Palestina: un año de genocidio y resistencia
Hace un año, el 7 de octubre de 2023, la resistencia palestina liderada por Hamás atacó bases militares israelíes y tomó prisioneros para intercambiarlos por presos políticos palestinos. Esta acción puso la causa palestina nuevamente en la agenda mundial, además de paralizar las negociaciones sobre la normalización de las relaciones entre los regímenes árabes y el Estado de Israel, y poner en crisis al gobierno de Netanyahu y al Estado de Israel.
Por Soraya Misleh y Fabio Bosco
El gobierno israelí liderado por Benjamin Netanyahu rechaza cualquier tipo de investigación sobre el 7 de octubre, ya sea por parte de la ONU, de ONGs especializadas o del propio parlamento israelí. Quiere impedir que mentiras como el asesinato de bebés o la violación de mujeres pasen a primer plano, y mucho menos el elevado número de israelíes que fueron muertos por el propio ejército israelí en un esfuerzo por evitar los rehenes.(1)
Al día siguiente del 7 de octubre, las fuerzas israelíes promovieron una serie de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad: bombardeos indiscriminados contra la población civil, destrucción de residencias, escuelas, hospitales, infraestructura sanitaria, bloqueo de la ayuda humanitaria de alimentos y medicamentos, la detención indiscriminada de civiles, sin acusaciones formales, y la tortura para con ellos. Estos crímenes se cometieron y se siguen cometiendo contra la población palestina de Gaza (42.000 muertos, 10.000 desaparecidos y 100.000 heridos) y de Cisjordania (700 muertos, 10.000 prisioneros), y se iniciaron contra la población libanesa hace dos semanas, donde ya hay mas de 2.000 muertos.
Los líderes israelíes no ocultan sus objetivos de expulsar a la población palestina haciendo que Gaza sea inhabitable, con el fin de robarles sus tierras. En Cisjordania, se autorizaron 9.000 nuevas viviendas para colonos sionistas en tierras palestinas y el Estado de Israel se anexó 240 hectáreas más.
Esta combinación de crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad con la intención de expulsar o eliminar a un grupo étnico es denominada genocidio por los Convenios de Ginebra.
La complicidad de los dueños del mundo
Los países imperialistas están divididos en dos bloques. Estados Unidos y los países imperialistas europeos hablan de un alto el fuego, pero siguen entregando armas al Estado de Israel para continuar el genocidio. China y Rusia también hablan de un alto el fuego, pero actúan en contra de cualquier apoyo militar a la resistencia palestina. Un ejemplo de ello fue la presión china por el fin de las acciones militares de los hutíes yemeníes en el mar Rojo, las que paralizaron el transporte marítimo comercial del mismo. Otro ejemplo fue la presión de Moscú para que Irán no tomara represalias contra Israel.
Los regímenes árabes critican el genocidio, pero siguen los acuerdos con el Estado de Israel, incluso en el área de defensa. La Autoridad Palestina también critica el genocidio, pero mantiene acuerdos de cooperación en materia de seguridad con Israel.
El régimen iraní, que lidera el llamado “Eje de la Resistencia”, afirmó a través del Ayatolá Jamenei que no atacaría a Israel para defender a los palestinos, sino que sólo atacaría a Israel si Irán fuese atacado.
Para empeorar las cosas, el régimen iraní anunció recientemente que quiere reanudar las negociaciones sobre el programa nuclear iraní para suspender las fuertes sanciones imperialistas, lo cual es un gesto de normalización con el imperialismo en medio del genocidio en curso en Palestina y en el Líbano.
Mientras tanto, bajo presión para responder a los cobardes ataques sionistas contra Hezbolá, el régimen iraní lanzó casi 200 misiles balísticos contra bases aéreas y un edificio del Mossad en Tel Aviv, pero la mayoría de los misiles fueron derribados antes de alcanzar el objetivo.
Esta reacción iraní sorprendió al Estado sionista y mostró el potencial que tendría una acción conjunta de la resistencia palestina con el «Eje de la Resistencia», que podría haber paralizado el genocidio apenas se inició.
Israel: enclave militar
Desde el 7 de octubre, el Estado de Israel ha estado perdiendo la batalla estratégica por los corazones y las mentes en todo el mundo. Esto aumenta cualitativamente el costo político de su sostén por los países imperialistas, en un escenario internacional de exacerbación de las disputas interimperialistas.
Al mismo tiempo, el genocidio profundizó cualitativamente la crisis económica que ya se arrastraba desde principios de 2023, durante la disputa de los sectores liberales contra la reforma del poder judicial. La incertidumbre sobre el fin de la guerra empuja a las empresas, grandes y pequeñas del sector de las nuevas tecnologías hacia Estados Unidos y Europa. La fuerza de trabajo, en todas las escalas, es escasa, resultado del reclutamiento militar, las bajas militares, el éxodo al extranjero y el impedimento de que 180.000 trabajadores palestinos crucen los puestos de control para trabajar en la construcción, que está paralizada. Todo esto apunta a un largo período de estancamiento, peor que el que siguió a la guerra de octubre de 1973.
Además, la cuestión del alistamiento militar de la población haredim [ultraortodoxa] es otro elemento de crisis e inestabilidad.
Netanyahu y el Estado de Israel lograron una relativa recuperación fruto de la extensión del genocidio al territorio libanés, inicialmente exitosa pero que podría desembocar, como en las anteriores ofensivas de 1982 y 2006, en nuevos fracasos.
En cualquier caso, este primer año de genocidio fortaleció y expuso las características de enclave militar imperialista, en detrimento de la apariencia de un Estado liberal y democrático como Israel se presenta al mundo. La dependencia militar, económica y política de Israel de los países imperialistas, la crisis económica y la fuga de capitales, el fortalecimiento político de los «colonos» representados por los extremistas Ben Gvir y Smotrich en detrimento de la extrema derecha liberal, la ampliación de los gastos militares y la militarización de la sociedad apuntan al fin de las ilusiones en la falsa «democracia» israelí.
Generalizar la resistencia para poner fin al genocidio
Este primer año de genocidio demostró el fracaso de las potencias imperialistas y de las instituciones del orden mundial para garantizar un alto el fuego, la entrada irrestricta de ayuda humanitaria y otras medidas básicas de supervivencia a los palestinos, situación que ahora se extiende al Líbano.
Está demostrado que es la resistencia palestina, armada y desarmada, apoyada por la solidaridad internacional, la que puede paralizar el genocidio y allanar el camino para la liberación de Palestina.
Desde el punto de vista militar, el desafío en los países imperialistas occidentales es ampliar el involucramiento de la clase trabajadora para paralizar el envío de armas y de fondos al Estado sionista.(2)
Se debe reclamar que China y Rusia provean todo el armamento necesario a todas las fuerzas dispuestas a luchar contra el genocidio practicado por el Estado de Israel en Medio Oriente. La misma exigencia debe extenderse a los países de la Liga Árabe y del llamado “Eje de la Resistencia”.
En los demás países continúa la batalla por la ampliación de las movilizaciones para obligar a los gobiernos nacionales a romper relaciones económicas, militares, diplomáticas, académicas y culturales con el Estado de Israel.
Dentro de Palestina, el desafío es ampliar la autoorganización y la autodefensa palestinas y obligar a la Autoridad Palestina a romper los acuerdos de cooperación en materia de seguridad con el enemigo sionista y a entregar las armas de la policía palestina para que los jóvenes organicen la autodefensa de las ciudades, pueblos y campos de refugiados.
Palestina libre, del río al mar
La ONU y casi todos los gobiernos del mundo abogan por la llamada solución de dos Estados que, además de ser injusta, es una cortina de humo para debilitar la resistencia palestina empujándola al callejón sin salida de las negociaciones de paz.
El Estado de Israel ya ha afirmado y reafirmado que está en contra del establecimiento de un Estado palestino, incluso si se trata de un mini-Estado en sólo 22% del territorio palestino.
Lamentablemente la mayoría de las fuerzas de izquierda defienden esta ilusión de dos Estados o alguna variante por el estilo.(3)
La LIT-CI reafirma la necesidad de acabar con el Estado de Israel como única forma de garantizar justicia y paz en Medio Oriente. Y por eso defiende una Palestina laica, democrática y no racista, de río a mar.
La alianza entre la clase trabajadora palestina y la clase trabajadora de los países árabes se constituye en la fuerza motriz para derrocar a los regímenes árabes colaboracionistas, expulsar a las fuerzas imperialistas y liberar a Palestina y a todo el mundo árabe hacia una Federación Socialista de Países Árabes.
(1) https://litci.org/es/a-un-ano-del-7-de-octubre-una-accion-historica-de-la-resistencia-palestina-2/
(2) https://litci.org/en/whats-next-for-the-palestine-solidarity-movement-on-college-campuses/
(3) https://litci.org/es/quien-teme-a-una-palestina-libre-del-rio-al-mar-3/
Traducción: Natalia Estrada.