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Nigeria | La primera batalla de la larga guerra

noviembre 27, 2020

Durante casi quince días la juventud y los sectores populares mostraron su ira hacia al gobierno de Buhari. Colocado contra la pared, el gobierno desató una violenta represión, el movimiento fue derrotado, pero está claro que los problemas aún no se han resuelto y habrá nuevas luchas.

Por Cesar Neto / Yves Mwana Mayas

Es preciso prepararse para el nuevo ciclo que vendrá. Primero, es necesario tener un programa claro antiimperialista y anticapitalista  y simultáneamente construir una dirección capaz de guiar a las masas en sus luchas.

Muchos luchadores honestos responsabilizan a la corrupción y a los malos gobiernos por la situación de desempleo, falta de derechos sociales, pobreza e imaginan que para salir de esa situación basta con tan solo cambiar de gobierno. Queremos mostrar que el problema es mucho mayor y más profundo.

Para el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), los países ricos en minerales o petróleo están experimentando una supuesta «maldición», ya que todos estos países sufren de «malos gobiernos». Según el FMI, son los gobiernos corruptos los que roban toda la riqueza nacional y son los  responsables de la pobreza. De hecho, muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) hacen campaña por una «buena gobernanza», echando para atrás la conciencia antiimperialista y anticapitalista.

Queremos mostrar otro punto de vista. Reconocemos que realmente  la corrupción existe, pero ese no es el problema principal. El gran problema es la explotación de las riquezas naturales por parte de empresas imperialistas y la sobreexplotación de los trabajadores.

Y reducir todos los problemas a la cuestión de la corrupción es una forma de ocultar el carácter de la explotación imperialista y aún más el carácter colonial de las naciones. No basta con cambiar de presidente es preciso que  el petróleo sea  100% nacional y producido por empresas estatales.

Para que sea nacionalizado el petróleo y la producción pueda ser hecha  por las empresas estatales, es necesario  volver  a las calles para poder salir del gobierno de Buhari e implementar un programa diferente.

Un poco sobre Nigeria

El país negro más grande del mundo, tiene la séptima población más grande del planeta, son 200 millones de habitantes que están exprimidos en un territorio de 923 millones de km2. Brasil, a su vez, tiene una población aproximadamente de un 5% más grande que Nigeria, y viven  en un área 10 veces más grande que los nigerianos. Si Nigeria es el país negro más grande del mundo, Brasil ocupa el segundo lugar.

Nigeria vive casi exclusivamente de petróleo. Este producto ha sido, durante los últimos 40 años, responsable del 95% de los ingresos cambiarios y del 80% de los gastos del Estado.

El volumen de petróleo producido en el 2017 por Nigeria,  Angola y Venezuela es muy similar. Estos países produjeron 1.530.000, 1.640.000 y 1.970.000 barriles por día, respectivamente. Esto representa en la producción mundial, en el mismo orden anterior, el 1,57% de Nigeria, el 1,68% de Angola y el 2,02% de Venezuela.

Estos son tres países periféricos de la economía mundial, poseen producción de petróleo similar, pero también tienen otras características en común: sufren todos los efectos de la recesión económica, de la sobreproducción de petróleo mundial y para rematar la crisis pandémica, del Covid 19.

Sobreproducción de petróleo y recesión mundial 

En la última década se han producido cambios importantes en el tema petrolero mundial. La primera es que EEUU, quien durante décadas fue el mayor importador de petróleo del mundo, comenzó a utilizar nuevas tecnologías que permiten la conversión de arena bituminosa en petróleo. Así, EEUU, que era el mayor importador, paso a convertirse en el mayor productor y comenzó a exportar petróleo y sus derivados. Nigeria, que durante muchos años tuvo a Estados Unidos como su principal consumidor, desde  el 2012 aproximadamente no ha enviado ni un solo barril de petróleo a ese país.

Así, en este contexto de sobreproducción, solo quedo para Nigeria la alternativa de vender su petróleo a China e India, y estos conscientes de la sobreproducción y la imperiosa necesidad de Nigeria de vender su petróleo, comenzaron a comprar en condiciones cada vez más adversas para el país africano.

La sobreproducción mundial de petróleo ya había golpeado duramente a la economía de Nigeria. Sin embargo, la recesión mundial redujo la actividad económica china y los países más débiles, como Nigeria, se vieron aún más afectados por el efecto de la crisis capitalista. El Covid 19 también está agravando la caída de las ventas de petróleo en el país, pero es apenas un elemento más de la crisis. De esta manera, la desaceleración  de la economía china desde 2014 ha llevado a Nigeria a reducir el volumen de producción y a vender su petróleo en condiciones aún más devaluadas. Este proceso también se repitió, de formas diferentes, pero con el mismo contenido en países como Angola, Ecuador y Venezuela.

La sobreproducción y la recesión mundial destruyen el petróleo y la economía rentista de Nigeria

Para entender Nigeria, no basta con hablar de gobiernos corruptos. Es necesario observar la economía mundial, el cuadro combinado de sobreproducción petrolera global y las consecuencias de la recesión económica que afectó profundamente a las economías periféricas con características  monoexportadoras y rentistas de petróleo. Este proceso es muy visible en Venezuela y Ecuador, en América Latina y en Angola y Nigeria, en África.

El FMI  que hace la campaña  contra los «malos gobiernos» y la corrupción, sabe muy bien que el problema es otro, por eso, ante la inminente crisis que se avecinaba en el 2017, envió a Chistiane Lagarde, entonces directora general del FMI a Nigeria para imponer un plan de austeridad que afectó a toda la población. Lagarde tenía un objetivo claro: preparar al país para la enorme crisis que se avecinaba y poder garantizar el pago de la deuda externa. Ella fue contundente al decir que: «La nueva realidad de los bajos precios del petróleo y los bajos ingresos del petróleo significa que el desafío fiscal que el gobierno enfrenta ya no es mas de cómo dividir los ingresos de la riqueza petrolera de Nigeria…”: «Mi política es la siguiente: actuar con determinación – intensificando la movilización de ingresos. El primer paso es ampliar la base tributaria y reducir las pérdidas, mejorando el cumplimiento y aumentando la eficiencia de la recaudación».

Así, la Sra. Lagarde fue  a imponer medidas que afectaron enormemente las condiciones de vida de la clase trabajadora y los pobres. Esto significó un aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 5% al 7,5%, un aumento de la electricidad en un 70%, recortes en el gasto en salud y educación y, finalmente, un aumento en el precio de la gasolina y de los combustibles de forma  generalizada.

Desnacionalización:

Pasado tres años, las medidas del FMI aplicadas desde el 2017 no estaban  siendo suficientes para enfrentar la enorme crisis. Entonces, a fines de septiembre de 2020, el Gobierno de Muhammadu Buhari presentó un proyecto de ley para la apertura de capital de la poderosa estatal NNPC (Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria), además de eso el proyecto prevé que la empresa sea independice del gobierno y sin Financiamiento estatal, es decir, como dice el proyecto “una empresa petrolera nacional orientada al comercio y con fines de  lucro”. Con la apertura de la capital de NNPC, los precios de los productos petrolíferos estarán determinados por los precios del mercado y de esta manera terminará el ciclo de una década de la gasolina subsidiada por el estado y los nigerianos, productores de petróleo, comenzarán a pagar los mismos precios que se pagan en países no productores.

Desmantelamiento  y venta de  las refinerías:

Existe un proceso evidente de proceso de  desmantelamiento  de las refinerías, devaluación y posterior venta a precios bajos. Esto se debe a que el gobierno no está invirtiendo en el mantenimiento de las refinerías y no está combatiendo el vandalismo en el oleoducto de Warri a Kaduna, lo que en consecuencia afecta directamente a la importante refinería de Kaduna.

Como dice la nota conjunta del Sindicato de Trabajadores del Petróleo y Gas Natural de Nigeria, NUPENG, y de la Asociación de Personal Senior de Petróleo y Gas Natural de Nigeria, PENGASSAN,  «debe tenerse en cuenta que en las refinerías no se han realizado mantenimiento durante muchos años, a pesar del dinero que cada año ha sido presupuestados por los sucesivos gobiernos» y sigue, “nuestras refinerías no pueden ser vendidas así, son enormes activos nacionales; ellos deben ser revitalizados por razones estratégicas y de seguridad y funcionar de manera rentable».

Y puede el lector preguntarnos ¿por qué el gobierno tiene una política de desmantelamiento deliberada? Esto se debe al objetivo actual del gobierno de importar gasolina. Y aún cabe preguntarse la siguiente pregunta ¿por qué importar gasolina? el lector puede preguntar y nosotros responderemos, eso mismo importar. De esta forma, un país productor de petróleo, con un parque de refinación muy avanzado, ahora importará gasolina. El mismo proceso se observó en la República del Ecuador con respecto a la Refinería Esmeraldas y en Venezuela con las Refinerías Puerto La Cruz y El Palito. 

El círculo vicioso de la dependencia neocolonial tiene su precio

Hay varias características comunes en la política petrolera de Ecuador, Venezuela, Angola y Nigeria, pero hay una en particular que es el desguace o desmantelamiento de las refinerías. La otra característica es la incapacidad financiera para mantener y actualizar la tecnología utilizada. Los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI (Correa, Ecuador y Maduro, Venezuela), la dictadura del MPLA en Angola y Buhari en Nigeria, para todos ellos el problema es el mismo: alegan no tener las condiciones económicas y financieras para hacer la tarea de mantenimiento de las refinerías.

La total dependencia tecnológica de las potencias imperialistas obliga a estos países a comprar tecnología a precios exorbitantes, por lo tanto, el problema no es la falta de dinero, es la exorbitante dependencia tecnológica.

Los cuatro países arriba mencionados, independientemente del tipo de gobierno que tengan, se sometieron a las imposiciones de la deuda externa, redujeron enormemente los fondos para educación e investigación y transformaron las universidades en centros de reproducción de ciencia y tecnología extranjeras. Así, sin educación e investigación de calidad, no desarrollaron tecnologías alternativas para el petróleo y son prisioneros de las grandes empresas proveedoras de repuestos en el know-how imperialista.

La dependencia tecnológica es parte de nuestra dependencia colonial. Sin romper con el imperialismo, sin construir una nueva independencia, siempre seguiremos  tecnológicamente, culturalmente, políticamente dependientes, y  en consecuencia somos económicamente dependientes.

Los dos  brazos  de la dependencia: el robo del petróleo y la sobreexplotación de los trabajadores

Un estudioso de la exploración petrolera en Nigeria, muestra cómo SPDC (Shell Group), de 1958 a 2012 acumuló una ganancia de alrededor de US $ 30 billones con petróleo, OLUWANIYI dice «subordinando vidas y los medios de subsistencia de la población local a través de derrames frecuentes petróleo, explosiones sísmicas, llamaradas de gas y vertidos de efluentes directamente en sus cuerpos de agua”. De esta manera, desde 1958, cuando de hecho  comenzó la exploración petrolera, el Estado Nigeriano, independientemente del gobierno que estuviera en el poder, creó leyes represivas  de protección  y permitió  que «las multinacionales se beneficiaran, reduciendo los impuestos pagados  al Estado, evasión de impuestos, leyes, como el Decreto Anti-sabotaje de 1975, que impuso la pena de muerte o prisión de más de 21 años por actividades que obstruyan la producción y distribución de petróleo crudo, y la Ley de Ordenamiento Territorial de 1978, que invirtió la propiedad de todas  las  tierra y los recursos en  y dentro del estado; y la militarización de los bloques y empresas petroleras».

Explotación  petrolera destruyó el medio ambiente y empeoró las condiciones de vida de la población

En un área de 70.000 km², donde viven 31.000  millones de personas, se encuentra en una gran cuenca petrolera en la región conocida como Delta del Río Níger. Podemos describirla  como una región pantanosa con una ecología frágil, con extensas llanuras tropicales, bosques frescos, ecosistemas acuáticos y una rica biodiversidad. Antes del inicio de la producción de petróleo, la comunidad vivía de la agricultura de subsistencia, con sus agricultores, pescadores, comerciantes, procesadores de alimentos, entre otros.

La ocupación de las tierras con la respectiva destrucción del medio ambiente por parte de las empresas petroleras provocó un enorme deterioro de las condiciones de vida en esa región. El estudio de Oluwatoyin  Oluwaremilekun describe las condiciones sociales de la siguiente manera: «Como perdedores de las políticas petroleras, los pobres buscan alternativas para sobrevivir. Para las niñas y las mujeres, el camino hacia la prostitución es el más rentable. Algunas niñas dependen en gran medida de los hombres  relativamente  ricos, principalmente del sector del petróleo y del  gas, para convertirse en ‘damas de compañías’. A veces entrelazan a estos hombres con embarazos, siendo rechazadas  en la mayoría de los casos, por sus ‘supuestos dueños’, agravando así las condiciones de pobreza. Para los hombres, la alternativa estratégica para sobrevivir varía desde el bandidaje, el robo, el suministro de petróleo hasta la piratería marítima. La conciencia de explotación, marginación y desempoderamiento hace de la región un lugar de profunda frustración y conflicto”.

La condición de semiesclavo del trabajador petrolero

Nigeria es la economía más importante del África subsahariana. Se encuentra entre las 30 economías más grandes del mundo, en tanto, cuando vemos  el IDH (Índice de Desarrollo Económico), medido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-ONU), de los 189 países, Nigeria ocupa la posición 158. Sin embargo, al comparar la economía con el índice de pobreza, obtenemos una pista, que nos permite entender que la renta petrolera solo sirve  para las empresas transnacionales y para  un puñado de burgueses locales; pero al mismo tiempo nos  plantea la tarea de reflexionar sobre la sobreexplotación a la que está sometida la clase trabajadora petrolera.

Así, a partir de esta reflexión, podemos concluir que el trabajador petrolero es un semiesclavo moderno. Durante la 40ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, Royal Dutch Shell fue denunciada por graves violaciones a los derechos humanos. Y  ¿por qué denunciarlo ante la ONU? Por qué en Nigeria el Poder Judicial y el gobierno son cómplices de esta situación.

En la denuncia se afirma que el 82% de los trabajadores son precarizados  y contratados a través de empresas de tercerización de mano de obra  que funcionan  «a través de una compleja red de empresas de reclutamiento  en nombre de Shell, lo cual hace difícil que los trabajadores puedan organizarse en sindicatos y defender sus derechos». Entonces, la situación de las contrataciones muestra un porcentaje de  82% subcontratados o tercerizados y un 18% restantes que son directores, gerentes, técnicos altamente especializados y capataces con unos látigos en las manos.

El salario promedio es de 137 dólares mensuales aunque son bajos, los retrasos en el pago son constantes  y  suelen llegar hasta  más de 6 meses. No hay  ningún tipo de garantía de empleo y cualquier persona puede ser despedida en cualquier momento sin derechos. Los accidentes y enfermedades laborales son frecuentes por no contar con los equipos de protección adecuados. La situación de persecuciones contra los trabajadores es muy severa, por lo que si el trabajador se queja del salario, ya sea por el monto o la demora, o si  éste  incluso busca asesoría en el sindicato, es despedido inmediatamente.

Para tratar de defender a los trabajadores hay dos sindicatos petroleros en el país, uno es NUPENG (Nigeria Union of Petroleum and Natural Gas Workers /Sindicato de Trabajadores del Petróleo y Gas Natural de Nigeria) y el otro es PENGASSAN (Petroleum and Natural Gas Senior Staff Association of Nigeria /Asociación de Personal Superior de Petróleo y Gas Natural de Nigeria) ambos con  limitaciones programáticas. En un comunicado conjunto afirman que: «los trabajadores nunca se han opuesto a la desregulación total del sector de petróleo a jusante» aunque, en relación a la política de combustibles, están en contra de «cualquier desregulación impulsada por las importaciones«.

Y todavía se pudo ver  las limitaciones en la lucha contra la violencia policial, cuando la consigna principal del movimiento pasó a ser fuera Buhari. PENGASSAN publicó una nota «apelando» al gobierno a escuchar la voz del pueblo, acabar con la mala administración, la falta de responsabilidad, el mal manejo de los recursos y la brutalidad policial. Es decir, mientras el movimiento dice «fuera  Buhari», uno de los sindicatos petroleros quiere «diálogo» con el gobierno.

Sin embargo, entendemos las grandes manifestaciones en Nigeria como en la parábola de la película El acorazado Potemkin, el agua se fue calentando gradualmente hasta que un día hirvió y se desbordó. Esa es la explicación de las manifestaciones de octubre.

La juventud tomó las calles y la dictadura tembló

La  juventud  entonces dijo  basta y permaneció en las calles durante quince días. Y todo explotó cuando comenzó a circular un video que mostraba a la policía arrestando y secuestrando a un joven que fue torturado, después el cuerpo del joven fue encontrado sin vida.

Inicialmente fue contra un sector de la policía conocida como Special Anti-Robbery Squad-SARS (Escuadrón Especial Anti-Robo, en español), una policía violenta, acostumbrada  a secuestrar, violar, matar y robar las propiedades de las víctimas. Y luego la lucha pronto se volvió contra la dictadura de Buhari y sus leyes represivas que  incluyen la pena de muerte para quienes atacan la propiedad privada de las empresas petroleras.

Paulatinamente se fueron sumando otras demandas que tienen que ver con la vida cotidiana de la clase trabajadora, como el desempleo, que ronda el 27%, contra la informalidad del trabajo, el incremento de la gasolina y la electricidad y, sobre todo, el precio de los alimentos.

Al incorporar estas demandas, los sectores populares comenzaron a saquear los depósitos de alimentos. Según el gobierno, los locales existían como reservas para enfrentar la pandemia de COVID 19, pero en realidad todos sabían que los estaban guardando para el intercambio de favores electorales.

La dictadura de Buhari y los gobernadores estatales intensificaron la represión, pero aun así, la juventud y los sectores populares se  mantuvieron  en las calles. Sin embargo, sin tener un programa claro y una organización fuerte para orientarlos, el movimiento se cansó y poco a poco se fue menguando.

Divisiones en la burguesía y traición de los dirigentes sindicales

Una lucha en estas dimensiones divide a la sociedad de arriba abajo. Así la burguesía también quedó dividida, incluidos sectores del Ejército que ya cuestionaban a sus superiores por las sucesivas derrotas contra la guerrilla Boko Haran, durante las movilizaciones comenzaron a manifestar su descontento. Cuando ocurrió la represión de quienes cerraron el peaje del aeropuerto, la división también fue evidente. La acción fue ordenada por el Gobernador del estado de Lagos, Sr. Babajide Sanwo-olu y sectores del Ejército reconocieron que efectivamente existían vehículos blindados y fuerzas especiales, pero que la masacre fue perpetrada por francotiradores paramilitares al servicio de Babajide Sanwo-olu. Inclusive hay relatos de soldados y policías que comenzaron a negar su participación en la represión. Empezar a negarse a reprimir, o negar haber participado, o acusar a otro sector, no significa un salto de calidad al punto de participar en las manifestaciones, pero lo cierto es que muestra una primera expresión de una división de hecho en las fuerzas represivas.

Los trabajadores de la industria petrolera miraron con simpatía al movimiento, pero sus sindicatos pidieron calma. Además, estos mismos sindicatos llamaron al diálogo con los asesinos de los  jóvenes. El NUPENG (Nigeria Union of Petroleum and Natural Gas Workers / Sindicato de Trabajadores del Petróleo y Gas Natural de Nigeria) rechazó cualquier intento de paralización de  la producción  petrolera. Dice: » el NUPENG apoya a los jóvenes nigerianos contra la brutalidad de la  policial y pide reformas policiales inmediatas y de gran alcance, ya que nuestros miembros también son víctimas de la brutalidad policial y el abuso mediante extorsión, detención, acoso e intimidación en todo el país. Sin embargo,  ningún organismo de nuestra Unión ha ordenado el cierre de gasolineras o instalaciones petroleras”. Y no contentos con desautorizar la posible paralización, extensión y profundización de la lucha, la dirigencia del NUPENG volvió a decir: Pedimos a nuestros miembros en todo el país que se queden  tranquilos y seguros en sus diversos lugares de trabajo y estén alerta mientras la dirigencia analiza el situación».

Las dos centrales sindicales Nigeria Labor Congress (NLC) y Trade Unión Congress of Nigeria (TUC), una semana antes del inicio de las movilizaciones, suspendieron la paralización nacional programada para el 28 de septiembre, pues habían logrado un compromiso de revertir el aumento de la gasolina  y electricidad durante dos semanas.

La dictadura de Buhari contra ataca

A medida que el movimiento fue decayendo, las centrales sindicales y los sindicatos petroleros negociaron con el gobierno, y entonces Buhari emprendió el contraataque. La dictadura de Muhammadu Buhari fomentó el terror a través de una serie de detenciones, incautación de pasaportes, congelamiento de cuentas bancarias de los organizadores de la protesta, entre otras medidas. Para el presidente del Banco Central de Nigeria, el congelamiento de las cuentas bancarias de los activistas, del #endsars, era necesario, pues para él se sospecha que los manifestantes pueden ser terroristas.

Los arrestos han sido una constante en los últimos días. La Fuerza Aérea, actuando en conjunto con la policía, detuvo al activista Eromosele  Adene en su casa, aunque este estaba enfermo, no se le permitió el acceso al médico o abogado.

Además de eso, un nuevo proyecto de ley de redes sociales busca controlar el uso de Facebook, Twitter, Instagram y otros medios por parte de los oponentes. Para el gobierno, es necesario controlar el «efecto negativo de las noticias falsas publicadas en las redes sociales durante las recientes protestas #EndSARS y la violencia que las acompañó».

En resumen, cuando el movimiento decayó la dictadura salió al contraataque congelando cuentas bancarias, haciendo cambios a la Ley de Información y con numerosas detenciones. En la lucha de clase es así: cuando no hay progreso, hay retroceso. Y si no hubo avances fue por el aislamiento de los jóvenes y de los sectores populares.

La juventud hizo sonar la alarma

Una gran proporción de jóvenes nigerianos no tiene acceso a las universidades y los que sí lo tienen, una vez que se gradúan, no consiguen trabajo. Los ingenieros, por ejemplo, cuando consiguen trabajo en la industria petrolera, están en condición de aprendices eternos y tercerizados. De hecho, esa fue la razón del intento de paralización en la Chevron Texaco.

Otro camino más es la  migración. Algunos logran pagar el pasaje aéreo, otros arriesgan sus vidas en  la travesía del Atlántico.

Como diría Trotsky, «En lugar de la prosperidad eterna, solo ven la bancarrota. Los jóvenes están buscando formas de salir de esta situación». Una lucha juvenil es una advertencia del estado de ánimo de las masas nigerianas. La lucha no ha terminado porque objetivamente los problemas no han terminado. Y por eso  decimos que  lucha recién comienza.

La crisis que se avecina y el problema de la dirección  de las luchas

Durante las movilizaciones de octubre hubo tres grandes consignas: #ENDSARS, #ENDSWAT y #ENDBADGOVERNANCE. Los dos primeros eran esencialmente correctos, ya que planteaban el problema de la violencia policial. La tercera consigna #ENDBADGOVERNANCE (fin del mal gobierno) es aparentemente correcto, porque se trata de enfrentar la corrupción. Pero como decíamos al inicio de este texto, la discusión de «buenos o malos gobiernos» esconde el centro del problema, que es por un lado la explotación petrolera a través de las empresas imperialistas y sus socios nacionales y por otro, la sobreexplotación de la clase trabajadora.

Es necesario construir un programa de lucha que parte de la necesidad de que el petróleo sea 100% nacional y explotado por empresas estatales. Al mismo tiempo, es preciso enfrentar la sobreexplotación de la clase trabajadora.

Los trabajadores, los jóvenes y el pueblo pobre necesitan construir su propia organización política 

Cuando hablamos del petróleo 100% nacional, explorado por empresas estatales y enfrentar la sobreexplotación de la clase trabajadora para muchos, puede parecer un proyecto muy lejano, casi un sueño. Las movilizaciones de octubre mostraron todo lo contrario. Pero es necesario, en primer lugar, acabar con Buhari y la dictadura militar.

Para derrocar la dictadura militar es necesario volver a las calles y prepararse para la huelga general de 48 horas. Ya sabemos que una lucha de esta magnitud será atacada violentamente por la burguesía y el dictador de turno. Dicha violencia dictatorial debe ser combatida por Comités de Autodefensa construidos a partir de asambleas en las escuelas, barrios y  en las fábricas.

La acción de  derrocar al presidente de Buhari, debe venir acompañada  por la convocatoria de una Asamblea Constituyente para derogar todas las leyes que restringen  los derechos políticos y  sociales  de los trabajadores, de los jóvenes y del pueblo pobre. Sobre todo, construir una Asamblea Constituyente que garantice la nacionalización del petróleo y de los recursos naturales.

Todas estas tareas, arribas mencionadas, deben estar conectadas con la necesidad de un gobierno diferente, un gobierno de los trabajadores, los jóvenes y los pobres.

Nigeria, como todos los países periféricos del sistema imperialista mundial, necesita el apoyo y la solidaridad de los trabajadores de los países imperialistas para sus luchas. Es necesario incentivar manifestaciones de solidaridad con el pueblo nigeriano como las que se dieron durante las luchas #EndSARS. Y organizaciones como BLM necesitan ayudar a los trabajadores de los países imperialistas a comprender que la lucha contra el racismo es parte de la lucha global contra el imperialismo y el capitalismo que oprime a las naciones africanas.

Este programa sólo será posible ser aplicado con una organización revolucionaria de los jóvenes, trabajadores y de los sectores populares. Por lo tanto, es necesario ya comenzar a construir esta herramienta. Nosotros de la LIT-CI estamos dispuestos a ayudar en esta gran tarea para la emancipación de la clase trabajadora nigeriana.

 

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