!Por un 8M de lucha con las trabajadoras al frente! Contra el machismo y el capitalismo
Cada 8 de Marzo luchamos por los derechos de las mujeres en todo el mundo, pero este año no es uno más en el calendario. Vamos cursando el tercer año de pandemia y esa catástrofe evitable que demostró la criminalidad del capitalismo ha sido y es más cruel con nosotras. Sobran los motivos y se profundizan cada vez más para salir a las calles y luchar contra el machismo y el capitalismo.
Por LIT-CI
La pandemia de hambre
La pandemia del Covid-19 aún no terminó, pero las mujeres ya tenemos sobre nuestras espaldas un legado de hambre, violencia y retroceso de derechos. La grave crisis económica venía golpeando fuerte pero la pandemia nos ha colocado en una situación todavía más agobiante.
La propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que entre 2020 y 2021 las mujeres en relación al empleo han vuelto a niveles similares de hace 15 años. Estiman que alrededor de 64 millones de mujeres en el mundo han quedado sin trabajar.
Mención aparte merecen las trabajadoras de la salud y personal de cuidado, ellas han visto incrementado sus niveles de trabajo con la presión que significa la crisis sanitaria y los salarios y condiciones de trabajo empeoraron. En lo que va de pandemia las redes de salud y espacios de cuidado no han sido mejorados por ningún gobierno y son en su gran mayoría las mujeres quienes sostienen esa “primera línea” de combate al covid, a costa de su salud física y mental.
Esto son apenas datos de la economía formal, la masa de mujeres que trabajan informalmente y en condiciones precarias es alta, lo que genera una vulnerabilidad en el empleo y el acceso a los alimentos. Agravado todavía en condiciones hasta inhumanas para las migrantes, mujeres negras o LGBTI.
Las trabajadoras y mujeres pobres son empujadas a gran velocidad al hambre y la desesperada necesidad de alimentar sus familias. Este nivel de desempleo y hambre las coloca en mayor peligro y exposición a la violencia marital e intrafamiliar.
Violencia en aumento
La violencia machista sigue en aumento en el mundo entero, recientemente la OMS publicó un informe alarmante que indica que más de 1 una mujer de cada 4 en el mundo ha sufrido violencia de género. Los feminicidios aumentan y las pocas líneas o servicios de ayuda a víctimas de violencia se ven saturados y con un aumento importante de cantidad de denuncias desde el inicio de la pandemia.
Los índices de violencia varían y se incrementan a medida que los países son más pobres. Las que más expuestas están son las jóvenes, las negras y las indígenas, y las mujeres diversas, que además reciben odio lesbobitransfóbico.
Si bien venimos de procesos de triunfo al conseguir el aborto legal en varios países de Latinoamérica, la violencia sexual y el impedimento a la planificación familiar por parte de los gobiernos sigue siendo un hecho innegable de violencia. Las muertes por aborto clandestino, o la cárcel y castigo a las que acceden al mismo son aún muy altas.
La mortalidad materna se disparó en el mundo, en algunos países se duplicó – como el caso de Colombia- y en otras se triplicó, a causa de las muertes directas por Covid, pero principalmente a causa de embarazos no deseados por la caída abrupta de servicios de anticoncepción, que llevaron a un aumento de abortos inseguros, y a la deficiente atención prenatal producto del cierre de maternidades y desvío de recursos para atender el COVID. Estas muertes golpearon a las mujeres más pobres, rurales, racializadas y a miles de niñas.
La lucha es el único camino
Sin embargo, nosotras no somos víctimas inermes y las mujeres están al frente de varios procesos de luchas. Con heroísmo resisten la invasión en Ucrania. Salieron junto al pueblo cubano contra la dictadura. En Colombia han conseguido la despenalización total del aborto hasta la semana 24, así como también avanzó la despenalización en México y Chile lo está debatiendo.
Hace años que los levantamientos femeninos tienen protagonismo en la lucha de clases mundial, lamentablemente este año las conducciones feministas mayoritarias han optado por la pasividad o llamamientos formales. En tiempos en que la lucha se vuelve más necesaria que nunca, nos llaman a confiar en los gobiernos “progresistas” que muchas referentes integran, y si no, donde la derecha gobierna, organizan plataformas electorales y ralentizan la lucha directa.
A pesar de que la presencia de mujeres en puestos de poder son una expresión de la justa lucha que damos día a día, no sólo es insuficiente, sino que también es utilizado por la burguesía para decirle a las trabajadoras que confíen en sus gobiernos por tener a “una de ellas” entre sus filas.
Pero no son esos gobiernos ni esas referentes quienes nos darán lo que merecemos. Son esos mismos gobiernos, y muchas veces esas mismas mujeres, los que aplican planes de ajuste, siguen segmentando en el mundo el acceso a la vacunación, realizan reformas laborales, no aumentan los presupuestos de salud, educación y sobre todo quienes priorizan las ganancias a nuestras vidas y nos condenan al desempleo, el hambre y la violencia.
Las conquistas conseguidas son importantes y por eso luchamos con mucha tenacidad, pero es insuficiente mientras sigamos viviendo en un mundo capitalista. Necesitamos una revolución socialista para terminar con este sistema asesino, que utiliza la opresión que sufrimos las mujeres para dividirnos como clase y explotarnos más, darnos menos salario que a los hombres, que seamos las desocupadas en masa las que presionen para bajar las conquistas laborales del conjunto de la clase obrera. Porque además el capitalismo se desentiende de las tareas domésticas y de cuidado que debería garantizar de manera colectiva, colocándolas en las espaldas de las trabajadoras y mujeres pobres.
Las trabajadoras al frente
Para conseguir una pelea consecuente contra el machismo, sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas, en la lucha en las calles y en la solidaridad y pelea común de toda la clase obrera.
Pero en la lucha contra el machismo y la opresión, queremos y necesitamos el apoyo de los hombres trabajadores, porque el machismo que oprime, humilla y sobreexplota a las mujeres sirve tanto para dividir y debilitar a la clase, como para aumentar la explotación de todos los trabajadores. En este sentido estamos en contra de todas las visiones separatistas contrarias a la batalla para que los hombres rompan con su propio machismo y vengan a luchar con nosotras.
La lucha por nuestros derechos tiene que ser de toda la clase obrera, para que nuestros compañeros dejen también de reproducir el machismo y que nuestras organizaciones combatan ese flagelo en nuestro interior para que nosotras tengamos un lugar en la lucha común. La pelea no es por separado, es de manera común combatiendo el machismo en el interior de nuestra clase. No hay salida para terminar con la opresión sin derribar este sistema capitalista que nos oprime y destruye.
Las mujeres ucranianas están dando muestras de valor y heroísmo, aunque el gobierno de Zelenski las orientó a abandonar el país muchas optaron por quedarse e incluso regresar para empuñar las armas y combatir a los soldados rusos. Las hemos visto preparando cócteles molotov y alistándose para el combate, así como a las mujeres rusas movilizándose en su propio país contra la invasión. La criminalidad de una situación bélica también golpea con más dolor en las mujeres, y es por eso que este 8 de marzo es necesario salir a las calles por la derrota de Putin y su invasión.
Este 8M elegimos luchar, con las trabajadoras al frente, llamando a toda la clase obrera y los oprimidos del mundo a que peleen junto a nosotras, que abracen las demandas femeninas y se sumen a la construcción de la lucha por un mundo socialista.
¡Por un 8M de lucha!
¡Por la derrota de la invasión militar rusa a Ucrania!
¡Unidad de la clase trabajadora contra el Machismo y el capitalismo!