Vie Abr 19, 2024
19 abril, 2024

Nicaragua: ¿Es posible quitar a Ortega mediante elecciones?

A tan solo 5 meses de las próximas elecciones generales en Nicaragua donde se elegiría el presidente y las diputaciones de la asamblea nacional, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo volvió a dar un zarpazo las aspiraciones democráticas, esta vez con la persecución y encarcelamiento de varias furas que se iban a postular como una alternativa política al FSLN en las elecciones de noviembre.

Por PT-Costa Rica

Cristiana Chamorro Barrios, Arturo Cruz, Félix Maradiaga y Juan Sebastián Chamorro fueron las figuras políticas y posibles aspirantes políticos que el régimen detuvo en los últimos días, pero que solo se suman a un proceso de percusión de opositores que incluye a activistas sociales y periodistas alternativos, también destaca la persecución del reconocido escritor Sergio Ramírez, todo a la luz de una ley aprobada el año anterior que legaliza la represión política en Nicaragua.

La llamada “Ley de defensa de los derechos del pueblo a la independencia, la soberanía y autodeterminación” está siendo usada contra esos personajes, usando calificativos como golpismo y terrorismo para limitar la participación política y la libertad de quienes buscan asentarse en la oposición política al régimen.

Esas acciones recientes se suman a la interminable lista de acciones violatorias a los derechos humanos y a los principios más elementales de la democracia que el régimen Ortega-Murillo ha ejecutado en los últimos años, principalmente desde la insurrección de abril de 2018.

La dictadura se niega a caer

No hay duda de que el 18 de abril de 2018 marcó la historia reciente de Nicaragua, en ese momento las masas de jóvenes y trabajadores en todo el país salieron a reclamar al gobierno de Daniel Ortega la no aprobación de una contra reforma en el sistema de pensiones, pero con el pasar de los días las protestas llevaron a querer una transformación más profunda, la lucha por una nueva Nicaragua.

Desgraciadamente conforme pasaron las jornadas de lucha, el régimen Ortega Murillo le dio una demostración de poder dictatorial al planeta entero, ya que puso en marcha un esfuerzo represivo muy pocas veces visto desde las dictaduras militares de los años 70s y 80s, que dejó un estado final de cosas realmente catastrófico.

Tan solo en los primeros tres meses de protestas ya se contaban 300  de los 400 muertos totales de la represión, la inmensa mayoría del lado de las protestas, hombres y mujeres jóvenes que fueron asesinados casi siempre desde manos de policías y militares vestidos de civil o directamente en la represión de las movilizaciones; a esos números hay que sumare miles de personas heridas, más de 1000 presos y presas políticas y más de 100 000 personas desplazadas que hoy son exiliadas políticas en todo el mundo.

Pese a la heroica gesta del pueblo nicaragüense que se mantuvo en las calles por más de 9 meses, y que sigue luchando hasta el día de hoy, la Dictadura se mantuvo sólida en el poder, sin importar las reacciones aisladas de la “comunidad internacional” y de los números finales de la represión conocidos por todo el mundo.

La presión directa de las personas que están aspirando a las alecciones de 2021 no son aisladas de las de los años anteriores, y pareciera que la dictadura no está dispuesta a someterse a un proceso electoral que controla plenamente, pero que podría mostrar un desgaste importante y abrirle una nueva crisis.

Un debate con nuestras amigas y amigos nicaragüenses

En los últimos meses miles de luchadores y luchadoras nicaragüenses migrantes y exiliados políticos han estado debatiendo sobre la necesidad de una coalición electoral para derrotar al FSLN y sobre el perfil de las figuras políticas que deben encabezar las casillas electorales de oposición, pero desgraciadamente no se tomó en cuenta que es imposible derrotar una dictadura como la nicaragüense por la vía electoral.

Todo ese debate se dio sin pensar en que Ortega iba a destruir la oposición electoral incluso antes de iniciar el proceso electoral, debe tomarse en cuenta que es la propia dictadura quien manera el Consejo Superior Electoral, pero que además maneja el poder Judicial, el Legislativo y las fuerzas armadas, pero que además maneja la mayoría de los medios de comunicación y eso hace que sea un aparato sólido, que no va a permitir que se cambie el gobierno.

Para un régimen que persiguió, torturó y mató a su pueblo sin problema en el pasado, entorpecer unas elecciones es una cosa menor.

Hay que tener claro que tanto el imperialismo internacional como el gran empresariado nicaragüense se siente feliz con la dictadura, ya que le garantiza el éxito económico de la producción capitalista en las mejores condiciones fiscales y logísticas, por eso la tarea de la derrota de la dictadura tiene carácter de clase.

En este punto, queremos dejar claro que quienes militamos en el Partido de los Trabajadores repudiamos las acciones de represión contra los partidos y candidatos, exigimos no solo su libertad personal y plenos derechos políticos, sino que además defendemos su derecho a participar en las elecciones, aunque somos conscientes de que no representan los intereses de las grandes masas de trabajadores y campesinos nicaragüenses.

Al igual que durante las jornadas de lucha del año 2018, donde las y los militantes de la LIT nos pusimos al frente de la solidaridad internacional de la revolución, opinamos que la dictadura solo va a caer cuando el pueblo pueda romper ese gran aparato de represión por medio de la lucha popular y la unidad de todos los sectores trabajadores, campesinos, indígenas y de la juventud.

Hoy más que nunca urgen en Nicaragua la construcción de un gran partido obrero, socialista y revolucionario, que logre organizar una segunda insurrección popular, donde la clase obrera logre construir una gran huelga general indefinida, y que busque la destrucción de las fuerzas policiales y represivas, y que a penas caiga la dictadura, inicie la construcción de una Nicaragua para los trabajadores y los pobres.

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