Jue Mar 28, 2024
28 marzo, 2024

Perú: ¿Quién divide y debilita la lucha?

Para nadie que haya estado en las calles, enfrentando al gobierno de Boluarte y el Congreso, es un misterio que los grupos que se dicen “de izquierda” o “progresistas”, han tenido una actuación muy distinta a la de los pueblos del sur que, tanto en las regiones como en Lima, se encuentran en primera línea de la lucha.

Por Víctor Montes

Esa “izquierda” (Partido Comunista, Patria Roja, Nuevo Perú, los sectores del magisterio ligado a la FENATE, etc) ha rehuido el enfrentamiento abierto contra Boluarte, matizando convocatorias a “jornadas de lucha” e incluso a una sobredimensionada “huelga general”, con la negociación con el mismo gobierno al que motejan de “dictadura”.

La máxima expresión de esta política ambivalente, que en el fondo privilegia la negociación con el gobierno, fue la convocatoria a la llamada “huelga general” de la CGTP, el 9 de febrero pasado.

Luego de tramitar formalmente los plazos de huelga, la dirigencia de la CGTP –dominada por el Partido Comunista– esperó sentada a que sus bases respondan, sin siquiera garantizar un potente paro a nivel estatal o de construcción civil, para finalmente darse media vuelta y retirarse de la movilización que ella misma convocó.

Con esta actitud, coronó una política de división de la movilización, que se pudo observar desde enero, cuando ante la llegada de las delegaciones del interior, convocó a marchar por una ruta distinta a la que habían definido dichas delegaciones, que ya se encontraban en la capital.

Esta política ha sembrado, de un lado, desmoralización en las organizaciones populares de las regiones, que ven en la dirigencia de la CGTP –y en los partidos que se dicen “de izquierda” ligados a dicha dirigencia– una camarilla “limeña”, interesada únicamente en salvaguardar sus propios intereses.

Por otro, ha impedido de hecho que las masas trabajadoras de las ciudades, particularmente de la capital, donde vive la tercera parte de la población nacional y se encuentran el 80% de las fábricas del país, así como en las minas, nervio de la economía nacional, ingresen a la lucha en forma unificada con los pueblos del interior.

Es decir, ha actuado como una cuña, separando a los que luchan, debilitando la movilización, y con esto, abonando a la continuidad del gobierno.

Otro tanto hacen los dirigentes de la FENATE –federación que alguna vez encabezó Pedro Castillo– que ni siquiera es capaz de convocar a una huelga ante el reinicio de las labores escolares.

Los “izquierdistas” del congreso

Por último, la llamada “izquierda parlamentaria” tampoco ha brillado por expresar las demandas del pueblo en lucha, aferrándose, en forma mayoritaria, a sus curules, echando por tierra las mociones de adelanto de elecciones.

Esa “izquierda” ha priorizado, no los intereses de “sus representados”, o “de Lima”, como sienten o entienden algunos sectores del interior. Esas organizaciones solo están pensando en sus intereses electorales, y con su accionar han dejado en claro que son capaces de sacrificar la lucha con tal de garantizar sus candidaturas.

Por eso ni siquiera se han hecho presentes en las movilizaciones. Esto incluye a los congresistas tanto de Juntos por el Perú, el llamado “Bloque magisterial”, “Perú democrático, y hasta Perú libre. Todos esos grupos de congresistas, que además dieron los votos para la vacancia de Castillo tras su fallido golpe de Estado, han terminado sosteniendo al mismo gobierno que cada tanto denuncian, al impedir el adelanto de elecciones.

Por eso el reto de la clase trabajadora, que aún no ingresa a la escena, es romper con esas direcciones que han abonado el terreno para que el gobierno se mantenga en pie. La política de las dirigencias nos ha llevado a este punto muerto, dividiendo la lucha, y desarmando a la clase trabajadora ante un gobierno asesino y represor.

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