Portugal
Unir a la clase es el desafío de la nueva dirección del Sindicato de Estibadores del Centro y Sur
mayo 10, 2013

“El día que estemos todos juntos en ese combate, la segunda batalla no va a ser ganada por el gobierno”.
Asumió la dirigencia, el día 19 de abril, la lista vencedora en la reciente elección para el Sindicato de Estibadores del Centro y Sur, presidida por Antonio Mariano.
Los miembros de su lista estuvieron al lado de la anterior directiva, presidida por Vitor Dias, en la huelga de las horas extras, que marcó la agenda política del país, durante los últimos cuatro meses del año pasado. Una huelga dura y radicalizada, que enfrentó a la patronal de los puertos, el gobierno y la cerrada campaña de gran parte de los medios de comunicación, que trataron de desacreditar la imagen y la lucha de esa clase profesional.
Los miembros de su lista estuvieron al lado de la anterior directiva, presidida por Vitor Dias, en la huelga de las horas extras, que marcó la agenda política del país, durante los últimos cuatro meses del año pasado. Una huelga dura y radicalizada, que enfrentó a la patronal de los puertos, el gobierno y la cerrada campaña de gran parte de los medios de comunicación, que trataron de desacreditar la imagen y la lucha de esa clase profesional.
El objetivo de la lucha fue para impedir la aprobación de una nueva ley del trabajo portuario, cuya finalidad es implantar la precariedad y los bajos salarios en los puertos portugueses, como lo que ya sucede en Sines y Leixões, dos puertos donde se aplica la precariedad laboral. La ley acabó por ser aprobada en diciembre, y la huelga fue suspendida, pero los trabajadores portuarios se comprometen a no bajar la guardia. Entrevistamos a Antonio Mariano, el nuevo presidente del Sindicato de Estibadores del Centro y Sur, para saber lo que pretenden hacer.
¿Por qué dos listas se presentaron a la dirección del sindicato?
Pienso que lo que se da aquí, de lo que esencialmente se trata, son diferentes estilos de desarrollo en la vida sindical. Porque los elementos, tanto de una lista como de la otra, y de los estibadores colectivamente, que estuvieron en la lucha que desarrollamos en el 2012, estuvieron perfectamente unidos y para defender lo mismo, que era el rechazo a esa Ley del Trabajo Portuario, que el gobierno quiso imponer y que acabó por aprobar en diciembre. Caminamos todos juntos en ese proceso de lucha.
Pero, como en todo, las personas y grupos tienen diferentes estilos de actuar. Concretamente, en mi caso, lo que defendí fue una determinada visibilidad, una mayor información para la opinión pública de aquello que estaba pasando, lo que pienso que no fue totalmente conseguido en ese proceso. El Sindicato de Estibadores, a pesar de haber tenido un proceso bastante largo de lucha, pienso que no fue muy esclarecedor, en relación a la lucha que desarrollamos, evidentemente por culpa de la comunicación social, controlada por los grupos económicos y por el poder político.
Pero, incluso así, pienso que podrían haberse hecho muchas más cosas. Y, también, por el estilo de formas de lucha. Soy defensor de procesos reivindicativos más prácticos y eficientes y no tan arrastrados en el tempo, como fue nuestro proceso de lucha. Después, porque relativamente a esa eficiencia, que se pretende en la acción de un sindicato, pienso que hay muchos aspectos para mejorar, sobre todo en la unidad de todos los estibadores a nivel nacional. Y eso fue, también, un aspecto que no fue debidamente acompañado, y debería haberlo sido.
¿Por qué la lucha fue suspendida en diciembre?
En términos estratégicos, no valdría la pena, en aquellas condiciones, continuar con una lucha, cuando todas las cargas estaban siendo desviadas de los puertos que estaban en lucha. Por la forma progresiva, y no eficiente, tal vez, como esas formas de lucha fueron realizadas, dio tiempo a los armadores para desviar las cargas. En diciembre fuimos obligados, entre comillas, a suspender las formas de lucha; teníamos la ley aprobada, tenemos ahora un año para la negociación del contrato colectivo de trabajo, no valdría la pena desgastarnos más, en tanto no organizásemos, a nivel nacional e internacional, una respuesta más efectiva. A nivel nacional, juntar a todos los estibadores, en ese proceso, y a nivel internacional, concertar formas eficientes de hacerlo. Eso correspondió a aliviar la tensión que nosotros mismos estábamos creando, tenemos noción de eso.
Aunque fuese una huelga en la que, prácticamente, todos los días trabajamos un turno; y conseguimos probar, con eso, que faltaban trabajadores en los puertos. Pero, claro, frente a esas políticas de destrucción del empleo, eso no convenció a los gobernantes, cuyos objetivos eran, exactamente, opuestos, crear precariedad. Pero, los estibadores no se olvidan ni se detienen, y los portugueses tampoco. Está, en este momento, en curso un proceso creciente de reivindicación y exigencia, que este gobierno se vaya. Como estibador y como ciudadano, también, estoy comprometido en ese movimiento de crear condiciones para manifestaciones de protesta.
La división nacional fue, por lo tanto, un elemento importante para debilitar vuestra lucha.
Básicamente, hubo sindicatos y puertos, y estibadores, que debilitaron nuestra huelga, al aceptar, en otros puertos, las cargas que fueron desviadas de los puertos que estaban en huelga. Eso es algo que tiene que ser, previamente, muy bien organizado, para que no pueda suceder. Si hubiese unidad nacional de los estibadores, no conseguirían haber aprobado la ley, porque no serían los puertos españoles los que tendrían que manejar nuestras cargas. Es una cuestión clave.
Y, luego, también pienso que a nivel internacional, aunque hubiese habido apoyo y una manifestación internacional muy fuerte y muy gran, como sucedió el día 29 de noviembre, pienso que ahí, también, hay mucho más para hacer, en el sentido de convertir ese apoyo en algo mucho más eficaz de lo que fue, sólo por 1 hora de paralización, a nivel europeo, o dos, o con una manifestación. Ahí hay que avanzar hacia otras formas de solidaridad y apoyo, que tienen que ser organizadas, tienen que ser conversadas con las diferentes organizaciones internacionales. Ahí, también, hay mucho para hacer, y mi lista piensa que está en mejores condiciones para desarrollar todo ese proceso de una forma más eficaz.
¿Cómo fue la participación de los estibadores en el proceso electoral?
Del universo que podía votar, cerca del 80% han votado, lo que es una buena participación. Somos menos de 400 estibadores, en el Sindicato de Estibadores, Trabajadores del Tráfico y Verificadores Marítimos del Centro y Sur de Portugal, o sea, nuestro sindicato representa a los estibadores de Figueira da Foz, Lisboa, Setúbal y una parte de los estibadores de Sines.
Como decíamos en nuestro programa de acción, había que hacer algún cambio, porque el actual equipo ya llevaba, al frente del sindicato, siete años, por lo tanto, los afiliados entendieron que era tiempo de cambiar. Entonces, en mi caso concreto, era un regreso, porque ya había sido presidente del sindicato del 2002 al 2005.
Tenemos mucha participación en las plenarias, en las asambleas, tenemos mucha ligazón entre nosotros, nos conocemos bien pero, como cualquier grupo profesional, político o social, tenemos nuestras divergencias. Nuestra “Asamblea de la República”, en lo que hace a nuestra profesión, son nuestras asambleas. Es ahí que discutimos, que debatimos, a veces con bastante vivacidad, nuestras divergencias. Pero, cuando se trata de procesos de lucha, entonces, con la dimensión de lo que sucedió en el 2012, esas divergencias no afectan nuestro comportamiento exterior. Por lo menos, nosotros tenemos esa práctica, como el sindicato de estibadores más antiguo de Portugal. Aparecimos en 1896. Se tomó la decisión de ir a una huelga, todos vamos para esa huelga. Si no se toma esa decisión, no vamos. Tenemos esa práctica de unidad en la acción, que es esencial. Si la tenemos a nivel de nuestro sindicato, es evidente que querríamos tenerla a nivel nacional.
¿Cómo piensan en conseguir esa unidad nacional?
Ahí hay mucho que hacer, esencialmente en dos puertos, con realidades diferentes. En Leixões, donde hay una dirección sindical que defiende una realidad laboral precaria, o, si no la defiende, la permite. En Leixões tenemos que hacer una aproximación hacia los trabajadores, porque no pensamos que, en la estructura de dirigentes sindicales, haya algún cambio que hacer, porque las posiciones son completamente diferentes. A nivel de los trabajadores es que debemos explicar que no es aquel el camino.
La realidad de Sines es un poco diferente, tiene que ver con el hecho de que en Sines está operando un armador de Singapur, con prácticas sindicales que no son propiamente europeas, en las que los trabajadores, cuando firman el contrato con la empresa -contrato en términos precarios-, prácticamente, en simultaneo, firman su adhesión al sindicato de la empresa. Como hacen en Singapur, ellos sólo están traspasando acá el modelo asiático. Tenemos que tener una aproximación a los trabajadores, pero teniendo la noción de que existe una alta precariedad, allí instalada, y una elevada fragilidad de aquel colectivo profesional, es un sindicato muy nuevo, de 2005/2006.
¿Cómo analizan el resultado de la huelga por las horas extras en el 2012? ¿Es posible comparar, resguardadas las debidas proporciones, esa lucha de los estibadores con la de los mineros británicos contra Thatcher, en 1984?
Los mineros fueron derrotados, y no es nuestro caso; no considero que haya habido una derrota, ni comparo a Passos Coelho con la Thatcher pues, incluso a ese nivel, es un aprendiz y un incompetente. Porque no es un líder. Thatcher, probablemente, arrastró a mucha gente detrás de ella, por sus convicciones. Passos Coelho es arrastrado por la convicción reinante en el grupo de amigos, por lo tanto, no estamos hablando de la misma cosa. En nuestro caso, no fue victoria, evidentemente, porque frente al escenario que estaba creado y las intenciones de ese gobierno, que pretendió claramente usar a los estibadores como un ejemplo de colectivo profesional, dentro de su perspectiva ideológica, que irían reventar, en términos de organización…
Y ellos eligieron a los estibadores como objetivo a derrotar. En ese sentido, ellos consiguieron lo que querían, rodeados de una máquina de comunicación social, asesorada por gabinetes de comunicación, que tienen, detrás también, gabinetes de abogados que están comprometidos con ellos, los propios grupos económicos que tienen intereses en el sector que, con certeza, también apoyaron todo ese proceso. Era una lucha un poco desigual. Teníamos, al inicio, por lo menos, a toda la opinión pública contra nosotros, a través de las mentiras y calumnias que lanzaron contra los estibadores. Era una guerra un poco desigual, pero que nosotros enfrentamos. Pienso que podríamos haber sido mucho más convincentes. Esa es una de las razones básicas por lo que yo concurrí, ahora, a este proceso electoral.
¿Qué formas más convincentes?
Como los periódicos nunca irían a decir aquello que a nosotros nos gustaría que se dijera, normalmente escogerían, de nuestras declaraciones, las partes menos interesantes o, muchas veces, no escribían nada. Muchas veces hemos discutido, internamente, que se deberían comprar espacios en las páginas de los periódicos. Porque una cosa es distribuir los volantes en Cais do Sodré (estación de trenes, en el barrio Rossio, centro de Lisboa) que, incluso, así llegaran a miles de personas y, otra cosa es usar los grandes órganos de comunicación social para hacer llegar el mensaje a mucha más gente y a todo el país.
Pero, eso sólo fue hecho una vez, en esos cuatro meses de mayor agitación. Podría haber sido mucho mejor desmontar esa intriga contra nosotros. Estoy recordando muchos otros casos en que podría haber sido utilizado el derecho a réplica, que está previsto en la ley y que, tampoco, nunca fue utilizado por mi sindicato, como forma de desmentir esas mentiras y calumnias.
Por eso es que digo, que podrían haber sido hechas muchas más cosas, en el sentido de permitir que esa campaña pudiese haber sido desmontada, y la opinión pública percibiese mejor que el ataque que estaba siendo desarrollado contra los estibadores no era sólo a los estibadores, era un ataque a todos los trabajadores portugueses. La ley que aprobarían, provocaría la precariedad en el colectivo de los estibadores. Eso es tan verdadero que, pasado poco tiempo después de la aprobación de la ley, a finales de diciembre, ya teníamos a 18 trabajadores efectivos y permanentes despedidos. Sabíamos que esa ley iba a crear condiciones para eso, y la denunciamos, pero no con la debida amplitud con que tenía que ser hecha.
La campaña negativa que se hizo contra nosotros permitió a los estibadores, que están afiliados a sindicatos que no acompañan nuestro proceso reivindicativo, tener alguna disculpa para no sentirse comprometidos. Como son dichas esas mentiras sobre nosotros, es evidente que ellos, no sabiendo si son verdad o mentira, no van a querer estar comprometidos en el mismo proceso de lucha. Todo ese envenenamiento también sirve para atacar a nuestros compañeros de otros puertos que, eventualmente, no están bien informados, relativamente, de lo que pasa en los puertos en lucha.
¿Hubo apoyo del movimiento sindical?
La UGT se colocó del lado del gobierno en ese ataque, como más tarde el PS lo hizo, al votar, al lado de la mayoría, a favor de la ley; la CGTP, aunque estuviésemos participando en muchas manifestaciones y hubiese apoyo recíproco, y sindicatos de la CGTP que estuvieron junto a nosotros, como el Sindicato de Pilotos, en términos más globales, de apoyo, de lucha, nunca sucedió mucho. Pero, tal vez no sorprenda, pues no estamos afiliados a ninguna central. Aunque sabemos que lo que nos está sucediendo, o lo que pretenda que suceda a los estibadores, es para aplicar en todos los sectores de las diferentes actividades. Es evidente que las centrales sindicales, principalmente la CGTP, podrían haber aprovechado nuestra movilización y nuestro proceso de lucha. Pero, es evidente que tuvimos el apoyo inequívoco de la CGTP.
No hubo una derrota pero, tampoco, hubo una victoria. ¿Hubo un empate?
Hubo una primera batalla perdida. Podemos considerarlo así porque, aunque la ley esté aprobada, el proceso no acabó ahí. La cuestión de la degradación de las condiciones laborales va más lejos porque, en la secuencia de eso, en marzo, los empleadores de Lisboa y de Figueira da Foz, denunciaron a los contratos colectivos de trabajo y los protocolos que habían firmado con el sindicato, a lo largo de los últimos 20 años. Y, por lo tanto, es más un aspecto en el que ellos están pretendiendo destruir el andamiaje organizativo laboral. Es la ley, son los contratos, son los acuerdos laterales a esos contratos que, en este momento, están queriendo subvertir. Denunciaron y presentaron una propuesta, en el caso de Lisboa y de Figueira, con una serie de cláusulas que, básicamente, dicen que, a partir de ahora, son las empresas las que mandan en todo.
Los sindicatos pasan a ser figuras decorativas. Por ejemplo, hacen propuestas de salarios que son 1/3 de los salarios que están en vigencia. Hoy en día, un trabajador en el escalafón superior, que tiene un salario base de alrededor de 1.700 euros (US$ 2.223) que, en este momento, sólo se alcanza a los 17 años de trabajo, la propuesta que las patronales hacen es de un salario de 550 euros (US$ 719), y si fuera coordinador, 900 euros (US$ 1.176). Esta es la propuesta que el sindicato tiene un mes para responder. Y después tendremos más tiempo para negociar. Más allá de pretender precarizar la profesión, pretenden una rebaja brutal del salario. Hablo de un sector privado, que yo diría que es de los más rentables y de los más ricos del país, que es el sector del movimiento de cargas en los puertos.
¿Se prevé mucha lucha para responder a eso?
Sí, nuestra unidad continua intacta. Está claro que, teniendo el andamiaje legislativo y contractual totalmente minado, lo que nos resta es nuestra fuerza de trabajo, es continuar teniendo el controlo, o una parte del control, sobre el trabajo que desarrollamos. Esa es nuestra gran fuerza. Hay mucho para hacer a nivel nacional, en términos de convertir a esta unidad mucho más abarcadora, y hay mucho para hacer en términos de la organización internacional (el Sindicato de Estibadores está afiliado a la International Dockworkers Council – IDC-Consejo Internacional de Estibadores, con sede en Barcelona), a la que pertenecemos y que, históricamente, siempre tuvo un papel decisivo en esta lucha.
Y es bueno no olvidar que lo que pasa en Portugal está, en este momento, pasando en todo el mundo. Aquí en Europa tenemos problemas en Tilbury, un puerto inglés, donde está construyéndose un terminal de DP World, del gobierno de Dubai, como el que tenemos en Sines y es del gobierno de Singapur; existen problemas en España, donde la Comisión Europea pretende poner en tela de juicio la organización del trabajo; existen problemas en Grecia, en el puerto de Pireu, donde una empresa china consiguió que el gobierno griego le cediese uno de los terminales, donde practica condiciones muy inferiores a los restantes trabajadores griegos; tenemos, en este momento, una huelga en curso que entró a la tercera semana, en el puerto de Hong Kong, dominado por uno de los hombres más ricos de Asia, pero en donde, a los trabajadores, no les han aumentado el sueldo en 15 años; también es bueno no olvidar que el puerto de Hong Kong es el tercero mayor del mundo, en términos de movimiento de carga; tenemos problemas en Brasil, donde la presidenta Dilma quiere modificar grande parte de la legislación portuaria, y eso va a afectar, con certeza, a los estibadores, que están entrando a un proceso de lucha en diversos puertos brasileños; en Vancouver, en el estado de Washington, uno de los grandes grupos económicos asiáticos no permite, desde febrero, que los estibadores entren al terminal para sustituir a los otros; hay un proceso de lockout…
Eso es todo lo que hay que decir porque, por todo el mundo hay un ataque generalizado a los estibadores, por ser una de las profesiones más organizadas, uno de los sectores más estratégicos de la economía, y que son, de alguna forma, una arena en el engranaje del capital. Por eso, hace ese ataque mundial. Pero, los estibadores están, también, organizados a nivel mundial e comenzarán a dar respuestas a esos casos, en que los grupos económicos están atacando los derechos de los estibadores. Por lo tanto, también preveo que ahí las formas de lucha y solidaridad puedan intensificarse.
¿Qué mensaje enviaría a los estibadores de los puertos que no adhirieron a vuestra lucha, en el 2012?
Quiero hacer llegar el mensaje de que todos tienen para ganar, con la victoria de los estibadores de Lisboa, Setúbal, Figueira da Foz, Aveiro. Que son los puertos donde se practican las mejores condiciones contractuales, remunerativas. Porque, cuando esas condiciones desaparecen, si un día desaparecen, nosotros siempre vamos a luchar contra eso, esos estibadores de puertos, que tienen condiciones más precarias, bajos salarios, falta de reglas, falta de condiciones de seguridad, esos trabajadores nunca más tendrán un referente a donde llegar, van a estar condenados a vivir en esas condiciones tan inhumanas toda la vida. Es por ahí que tenemos de atraerlos a la lucha. Hacerles ver que todos tenemos para ganar con una organización nacional. El día que estemos todos juntos, en ese combate, la segunda batalla no va a ser gana por el gobierno.
Traducción Laura Sánchez




