A 70 años del fin de la guerra de Corea
En julio pasado, se cumplieron 70 años del final de la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur. Este aniversario sucede en un momento de aumento de las tensiones entre ambos países[1]. ¿Por qué existen dos Coreas? ¿Qué propuesta deben tener los revolucionarios ante la situación actual?
Alejandro Iturbe
La península coreana se encuentra en el sudeste asiático, en el océano Pacífico. Tiene una superficie de algo más de 200.000 km2 y, actualmente, una población de unos 75.000.000 de habitantes (23 millones en Corea del Norte y 52 millones en Corea del Sur).
A lo largo de varios siglos, en esa península se fue conformando una nación coreana, una cultura y una lengua propias. Con el desarrollo del capitalismo y el surgimiento de países imperialistas, Corea pasó a ser objeto de disputa entre Rusia y Japón. En 1905, luego del triunfo de Japón en la guerra ruso-japonesa, la península pasó a ser un protectorado japonés y, desde 1910, fue directamente anexado como posesión colonial. Poco después, comenzó una resistencia coreana antijaponesa que fue duramente reprimida.
El imperialismo japonés es derrotado en la Segunda Guerra Mundial (1945) y debe abandonar Corea (junto con varios otros territorios asiáticos y del Índico, que se había anexado). El Norte del país fue dominado por fuerzas militares de la Unión Soviética junto con fuerzas de la resistencia coreana y se instaló allí un gobierno encabezado por Kim Il-sung. En el Sur se estableció otro gobierno capitalista títere, respaldado por tropas estadounidenses.
Inicialmente, en aplicación de los acuerdos de las conferencias de Yalta y Potsdam entre la burocracia estalinista y las potencias imperialistas del bando “aliado” (1945), se estableció un acuerdo de “congelar” ese statu quo con el paralelo 38 N como frontera o límite de las “áreas de influencia”.
Posteriormente, ambos países se declararon “independientes” y sus gobiernos reivindicaban, entonces, el derecho de gobernar toda la península. Corea del Norte se transformó en un Estado obrero burocratizado, ligado al aparato estalinista internacional, en tanto Corea del Sur se ligaba férreamente al imperialismo estadounidense.
En ese contexto, el 25 de junio de 1950 se inició la “Guerra de Corea”, cuando tropas del ejército de Corea del Norte cruzaron la línea fronteriza del paralelo 38 N e invadieron Corea del Sur[2]. Esta guerra tuvo tres situaciones muy diferenciadas. En la primera, el ejército de Corea del Norte llegó a ocupar casi todo el territorio de Corea del Sur (una muestra de que el “gobierno” no lograba defenderse con su propio ejército).
Ante esta situación, el imperialismo estadounidense ingresó de modo directo en la guerra (apoyado por Gran Bretaña y la ONU). Llegó a tener 480.000 soldados (el contingente más grande en el exterior desde la 2ª. Guerra Mundial) con armamento moderno. Comenzó una contraofensiva que obligó a las fuerzas de Corea del Norte a replegarse hasta mucho más atrás de la línea fronteriza.
En ese momento entran en la guerra tropas de China (entonces también un Estado obrero burocratizado dirigido por el maoísmo) en respaldo de su aliado. La situación bélica se reequilibra y se pasa a una durísima “guerra de posiciones” cuyo costo fue muy alto para ambos bandos: se estima que hubo casi 2.000.000 de muertos y 1.000.000 de “desaparecidos” entre civiles y militares.
Esta guerra terminó en lo que podemos calificar un “empate”, que se expresó en el armisticio firmado el 25 de julio de 1953 que marcó nuevamente el paralelo 38 como frontera divisoria entre ambos países. Esta fecha es considerada como “el fin de la Guerra de Corea” aunque, en realidad, nunca fue firmado un acuerdo formal de paz. Es decir que, técnicamente, ambos países aún están en guerra, su frontera es una de las más militarizadas del mundo, y periódicamente, se agudizan las tensiones entre ambos.
Corea del Norte hasta hoy
Hemos dicho que este país se transformó en un Estado obrero burocratizado. Primero, como integrante del aparato estalinista centralizado desde Moscú. A partir de la década de 1960, cuando el maoísmo y China rompen con este aparato y pasan a formar el propio en nivel internacional, Corea del Norte se alinea con China y su gobierno establece fortísimos lazos económicos y políticos con este país y con el maoísmo (casi una reproducción en pequeña escala del “modelo chino” de desarrollo económico y de régimen político burocrático).
Sobre esa base, el régimen de Corea del Norte tuvo el extraño “mérito” de haber instalado la primera “dinastía estalinista” del mundo. Kim Il-sung dirigió autocráticamente el país desde 1948 hasta su muerte en 1994. Lo sucedió su hijo Kim Jong-il, fallecido en 2011. Ese año, lo sucedió su propio hijo, Kim Jong-un, que había sido designado “heredero” un año antes y que actualmente continúa en el poder.
Por ese régimen monárquico-estalinista, con toda su apariencia de banderas rojas, desfiles militares y “culto del líder”, Corea del Norte es presentada por la prensa imperialista como un “anacronismo comunista” y un “enemigo a combatir”, al igual que Cuba e, incluso, que China.
Opinamos que esto es una gran falsificación de la prensa imperialista. Tanto en China como en Cuba, las burocracias que dirigían esos Estados obreros restauraron el capitalismo aunque mantuvieran un falso discurso “socialista” e intentaran encubrir esa realidad detrás de las “banderas rojas” (en China, a partir de 1979 y, en Cuba, en la década de 1990).
La restauración del capitalismo en China significó un duro golpe para Corea del Norte porque significó el fin de la ayuda que antes recibía para sobrevivir como pequeño Estado obrero burocratizado. Al quedar aislado, su economía se debilitó al extremo: la década de 1990 fue muy dura y una hambruna mató entre 600.000 y 1.000.000 personas.
Al final de ese período, la burocracia estalinista coreana definió la restauración capitalista. La vía más importante para ello han sido las relaciones económicas con China (ahora transformada en una dinámica potencia capitalista) y el crecimiento de las inversiones chinas en Corea del Norte. También, la creación de “zonas francas industriales” y la amplia libertad que ya tienen los directores de las empresas estatales para realizar sus operaciones, y la liberación del comercio interior.
En 2015, se estimaba que 30% de la economía de Corea del Norte ya estaba en manos privadas, y el régimen impulsa el desarrollo del capitalismo. En otras palabras, ya ha dejado de ser un pequeño Estado obrero burocratizado y ha pasado a ser un país capitalista con “rasgos atípicos”. Asistimos al desarrollo de un modelo de restauración capitalista similar al chino, solo que en pequeña escala y en “cámara lenta”[3].
Corea del Sur hasta hoy
Hemos visto que la “marca de nacimiento” de Corea del Sur es que surge como una herramienta político-militar (casi un “invento”) del imperialismo estadounidense en su política de tratar de contener la onda expansiva de la revolución china en la región (como lo sería también Vietnam del Sur). Sin considerar esta marca de nacimiento es imposible entender el desarrollo económico, político y militar que se dio posteriormente ni la situación actual del país.
Desde la década de 1960, a través de distintas oleadas, Corea del Sur vivió un gran desarrollo económico capitalista. Actualmente, es una “potencia económica” que se ubica 10o o 11o en la lista de mayores PIBs nominales del mundo. En la década de 1980, se lo ubicaba como uno de los “Tigres de Asia” (junto a Singapur, Hong Kong y Taiwán). Luego, su producción industrial fue incorporando cada vez más tecnología y valor agregado. El “secreto” de ese gran desarrollo capitalista son los altísimos niveles de explotación a que es sometida esa nueva clase obrera[4].
Sobre esta base, se fueron conformando los chaebols, los gigantescos conglomerados empresariales que controlan la mayor parte de la economía de Corea del Sur. Estos chaebols ya exportan capitales a otros países, como China, Tailandia y Vietnam. Al mismo tiempo, los más importantes (Samsung, Hyundai, LG y Kia) son empresas de nivel internacional que compiten en los mercados mundiales en ramas de alto valor agregado (automóviles, construcción naval, semiconductores, celulares y electrónica en general).
A pesar de ser una “potencia económica”, Corea del Sur continuó siendo una semicolonia del imperialismo estadounidense, por los pactos políticos y militares que la subordinan a EE.UU. (recordemos su “marca de nacimiento”). Durante varias décadas fue una herramienta del “cerco” territorial y militar con que el imperialismo estadounidense intentaba frenar la expansión de la revolución china de 1949.
Ahora que China ha tenido un gran desarrollo capitalista que el imperialismo estadounidense considera una amenaza, Corea del Sur es una pieza del dispositivo militar que EE.UU. monta contra China en la hipótesis de un conflicto bélico entre ambos países. El cuerpo central de este dispositivo es la alianza AUKUS (siglas en inglés de Australia-Reino Unido-EE.UU.) cuyo objetivo es “‘defender los intereses compartidos en el Indopacífico’ de estas potencias para ‘contrarrestar los avances de China’”[5]. Es muy posible que Japón ingrese en esta alianza[6].
En Corea del Sur está Camp Humphreys, la mayor base militar de EE.UU. en el extranjero[7]. Sus FFAA están estructuradas sobre esta base. Permanentemente, se realizan ejercicios conjuntos, a los que ahora también se sumarán las FFAA japonesas[8]. Si el “enemigo estratégico” de este dispositivo militar en China, en Corea del Sur, la “hipótesis de conflicto” con que se intenta justificarlo es la supuesta “amenaza bélica permanente” que representarían Corea del Norte y el régimen de Kim Jong-un.
La contradicción del régimen de los Kim
Desde el fin de la guerra, en 1953, las relaciones entre ambos países siempre fueron muy tensas: algo así como un “statu quo armado”. Inicialmente y durante décadas, la causa básica de esta tensión era el papel de Corea del Sur en el dispositivo militar del imperialismo estadounidense contra la revolución china y el Estado obrero burocrático chino, en el que Corea del Norte era el “enemigo comunista” inmediato. El régimen de los Kim respondía a esta situación reforzando su militarización, con un sentido defensivo. Al mismo tiempo, la utilizaba para justificar su carácter dictatorial y la ausencia de libertades democráticas para el pueblo norcoreano.
Cuando se restauró el capitalismo en Corea del Norte, en la década de 1990, a este régimen se le planteó una aguda contradicción. La restauración llevaba, de modo inevitable, a un fortalecimiento de las relaciones económicas con Corea del Sur y, en última instancia, a una dinámica de unificación de ambas Coreas en un único país capitalista. En esta unificación capitalista, Corea del Sur se “devoraría” a Corea del Norte por poseer una economía mucho más desarrollada.
En China, la burocracia maoísta pudo negociar mucho mejores condiciones de “reinserción” en el capitalismo: logró un desarrollo económico muy importante del país y, en ese marco, se transformó en la base de la nueva burguesía que surgía en este proceso. Ahora, en el marco de un país capitalista, el régimen dictatorial prexistente se mantuvo en el poder.
Pero el régimen de los Kim es mucho más débil, porque es débil y pequeño el país que administra, más aún si se lo compara con el desarrollo de Corea del Sur. Su capacidad de negociar su supervivencia y, a la vez, su mutación en burguesía, en un marco de desarrollo capitalista más acelerado, es muchísimo menor que la que tuvo la burocracia china.
En ese marco, el régimen de los Kim intenta mejores condiciones de negociación que le aseguren su supervivencia. Por un lado, mantiene el “aislamiento” de Corea del Norte. Por el otro, refuerza su armamento y, en ese marco, en el siglo XXI desarrolló armas nucleares[9].
Lo que queremos destacar es que este fortalecimiento militar del régimen norcoreano no es realmente una preparación para el “combate” en “defensa del Estado obrero” sino un intento de negociar mejor su “reinserción” en el capitalismo.
Las amenazas de EE.UU.
Esta cuestión de las armas nucleares ha sido utilizado por el imperialismo estadounidense para mantener y reforzar su campaña de “amenaza de agresión comunista” a Corea del Sur. La realidad es que es el imperialismo estadounidense quien “amenaza con destruir a Corea del Norte”, como hizo Donald Trump, en 2017[10]. Incluso envió una poderosa flota naval para atacar ese país[11]. Luego desistió de esa política (entre otras razones por la presión de sus altos mandos militares para que no lo atacara), y fue el primer presidente estadounidense en visitar Corea del Norte para reunirse con Kim Jong-un[12].
Al mismo tiempo, para desplegar su siniestra e hipócrita política del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), firmado en 1968, y al que hoy adhieren la mayoría de los países del mundo. El TNP define que cinco países (EE.UU., Inglaterra, Francia, Rusia y China) tienen el “derecho” de poseer “legalmente” el monopolio del armamento nuclear, y sanciona el “derecho” imperialista de supervisar cualquier desarrollo de tecnología nuclear por el “riesgo” de que lleven a la capacidad de armas nucleares. Un “derecho” que ya fue aplicado contra Irán. Al mismo tiempo, el TNP ha “cerrado los ojos ante el hecho de que Israel, India y Pakistán han fabricado armas nucleares y las posee en su arsenal.
En ese contexto, desde la LIT-CI repudiamos las amenazas imperialistas y defendimos el derecho de un pequeño país como Corea del Norte, a fabricar y poseer ese armamento frente a la hipocresía del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)[13].
Las contradicciones de Corea del Sur
Hemos visto que este país es una pieza importante del dispositivo militar del imperialismo estadounidense frente a China y, de modo inmediato, contra la “amenaza” de Corea del Norte. Todo el accionar político-militar de este país (y la política interior de su régimen político) está determinado por esa ubicación.
Pero esta ubicación le genera cada vez mayores contradicciones con su población, en especial con la juventud. Como el joven estudiante Namnung Jing, que declaró: «No tengo sentimientos duros contra el Norte… Nunca he considerado a Corea del Norte como un enemigo”, y Hang Sang-kyu, que expresó: «Siempre he considerado a norcoreanos y surcoreanos un solo pueblo, espero que los dos países puedan unirse un día»[14].
Es decir, gran parte de la juventud surcoreana está harta de vivir en un país cuya vida político-militar acaba siendo definida por el imperialismo estadounidense, y se moviliza contra ello, como sucedió hace unos años contra la construcción y la inauguración de la base de Camp Humphreys[15]. Esa juventud quiere la reunificación pacífica de la nación coreana en un solo país.
En el marco del régimen dictatorial de los Kim, nos es muy difícil conocer el pensamiento del pueblo norcoreano. Sin embargo, algunas noticias indican que también en el Norte predomina el sentimiento de unidad. El 20 de febrero de 2015, por un acuerdo entre ambos gobiernos, 400 surcoreanos (elegidos entre miles de postulantes por el gobierno de Seúl) pudieron cruzar la frontera y permanecer un tiempo en Corea del Norte.
En la estación del Monte Kumgang se produjeron “reencuentros emotivos entre norcoreanos y surcoreanos. Lágrimas y sonrisas se entremezclan; hombres y mujeres, a menudo muy mayores, vuelven a ver a un hermano, a una hermana, a una madre, a un padre, a un hijo o a una hija, por primera vez desde la división de la Península en 1953”[16].
La reunificación del pueblo coreano en un solo país (de modo justo para los dos sectores en que está dividido) es una tarea necesaria y puede lograrse. Sin embargo es casi imposible que se consiga en las actuales condiciones políticas.
La burguesía surcoreana quiere que esa unificación se haga de acuerdo al “modelo alemán”, cuando la RFA (Alemania Occidental) “absorbió” política y económicamente a la RDA (Alemania Oriental). Pero esto se dio luego de que la movilización de masas derribase el Muro de Berlín, “hiriese de muerte” el régimen político de la RDA y, por eso, se “rindió” ante la RFA. El resultado de esta reunificación fue que, décadas después, la región Este del país es la de menor desarrollo económico, y sus habitantes más pobres y discriminados[17].
En tanto esa “situación alemana” (es decir, una “rendición” del régimen de Kim Jong-un) no se dé, la burguesía y el régimen surcoreano no van a dar ningún paso real hacia una reunificación justa. Por el contrario, profundizan su relación político-militar con EE.UU. y su amenaza militar a Corea del Norte.
Por su parte, el régimen de Kim Jong-un (que ya restauró el capitalismo en su país) no está preocupado por el bienestar de su pueblo sino por cómo negociar su reinserción en el país capitalista del Sur y, para eso, aumenta su capacidad militar.
Esto significa que una “reunificación justa” del pueblo coreano no podrá venir de la mano de estos dos regímenes políticos. Ella solo será posible a partir de una movilización revolucionaria conjunta de surcoreanos (contra el régimen de los chaebols) y norcoreanos (contra el régimen de los Kim). En otras palabras, solo un proceso revolucionario combinado de la clase obrera de los dos países, que derribe ambos regímenes, podrá lograr una reunificación justa.
Es decir, solo habrá una Corea unida como resultado de una revolución obrera y socialista, y la construcción de un Estado obrero coreano. Al mismo tiempo, ese es el único camino para terminar con la permanente amenaza de guerra entre ambos países.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=t16PdNXuCrg
[2] Para una visión más completa de la guerra, recomendamos leer: A los 66 años del inicio de la Guerra de Corea – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)
[3] http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/04/150421_corea_del_norte_apertura_economia_ao
[4] Para una visión más global del desarrollo económico de Corea del Sur, recomendamos leer: Corea del Sur: gran triunfo de la juventud trabajadora – Liga Internacional de los Trabajadores (litci.org)
[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58579238
[6] https://meta-defense.fr/pt/2022/11/15/o-jap%C3%A3o-est%C3%A1-cada-vez-mais-perto-da-alian%C3%A7a-aukus/
[7] EEUU abre en Corea del Sur su mayor base militar en el extranjero | HISPANTV
[8] EEUU, Japón y Corea del Sur realizarán ejercicios militares tras la confirmación de que Kim Jong-un posee un nuevo misil intercontinental – Infobae
[9] «Military and Security Developments Involving the Democratic People’s Republic of Korea». U.S. Department of Defense, 2012.
[10] Asamblea General de Naciones Unidas: Trump amenaza con «destruir totalmente» Corea del Norte y llama «inaceptable» la «dictadura socialista» de Venezuela – BBC News Mundo
[11] ‘Estamos enviando uma armada’ à Coreia do Norte, diz Trump | Mundo | G1 (globo.com)
[12] Trump se reúne com Kim Jong-un e se torna o primeiro presidente americano a entrar na Coreia do Norte – BBC News Brasil
[13] Ver, por ejemplo “Ante la amenaza imperialista sobre Corea del Norte) en https://litci.org/es/artigo759/
[14] Los jóvenes surcoreanos están hartos del servicio militar – SWI swissinfo.ch.
[15] https://www.cooperativa.cl/noticias/mundo/peninsula-de-corea/corea-del-sur/policias-y-manifestantes-se-enfrentaron-por-nueva-base-de-ee-uu-en/2006-05-04/065704.html
[16] « ¿Tendrá lugar la reunificación de Corea? » – Le Monde diplomatique en español (mondiplo.com)
[17] La eterna desigualdad económica entre las Alemanias del este y del oeste (eldiario.es)