Brasil: dictadura es violencia contra el trabajador

¡Quien paga la cuenta es usted! Recientemente, el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Dias Toffoli, resolvió reescribir la Historia y dijo que prefiere no usar el término “golpe” para el golpe cívico-militar de 1964.
Por: Jeferson Choma
Dijo que hubo un movimiento de 1964: “No me refiero más ni a golpe ni a revolución de 1964. Me refiero a movimiento de 1964”. Pocos días antes, Toffoli nombró al general de reserva Fernando Azevedo e Silva para ser su brazo en el Supremo. Su nombre fue sugerido por el general Eduardo Villas Bôas, comandante del Ejército.
Silva fue uno de los jefes militares que participó de un grupo formulador de propuestas para la campaña de Bolsonaro, que es un defensor de la dictadura militar y de las torturas perpetradas por los agentes de la represión. Se especula que su función será decir al presidente del STF lo que el Supremo debe o no debe hacer.
El general Mourão, vice de Bolsonaro, y sectores de la cúpula militar va a componer un eventual gobierno Bolsonaro. Mourão, incluso, ya dijo que, en caso de rebelión popular, ellos pueden dar un golpe, acabar con las libertades democráticas y acabar con el derecho de tener oposición y libertad de opinión en el país.
Todo eso es muy grave y precisa ser repudiado por todos los trabajadores. Una dictadura significa el fin de las libertades democráticas, como el fin de los sindicatos libres, la censura a la prensa, el cierre de periódicos como el Opinião, la persecución a todos los opositores y la licencia a la represión para arrestar, torturar y matar al pueblo negro y pobre de la periferia. Todo eso sería realizado para imponer pesados ataques contra los derechos de los trabajadores para asegurar las ganancias de los grandes capitalistas.
Los defensores de la dictadura apuestan a la desinformación de la población sobre los horrores practicados por la dictadura militar (1964-1985). Nuestros vecinos latinoamericanos, como Argentina, Uruguay y Chile, también vivieron dictaduras en los años ’70. Tales regímenes cayeron con la movilización popular, y toda la basura, corrupción y masacres quedaron expuestas para que todo el mundo vea. La mayoría de los generales fue juzgado y preso por sus crímenes. El resultado es que las Fuerzas Armadas de esos países están profundamente desmoralizadas y son mal vistas por la población.
Eso es muy diferente en el Brasil. Las elites, durante el proceso de redemocratización, pactaron la preservación de las instituciones militares concediendo amnistía a generales y torturadores. Hasta hoy, los archivos de la dictadura no fueron abiertos y ningún torturador o asesino fue juzgado o preso. Toda la corrupción de la dictadura, por causa de las grandes obras faraónicas promovidas por los militares, fue a parar debajo de la alfombra.
Los gobiernos del PT contribuyeron para eso al negarse a abrir los archivos de la dictadura. El resultado es que las Fuerzas Armadas salieron intactas en medio de tantos crímenes y sangre. Por ese motivo hay tantas leyendas y mentiras sobre aquel período, que analizaremos abajo.
VERDAD – La corrupción corrió suelta en la dictadura e hizo la fiesta de las contratistas. La Odebrecht, por ejemplo, en 1971 era la 19° mayor constructora del país. Dos años después, alcanzaba el tercer lugar. Generales y constructoras se hicieron millonarios promoviendo muchas obras faraónicas, como la Transamazónica, el Proyecto Jari y la Hidroeléctrica de Itaipu. El problema es que la corrupción no podía ser publicada en los diarios, pues había censura en el país. Quien osase desafiar a los militares iba para el palo de arará[1].
VERDAD – Con mucha represión a los trabajadores, la dictadura garantizó “paz social” y altas tasas de ganancia, sobre todo a las multinacionales. Los militares favorecieron a las multinacionales, las montadoras de vehículos, la remesa de lucros para el exterior, y el endeudamiento externo con los grandes bancos extranjeros. Ese fue uno de los motivos del llamado “milagro económico”. Eso, sin embargo, también fue resultado de un crecimiento de la economía en todo el mundo, y no solo en el Brasil. Cuando hubo una crisis del capitalismo mundial, el Brasil, con su economía totalmente dependiente, también se hundió en ella y sufrió una profunda recesión. Cuando la dictadura acabó, en 1985, la inflación del país era de 200%; la deuda pública, equivalente a 30% del PIB; la deuda externa estaba veinte veces mayor que en 1970.
VERDAD – La dictadura militar estaba asentada en un régimen de total violencia. Grupos de exterminio actuaban libremente en los barrios pobres. Además, la represión era implacable con todos los opositores al régimen. La tasa de homicidios se quintuplicó durante la dictadura. En 1964, año del golpe, la tasa era de tres homicidios por cada 100.000 habitantes. En 1985, al final de la dictadura, era de quince homicidios por cada 100.000 habitantes.
Prisión. Abrir los archivos y castigar a los criminales
Es preciso repudiar la presencia de los militares en la vida política del país. Más que nunca es preciso abrir todos los archivos de la dictadura para develar todos sus crímenes y su cobardía. ¡Dictadura Nunca Más! Dictadura es sombra para el pueblo y los trabajadores pobres. La solución para el Brasil es una rebelión popular y socialista. ¡Trabajador y pueblo en el poder!
[1] Pau de arara [palo de arará] es un instrumento de tortura donde se atan los codos y las rodillas del torturado [ver foto central]. Arará es el nombre del guacamayo, y el palo de arará es el soporte de madera en el cual estas y otras aves trepadoras se conducen, ndt.
Artículo publicado en por www.pstu.org.br
Traducción: Natalia Estrada.