Por Alejandro Iturbe
Este mes, el presidente Javier Milei y Cristina Kirchner intercambiaron mensajes en twitter con “chicanas” mutuas. Milei dijo que Cristina “sabía poco de economía”; ella respondió que él “se la pasa boludeando en las redes” y que debía ponerse a “gestionar el Estado porque los argentinos la están pasando muy pero muy mal”[1]. Es un juego político mediático que resulta útil para ambos.
El gobierno de Milei continúa sus ataques a los trabajadores y el pueblo al servicio de las grandes empresas y el pago de la deuda al FMI. Ha agravado la profunda crisis económico-social y ni siquiera revirtió realmente la inflación. Las expectativas en el gobierno disminuyen y va perdiendo una parte del apoyo de quienes lo votaron. Una encuesta reciente estimó que “57% de los argentinos desaprueba la gestión de Javier Milei… 69% cree que miente cuando sostiene que ‘aplicó la motosierra a la política y no a la gente’, y 70% opina que ‘gobierna en beneficio de los ricos’”[2].
Por su parte, Cristina Kirchner y el peronismo salieron muy desprestigiados de su último gobierno y perdieron una parte significativa de su histórica base electoral que terminó votando a Milei. Después, Cristina se “escondió” y orientó al peronismo a no enfrentar al gobierno y sus ataques en las calles. Esta orientación se expresó en la frase “dejar que se queme”. Hace muy poco, su hijo Máximo (diputado nacional y jefe del peronismo bonaerense), frente al veto presidencial al aumento de las jubilaciones votado en la Cámara de Diputados, declaró: «No hay que enojarse con el veto. El presidente fue elegido por el 56% de los votos en noviembre y el veto es una facultad constitucional. Hay que dejar de patalear, hay que ponerse a construir, organizarse»[3].
En otras palabras, Cristina y Máximo dicen que hay que dejar que Milei gobierne “tranquilo”, Así podrá hacer “el trabajo sucio” del ajuste y los ataques a los trabajadores. No hay que luchar contra sus medidas y su plan. Solo preparar un retorno electoral del peronismo que hoy está muy fraccionado y el liderazgo de Cristina es cada vez más cuestionado.
En este marco de “crisis simétrica”, Milei y Cristina se eligen mutuamente como “enemigos” para polarizar el debate político en la falsa alternativa que nos ofrece el sistema capitalista. Milei presenta a Cristina como expresión de la “vieja” forma de “gobernar” que hay que superar. Cristina presenta a Milei como un presidente preocupado solo por su imagen e insensible a los problemas de “la gente” y que, por eso, no se dedica a “gestionar” el Estado. De esa forma (“conmigo o contra mí”), ambos tratan de esconder las verdaderas causas del deterioro de su influencia política.
El programa que surge de la carta
Poco después del intercambio de mensajes, Cristina Kirchner publicó una extensa carta que profundiza el debate con Milei con la premisa que, con los gobiernos peronistas del siglo XXI, “la gente estaba mejor”[4].
Al mismo tiempo, trata de responder a la pregunta “¿cuándo se torció el peronismo?” por políticas que no aplicaron sus últimos gobiernos. Intercalada en el conjunto de la carta, Cristina expone una “autocrítica” de la que surge la política que debería aplicar un futuro gobierno peronista. Pasemos en limpio lo que “no hizo” y ahora habría que hacer:
- “No advirtió la modificación de las relaciones laborales de la población económicamente activa”. Es decir, debió hacer una profunda reforma de las leyes laborales para adecuarlas a las nuevas (y mucho peores) condiciones que hoy impone el capitalismo.
- “No impulsó la reversión del déficit fiscal a través de la reducción del gasto tributario…”. Es decir, no ajustó lo suficiente el presupuesto estatal.
- “No planteó una revisión y reforma profunda de la educación pública”. Es decir, no la redujo y la debilitó lo necesario para el capitalismo.
- Finalmente, en los gobiernos peronistas no hubo “un plan de seguridad de carácter integral”. Algo así como “no reprimimos lo necesario”.
Las profundas coincidencias con Milei
Pasadas en limpio, estas medidas que propone implícitamente Cristina son muy similares al que ahora aplica Milei de modo crudo y “sin anestesia”. Son coincidencias explican por qué propone “dejarlo gobernar”. Al mismo tiempo, son coincidencias que tienen raíces conceptuales y de clase muy profundas.
Tanto Cristina Kirchner como Milei gobiernan para el capitalismo dentro del régimen burgués. Milei lo hace de modo ostensivo y jactándose de ello, Cristina y el peronismo intentan disfrazar esa realidad. Pero durante su último gobierno, como vicepresidente, afirmó: “El capitalismo se ha demostrado como el sistema más eficaz para la producción de bienes y servicios”[5].
En Argentina, esto significa gobernar dentro de un capitalismo semicolonial sometido al imperialismo yanqui, al FMI y a las grandes empresas nacionales y extranjeras. La propia carta de Cristina reconoce esta realidad, al señalar que, por los gobiernos argentinos, “pasaron macristas, peronistas y ahora hasta libertarios, todo bajo el estricto control del FMI”.
La crisis del sistema de partidos burgueses
En este punto, es necesario ampliar la perspectiva. En 2001, ese capitalismo semicolonial argentino llegó a un punto de quiebra. La respuesta de las masas fue el Argentinazo y el repudio al régimen político que lo sustentaba (el “que se vayan todos”). Este régimen (basado en el bipartidismo peronismo-UCR) quedo hecho trizas.
No es el objetivo de este artículo, analizar con profundidad lo ocurrido desde el 2001 hasta ahora. Pero la burguesía argentina logró sacar la acción de las masas de las calles, ubicar nuevamente como centro los procesos electorales y así recomponer el régimen burgués. Se fueron conformando dos coaliciones (una peronista y otra alrededor de Macri) con el fin de alternarse en el gobierno por la vía electoral cuando la otra se desgastaba.
Ambas coaliciones terminaron muy debilitadas y desgastadas sus últimos gobiernos. Ahí aparece Milei, con su discurso de “capitalismo crudo” y sus ataques a “la casta política” como responsable de la crisis económico-social (hasta se apropia del “que se vayan todos”). De esta forma, no solo logró desplazar a Macri y al macrismo como el centro de la alternativa burguesa contra el peronismo sino también captar una franja muy importante de votos obreros que iban tradicionalmente el peronismo, hartos del deterioro de su situación durante el último gobierno de Alberto Fernández-Cristina Kirchner-Sergio Massa, y de las mentiras del peronismo.
En el marco de que ambas coaliciones están en un proceso de fraccionamiento y crisis, el gobierno de Milei coloca a esas fragmentadas expresiones políticas de la burguesía ante la alternativa de integrarse a su gobierno, apoyar sus medidas o ejercer algún grado de “oposición”.
El momento actual
Tal como hemos visto para Cristina Kirchner, el conjunto de la burguesía argentina está a favor de políticas de fondo de fondo que hace Milei (someterse el FMI, la reforma laboral y el ajuste del Estado). En ese marco, aparecen dos cuestiones que empujan algunos sectores a una “oposición amable”.
Por un lado, la aplicación sin atenuantes de la política que impulsa el gobierno y sus consecuencias en la dinámica actual de la economía liquidan a muchos sectores burgueses menores (los que trabajan para el mercado interno, las economías regionales o los contratistas del Estado). Por eso, por ejemplo, tratan de atenuar la versión inicial del RIGI.
Por el otro, como un tema central, es cada vez más claro que el gobierno de Milei va perdiendo apoyo y el clima social “acumula vapor en la olla”. Una agudización de la crisis económico-social y un aumento de los enfrentamientos a los planes del gobierno y el FMI podrían una situación crítica para la burguesía. La preocupación de muchos sectores burgueses (incluida la Iglesia) es intentar evitarla (en especial un aumento de la lucha de los trabajadores y las masas) y tratan de canalizar y para ello llevar todo al terreno electoral.
Comienza así a perfilarse la posible conformación de una nueva coalición burguesa que se postule como alternativa a Milei en 2027. En su carta, Cristina Kirchner lo expresa al proponer “organizar una fuerza política que vuelva a representar mayoritariamente, para pasar de ser oposición a alternativa de gobierno”.
Con esa propuesta, ella intenta no solo reorganizar las fracciones del peronismo sino también ponerlo en el centro de esa coalición que estaría integrada no solo por sectores peronistas sino por fuerzas y figuras provenientes de otros partidos. Por ejemplo, Ricardo Alfonsín que acaba de salir de la UCR[6], la fracción de ese partido encabezada por el senador Martín Losteau[7] e incluso figuras provenientes del macrismo como Horacio Rodríguez Larreta, ex Jefe de Gobierno de CABA[8].
Algunas conclusiones
Nuevamente, los trabajadores se ven enfrentados a falsas alternativas capitalistas (Milei vs Cristina o viceversa). Queremos dialogar con ellos. En primer lugar, con aquellos que, hartos del peronismo, rompieron con él y buscaron una alternativa en el “capitalismo puro” de Milei. Entendemos su hartazgo y su ruptura pero lamentablemente fue como “salir de Guatemala entrar en Guatepeor”. Muchos de ellos, seguramente están sacando la conclusión que la decisión de votar a Milei para expresar su ruptura con el peronismo fue un “pelotazo en contra”. En segundo lugar, a aquellos que mantuvieron el voto a Massa y frente a la terrible realidad del gobierno Milei, volverían a elegir el “mal menor”.
A ambos sectores, les hacemos dos propuestas. La primera es luchar juntos contra el gobierno de Milei, sus ataques y sus durísimas consecuencias en el salario, el desempleo, las condiciones laborales y el agudo deterioro del nivel de vida. En este sentido, desoír la pasividad a que nos lleva tanto el “hay que darle tiempo” como el “dejar que se queme”. Necesitamos responder unidos con duras luchas, como la que llevaron adelante los trabajadores aceiteros[9].
La segunda es que los trabajadores necesitamos romper la trampa política de la falsa alternativa entre dos variantes burguesas (en cierta forma “hermanos mellizos”) en que nos quieren volver a meter. Necesitamos un partido propio, sin capitalistas ni dirigentes patronales que exprese y defienda nuestros intereses de clase e impulse la lucha por la solución de las terribles necesidades que sufrimos. Esencialmente con huelgas y movilizaciones, como debemos hacer ahora. Y también que participe en los procesos electorales: ¡basta de votar dirigentes de la burguesía!
Para defender sin contradicciones los intereses de los trabajadores, este partido debe dotarse de un programa de gobierno con las medidas de fondo, necesarias para romper con el capitalismo semicolonial que somete y empobrece nuestro país. Entre ellas, el no pago de la deuda externa y la ruptura con el sometimiento al FMI[10].
Esas son las propuestas que el PSTU hace al conjunto de los trabajadores y, en especial, a quienes están luchado. Los llamamos a impulsarlas juntos.
[1] https://www.filo.news/noticia/2024/09/06/cristina-kirchner-le-volvio-a-responder-a-milei-largue-twitter-que-los-argentinos-la-estan-pasando-pero-muy-mal
[2] Encuesta: la imagen de Milei en picada y el impacto de sus últimas declaraciones – puntoapunto.com.ar
[3] Máximo Kirchner apuntó contra Daniel Scioli y llamó a construir y organizarse desde el peronismo (a24.com)
[4] https://chequeado.com/ultimas-noticias/la-carta-de-cristina-fernandez-de-kirchner-sobre-su-presidencia-y-la-gestion-de-javier-milei-chequeos-a-sus-afirmaciones/
[5] Cristina: “El capitalismo se ha demostrado como el sistema más eficaz para la producción de bienes y servicios” | La Opinión Austral (laopinionaustral.com.ar)
[6] Para Ricardo Alfonsín, la UCR perdió la esencia por metas electorales | El Territorio
[7] La crítica de Martín Lousteau al Gobierno de Milei por el aumento de la desigualdad: “El sacrificio de tantos solo beneficia a unos pocos” – Infobae
[8] https://eleconomista.com.ar/politica/horacio-rodriguez-larreta-lanzo-su-propio-espacio-politico-diferencia-pro-n76965