúa realmente dividido en clases, con intereses irreconciliables. Por eso debemos de manera independiente organizarnos para la lucha independiente, y exigir un verdadero cambio que pasará necesariamente por un nuevo proceso de movilizaciones. La única forma de parar a la derecha reaccionaria, será retomar el camino de la lucha, pero no de la movilización instrumentalizada, sino de la lucha por verdaderas reformas y el verdadero cambio.
Comité Ejecutivo Partido Socialista de los Trabajadores
7 de junio de 2023