Jue Abr 25, 2024
25 abril, 2024

Una guerra útil para todos los opresores en el sur del Cáucaso

El actual conflicto entre Armenia y Azerbaiyán es explicado por mucha gente como “cosa de caucasianos, que siempre pelean entre sí”. Nada más lejos de la realidad. No hay cómo analizar la realidad de cualquier conflicto en el Cáucaso si no se parte del elemento fundamental de su historia: la opresión secular e histórica de la región por las potencias vecinas.

Por: Kirmizi Gazete (Turquía) y POI (Rusia), LIT-CI

Armenia es una de las naciones más antiguas del mundo. Por su localización geográfica, cercada de montañas inhóspitas, siempre se mantuvo como una nación pequeña, rodeada de grandes potencias. Armenia siempre se vio entre el Imperio Otomano (Turquía) e Irán y el Imperio Ruso. Su territorio histórico es hoy parcialmente ocupado por Turquía, Azerbaiyán, Rusia e Irán. Esta situación de triple opresión nacional fue uno de los factores que llevó a la diáspora armenia, y hoy hay dos veces más armenios viviendo fuera del país que en él. Otro factor fue la propia naturaleza del pueblo armenio, un pueblo comerciante, que se extendió por varias regiones y por otros países, en parte como el pueblo judío.

Al mismo tiempo, a lo largo de los siglos, este territorio fue siendo poblado también por tribus azeríes, originarias de la antigua Persia. Por siglos, en muchos poblados convivieron al mismo tiempo armenios y azeríes, algunas regiones con mayoría armenia, otras con mayoría azerí.

La tensión armada en el sur del Cáucaso (Transcaucasia) desde 1988 fue retomada el 27 de setiembre. Comenzaron enfrentamientos en el territorio de Nagorno-Karabaj-Artsaj la mañana del 27 de setiembre, luego de que Armenia y Azerbaiyán se acusaran mutuamente de ataque repentino.

La Guerra de Nagorno-Karabaj, que comenzó en 1988, continuó intensamente hasta 1994 y, con el acuerdo de cese el fuego firmado en 1994 fue sustituida por conflictos militares periódicos de baja intensidad, a lo largo de estos años. Especialmente desde 2008, los enfrentamientos ocurrieron en la línea del cese del fuego cada dos años, y después que las partes se acusaran y las pérdidas fueran anunciadas, el silencio volvía a prevalecer.

Un proceso semejante ocurrió en julio de 2020, y esos conflictos resultaron en la muerte de muchos oficiales de alto grado del ejército azerí. Lo que ocurrió en estos días causó un intenso estado de guerra que no se compara con los conflictos anteriores desencadenados por este evento.

Aunque ambos países hayan anunciado que causaron grandes pérdidas mutuas en los conflictos hasta ahora, los números reales son inciertos y estimados en mucho menos que los anunciados: 19 civiles azeríes y 13 civiles armenios murieron en el conflicto, y 55 azeríes y más de 60 civiles armenios quedaron heridos. La ley marcial y la movilización fueron declaradas en ambos países.

Es preciso mirar 100 años atrás para entender todas esas experiencias.

La historia de Nagorno-Karabaj

Nagorno-Karabaj o Artsaj como el pueblo armenio lo definió, está localizado en la porción oriental de la “Gran Armenia”, cuya porción occidental comenzaba en las tierras de la Anatolia oriental desde la Antigüedad. Hoy, el río Aras marca la frontera entre Turquía y Armenia, pero otrora dividía la porción occidental y oriental de la Gran Armenia. En este espacio geográfico, el pueblo armenio convivió con muchos otros pueblos por mucho tiempo y se extendió por una vasta geografía. El proceso de construcción de la nación, que comenzó en la década de 1850, llevó primero a revueltas por independencia del pueblo armenio contra la administración otomana, y luego de esas revueltas sin éxito, con los rusos descendiendo por el Cáucaso al sur, los territorios de Armenia fueron divididos entre el Imperio Otomano en el Occidente y la administración zarista rusa en el Oriente.

El punto de inflexión en la historia de Armenia es el Genocidio Armenio de 1915, perpetrado por el Imperio Turco-Otomano, donde murieron hasta un millón y medio de armenios, en una nación que hoy tiene en total tres millones de habitantes. Turquía, hasta hoy, se niega a reconocer el genocidio armenio. El genocidio apagó completamente la presencia armenia en Anatolia y llevó a Armenia Occidental a ser apagada de la historia junto con su pueblo.

Nagorno-Karabaj se declaró independiente en 1918. Como consecuencia, fue ocupada por las tropas otomanas. Con la derrota otomana, tropas inglesas ocuparon Nagorno-Karabaj.

La derrota del Imperio turco-otomano en la Primera Guerra Mundial, junto con la Revolución de Octubre en Rusia, abrió la posibilidad de que Armenia, así como toda la región del Cáucaso, se librasen de la secular opresión de los dos imperios. En este período se formó la Federación Transcaucásica, que incluía además de Armenia, a Azerbaiyán y a Georgia. Esta primera tentativa de federación de los pueblos del Cáucaso duró solo algunos meses. La interferencia inglesa y americana, para formar un reaccionario protectorado antibolchevique en la región (la Armenia de Wilson) luego de la derrota del Imperio turco-otomano, en conjunto con la política de la Federación Revolucionaria Armenia (reformistas de tipo menchevique que defendían la “Gran Armenia” en colaboración con las potencias imperialistas) en el poder entonces en la región, y contrarios a la federación, resultaron en la guerra turco-armenia en 1920 y pusieron fin a la burguesa Federación Transcaucásica. En este período, también Armenia y Azerbaiyán guerrearon por el control de la región de Karabaj.

La máquina estatal rusa que se rompió luego de la Revolución de Octubre de 1917 trajo gobiernos bolcheviques a la agenda también en el Cáucaso. Pero el gobierno bolchevique local que emergió en Bakú en 1918, la “Comuna de Bakú”, oprimió y sofocó desde el inicio de su jornada con líderes armenios, azeríes, georgianos, griegos y judíos. Posteriormente, junto con Georgia, que fue fundada en el Norte en 1918, “Armenia” se estableció en las regiones donde la población armenia estaba concentrada en los territorios de la Armenia Oriental, y “Azerbaiyán” se estableció en las regiones donde la población “azerí” estaba concentrada en la costa del mar Caspio, con el apoyo de los mencheviques y también del imperialismo británico. Karabaj, por otro lado, pasó a ser una región de incertidumbres y polémicas entre los dos Estados. Por un lado, Nagorno-Karabaj (Alto Karabaj) tenía una población armenia mayoritaria autóctona desde la antigua Armenia, y, por otro lado, el Bajo Karabaj era el hogar de una significativa población azerí que se había establecido en la región hacía milenios.

En realidad, esa situación se extendió por todo el sur del Cáucaso. En Armenia, Azerbaiyán y Georgia existen comunidades concentradas en ciertas regiones, pero separadas unas de las otras, sin continuidad territorial y candidatas a pertenecer a otros Estados.

Los bolcheviques entran en Azerbaiyán, interrumpen la masacre armenia y devuelven Nagorno-Karabaj a Armenia. Después entran en el territorio que había restado de Armenia y dan inicio a la conformación de la Federación Soviética Socialista de Transcaucasia, creada en 1922, que incluía además de Armenia, a Georgia y Azerbaiyán. En ese momento, con la presión soviética, Armenia consigue recuperar de Turquía una parte de los territorios perdidos. La Federación Soviética Socialista de Transcaucasia ofrecía una salida socialista y de principios al problema nacional del Cáucaso, garantizando el derecho a la autodeterminación nacional de todas las naciones, los derechos de las minorías dentro de cada nación, y su unidad económica para resistir a la presión de las potencias que las cercaban. La alianza obrera entre estas naciones y con la Rusia soviética abría la posibilidad de un pleno florecimiento de cada cultura de la región y la superación de los antagonismos nacionales.

La conformación de la Federación Soviética Socialista de Transcaucasia y el debate sobre su estatus dentro de la futura URSS fue la primera gran polémica entre Stalin (que entonces era Comisario del Pueblo para las Nacionalidades) y el sector que después daría origen a la Oposición de Izquierda, siendo de hecho el origen histórico de esta última. Lenin, ya enfermo y parcialmente apartado de la dirección del partido, enfrenta duramente la posición de Stalin de “autonomías” –que en la práctica significaba la negación del derecho de autodeterminación– para las repúblicas que hiciesen parte de la URSS. Lenin defiende el absoluto derecho de cada una de esas naciones de separarse de la URSS si así lo desean, conformando un bloque con Trotsky y venciendo formalmente el debate, con la inclusión de este párrafo en la primera Constitución de la URSS, derrotando a Stalin. Pero Stalin no aceptaría eso, transformando, a partir de su control del aparato con la burocratización del partido, este párrafo de la Constitución soviética en letra muerta. Las tres repúblicas del Cáucaso, unidas en la Federación Transcaucásica, enfrentan unidas este debate por el derecho a la autodeterminación e incluso separación, lo que enfurece a Stalin, que defendía el centralismo burocrático del Estado soviético y el control desde Moscú sobre esta región. No por casualidad, la política de represión de Stalin contra cualquier oposición a su dominio comienza justamente en el Cáucaso. La muerte de Lenin le da a Stalin la posibilidad de llevar adelante su política. El debate sobre el estatus de Karabaj dura de 1921 a 1923. Karabaj, como resultado de la guerra contra Turquía y el protectorado inglés en Armenia, estaba bajo control azerí desde 1921, en acuerdo con los bolcheviques armenios que aceptaron esta situación temporaria hasta el debate sobre su estatus final. En 1921, el Comité Caucásico del Comité Central del Partido Bolchevique, compuesto por armenios, azeríes y georgianos, propone que Nagorno-Karabaj sea transferido al control armenio. Pero pierde el debate. En 1923, vence la política de Stalin de que Nagorno-Karabaj quede bajo control azerí. Esta política conducirá a que en 1936, Stalin disolviese la Federación Transcaucásica, llevando a la conformación de tres repúblicas soviéticas directamente ligadas a la URSS: la de Armenia, la de Georgia y la de Azerbaiyán, bajo total control del gobierno central de la URSS. Es esta política profundamente contrarrevolucionaria del estalinismo la que prepara las bases para los conflictos entre Armenia y Azerbaiyán en los años 1980.

Durante el período de la Unión Soviética, el pueblo armenio que vivía bajo la administración autónoma de Karabaj estaba preocupado por estar subordinado al gobierno de Azerbaiyán. La proporción de la población, que era 90% armenia y 10% azerí hasta la década de 1970, en el censo iniciado en 1926 alcanzó 80% de armenios y 20% de azeríes en el período 1979-1989.

Esta situación de control ruso sobre la región se mantuvo hasta los años 1980, cuando la debilidad del régimen estalinista del PCUS lleva al renacimiento de los movimientos por la independencia nacional de los pueblos del Cáucaso. Nagorno-Karabaj es blanco de progromos azeríes, resultado de una política de “azerificación” forzada de la región por el gobierno de Azerbaiyán, que llevó a fuertes enfrentamientos entre las dos repúblicas. El gobierno soviético de Gorbachov dio plenos poderes a Azerbaiyán sobre Nagorno-Karabaj, eliminando su relativa autonomía. Eso llevó a Armenia a incorporarse masivamente a la lucha antiestalinista general, enfrentándose contra el gobierno central soviético. Esta lucha es duramente reprimida por Gorbachov (que en ese momento ya llevaba adelante su política de restauración capitalista en la URSS), pero al final, en 1991, con la disolución de la URSS, Armenia se torna la primera república del Cáucaso en declarar y conquistar su independencia. Hubo un referendo masivo en Nagorno-Karabaj, donde la mayoría abrumadora vota por unirse a Armenia. Siguió a esto la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio de Nagorno-Karabaj, con un cese el fuego con intermediación rusa en 1994. Nagorno-Karabaj conquistó la independencia de hecho de Azerbaiyán, nunca reconocida, y parte del territorio del Bajo-Karabaj (entre Nagorno-Karabaj y Armenia), conformando así una frontera común con Armenia. A pesar de que nunca fue reconocida como independiente ni como parte de Armenia, de hecho su statu quo desde entonces era favorable a Armenia, con una unificación si no de juramento por lo menos de hecho. Seguía el problema de la población azerí de Bajo-Karabaj, incorporada por la fuerza a  Nagorno-Karabaj, incluso con elementos de limpieza étnica. Llegó a existir una negociación sobre la devolución del Bajo-Karabaj a Azerbaiyán a cambio del reconocimiento de este último de Nagorno-Karabaj como parte de Armenia, pero esta se interrumpió.

El actual conflicto parte del hecho de que el statu quo desde 1994, donde Nagorno-Karabaj es de hecho independiente de Azerbaiyán y próxima a Armenia, está en contradicción con la correlación de fuerzas actual entre Armenia y Azerbaiyán, mucho más rico y militarmente más fuerte que la primera, y, con el apoyo turco, deseoso de retomar la región bajo su control.

Purificación política en la Caucasia del Sur

Nagorno-Karabaj-Artsaj

Aunque Artsaj sea un Estado independiente de hecho desde 1991, no posee reconocimiento internacional. Es una forma de Estado independiente, de hecho dependiente económica, militar y socialmente del gran Estado, y sin lazos diplomáticos. Mientras tanto, el pueblo de Artsaj vive bajo constante amenaza de guerra, intentando sobrevivir a la crisis causada por el aislamiento económico. Artsaj es una región mucho más pobre y menos desarrollada que el resto de Armenia hoy.

Azerbaiyán

Luego una turbulencia política con la derrota de Azerbaiyán en la guerra, el vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS y el hombre más fuerte de la URSS en Azerbaiyán, Heydar Aliyev, de origen KGB, asumió el poder. El gobierno de Aliyev rápidamente se tornó una dictadura y uno de los Estados policiales de la región pos URSS. Heydar Aliyev, aunque por un lado manteniendo relaciones estrechas con Rusia, por otro lado comenzó a establecer un diálogo con Occidente sobre los recursos energéticos nacionales. Durante este período de Heydar Aliyev, el bloqueo efectuado por Azerbaiyán contra Armenia entrará en una cooperación con Turquía para desarrollar políticas que la aislarían. Si hijo, Ilham Aliyev, que asumió el poder tras la muerte del padre en 2003, también dio continuidad a esas políticas.

Hoy, Azerbaiyán es un país en el que la corrupción del aparato del Estado es ocultado por políticas nacionalistas y de odio étnico. Uno de los ejemplos más concretos de racismo sistemático construido contra los armenios es el incidente de Ramil Seferov en 2004. Ese año, un oficial de Azerbaiyán llamado Ramil Seferov fue condenado a prisión perpetua en Hungría por matar a una oficial armenio con un machete mientras dormía, durante un ejercicio de la OTAN en Hungría, que también contó con la presencia de oficiales del Ejército armenio. El día que fue extraditado para Azerbaiyán, con la condición de que continuase cumpliendo su pena en su país luego de haber estado en la prisión [húngara] por ocho años, Ilham Aliyev lo perdonó de su sentencia, y lo promovió de su puesto al de coronel.

Armenia

Armenia está prensada entre Turquía, miembro de la OTAN, y Azerbaiyán, rica en petróleo. Por eso, su burguesía se apoya en una protección de Rusia y recursos económicos rusos. Al contrario de Azerbaiyán, Armenia, en especial después del levante de 2018 que derrocó al gobierno de Serj Sargsyan, vive bajo un régimen democrático burgués, resultado de las luchas de su pueblo. En este punto, mantener relaciones fuertes con Rusia es visto por la burguesía armenia como la única garantía contra la amenaza azerí.

Rusia

Rusia defiende el statu quo conquistado con la guerra en 2014, que garantiza su control económico y militar en el Cáucaso Meridional, que es visto como su patio trasero. Rusia usa la tensión en la región para mantener a Armenia y a Azerbaiyán bajo su control y como moneda de cambio con Turquía. Hipócritamente, al mismo tiempo que se afirma como “defensora” de la paz, Rusia es el Estado que vende armas a ambos Estados. En realidad, a los tres, a Turquía también. Las economías de los dos países dependen de Rusia, que tiene una “Fuerza de Paz” con bases militares en ambos países.

De hecho, eso ocurre desde el 27 de setiembre de 2020. Azerbaiyán quería transformar esa incertidumbre en una oportunidad, en un período en que la política internacional estaba en la incertidumbre (crisis económica-social inducida por el coronavirus en Europa, y elecciones en los Estados Unidos). Por otro lado, quería disolver las condiciones de crisis social acumuladas en el país con una nueva ola nacionalista.

En ese sentido, el ejército de Azerbaiyán, por un lado compró grandes cantidades de armas de Israel. Por otro lado, trajo más de trescientas milicias sirias de Siria, vía Turquía. El apoyo material y personal de Turquía es adicionado a la fuerza de Azerbaiyán. Con esas condiciones, el 27 de setiembre entró en acción luego del supuesto ataque de Armenia. Aunque se diga que varias aldeas estaban bajo control de Azerbaiyán durante los enfrentamientos con el ejército armenio, no hubo grandes cambios, de acuerdo con informaciones obtenidas de fuentes sirias. Las milicias sirias que participaron de la guerra sufrieron graves pérdidas. No hubo cambios en el bloqueo en la línea de frontera de Karabaj.

Turquía

Turquía intenta desempeñar en sus relaciones con Azerbaiyán el papel de “hermano más viejo” desde 1991. La política de cooperación militar y económica, en energía y rutas comerciales en la región, entre Azerbaiyán y Turquía, hoy con la participación de Georgia, visa el aislamiento de Armenia. Por otro lado, especialmente con la crisis en Turquía, el régimen de Erdogan lucha para abrir una línea política y comenzó a rastrear usando para eso todo tipo de crisis internacional, así como una política interna. A pesar de las operaciones militares que ocurrieron en el invierno en Libia, el esfuerzo de Turquía se estancó. La crisis del Mediterráneo también está estancada luego de que el bloqueo europeo dio su apoyo a Grecia. Después de eso, el régimen de Erdogan dio peso al conflicto de Armenia y Azerbaiyán como una nueva política nacionalista y fuente de crisis.

Los drones producidos por el yerno de Erdogan, utilizados por las fuerzas de Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj contra el ejército armenio, también fueron usados en Libia. No obstante, al contrario del resto de los países de la región y de las últimas décadas de diplomacia turca, el país declaró total apoyo a Azerbaiyán contra Armenia, en lugar de hacer un anuncio tranquilizador. Así, al postergar los problemas que enfrentó en la política interna, con esa actitud reunió a los partidos de la oposición.

Posibilidades y consecuencias

El statu quo puede mantenerse por un período de paz. Pero el hecho de que Turquía, al contrario de los años anteriores, haya dado un apoyo abierto, de que las milicias sirias llegaran a la región, y de que la situación internacional aún no esté recuperada, originará nuevos conflictos.

Azerbaiyán continúa sitiando y aislando a Armenia con sus recursos naturales, rutas comerciales y alianzas. A pesar de eso, la incapacidad de asumir el control de Nagorno-Karabaj-Artsaj y sus alrededores torna la región un blanco de rabia social que se alimenta.

El Cáucaso pasó por un proceso semejante al de Yugoslavia desde el colapso de la Unión Soviética, de constante amenaza de guerra con masacres, cambios poblacionales en masa, y migraciones. Los Estados recién creados no conseguían resolver ni siquiera los problemas más básicos, como salud, vivienda y educación, causando una caída acentuada en la longevidad y en la calidad de vida. Aunque la industria petrolífera de Azerbaiyán haya sobrevivido debido a los lazos que estableció con el capital internacional, la producción agrícola e industrial entró en colapso en la región, y la clase trabajadora se dispersó hacia los países vecinos y hacia Europa.

Las burguesías armenia, azerí y georgiana ya se mostraron incapaces de cualquier política para desarrollar el Cáucaso y garantizar la independencia nacional de todas sus repúblicas y pueblos. Al contrario, venden sus países, lucrando con la colonización de ellos en manos de las potencias vecinas, y actúan como carne de cañón de los intereses de estas mismas potencias. Para distraer la atención de sus pueblos de su traición a los intereses nacionales de esos mismos pueblos, incitan las diferencias entre las nacionalidades del Cáucaso, todas oprimidas por las potencias. De esta forma, hoy el gobierno azerí dirige la justa indignación de su pueblo por las condiciones de vida, miseria y atraso contra el pueblo armenio, que no es el responsable por esto, por el contrario, vive en una situación aún más miserable.

La única salida para el conflicto es una salida obrera, que apunte hacia una federación socialista de las repúblicas del Cáucaso, como fue intentado por los bolcheviques.

Hoy, con tantas décadas de odios nacionales alimentados desde los Imperios Otomano y Ruso, por la URSS estalinizada y por las actuales Turquía y Rusia, y también por las burguesías locales, la perspectiva de una federación democrática y socialista de los pueblos del Cáucaso, que respete el derecho absoluto a la autodeterminación de cada nacionalidad y los derechos de las minorías dentro de cada una de ellas, puede parecer una total utopía pero es la única salida realista para el problema.

El pueblo azerí debe comprender que el pueblo armenio no es su enemigo y que Erdogan no es su aliado, así como debe comprender el derecho armenio sobre Nagorno-Karabaj. El pueblo armenio debe comprender que Putin no defiende los derechos nacionales de Armenia sino su colonización y sumisión. Y que la política de su propia burguesía en relación con el Bajo-Karabaj, o sea, construir una “Gran Armenia” en tierras históricamente azeríes, atenta contra su justa lucha por Nagorno-Karabaj. El pueblo turco debe comprender el papel criminal de Erdogan en este conflicto, que no tiene nada en común con la defensa del pueblo azerí, sino con una política de rapiña sobre el Cáucaso. El pueblo ruso debe comprender que Putin, verdugo del pueblo sirio y ucraniano, no tienen ningún compromiso con la libertad, la democracia y la autodeterminación de los pueblos, siendo, por el contrario, el mayor enemigo de estas reivindicaciones en la región.

  • ¡Detener inmediatamente la intervención militar azerí contra Nagorno-Karabaj!
  • ¡Fuera Erdogan del Cáucaso!
  • Por el derecho inalienable de Nagorno-Karabaj a incorporarse a Armenia!
  • ¡Garantizar los derechos de minorías nacionales a los azeríes en territorio armenio y a los armenios en territorios de Azerbaiyán! ¡El reconocimiento de Nagorno-Karabaj como territorio armenio por Azerbaiyán debe ser acompañado por la devolución del Bajo-Karabaj a Azerbaiyán!
  • ¡Ninguna confianza en Putin, interesado solamente en el control económico-militar ruso sobre el Cáucaso!
  • ¡Armas para que Nagorno-Karabaj pueda defenderse del ataque azerí-turco!
  • ¡Por una Federación democrática y socialista de los pueblos del Cáucaso, que garantice el derecho a la autodeterminación de todos sus pueblos y los derechos de todas las minorías nacionales!

Traducción del original en inglés al portugués: Fabio Bosco.

Traducción del portugués: Natalia Estrada.

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