Mié Oct 16, 2024
16 octubre, 2024

Palestina Libre: “Hoy mi cuerpo era una masacre televisada”

Por: Soraya Misleh

El genocidio en la estrecha franja de Gaza entró en su 18 día el 24 de octubre sin que la repugnante propaganda de guerra de los medios burgueses diera una tregua. Ya hay más de 2.000 niños, unas 1.120 mujeres y 220 ancianos entre los más de 5.000 masacrados por las bombas sionistas. Son nombres y vidas que siguen sumándose a esta trágica estadística, que no hace más que crecer. Según el Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos, cada día son asesinados unos 120 niños.

Hay denuncias sobre el uso de armas químicas, como napalm y bombas de fósforo blanco. Me viene a la mente la poesía del palestino Rafeef Ziadeh, en respuesta a un periodista que le preguntó, durante otro bombardeo masivo a Gaza hace más de 10 años, si no estaría bien que los palestinos no enseñasen el odio a sus niños:

Enseñamos vida, señor. […] / Enseñamos la vida después de que ellos construyeran sus asentamientos y muros del apartheid, después de los últimos cielos. / Enseñamos vida, señor. / Pero hoy mi cuerpo era una masacre televisada, / hecha para encajar en frases de efecto y límites de palabras. […] / Y cien muertos, doscientos muertos, mil muertos. / Y entre eso, crimen de guerra y masacre, / suelto palabras y sonrío: “Ni exótico”, “ni terrorista”.

La sombra de la muerte, ya sea por hambre, sed, o por las bombas, sigue acechando a 2,4 millones de palestinos en Gaza. Las escenas son brutales: niños escribiendo sus nombres en brazos y piernas para ser identificados en caso de que sean los cuerpos destrozados del día; médicos en hospitales sin electricidad y estructura, bajo amenaza de nuevos bombardeos, recibiendo los cuerpos de sus propios hijos y nietos; decenas de familias completamente diezmadas, borradas del registro civil; periodistas cubriendo con lágrimas y siendo también asesinados; Iglesia cristiana de 1.500 años de antigüedad y repleta de palestinos que intentan refugiarse de las implacables bombas de que son blancos; órdenes de evacuación y bombardeos sobre los palestinos mientras hacen el trayecto hacia la dirección determinada por Israel; amenazas de bombardeos sobre cada vez más hospitales, escuelas, hogares, familias, todo lo que se mueve.

Me viene a la mente un fragmento de la letra de la canción del grupo palestino de hip hop DAM: 

“¿Quién es el terrorista? ¿Soy yo el terrorista? / ¿Cómo puedo ser el terrorista cuando tomaste mis tierras? / ¿Quién es el terrorista? ¡Tú eres el terrorista! / Tomaste todo lo que poseía mientras vivía en mi tierra natal. / Nos estás matando como mataste a nuestros antepasados. / ¿Quieres que vaya a la justicia? ¿Por qué? / ¡Tú eres el testigo, el abogado y el juez! / ¡Si eres mi juez, seré condenado a muerte! […] / Me atacas, pero aún gritas cuando recuerdo que fuiste tú quien me atacó. / Me silencias y gritas. / ‘¡Pero tú dejas que los niños tiren piedras! ¿No tienen padres para mantenerlos en casa? / ¡¿¡¿QUÉ?!?! / Debes haber olvidado que enterraste a nuestros padres bajo los escombros de nuestras casas. / ¡¿Y ahor, mientras mi agonía es tan inmensa, me llamas terrorista?!”

Continua la Nakba 

Esta no es una noticia nueva para el pueblo palestino en la continua Nakba, catástrofe cuya piedra angular es la formación del racista y colonial Estado de Israel el 15 de mayo de 1948 mediante limpieza étnica planificada en 78% del territorio histórico de Palestina. En 1967, la Naksa (revés), con la ocupación militar sionista del 22% restante: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental.

La realidad cotidiana de los palestinos es la violación de todos los derechos humanos fundamentales por parte de las fuerzas de ocupación, el régimen de apartheid, la agresiva expansión colonial a través del racismo, la limpieza étnica y el genocidio.

Y ahora se enfrentan al más brutal genocidio en Gaza desde el cerco inhumano de hace 15 años, que superó los sangrientos julio y agosto de 2014. En ese período, en 51 días, Israel mató alrededor de 2.200 palestinos, incluidos 530 niños.

Mientras tanto, en Cisjordania, Israel armó aún más a los colonos sionistas. Antes del 7 de octubre, estos ya habían llevaban a cabo persecuciones y ataques brutales (conocidos como pogromos) en aldeas palestinas, 270 palestinos ya habían sido asesinados, entre ellos 65 niños. Esto también adquirió una dimensión aún más brutal. En poco más de dos semanas, casi 100 muertos y 1.400 heridos palestinos. 

Represión y censura. Hay organizaciones que denuncian que el número de presos políticos ha llegado a 10.000; a principios de octubre eran 5.200, entre ellos 170 niños. Los presos políticos palestinos son trasladados a lugares indeterminados y sus familias siguen sin tener noticias de su paradero. La tortura avanza.

Propaganda de guerra contra los palestinos

La continua Nakba alcanza un alto grado, con los discursos racistas de los líderes sionistas siendo reproducidos abiertamente. Los medios de comunicación en manos de los grandes capitalistas insisten en la mentira de la guerra circunstancial y puntual Hamas versus Israel, en la falacia del derecho de defensa del colonizador. 

Incluso suscita dudas sobre si las poderosas bombas lanzadas 24 horas seguidas e indiscriminadamente por Israel fueron las culpables de la destrucción del hospital Baptista Al Ahli y de la muerte de más de mil personas a la vez. “Israel dijo que no”, repiten sin vergüenza sus interlocutores. Aceptan la mentira de que el pueblo palestino se habría bombardeado a sí mismo, en la propaganda racista de guerra de “la civilización [occidental, Israel] contra la barbarie [estos árabes, orientales]”. 

Estos medios apoyan el terrorismo de Estado perpetrado contra el pueblo palestino y niegan el legítimo derecho de resistencia de un pueblo que ha estado oprimido durante demasiado tiempo y que libra, como puede, una lucha anticolonial por la liberación nacional, cercado de enemigos poderosos. Y resiste. Por eso existe.

Manos cubiertas de sangre

La “comunidad internacional”, responsable por la Nakba en 1948 y por su continuidad impune durante más de 75 años, hunde aún más hondo sus manos sucias de sangre palestina: gobiernos de todo el mundo igualan opresor y oprimido. 

El nivel de este nuevo capítulo de la continua Nakba puede considerarse como el intento de “solución final” por parte del Estado terrorista, racista y colonial de Israel, financiado y aplaudido por el imperialismo estadounidense. El discurso de Biden, actual presidente, en 1986 es un símbolo de este pacto de muerte: “Destinamos miles de millones cada año a Israel. Es nuestra mejor inversión para nuestros intereses económicos. Si Israel no existiese, tendríamos que crearlo”. El imperialismo europeo no se queda atrás.

Artículo publicado en Opinião Socialista [opiniaosocialista.com.br], 25/10/2023.-

Traducción: Natalia Estrada.

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