Lun Oct 07, 2024
7 octubre, 2024

Palestina, causa internacional de los oprimidos y explotados 

Palestina no es sólo una causa de los palestinos, sino una causa de todo revolucionario, dondequiera que esté, como causa de las masas explotadas y oprimidas de nuestra era”. La frase del revolucionario marxista palestino Ghasan Kanafani (1936-1972) sintetiza la afirmación: nadie será libre hasta que Palestina sea libre. Del río al mar.

Por: Soraya Misleh

No es retórica. Si no fuera suficiente expresar solidaridad internacional con el pueblo palestino, que ahora se enfrenta a la búsqueda de Israel de una solución final –una nueva fase de la Nakba, la catástrofe palestina cuya piedra angular es la formación de este Estado sionista en 1948–, el genocidio que lleva casi 300 días en Gaza amenaza el futuro de la humanidad. Literalmente.

Enfermedades y riesgo mundial

Como informó la agencia de noticias de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó el virus de la poliomielitis tipo 2 en muestras de aguas residuales en la estrecha Franja y alertó, el 23 de julio, que, debido a la terrible situación sanitaria en Gaza, este puede propagarse nosólo localmente, sino más allá de sus fronteras. “También podría propagarse en nivel internacional”, afirmó el jefe del equipo de emergencia sanitaria de la OMS en Gaza y Cisjordania, Ayadil Saparbekov, en una conversación por video con periodistas.

Ante la destrucción de toda la infraestructura de saneamiento y sanitaria en la estrecha Franja, debido a diez meses de incesantes bombardeos israelíes, destacó que estaba «extremadamente preocupado» por la posibilidad de un brote de enfermedades transmisibles por virus, no sólo la polio y no sólo en Gaza. Cabe recordar que el año pasado ya se había confirmado allí la propagación de la hepatitis A. 

Los virus no respetan fronteras. Y en estas condiciones de tamaña degradación ambiental y sanitaria en función del intento de exterminio del pueblo palestino por parte de Israel, no es ilógico pensar que el genocidio amenaza a toda la humanidad, que podría vivir una nueva pandemia global.   

Condiciones sanitarias y contaminación

En medio del genocidio, según la OMS, la mayoría de los palestinos que vive en refugios sólo tienen un baño para 600 personas y 1,52 litros de agua al día. Cada metro está cubierto por 107 kg de escombros. Según la ONU, hay 39 millones de toneladas de detritos. 

Además de los asesinados por las bombas y balas sionistas, así como por el hambre y la sed, la propagación de enfermedades e infecciones por la falta de condiciones sanitarias y la contaminación de la tierra, el mar y el aire llevan a la estimación de la publicación científica The Lancet, presentada el 5 de julio: al menos 186.000 palestinos murieron, directa o indirectamente, en este genocidio. Esto representa 8% de la población total de Gaza. Incluso si hoy se produjera un alto el fuego, muchas personas aún podrían perecer en los próximos meses o incluso años como consecuencia de la matanza. 

Calentamiento: empeora la situación climática global

En un contexto de emergencia climática en el mundo, el genocidio en Gaza añade un componente más. Según los informes, hasta principios de junio, Israel detonó alrededor de 80.000 toneladas de bombas sobre las cabezas de niños, mujeres, hombres, jóvenes y ancianos palestinos. Entre ellas se incluyen armas incendiarias como el fósforo blanco y armas químicas como las llamadas bombas esponja, que provocan una explosión de espuma que se propaga rápidamente.

Un estudio británico-estadounidense revela que tan solo en los dos primeros meses del genocidio en curso –que comenzó a principios de octubre de 2023– las emisiones de dióxido de carbono superaron las de 20 países más vulnerables al cambio climático en un año. Sería el equivalente a quemar por lo menos 150 mil toneladas de carbón.

Nakba ambiental

Los investigadores que realizaron el estudio hablan de datos parciales y subestimados. Multiplique estas consecuencias por cinco –ya que ahora son casi 300 días de genocidio– y tendrá una noción de la magnitud de la catástrofe ambiental que, además, no tiene precedentes, según la ONU. Pero no empezó ahora: la Nakba también es ambiental, con la destrucción durante 76 años de fuentes de agua, bosques, ríos, manantiales, miles de árboles, de tierras cultivables y de toda posibilidad de subsistencia para millones de palestinos.

Otra preocupación es que gran parte de las tierras agrícolas y de la infraestructura energética y hídrica han sido destruidas o contaminadas, con consecuencias devastadoras para la salud y el medio ambiente, que continuará por generaciones.

Debido al criminal bloqueo impuesto por Israel hace 17 años, Gaza pasó a destacarse como la zona con mayor densidad de paneles solares en un intento por superar la dramática restricción en el suministro energético por parte del Estado sionista, que lo controla todo. Estos paneles solares contienen metales pesados ​​como plomo y cadmio, y su derretimiento, debido a los bombardeos genocidas, también contamina el suelo y el agua.

Como dijo a Reuters Eoghan Darbyshire, de la ONG Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente , “los impactos ambientales no sólo se sentirán localmente, donde tienen lugar los combates, sino que podrían desplazarse o incluso sentirse en escala global a través de las emisiones de gases de efecto invernadero”. Una vez más, el genocidio en Gaza es una amenaza para la humanidad.

Exportación de masacre: Israel envía su tecnología de muerte al Brasil

E Israel continúa convirtiendo al pueblo palestino en conejillos de indias humanos para probar sus tecnologías militares y luego exportarlas al mundo. El setenta por ciento está destinado a la exportación. Brasil, en los últimos 15 años, es decir, todavía durante los primeros gobiernos de Lula y luego de Dilma, se convirtió en uno de los mayores importadores de estas tecnologías. Lamentablemente, esta complicidad, que ganó un aliado explícito con Bolsonaro y avanzó durante su gobierno, continúa. 

Gobiernos y militares

Los gobiernos estaduales continúan adquiriendo armas y equipos israelíes que son entregados a la policía para el genocidio de los pobres y los negros y el exterminio indígena. Santa Catarina acaba de adquirir 145 fusiles israelíes de alto rendimiento para entregarlos a su Policía Civil. 

En marzo de este año, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) anunció un contrato de R$ 86 millones con Israel Aerospace Industries (IAI) para mantenimiento y suministro de piezas de dos drones israelíes comprados durante el segundo gobierno de Lula, en 2009.

Más recientemente, Brasil recibió un envío de misiles Spike LR2 de Israel para el Ejército. Los misiles fueron comprados durante el gobierno de Bolsonaro, todavía en 2021, y entregados ahora, un año y medio después. También en medio del genocidio, el mismo Ejército anunció la adquisición, vía licitación, de 36 obuses blindados de la empresa militar sionista Elbit Systems por R$ 1 mil millones de reales –recursos del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC)–. La firma del contrato con la Elbit fue suspendida durante dos meses el pasado mes de mayo debido a la movilización en solidaridad con el pueblo palestino. 

Lula, rompa relaciones con Israel

La presión para un embargo militar a Israel por el Brasil es una parte fundamental de las campañas del movimiento BDS (boicot, desinversión y sanciones). Un paso para exigir que Lula rompa inmediatamente las relaciones económicas, militares y diplomáticas con Israel.

Son los tanques y las tecnologías que están matando a los palestinos, en Gaza y también en Cisjordania, donde alrededor de 600 palestinos ya han sido asesinados por Israel sólo en los últimos diez meses. Y matan en las periferias brasileñas, cuya sangre derramada se convierte en ganancia para sostener el genocidio sionista. Y en esta búsqueda de exterminio, Israel incluso utiliza petróleo brasileño como combustible, el principal tema de la agenda de exportaciones brasileñas para el Estado sionista. Esta complicidad es un ataque a todos los oprimidos y explotados del país, y debe terminar. Nadie será libre hasta que los palestinos sean libres.

Los bárbaros son los imperialistas. ¿Cambiará algo sin Biden?

Ahora que Biden finalmente ha abandonado la disputa electoral con el candidato republicano de extrema derecha Donald Trump, ¿cambiará la política del imperialismo hacia la Palestina ocupada? ¿Representa esto alguna esperanza para el pueblo palestino, con la probable candidata demócrata Kamala Harris y ya no el Genocide Joe (como los activistas pro palestinos han apodado a Biden)?

La respuesta es no. Israel es un enclave militar del imperialismo. Kamala afirmó en 2017 que el apoyo de Estados Unidos al Estado sionista era “sólido como una roca”. Defendió el aumento de la ayuda militar a 38.000 millones de dólares en la década, que fue aprobado al final de la administración Obama, cuyo vicepresidente era Joe Biden (Genocide Joe). Uno de los principales financiadores de su campaña es el Comité Americano de Asuntos Públicos de Israelí (Aipac).

Al cerrar esta edición, el genocida Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, se encuentra en Estados Unidos. En el Congreso de Estados Unidos, una vez más clasificó la matanza que dirige en Gaza como una guerra entre “civilización y barbarie”, parte del discurso que demoniza y deshumaniza al pueblo palestino para alimentar y justificar la continuidad del exterminio.

“No en nuestro nombre”: judíos antisionistas protestan contra Netanyahu

Las protestas contra su presencia incluyeron a cientos de judíos antisionistas tras la movilización llevada a cabo por la organización Jewish Voice foe Peace (Voces Judaicas por la Paz) en el edificio del Congreso de Estados Unidos, vistiendo camisetas rojas con la frase escrita: “No en nuestro nombre”. Cientos de personas fueron arrestadas como resultado de la represión.

Pero las protestas en repudio al encuentro de genocidas en el corazón del imperialismo no cesan. Los manifestantes derribaron y quemaron tres banderas estadounidenses en la Union Station en Washington, la principal estación de tren y metro de la ciudad. En su lugar colocaron banderas palestinas. La esperanza también está en manos de estos activistas, incluidos miles de judíos antisionistas que crecen en todo el mundo, incluido el Brasil.

La solución para el pueblo palestino no vendrá de un nuevo presidente estadounidense, sino de la heroica e histórica resistencia palestina, que sigue viva. De los oprimidos y explotados en todo el mundo en solidaridad internacional activa y efectiva. Más allá de las palabras, en la comprensión de que esta es su lucha. Hasta que Palestina sea libre del río al mar.

Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 25/7/2024.-

Traducción: Natalia Estrada.

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