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Turquía

Turquía | ¿Por qué 2.000 personas marchan en un día lluvioso?

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noviembre 5, 2021

“Tenemos mucho que hacer. No perdemos la esperanza en nosotros mismos y en nuestra clase, no desistimos. Porque el único poder que puede salvar y construir el futuro es la clase obrera y su partido”.

Por: Ash Sevim

Llegamos casi al final del otoño, mientras los días y los meses están fluyendo uno tras otro con un espíritu sofocante. En la segunda quincena de octubre, el tiempo está muy malo, pero una mañana de domingo hay una tempestad, con mucha lluvia, y por lo menos cinco grados más frío que el día anterior. Muchos trabajadores que despiertan aquella mañana tienen en mente cómo van a pasar este invierno –con cuentas de energía que aumentaron mucho– y poder descansar un poco.

Mientras tanto, aproximadamente 2.000 personas vinieron al distrito de Kartal, en Estambul, esa misma mañana, algunas del otro lado de esta gran ciudad, otras de otras ciudades, para participar de la Manifestación de los Obreros y Trabajadores en la Plaza Kartal, el 24 de octubre de 2021. Como el título de este artículo sugiere, me gustaría decirles qué llevó a estas personas hasta allí, y cómo eso es importante. Pero, antes de pasar a ver esa parte, vamos a hablar sobre qué ocurrió en la Plaza Kartal aquel día.

Un mes atrás, los trabajadores municipales de Bakirköy, Bayrampaşa y Şişli, los obreros de la construcción civil (y de comercios minoristas, alimentación, manufactura y sectores públicos) de la Sinbo, SML, Tur Assist, Alba Plastik, Bel Karper, AdkoTurk, Xiaomi Salcomp, Kantpar, Carrefour S.A., Bladur, Uzel, Rönesans Holding, Tanzim Market, A101, y Kayi habían convocado una manifestación de los obreros y trabajadores, para levantar las banderas de la resistencia y de la lucha. Oyendo esta voz, cerca de 40 organizaciones laborales, sindicatos independientes y partidos políticos usaron su prensa y medios sociales durante un mes para invitar a los trabajadores de las ciudades y del campo con un entusiasmo y un esfuerzo que se igualaron a la convocatoria para el Día del Trabajador.

A pesar de la lluvia y de la tempestad, trabajadores y obreros reunidos frente al Parque Anit, en Kartal colorearon sus marchas con los eslóganes “Trabajadores unidos, tomen el poder”, “Viva la solidaridad de clase”, “Usted nunca estará solo”, “Trabajo, paz y libertad”, y entraron en el parque. Luego de la declaración a la prensa escrita en nombre de los organizadores de la manifestación, el palco fue enteramente de los trabajadores.

Es hora de mostrar la fuerza de nuestra clase contra la destrucción capitalista

Las siguientes palabras fueron destacadas en el comunicado a la prensa:

“… Nuestra manifestación es un paso importante en esta lucha. Ahora es el momento de transformar la determinación, la centella de la lucha aquí, en fuego contra la opresión y la explotación en fábricas, regiones industriales y donde quiera que haya vida. Es hora de ampliar este paso que dimos para salir más fuertes como una clase organizada contra el capital que roba nuestro trabajo y usurpa nuestros derechos y contra aquellos que lo representan. Es hora de reunirnos en nuestras fábricas y lugares de trabajo y de construir nuestras organizaciones de base. Es hora de mostrar la fuerza de nuestra clase contra las destrucciones que los capitalistas, el poder y todas sus instituciones, que se aprovechan de nuestra desorganización, imponen a la humanidad por sus miserables intereses”.

Al final de la declaración, se hizo un llamado para fortalecer este paso dado contra la destrucción capitalista, y las reivindicaciones fueron listadas como sigue:

  • ¡Revocar el Artículo 25/2 (Código 29)!
  • ¡Proporcionar seguridad de empleo e ingresos para todos!
  • ¡El trabajo subcontratado debe ser prohibido!
  • ¡Acabar con el abuso, la presión, la violencia en los lugares de trabajo!
  • ¡Los decretos ley de despidos deben ser cancelados!
  • ¡Eliminar las barreras a la organización sindical!

Los trabajadores expresaron en sus discursos los problemas que existen en casi todos los lugares de trabajo, estén ellos en la lucha o no, desde la opresión y la violencia hasta los despidos debido a la actividad sindical, del Código 29 a la usurpación de derechos a través de decretos legales, a la marginalización y las traiciones de los sindicatos.

El primero después de 60 años

No sé si alguien se sorprende al saber que la última manifestación de obreros y trabajadores en Turquía, como la del 24 de octubre de 2021, ocurrió en Saraçhane hace 60 años, en 1961. En otras palabras, una manifestación que lleva directamente el nombre de la propia clase y donde los trabajadores y obreros pueden expresarse, se había dado por última vez hace 60 años.

Aunque sea una honra ser parte de esto, también es doloroso, especialmente considerando los últimos 60 años. Tanto para los intereses y la conciencia de clase, como, claro, para la lucha por el socialismo.

No es una coincidencia que tal evento se haya realizado 60 años después. Con la derrota de la Huelga de los Mineros Británicos de 1984-1985, que hirió a los trabajadores de todo el mundo, y la declaración de “victoria absoluta” del neoliberalismo encarnado en la propia Thatcher, la línea de huelga y resistencia, que fue cada vez más suprimida, se quebró con la crisis global de 2008. Las manifestaciones contra la crisis económica, que comenzaron en Grecia, se extendieron a muchos países, de los Estados Unidos a España, de Túnez a Egipto, cuando los calendarios mostraron 2011. Cuando llegamos a 2021, el número de países donde grandes manifestaciones antigubernamentales no fueron realizadas en los últimos tres años cabe en los dedos de una mano. Mientras 110 países fueron testigos de acciones en larga escala desde 2017, la rabia entre los trabajadores y los oprimidos en todo el mundo se desplazó hacia un nivel más alto con la pandemia. Los movimientos espontáneos y antipartidarios basados en la ocupación del espacio público, que llegaron a la vanguardia del activismo pos 2008, fueron sustituidos por protestas más duras. El hecho de que no haya solución para sofocar la rabia de las masas alrededor del mundo nos da pistas sobre el próximo período.

Como Turquía no es un pedazo de tierra colgado en el vacío del espacio, es afectada tanto por la crisis capitalista global cuanto por la situación de la clase trabajadora mundial. Así como en la Resistencia de Gezi en 2013. Gezi, una resistencia social que irrumpió espontáneamente, sacudió el régimen al mismo tiempo que dio el ejemplo al mundo con su solidaridad, coraje y creatividad, pero estaba condenada a la derrota porque no consiguió establecer una demanda y programa comunes. De hecho, el régimen y el bloque del capital, que percibieron el peligro para sí mismos, comenzaron a tomar las medidas necesarias para garantizar que tal cosa no volviese a ocurrir. Pero, ¿existió apenas la “clase media” en Gezi, o Tahrir, o en la Plaza Puerta del Sol? ¿O los jóvenes, las mujeres, los grupos de hinchas de clubes de fútbol estaban allá como identidades aisladas? Excepto para aquellos que se niegan a saber, todos admiten que hubo trabajadores y obreros en todas esas manifestaciones. Pero los trabajadores no estaban allí como una clase para sí. El hecho de que la clase trabajadora no haya participado de esas revueltas con sus propias demandas determinó la naturaleza y la debilidad de estos movimientos. S la clase obrera, junto con su cuerpo hubiese llevado sus demandas de clase a las calles, ahora estaríamos hablando de algo completamente diferente.

¿El “fantasma” está de vuelta?

Volviendo a la manifestación, no voy a enumerar todos los problemas que llevaron a los trabajadores a Kartal en un día en que la lluvia y el viento no paraban, y los problemas expresados en sus discursos. Pienso que todos, en casi todas partes del mundo, incluyendo a Turquía, ven muy bien cuál es el problema. Bien, ¿no era así antes? Tal vez fuese, tal vez no, pero parece que hoy las personas comenzaron a hablar sobre los grandes problemas que las incomodan. Nadie cree en las mentiras y promesas del régimen del Palacio (una analogía al sistema presidencial sui generis de Turquía). Pero, lamentablemente, esto no significa que los trabajadores se tornarán automáticamente una clase para sí. Para garantizar eso, es necesario revelar el “porque” de lo que ocurrió, explicar pacientemente sin perder la esperanza, organizar, unir y perpetuar las luchas y llevarlas a un terreno político con la reivindicación del poder. Especialmente en la era de transformación en que vivimos. En otras palabras, 60 años después, cuando el neoliberalismo literalmente llevó al mundo entero al borde de la extinción; en una época en que los capitalistas e ideólogos burgueses intentan engañarnos nuevamente con la historia de “construir el futuro”.

No podemos permitir que los dueños del capital y de los medios de producción, o sea, la burguesía, escondan sus conflictos económicos y, naturalmente, políticos, detrás de adjetivos/identidades como islamistas, modernos, occidentales, locales, etc. Debemos rechazar absolutamente la oposición burguesa, cuyo objetivo final es salvar a una parte de la gran burguesía, de aquellos que son favorecidos por el régimen, la parte que presenta el período entre 1999 y 2007 maquillándolo por detrás del sistema parlamentario y de cuentos de mérito. Como si no fuese ese el período en el que el salario fue derretido, el salario mínimo fue impuesto por detrás de los cuentos de riqueza, abundancia y mérito, en que se asfixiaron las actividades sindicales, se aceleró la privatización, se tornó permanente el desempleo y nos endeudó a todos… Como si el camino que nos trajo hasta hoy no hubiese sido pavimentando allá… Y, lo más importante, ¡como si fuésemos ignorantes demás para saber qué significa el futuro!

Así como ahora, mientras los ideólogos burgueses tiemblan ante la posibilidad de concientización de la clase trabajadora, mientras la oposición burguesa ahoga la rabia acumulada con una elección de destino desconocido, esta manifestación de 2.000 trabajadores, una pequeña representación numérica en relación con la población, pero con un efecto que no puede ser subestimado, es una ruptura con la realidad capitalista que solo los idiotas y los malintencionados pueden despreciar. Dejémoslos retroceder de cualquier forma, tenemos mucho por hacer. No perdemos la esperanza en nosotros mismos y en nuestra clase. Porque el único poder que puede salvar y construir el futuro es la clase obrera y su partido.

Traducido del original en inglés al portugués por Marcos Margarido.
Traducción al castellano: Natalia Estrada.

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