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Ucrania

Resistencia palestina y ucraniana: dos pesos y dos medidas

octubre 26, 2023

Actualmente vivimos dos importantes conflictos militares en el mundo. Para definir qué posición política adoptar frente a cada conflicto, es crucial una caracterización precisa de lo que pasa.

Por: Júlio Anselmo

La guerra en Ucrania comenzó con la invasión de tropas rusas al territorio soberano de Ucrania. El objetivo es garantizar los intereses políticos y económicos de Rusia en la dominación de ese país en medio de una disputa con la OTAN. Históricamente, los rusos siempre han ejercido una opresión nacional en la región.

En Palestina hay una situación de guerra intermitente. Desde 1948 hasta hoy se han producido varios episodios de guerra contra el pueblo palestino por parte del recién creado Estado de Israel, poderosamente armado por el imperialismo. El objetivo de Israel es garantizar, por la fuerza, la expulsión de los palestinos de sus tierras para imponer su Estado nacional en aquellos territorios que antes pertenecían a los palestinos. Además, es necesario mantener un sistema de segregación social y limpieza étnica.

Entonces, las diferencias son claras y grandes. Los tiempos, la forma concreta de la dominación y también el grado de conquista territorial son bastante diferentes. Rusia, en los últimos 10 años anexó a Crimea en un proceso de rusificación de la región. Israel nació tomando más de la mitad del territorio palestino y continuó anexando grandes partes de aquellos territorios que se había acordado pertenecían a un Estado palestino en una propuesta de mediación hecha por la ONU.

Ucrania es un Estado constituido que se enfrenta a otro Estado invasor. Mientras los palestinos tienen una apariencia de Estado, un mínimo territorio fragmentado, bajo control, y sometido a su propio opresor. Hasta tal punto que el agua, la electricidad y la internet en la Franja de Gaza dependen de Israel. Las condiciones en ese pequeño y superpoblado terreno son las de una verdadera prisión y campo de concentración al aire libre.

La hipocresía del imperialismo estadounidense y sus aliados es impresionante. Después de todo, su postura es diferente frente a dos conflictos que buscan someter a un pueblo, etnia o nacionalidad a los intereses de otro, incluso con la anexión de territorios.

En Ucrania, son contrarios a la invasión rusa. Sancionan a Rusia y promueven discursos en defensa de la soberanía, la democracia y la libertad. La prueba de que no les preocupa en absoluto la liberación nacional de Ucrania es el hecho de que, ante otro episodio de liberación nacional, en el caso de los palestinos, la postura estadounidense es la inversa. En Palestina, defienden la invasión y conquista de los israelíes.

Esto demuestra, una vez más, que Estados Unidos y los imperialistas no actúan en nombre de la democracia ni con respeto a la soberanía nacional, sino en nombre de sus intereses económicos, políticos y militares. Es evidente que Estados Unidos tiene interés en contener el impulso expansionista del imperialismo ruso, que busca salvaguardar sus áreas de influencia en Europa del Este. Del mismo modo que tiene preocupaciones sobre la relación de Rusia con el imperialismo emergente chino. Por lo tanto, para los negocios estadounidenses es bueno que Rusia sea derrotada en Ucrania. En Palestina es todo lo contrario. Los intereses económicos del capitalismo estadounidense están garantizados a través del Estado de Israel. Hasta el punto de que Biden, en 2014, llegó a decir que si Israel no existiera, EE.UU. tendría que inventarlo.

China y Rusia no están en contra de Israel. De hecho, estos otros sectores imperialistas que defienden una salida de dos Estados, consideran exagerados los bombardeos y la masacre promovidos por Israel contra los palestinos, pero apoyan su existencia, tienen relaciones económicas con ese país. En la práctica, no mueven un dedo para ayudar a los palestinos. También hay una lucha en curso por la influencia en todo Medio Oriente. Rusia jugó un papel decisivo en la guerra civil en Siria, en apoyo al dictador Assad. China acaba de mediar en el restablecimiento de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita, países que han ido profundizando su relación económica.

Estados Unidos ayuda militar y económicamente al gobierno ucraniano contra la agresión rusa, mientras que un poco más al sur del mapa, en Palestina, arma y financia al gobierno israelí, que es el agente de la agresión contra los palestinos. Pero esto no es una incoherencia del imperialismo en el sentido de que “estarían traicionando la lucha por la liberación nacional”. Precisamente porque no defienden ninguna liberación nacional, y están siendo coherentes con lo que los mueve: sus intereses capitalistas.

Estados Unidos o la gran prensa capitalista mundial no condenan la violencia de la resistencia ucraniana. Entonces, ¿por qué condenan la violencia de la resistencia palestina? Claro, porque el debate sobre la violencia o la paz no es un fin en sí mismo, sino que se define de acuerdo con los intereses de los capitalistas.

El imperialismo estadounidense justifica la violencia de los opresores como si esta fuese redentora y justa como el derecho a la autodefensa, pero condena la violencia de la resistencia palestina como si fuese terrorismo y como si no tuviesen derecho a la autodefensa. Esto demuestra cuán falsos son los discursos de los capitalistas contra la violencia y por la paz. Así como también es una mentira descarada la supuesta necesidad de “luchar contra el terrorismo”.

Los ucranianos y los palestinos son pueblos oprimidos, respectivamente, por Rusia y por Israel (con el apoyo de Estados Unidos). Por eso hay una lucha de resistencia popular y heroica tanto en Ucrania como en Palestina contra los invasores opresores. Frente a la guerra, esta resistencia sólo puede tener un carácter también militar y armado.

Hay sectores de la izquierda que son incoherentes con lo que dicen defender. Hay reformistas que capitulan ante algún ala imperialista en nombre de un supuesto pacifismo que ayuda al opresor. Pero aquí nos ocuparemos principalmente de aquellos sectores de origen estalinista. Hay quienes piensan el mundo de hoy como si estuviésemos en la Guerra Fría y sobrela base de la equivocada teoría del campo burgués progresivo. Por ejemplo, el PCUSA (el partido comunista estadounidense que construye la plataforma antiimperialista mundial) defiende a Rusia en Ucrania como parte de la defensa del “legado de la Unión Soviética”.

Hay otros sectores que están a la izquierda de esta plataforma antiimperialista, como el PCB-RR que afirma que: “Si en Ucrania vemos el desarrollo de una guerra en la que ninguno de los bandos tiene nada que ofrecer al proletariado global, en Palestina vemos un levantamiento militar y de masas contra el colonizador y una defensa de los intereses del pueblo palestino, en general, y de la clase trabajadora palestina, en particular«.

Reconocen la resistencia palestina y se ponen del lado de la resistencia. Pero ignoran la existencia de una resistencia popular ucraniana contra el invasor ruso. Ante una agresión militar, el pueblo lucha con lo que tiene a mano. Así, en Ucrania, la resistencia está dirigida por el gobierno capitalista, burgués y reaccionario de Zelensky, y en Palestina está dirigida por la organización conservadora y burguesa Hamas, con unidad de otros grupos menores. No consideramos a al-Fatah, porque siguió el camino de los acuerdos y la conciliación directa con Israel y sólo provocó desmoralización y pérdidas para la lucha del pueblo palestino.

Son los propios camaradas del PCB-RR quienes dicen que: “Creemos que la guerra en Ucrania indica una tendencia al aumento de las tensiones entre el bloque EE.UU.-UE y el bloque Rusia-China, que “mundializa” la guerra, en la medida en que compiten por el reparto de los mercados y recursos del mundo”.

Pero ambas guerras, en Ucrania o en Palestina, se encuentran dentro de estos marcos de las disputas imperialistas y capitalistas. Lo que cambia en cada lugar, entre otras cosas, es el sector opresor. En el caso ucraniano, Rusia invadió y quiere anexar territorios. En el caso palestino, es Israel con apoyo de Estados Unidos.

Entonces, los camaradas abstraen la realidad y el desarrollo real de cómo se dio la guerra en Ucrania, es decir, ignoran la invasión y agresión militar rusa, y terminan capitulando ante la teoría de los campos burgueses progresivos.

La cuestión es: ¿por qué ignoran el carácter de liberación nacional de la resistencia ucraniana? ¿Por el gobierno reaccionario de Zelensky o por la presencia minoritaria de fascistas en el ejército y en la política ucraniana? Hay fascistas en Rusia y también en el gobierno de Putin. Y, en el caso palestino, la resistencia está liderada por un sector conservador y burgués, también aliado de la dictadura teocrática de Irán, con alianzas específicas incluso con sectores fundamentalistas como la Jihad Islámica. Apoyar la resistencia en Ucrania y en Palestina no significa apoyar políticamente ni a Zelensky ni a Hamas.

El carácter progresista y justo de la resistencia no puede confundirse con las direcciones políticas de estos procesos. Ni siquiera se puede confundir la base de la resistencia y de estos movimientos con el carácter burgués y capitalista de su dirección. Afortunadamente, los camaradas no hacen esto en el caso palestino, pero cometen este error en Ucrania. Apoyar la resistencia es una condición fundamental incluso para disputar los rumbos estratégicos de la lucha en una perspectiva obrera, revolucionaria y socialista.

Artículo publicado en Opinião Socialista, 25/10/2023.-

Traducción: Natalia Estrada.

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