70 años después de Hiroshima y Nagasaki

El mayor peligro para la humanidad sigue siendo el gobierno de los EEUU
Por Florence Open
Inmediatamente después de que los Estados Unidos (EEUU) bombardearan Hiroshima y Nagasaki, matando 246.000 civiles, su presidente Harry Truman pronunció un impresionante discurso el 9 de agosto de 1945 desde la Casa Blanca:
“El mundo notará que la primera bomba atómica fue lanzada sobre Hiroshima, una base militar. Eso fue porque con este primer ataque quisimos evitar, en la medida de lo posible, la matanza de civiles. Pero el ataque es sólo un aviso de lo que está por venir. Si Japón no se rinde, bombas tendrán que ser lanzadas sobre sus industrias de guerra y, desafortunadamente, miles de vidas civiles se perderán. Insto a los civiles japoneses a que dejen las ciudades industriales inmediatamente y se salven de la destrucción.
Me doy cuenta del significado trágico de la bomba atómica… Habiendo encontrado la bomba la usamos. La utilizamos contra esos que nos atacaron sin aviso en Pearl Harbor, contra esos que hicieron morir de hambre, golpearon y ejecutaron prisioneros de guerra estadounidenses, contra aquellos que abandonaron todo pretexto de obedecer las leyes internacionales de guerra. La usamos para así acortar la agonía de la guerra, con el fin de salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses.
Continuaremos usándola hasta que destruyamos completamente la capacidad de Japón de hacer la guerra. Solamente una rendición japonesa nos detendrá.
La bomba atómica es demasiado peligrosa para estar suelta en un mundo sin ley. Es por eso que Gran Bretaña, Canadá y los Estados Unidos, que guarda el secreto de su producción, no pretenden revelar el secreto hasta que se hayan encontrado maneras para controlar la bomba y que podamos protegernos y al resto del mundo del peligro de la destrucción total.
Agradecemos a Dios que haya venido a nosotros en lugar de a nuestros enemigos; rezamos para que Él nos guíe para usarla a Su manera y para Sus propósitos”.
El mundo no sólo “notó” que una bomba atómica fue lanzada, la mayoría de la gente trabajadora comprendió el “significado trágico” de aquello: el arma más letal inventada en la historia de la humanidad estaba ahora en las manos del gobierno de EEUU, y estaba lista para usarla en cualquier momento que éste percibiera que podía salvar vidas estadounidenses. Seguramente Truman creía que ese día “Dios estaba con ellos”, los estadounidenses, y no con el pueblo japonés. Pero si esas eran realmente “las maneras y propósitos de Dios”, Dios se convirtió en esos días de agosto de 1945 en el enemigo de la humanidad.
En aquel tiempo, James Cannon, líder del Partido Socialista de los Trabajadores estadounidense, dijo irónicamente “así es como el imperialismo estadounidense está llevando la civilización a Oriente…” Y de hecho, desde entonces EEUU se forjó el hábito de traer “democracia» y “derechos humanos» a muchos países por la fuerza de tropas, tanques, bombardeos, golpes de estado, etc.
Desde 1945 el gobierno de EEUU ha hecho de todo para mantener su secreto de destrucción masiva y evitar que muchos otros países produzcan armas nucleares, el último ha sido Irán, con el argumento de la necesidad de “protegernos a nosotros y al resto del mundo del peligro de la destrucción total”. Nosotros los socialistas alrededor del mundo creemos lo contrario. Que necesitamos proteger a los pueblos del gobierno de los EEUU, controlado por monopolios y corporaciones multinacionales (incluyendo la industria armamentística y de guerra), políticas exteriores criminales y constantes expansiones a través de guerras imperialistas. El trato nuclear con Irán no “responde a los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos y sus aliados”, como dice Obama. De hecho, responde a los intereses de las corporaciones de guerra y del petróleo que tienen una fuerte influencia sobre el gobierno y no a los del pueblo trabajador estadounidense. Responde a los intereses imperialistas de EEUU en la región. Y lo que respondería a los intereses de la clase trabajadora alrededor del mundo sería que el estado líder en las guerras y la destrucción (EEUU) fuera desposeído de todas las armas para lastimar de nuevo al mundo.
Así que hoy, 70 años después de las bombas atómicas, no podríamos estar más de acuerdo con Cannon:
“Hace mucho tiempo los revolucionarios marxistas decían que la alternativa que la humanidad enfrentaba era ya sea el socialismo o la barbarie, que el capitalismo amenazaba quedar en ruinas y traerse a la civilización con él. Pero a la luz de lo que se desarrolló durante esta guerra y lo que se proyecta para el futuro, creo que podemos decir ahora que la alternativa se puede presentar de manera más precisa: ¡la alternativa que enfrenta la humanidad es el socialismo o la aniquilación! Es una cuestión sobre si al capitalismo se le permitirá continuar o bien si la raza humana podrá continuar sobreviviendo en este planeta”.